Del Común de doctores de la Iglesia. Salterio
II
SAN JERÓNIMO, presbítero y doctor de la
iglesia (MEMORIA)
Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año
340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Abrazó la vida ascética, marchó al
Oriente y fue ordenado presbítero. Volvió a Roma y fue secretario del papa
Dámaso. Fue en esta época cuando empezó su traducción latina de la Biblia.
También promovió la vida monástica. Más tarde se estableció en Belén, donde
trabajó mucho por el bien de la Iglesia. Escribió gran cantidad de obras,
principalmente comentarios de la sagrada Escritura. Murió en Belén el año 420.
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente
antífona:
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.
Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.
Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.
Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant
1. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de
nuestro cuerpo.
Salmo
38 I - SÚPLICA DE UN ENFERMO
Yo
me dije: vigilaré mi proceder,
para
que no se me vaya la lengua;
pondré
una mordaza a mi boca
mientras
el impío esté presente.
Guardé
silencio resignado,
no
hablé con ligereza;
pero
mi herida empeoró,
y
el corazón me ardía por dentro;
pensándolo
me requemaba,
hasta
que solté la lengua.
Señor,
dame a conocer mi fin
y
cuál es la medida de mis años,
para
que comprenda lo caduco que soy.
Me
concediste un palmo de vida,
mis
días son nada ante ti;
el
hombre no dura más que un soplo,
el
hombre pasa como pura sombra,
por
un soplo se afana,
atesora
sin saber para quién.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de
nuestro cuerpo.
Ant
2. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Salmo
38 II
Y
ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Tú
eres mi confianza.
Líbrame
de mis iniquidades,
no
me hagas la burla de los necios.
Enmudezco,
no abro la boca,
porque
eres tú quien lo ha hecho.
Aparta
de mí tus golpes,
que
el ímpetu de tu mano me acaba.
Escarmientas
al hombre
castigando
su culpa;
como
una polilla roes sus tesoros;
el
hombre no es más que un soplo.
Escucha,
Señor, mi oración,
haz
caso de mis gritos,
no
seas sordo a mi llanto;
porque
yo soy huésped tuyo,
forastero
como todos mis padres.
Aplaca
tu ira, dame respiro,
antes
de que pase y no exista.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Ant
3. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
Salmo
51 - CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
¿Por
qué te glorías de la maldad
y
te envalentonas contra el piadoso?
Estás
todo el día maquinando injusticias,
tu
lengua es navaja afilada,
autor
de fraudes;
prefieres
el mal al bien,
la
mentira a la honradez;
prefieres
las palabras corrosivas,
lengua
embustera.
Pues
Dios te destruirá para siempre,
te
abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará
tus raíces
del
suelo vital.
Lo
verán los justos, y temerán,
y
se reirán de él:
«Mirad
al valiente
que
no puso en Dios su apoyo,
confió
en sus muchas riquezas,
se
insolentó en sus crímenes.»
Pero
yo, como verde olivo,
en
la casa de Dios,
confío
en su misericordia
por
siempre jamás.
Te
daré siempre gracias
porque
has actuado;
proclamaré
delante de tus fieles:
«Tu
nombre es bueno.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
V.
Mi alma espera en el Señor.
R.
Espera en su palabra.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro de Judit 8, 1a. 9b-14. 28-32; 9, 1-5. 19
PREOCUPACIÓN
DE JUDIT POR LA SUERTE DE SU PUEBLO
En
aquellos días, Judit, hija de Merarí, se enteró de lo que sucedía.
Inmediatamente, mandó a su ama de llaves a llamar a Cabris y Carmis, ancianos
de la ciudad, cuando se presentaron les dijo:
«Escuchadme,
jefes de la población de Betulia. Ha sido un error eso que habéis dicho hoy a
la gente, obligándoos ante Dios, con juramento, a entregar la ciudad al enemigo
si el Señor no os manda ayuda dentro de este plazo. Vamos a ver: ¿quiénes sois
vosotros para tentar hoy a Dios y poneros públicamente por encima de él?
¡Habéis puesto a prueba al Señor todopoderoso, vosotros, que nunca entenderéis
nada! Si sois incapaces de sondear la profundidad del corazón humano y de
rastrear sus pensamientos, ¿cómo vais a escrutar a Dios, creador de todo,
conocer su mente, entender su pensamiento? No, hermanos, no enojéis al Señor,
nuestro Dios.»
