Del Propio del Tiempo. Salterio I
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
¿QUÉ TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS?
¿Qué
tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué
interés se te sigue, Jesús mío,
que
a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas
las noches del invierno oscuras?
¡Oh,
cuánto fueron mis entrañas duras,
pues
no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si
de mi ingratitud el hielo frío
secó
las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas
veces el ángel me decía:
«Alma,
asómate ahora a la ventana,
verás
con cuánto amor llamar porfía!»
y
¡cuántas, hermosura soberana:
«Mañana
le abriremos», respondía,
para
lo mismo responder mañana! Amén.
SALMODIA
Ant
1. Cantad al Señor y meditad sus maravillas.
Salmo
104 I - LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN REALIZA LAS PROMESAS HECHAS POR DIOS A
ABRAHAM
Dad
gracias al Señor, invocad su nombre,
dad
a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle
al son de instrumentos,
hablad
de sus maravillas;
gloriaos
de su nombre santo,
que
se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid
al Señor y a su poder,
buscad
contínuamente su rostro.
Recordad
las maravillas que hizo,
sus
prodigios, las sentencias de su boca.
¡Estirpe
de Abrahán, su siervo;
hijos
de Jacob, su elegido!
El
Señor es nuestro Dios,
él
gobierna toda la tierra.
Se
acuerda de su alianza eternamente,
de
la palabra dada, por mil generaciones;
de
la alianza sellada con Abrahám,
del
juramento hecho a Isaac,
confirmado
como ley para Jacob,
como
alianza eterna para Israel:
«A
ti te daré el país cananeo,
como
lote de vuestra heredad.»
Cuando
eran unos pocos mortales,
contados,
y forasteros en el país,
cuando
erraban de pueblo en pueblo,
de
un reino a otra nación,
a
nadie permitió que los molestase,
y
por ellos castigó a reyes:
«No
toquéis a mis ungidos,
no
hagáis mal a mis profetas.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cantad al Señor y meditad sus maravillas.
Ant
2. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.
Salmo
104 II
Llamó
al hambre sobre aquella tierra:
cortando
el sustento de pan;
por
delante había enviado a un hombre,
a
José, vendido como esclavo;
le
trabaron los pies con grillos,
le
metieron el cuello en la argolla,
hasta
que se cumplió su predicción,
y
la palabra del Señor lo acreditó.
El
rey lo mandó desatar,
el
Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo
nombró administrador de su casa,
señor
de todas sus posesiones,
para
que a su gusto instruyera a los príncipes
y
enseñase sabiduría a los ancianos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores.
Ant
3. Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.
Salmo
104 III
Entonces
Israel entró en Egipto,
Jacob
se hospedó en la tierra de Cam.
Dios
hizo a su pueblo muy fecundo,
más
poderoso que sus enemigos.
A
éstos les cambió el corazón
para
que odiasen a su pueblo,
y
usaran malas artes con sus siervos.
Pero
envió a Moisés, su siervo,
y
a Aarón, su escogido,
que
hicieron contra ellos sus signos,
prodigios
en la tierra de Cam.
Envió
la oscuridad, y oscureció,
pero
ellos resistieron a sus palabras;
convirtió
sus aguas en sangre,
y
dió muerte a sus peces;
su
tierra pululaba de ranas,
hasta
en la alcoba del rey.
Ordenó
que vinieran tábanos
y
mosquitos por todo el territorio;
les
dió en vez de lluvia granizo,
llamas
de fuego por su tierra;
e
hirió higueras y viñas,
tronchó
los árboles del país.
Ordenó
que viniera la langosta,
saltamontes
innumerables,
que
roían la hierba de su tierra,
y
devoraron los frutos de sus campos.
Hirió
de muerte a los primogénitos del país,
primicias
de su virilidad.
Sacó
a su pueblo cargado de oro y plata,
y
entre sus tribus nadie se enfermó;
los
Egipcios se alegraban de su marcha,
porque
los había sobrecogido el terror.
Tendió
una nube que los cubriese,
y
un fuego que los alumbrase de noche.
Lo
pidieron, y envió codornices,
los
sació con pan del cielo;
hendió
la peña, y brotaron las aguas,
que
corrieron en ríos por el desierto.
Porque
se acordaba de la palabra sagrada
que
había dado a su siervo Abrahám,
sacó
a su pueblo con alegría,
a
sus escogidos con gritos de triunfo.