Entonces,
Ozías le dijo:
«Todo
lo que has dicho es muy sensato, y nadie te va a llevar la contraria; porque no
hemos descubierto hoy tu prudencia; desde pequeña, conocen todos tu inteligencia
y tu buen corazón. Pero es que la gente se moría de sed, y nos forzaron a hacer
lo que dijimos, comprometiéndonos con un juramento irrevocable. Tú, que eres
una mujer piadosa, reza por nosotros, para que el Señor mande la lluvia, se nos
llenen los aljibes y no perezcamos.»
Judit
les dijo:
«Escuchadme.
Voy a hacer una cosa que se comentará de generación en generación entre la
gente de nuestra raza. Esta noche os ponéis junto a las puertas. Yo saldré con
mi ama de llaves, y, en el plazo señalado para entregar la ciudad al enemigo,
el Señor socorrerá a Israel por mi medio.»
Era
el momento en que acababan de ofrecer en el templo de Jerusalén el incienso
vespertino. Judit se echó ceniza en la cabeza y, postrada en tierra, se
descubrió el sayal que llevaba a la cintura y gritó al Señor con todas sus
fuerzas:
«Señor,
Dios de mi padre Simeón, al que pusiste una espada en la mano para vengarse de
los extranjeros que desfloraron vergonzosamente a una doncella, la desnudaron
para violentarla y profanaron su seno deshonrándola. Aunque tú habías dicho:
"No hagáis eso", ellos lo hicieron. Por eso entregaste sus jefes a la
matanza, y su lecho, envilecido por su engaño, con engaño quedó ensangrentado:
heriste a esclavos con amos, y a los amos en sus tronos, entregaste sus mujeres
al pillaje, sus hijas a la cautividad; sus despojos fueron presa de tus hijos
queridos, que, encendidos por tu celo y horrorizados por la mancha inferida a
su sangre, te habían pedido auxilio.
¡Dios,
Dios mío, escucha a está viuda! Tú hiciste aquello, y lo de antes y lo de
después. Tú proyectas el presente y el futuro, lo que tú quieres sucede; tus
proyectos se presentan y dicen: "Aquí estamos". Pues todos tus
caminos están preparados, y tus designios, previstos de antemano. Haz que todo
tu pueblo y todas las tribus vean y conozcan que tú eres el único Dios, Dios de
toda fuerza y de todo poder, y que no hay nadie que proteja a la raza israelita
fuera de ti.»
RESPONSORIO
Cf. Jdt 8, 19. 20. 14. 16
R.
Nosotros no reconocemos otro Dios fuera del Señor, en quien confiamos. * El no
nos despreciará ni desatenderá a nuestra raza.
V.
Bañados en lágrimas, imploremos su indulgencia y humillemos ante su acatamiento
nuestras almas.
R.
El no nos despreciará ni desatenderá a nuestra raza.
SEGUNDA LECTURA
Del prólogo al comentario de san Jerónimo, presbítero,
sobre el libro del profeta Isaías.
(Núms. 1. 2: CCL 73, 1-3)
IGNORAR LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO
Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo,
que dice: Ocupaos en examinar las Escrituras, y también: Buscad y hallaréis,
para que no tenga que decirme, como a los judíos: Estáis en un error; no
entendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Pues si, como dice el apóstol
Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce
las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que
ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.
Por esto quiero imitar al amo de casa, que de su
provisión saca lo nuevo y lo antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de
los cantares: He guardado para ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así,
expondré el libro de Isaías, haciendo ver en él no sólo al profeta, sino
también al evangelista y apóstol. Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a
los demás evangelistas, dice: ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el
bien, de los que anuncian la paz! Y Dios le habla como a un apóstol, cuando
dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a ese pueblo? Y él responde: Aquí estoy,
mándame.
Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el
contenido de este libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor:
predice, en efecto, al Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y
signos admirables, que morirá, será sepultado y resucitará del país de los
muertos, y será el Salvador de todos los hombres.
¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica?
Este libro es como un compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto
es capaz de pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro
contiene unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo:
Cualquier visión se os volverá –dice– como el texto de un libro sellado: se lo
dan a uno que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No
puedo, porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole:
«Por favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».
Y si a alguno le parece débil esta argumentación, que
oiga lo que dice el Apóstol: Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que
hablen dos o tres, y que los demás den su dictamen; y, si algún otro que está
sentado recibiera una revelación, que calle el que está hablando. ¿Qué razón
tienen los profetas para silenciar su boca, para callar o hablar, si el
Espíritu es quien habla por boca de ellos? Por consiguiente, si recibían del
Espíritu lo que decían, las cosas que comunicaban estaban llenas de sabiduría y
de sentido. Lo que llegaba a oídos de los profetas no era el sonido de una voz
material, sino que era Dios quien hablaba en su interior, como dice uno de
ellos: El ángel que hablaba en mí, y también: Que clama en nuestros corazones:
«¡Padre!», y asimismo: Voy a escuchar lo que dice el Señor.
RESPONSORIO 2Tm 3, 16-17; Pr 28, 7
R. Todas las partes de la Escritura están inspiradas por
Dios y son útiles para instruir y para educar en la buena conducta, * así, el
siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para toda buena obra.
V. El que guarda la ley es hijo prudente.
R. Así, el siervo de Dios se hará perfecto y estará
preparado para toda buena obra.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la
sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada
vez más en tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el
Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!
El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.
Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.
Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Salmo
76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo
mi voz a Dios gritando,
Alzo
mi voz a Dios para que me oiga.
En
mi angustia te busco, Señor mío;
de
noche extiendo las manos sin descanso,
y
mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando
me acuerdo de Dios, gimo,
y
meditando me siento desfallecer.
Sujetas
los párpados de mis ojos,
y
la agitación no me deja hablar.
Repaso
los días antiguos,
recuerdo
los años remotos;
de
noche lo pienso en mis adentros,
y
meditándolo me pregunto:
¿Es
que el Señor nos rechaza para siempre
y
ya no volverá a favorecernos?
¿Se
ha agotado ya su misericordia,
se
ha terminado para siempre su promesa?
¿Es
que Dios se ha olvidado de su bondad,
o
la cólera cierra sus entrañas?
Y
me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se
ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo
las proezas del Señor;
sí,
recuerdo tus antiguos portentos,
medito
todas tus obras
y
considero tus hazañas.
Dios
mío, tus caminos son santos:
¿qué
dios es grande como nuestro Dios?
Tú,
¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste
tu poder a los pueblos;
con
tu brazo rescataste a tu pueblo,
a
los hijos de Jacob y de José.
Te
vio el mar, ¡oh Dios!,
te
vio el mar y tembló,
las
olas se estremecieron.
Las
nubes descargaban sus aguas,
retumbaban
los nubarrones,
tus
saetas zigzagueaban.
Rodaba
el fragor de tu trueno,
los
relámpagos deslumbraban el orbe,
la
tierra retembló estremecida.
Tú
te abriste camino por las aguas,
un
vado por las aguas caudalosas,
y
no quedaba rastro de tus huellas:
mientras
guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por
la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Ant
2. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Cántico:
ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10
Mi
corazón se regocija por el Señor,
mi
poder se exalta por Dios;
mi
boca se ríe de mis enemigos,
porque
gozo con tu salvación.
No
hay santo como el Señor,
no
hay roca como nuestro Dios.
No
multipliquéis discursos altivos,
no
echéis por la boca arrogancias,
porque
el Señor es un Dios que sabe;
él
es quien pesa las acciones.
Se
rompen los arcos de los valientes,
mientras
los cobardes se ciñen de valor;
los
hartos se contratan por el pan,
mientras
los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la
mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras
la madre de muchos se marchita.
El
Señor da la muerte y la vida,
hunde
en el abismo y levanta;
da
la pobreza y la riqueza,
humilla
y enaltece.
Él
levanta del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
hacer que se siente entre príncipes
y
que herede un trono de gloria;
pues
del Señor son los pilares de la tierra,
y
sobre ellos afianzó el orbe.
Él
guarda los pasos de sus amigos,
mientras
los malvados perecen en las tinieblas,
porque
el hombre no triunfa por su fuerza.
El
Señor desbarata a sus contrarios,
el
Altísimo truena desde el cielo,
el
Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él
da fuerza a su Rey,
exalta
el poder de su Ungido.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Ant
3. El Señor reina, la tierra goza.
Salmo
96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El
Señor reina, la tierra goza,
se
alegran las islas innumerables.
Tiniebla
y nube lo rodean,
justicia
y derecho sostienen su trono.
Delante
de él avanza fuego
abrasando
en torno a los enemigos;
sus
relámpagos deslumbran el orbe,
y,
viéndolos, la tierra se estremece.