Les
asignó las tierras de los gentiles,
y
poseyeron las haciendas de las naciones:
para
que guarden sus decretos,
y
cumplan su ley.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría.
V.
El que obra la verdad viene a la luz.
R.
Y sus obras quedan de manifiesto.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro de los Números 24, 1-19
ORÁCULO
DE BALAAM
En
aquellos días, viendo Balaam que el Señor tenía a bien bendecir a Israel, no
anduvo como las otras veces en busca de presagios, sino que se volvió hacia el
desierto y, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El
Espíritu de Dios vino sobre él y recitó sus versos:
«Oráculo
de Balaam, hijo de Beor; oráculo del hom¬bre de ojos perfectos, oráculo del que
escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Todopoderoso, en éxtasis,
con los ojos abiertos. ¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de
Israel! Como vegas dilatadas, como jardines junto al río, como áloes que plantó
el Señor o cedros junto a la corriente; el agua rebosa de sus cubos y con el
agua se multiplica su simiente. Su rey es más alto que Agag y su reino
descuella. Dios lo sacó de Egipto embistiendo como un búfalo. Devorará a las
naciones enemigas y triturará sus huesos, las traspasará con sus flechas. Se
agazapa y se tumba como un león, o como una leona, ¿quién lo desafiará? Bendito
quien te bendiga, maldito quien te maldiga.»
Balac
entonces, irritado contra Balaam, dio una palmada y dijo:
«Te
he llamado para maldecir a mi enemigo y ya lo has bendecido tres veces. Pues
ahora escapa a tu patria. Te había prometido riquezas, pero el Señor te deja
sin ellas.»
Balaam
contestó:
«Ya
se lo dije yo a los correos que enviaste: "Aunque Balac me regale su
palacio lleno de oro y plata, no puedo quebrantar el mandato del Señor haciendo
mal o bien por cuenta propia; lo que el Señor me diga lo diré."
Ahora
me vuelvo a mi pueblo, pero antes te explicaré lo que este pueblo hará al tuyo
en el futuro.»
Y
recitó sus versos:
«Oráculo
de Balaam, hijo de Beor; oráculo del hombre de ojos perfectos, oráculo del que
escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla
visiones del Todopoderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos. Lo veo, pero no
es ahora; lo contemplo, pero no será pronto. Avanza la constelación de Jacob y
sube el cetro de Israel. Triturará la frente de Moab y el cráneo de los hijos
de Set; se adueñará de Edom, se apoderará de Seír, Israel ejercerá el poder,
Jacob dominará y acabará con los que queden en la capital.»
RESPONSORIO
Cf. Nm 24, 17. 18; Sal 71, 11
R.
Avanza la constelación de Jacob y sube el cetro de Israel. * Ejercerá el poder
sobre toda la tierra.
V.
Que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan.
R.
Ejercerá el poder sobre toda la tierra.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación
45, 23-24; PG 36, 654-655)
PARTICIPEMOS
PLENAMENTE EN LA PASCUA
Es
verdad que ahora celebraremos la Pascua todavía sacramentalmente; sin embargo,
lo haremos ya con un conocimiento más claro que en la antigua ley (ya que la
Pascua de la ley antigua era -no tengo reparo en decirlo- una figura más oscura
que lo que representaba), y de aquí a poco la celebraremos de un modo más puro
y perfecto, a saber, cuando aquel que es la Palabra beba con nosotros el vino
nuevo en el reino de su Padre, dándonos la plena y clara inteligencia de lo que
aquí nos enseñó de un modo más restringido. Decimos «nuevo», pues siempre
resulta nuevo lo que se llega a comprender de una manera diferente.
Y
¿en qué consiste esa bebida y esa manera nueva de percibir? Eso es lo que toca
a él enseñar a sus discípulos, y a nosotros aprenderlo. Y la doctrina de aquel
que alimenta es también alimento.
Celebremos,
pues, ahora también nosotros lo mismo que celebraba la ley antigua, pero no en
un sentido literal, sino evangélico; de una manera perfecta, no imperfecta; de
un modo eterno, no temporal. Sea nuestra capital no la Jerusalén terrena, sino
la metrópoli celestial; quiero decir, no ésta que es ahora hollada por los
ejércitos, sino la que es ensalzada por las alabanzas y encomios angélicos.