Los
montes se derriten como cera
ante
el dueño de toda la tierra;
los
cielos pregonan su justicia,
y
todos los pueblos contemplan su gloria.
Los
que adoran estatuas se sonrojan,
los
que ponen su orgullo en los ídolos;
ante
él se postran todos los dioses.
Lo
oye Sión, y se alegra,
se
regocijan las ciudades de Judá
por
tus sentencias, Señor;
porque
tú eres, Señor,
altísimo
sobre toda la tierra,
encumbrado
sobre todos los dioses.
El
Señor ama al que aborrece el mal,
protege
la vida de sus fieles
y
los libra de los malvados.
Amanece
la luz para el justo,
y
la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos,
justos, con el Señor,
celebrad
su santo nombre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor reina, la tierra goza.
LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y
no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los
que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza
los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los
que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la
eternidad.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros
padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los
que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la
eternidad.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la
vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has
revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu
acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores
sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores
eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos
guíen por las sendas de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con
la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la
santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la
sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada
vez más en tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Dt 1, 16-17a
Yo
di a vuestros jefes estas normas: «Vosotros escucharéis los pleitos de vuestros
hermanos y juzgaréis con justicia las causas que surjan entre un hombre con su
hermano o un extranjero. No seáis parciales en la sentencia, oíd por igual al
pequeño y al grande; no os dejéis amedrentar por nadie, que la sentencia es de
Dios.»
V.
El Señor es justo y ama la justicia.
R.
Los buenos verán su rostro.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio
de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.
Salmo
118, 57-64
El
Señor es mi herencia;
he
resuelto guardar tus palabras;
de
todo corazón busco tu favor:
ten
piedad de mí según tu promesa;
he
examinado mi camino,
para
enderezar mis pies a tus preceptos.
Con
diligencia, sin tardanza,
observo
tus mandatos;
los
lazos de los malvados me envuelven,
pero
no olvido tu voluntad;
a
media noche me levanto para darte gracias
por
tus justos mandamientos.
Me
junto con tus fieles,
que
guardan tus decretos;
Señor,
de tu bondad está llena la tierra;
enséñame
tus leyes.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.
Ant
2. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.
Salmo
54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.
Ant
3. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
Salmo
54, 2-15. 17-24 II
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva:
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
LECTURA
BREVE Is 55, 8-9
Mis
planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del
Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que
los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
V.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
R.
El poder y la fidelidad te rodean.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE 1S 16, 7b
La
mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las
apariencias, pero el Señor mira el corazón.
V.
Señor, sondéame y conoce mi corazón.
R.
Guíame por el camino eterno.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la
cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.
Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.
Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador.
Salmo
61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.
Sólo
en Dios descansa mi alma,
porque
de él viene mi salvación;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
¿Hasta
cuándo arremeteréis contra un hombre
todos
juntos, para derribarlo
como
a una pared que cede
o
a una tapia ruinosa?
Sólo
piensan en derribarme de mi altura,
y
se complacen en la mentira:
con
la boca bendicen,
con
el corazón maldicen.
Descansa
sólo en Dios, alma mía,
porque
él es mi esperanza;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
De
Dios viene mi salvación y mi gloria,
él
es mi roca firme,
Dios
es mi refugio.
Pueblo
suyo, confiad en él,
desahogad
ante él vuestro corazón,
que
Dios es nuestro refugio.
Los
hombres no son más que un soplo,
los
nobles son apariencia:
todos
juntos en la balanza subirían
más
leves que un soplo.
No
confiéis en la opresión,
no
pongáis ilusiones en el robo;
y
aunque crezcan vuestras riquezas,
no
les deis el corazón.
Dios
ha dicho una cosa,
y
dos cosas que he escuchado:
«Que
Dios tiene el poder
y
el Señor tiene la gracia;
que
tú pagas a cada uno
según
sus obras.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador.
Ant
2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Salmo
66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros;
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges el mundo con justicia,
riges
los pueblos con rectitud
y
gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
La
tierra ha dado su fruto,
nos
bendice el Señor, nuestro Dios.
Que
Dios nos bendiga; que le teman
hasta
los confines del orbe.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.
Ant
3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico:
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos
gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE St 3, 17-18
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y,
además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas
obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su
fruto es la justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san
Jerónimo, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1,
46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san
Jerónimo, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de
los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has
glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a
semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por
la intercesión de los santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores
y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del
pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por
tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la
vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como
modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la
sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada
vez más en tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4, 26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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