Inmolemos
no ya terneros y machos cabríos, que es cosa ya caducada y sin sentido, sino el
sacrificio de alabanza, ofrecido a Dios en el altar del cielo, junto con los
coros celestiales. Atravesemos el primer velo, no nos detengamos ante el
segundo, contemplemos de lleno el santuario. y diré más todavía: inmolémonos
nosotros mismos a Dios, inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra
actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos,
honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la cruz.
Si
quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor.
Si
quieres imitar al buen ladrón crucificado con él, reconoce honradamente su
divinidad; y así como entonces Cristo fue contado entre los malhechores, por ti
y por tus pecados, así tú ahora, por él, serás contado entre los justos. Adora
al que por amor a ti pende de la cruz y, crucificándote tú también, procura
recibir algún provecho de tu misma culpa; compra la salvación con la muerte;
entra con Jesús en el paraíso, para que comprendas de qué bienes te habías
privado. Contempla todas aquellas bellezas; deja fuera, muerto, lo que hay en
ti de murmurador y blasfemo.
Si
quieres imitar a José de Arimatea, pide el cuerpo a aquel que lo mandó
crucificar; haz tuya la víctima expiatoria del mundo.
Si
quieres imitar a Nicodemo, el que fue a Jesús de noche, unge a Jesús con
aromas, como lo ungió él para honrado en su sepultura.
Si
quieres imitar a María, a la otra María, a Salomé y a Juana, ve de madrugada a
llorar junto al sepulcro, y haz de manera que, quitada la piedra del monumento,
puedas ver a los ángeles y aun al mismo Jesús.
RESPONSORIO
Hb 13, 12-13; 12, 4
R.
Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte fuera
de la ciudad; * salgamos, pues, hacia éi fuera del campamento, cargando con su
oprobio.
V.
Pues vosotros no habéis resistido aún hasta el derramamiento de sangre en
vuestra lucha contra el pecado.
R.
Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin
embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de
Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y
concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a
tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Himno:
LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS.
Los
hombros traigo cargados
de
graves culpas, mi Dios;
dadme
esas lágrimas vos
y
tomad estos pecados.
Yo
soy quien ha de llorar,
por
ser acto de flaqueza;
que
no hay en naturaleza
más
flaqueza que el pecar.
Y,
pues andamos trocados,
que
yo peco y lloráis vos,
dadme
esas lágrimas vos
y
tomad estos pecados.
Vos
sois quien cargar se puede
estas
mis culpas mortales,
que
la menor destas tales
a
cualquier peso excede;
y,
pues que son tan pesados
aquestos
yerros, mi Dios,
dadme
esas lágrimas vos
y
tomad estos pecados.
Al
Padre, al Hijo, al Amor,
alegres
cantad, criaturas,
y
resuene en las alturas
toda
gloria y todo honor. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo
118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te
invoco de todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a
ti grito: sálvame,
y
cumpliré tus decretos;
me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando
tus palabras.
Mis
ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando
tu promesa;
escucha
mi voz por tu misericordia,
con
tus mandamientos dame vida;
ya
se acercan mis inicuos perseguidores,
están
lejos de tu voluntad.
Tú,
Señor, estás cerca,
y
todos tus mandatos son estables;
hace
tiempo comprendí que tus preceptos
los
fundaste para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant
2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico:
HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré
al Señor, sublime es su victoria,
caballos
y carros ha arrojado en el mar.
Mi
fuerza y mi poder es el Señor,
él
fue mi salvación.
Él
es mi Dios: yo lo alabaré;
el
Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El
Señor es un guerrero,
su
nombre es «El Señor».
Los
carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó
en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al
soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las
corrientes se alzaron como un dique,
las
olas se cuajaron en el mar.
Decía
el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré
el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré
la espada, los agarrará mi mano.»
Pero
sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se
hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién
como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién
como tu, terrible entre los santos,
temibles
por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste
tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste
con misericordia a tu pueblo rescatado,
los
llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo
introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar
del que hiciste tu trono, Señor;
santuario,
Señor, que fundaron tus manos.
El
Señor reina por siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant
3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo
116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad
al Señor, todas las naciones,
aclamadlo,
todos los pueblos:
Firme
es su misericordia con nosotros,
su
fidelidad dura por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA
BREVE Is 65, 1b-3a
Dije,
«Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía mis
manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal
camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara,
continuamente.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Él me librará de la red del cazador.
R.
Él me librará de la red del cazador.
V.
Me cubrirá con su plumaje.
R.
Él me librará de la red del cazador.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Él me librará de la red del cazador.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo, que para hacer de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del
bautismo y nos alimenta con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo:
Renuévanos
con tu gracia, Señor.
Señor
Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de misericordia,
bondad y humildad
y
danos comprensión para con todos.
Que
sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren,
para
imitarte a ti, el buen Samaritano.
Que
María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a tu
servicio,
para
que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la Iglesia.
Concédenos
la abundancia de tu misericordia
y
perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por ellos merecemos.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos
juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos libre del
mal:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin
embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de
Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y
concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a
tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
COMO EL FUEGO CALCINA
Como
el fuego calcina
la
madera reseca,
cuando
el pecado nos domina,
Espíritu
de Dios,
purifícanos.
Como
el río derrama
por
la tierra sus aguas
y
hay flor y fruto en la rama,
Espíritu
de Dios,
vivifícanos.
Como
tu fuerte viento
hizo
en el mar camino,
cuando
haya duda y desaliento,
Espíritu
de Dios,
ayúdanos.
Luz,
Amor, Viento, Fuego,
los
caminos de éxodo
enseña
al hombre pobre y ciego.
Espíritu
de Dios,
condúcenos.
Amén.
SALMODIA
Ant
1. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos
nuestras almas.
Salmo
118, 33-40
Muéstrame,
Señor, el camino de tus leyes,
y
lo seguiré puntualmente;
enséñame
a cumplir tu voluntad
y
a guardarla de todo corazón;
guíame
por la senda de tus mandatos,
porque
ella es mi gozo.
Inclina
mi corazón a tus preceptos,
y
no al interés;
aparta
mis ojos de las vanidades,
dame
vida con tu palabra;
cumple
a tu siervo la promesa
que
hiciste a tus fieles.
Aparta
de mí la afrenta que temo,
porque
tus mandamientos son amables;
mira
cómo ansío tus decretos:
dame
vida con tu justicia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él.
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que lo temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre,
los
que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
33 II
Venid,
hijos, escuchadme:
os
instruiré en el temor del Señor;
¿hay
alguien que ame la vida
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal,
tus
labios de la falsedad;
apártate
del mal, obra el bien,
busca
la paz y corre tras ella.
Los
ojos del Señor miran a los justos,
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Señor se enfrenta con los malhechores,
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, el Señor lo escucha
y
lo libra de sus angustias;
el
Señor está cerca de los atribulados,
salva
a los abatidos.
Aunque
el justo sufra muchos males,
de
todos lo libra el Señor;
él
cuida de todos sus huesos,
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado,
y
los que odian al justo serán castigados.
El
Señor redime a sus siervos,
no
será castigado quien se acoge a él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos
nuestras almas.
LECTURA
BREVE 1Jn 1, 8-9
Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es él para
perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.
V.
Señor, crea en mí un corazón puro.
R.
Renuévame por dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin
embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de
Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y
concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a
tus hijos que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
POR EL PECADO PRIMERO
Por
el pecado primero
entró
la muerte a la vida,
y
la muerte fue vencida
por
la vida del Cordero.
El
Padre lo hizo pecado
para
salvar al caído;
el
que nunca había sufrido
se
quiso crucificado.
La
humanidad pecadora
está
bien representada,
mas
la culpa fue lavada
por
la sangre redentora. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino
en que cambie de conducta y viva.»
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en
que cambie de conducta y viva.»
LECTURA
BREVE 1Jn 2, 1b-2
Abogado
tenemos ante el Padre, a Jesucristo , el justo. Él es propiciación por nuestros
pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
V.
Aparta de mi pecado tú vista.
R.
Borra en mí toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin
embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de
Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y
concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a
tus hijos que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
CADA TARDE SE NOS VAN LOS DÍAS
Cada
tarde se nos van los días,
y
cada tarde el tiempo pasa;
se
acaba nuestra vida cada tarde
y
miramos la muerte más cercana.
Déjame
todavía gozar el milagro
de
tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame
gozar el milagro de sentirme vivo
y
de nacer para ti cada mañana.
Déjame,
Señor, gozar de tu milagro
al
llegar una vez más la tarde mansa,
porque
tú eres el Dios de nuestras horas,
el
Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
LECTURA
BREVE 1Jn 2, 8b-10
Las
tinieblas van pasando y ya brilla la luz verdadera. Quien dice que está en la
luz y aborrece a su hermano está todavía en las tinieblas. Quien ama a su
hermano está siempre en la luz; y no hay ocasión de ruina en él.
V.
Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R.
Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin
embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma;
dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede
tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos
que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
LAS BANDERAS REALES SE ADELANTAN.
Las
banderas reales se adelantan
y
la cruz misteriosa en ellas brilla:
la
cruz en que la vida sufrió muerte
y
en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella
sostuvo el sacrosanto cuerpo
que,
al ser herido por la lanza dura,
derramó
sangre y agua en abundancia
para
lavar con ellas nuestras culpas.
En
ella se cumplió perfectamente
lo
que David profetizó en su verso,
cuando
dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro
Dios reinará desde un madero.»
¡Árbol
lleno de luz, árbol hermoso,
árbol
ornado con la regia púrpura,
y
destinado a que su tronco digno
sintiera
el roce de la carne pura!
¡Dichosa
cruz que con tus brazos firmes,
en
que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste
balanza para el cuerpo santo
que
arrebató su presa a los infiernos.
A
ti, que eres la única esperanza,
te
ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que
acrecientes la gracia de los justos
y
borres los delitos de los malos.
Recibe,
oh Trinidad, fuente salubre,
la
alabanza de todos los espíritus,
y
tú que con tu cruz nos das triunfo,
añádenos
el premio, oh Jesucristo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis;
ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado.
Salmo
118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara
es tu palabra para mis pasos,
luz
en mi sendero;
lo
juro y lo cumpliré:
guardaré
tus justos mandamientos;
¡estoy
tan afligido!
Señor,
dame vida según tu promesa.
Acepta,
Señor, los votos que pronuncio,
enséñame
tus mandatos;
mi
vida está siempre en peligro,
pero
no olvido tu voluntad;
los
malvados me tendieron un lazo,
pero
no me desvié de tus decretos.
Tus
preceptos son mi herencia perpetua,
la
alegría de mi corazón;
inclino
mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre
y cabalmente.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis;
ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado.
Ant
2. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes.
Salmo
15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo
digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los
dioses y señores de la tierra
no
me satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de
dioses extraños;
no
derramaré sus libaciones con mis manos,
ni
tomaré sus nombres en mis labios.
El
Señor es mi heredad y mi copa;
mi
suerte está en tu mano:
me
ha tocado un lote hermoso,
me
encanta mi heredad.
Bendeciré
al Señor, que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa serena.
Porque
no me entregarás a la muerte,
ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes.
Ant
3. El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de
cruz.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no
hizo alarde de su categoría de Dios,
al
contrario, se anonadó a sí mismo,
y
tomó la condición de esclavo,
pasando
por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y
una muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y
le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en
el cielo, en la tierra, en el abismo
y
toda lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de
cruz.
LECTURA
BREVE 1Pe 1, 18-21
Ya
sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a
precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de
la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos
se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de
entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se centran en
Dios.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.
Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te
anunciaron como el Salvador que había de venir.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te
anunciaron como el Salvador que había de venir.
PRECES
Adoremos
a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por
ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de
nuestros pecados, supliquémosle, diciendo:
Ten
piedad de tu pueblo, Señor.
Tú
que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus
polluelos bajo las alas,
enséñanos
a reconocer el tiempo de tu visita.
No
abandones a los fieles que te abandonaron,
antes
concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios nuestro.
Tú
que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,
concédenos
que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu.
Que
tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,
para
que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que reinas en la gloria del Padre,
acuérdate
de los que hoy han muerto.
Porque
la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase,
haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su
ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un
día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
TÚ, A QUIEN HE BUSCADO, SEÑOR
Tú,
a quien he buscado, Señor,
en
este día,
a
quien he escuchado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú,
a quien he cantado, Señor,
en
este día,
a
quien he orado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú,
a quien yo he negado, Señor,
en
este día,
a
quien he amado,
dame
el reposo de esta noche. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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