SAN FRANCISCO DE SALES, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)
Nació en Saboya el año 1567. Una vez ordenado sacerdote, trabajó
intensamente por la restauración católica en su patria. Nombrado obispo de
Ginebra, actuó como un verdadero pastor para con los clérigos y fieles,
adoctrinándolos en la fe con sus escritos y con sus obras, convirtiéndose en un
ejemplo para todos. Murió en Lyon el 28 de Diciembre de 1622, pero fue el día
24 de enero del año siguiente cuando se realizó su sepultura definitiva en
Annecy.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo
saber de Dios fue vuestra ciencia.
su
espíritu de verdad os dio a beberla
en
la Revelación, que es su presencia
en
velos de palabra siempre nueva.
Abristeis
el camino para hallarla
a
todo el que de Dios hambre tenía,
palabra
del Señor que, al contemplarla,
enciende
nuestras luces que iluminan.
Saber
de Dios en vida convertido
es
la virtud del justo, que, a su tiempo,
si
Dios le dio la luz, fue lo debido
que
fuera su verdad, su pensamiento.
Demos
gracias a Dios humildemente,
y
al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos
que su Luz, faro esplendente,
nos
guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, no me castigues con cólera.
Salmo
37 I - ORACIÓN DE UN PECADOR EN PELIGRO DE MUERTE
Señor,
no me corrijas con ira,
no
me castigues con cólera;
tus
flechas se me han clavado,
tu
mano pesa sobre mí;
no
hay parte ilesa en mi carne
a
causa de tu furor,
no
tienen descanso mis huesos
a
causa de mis pecados;
mis
culpas sobrepasan mi cabeza,
son
un peso superior a mis fuerzas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, no me castigues con cólera.
Ant
2. Señor, todas mis ansias están en tu presencia.
Salmo
37 II
Mis
llagas están podridas y supuran
por
causa de mi insensatez;
voy
encorvado y encogido,
todo
el día camino sombrío;
tengo
las espaldas ardiendo,
no
hay parte ilesa en mi carne;
estoy
agotado, deshecho del todo;
rujo
con más fuerza que un león.
Señor
mío, todas mis ansias están en tu presencia,
no
se te ocultan mis gemidos;
siento
palpitar mi corazón,
me
abandonan las fuerzas,
y
me falta hasta la luz de los ojos.
Mis
amigos y compañeros se alejan de mí,
mis
parientes se quedan a distancia;
me
tienden lazos los que atentan contra mí,
los
que desean mi daño me amenazan de muerte,
todo
el día murmuran traiciones.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, todas mis ansias están en tu presencia.
Ant
3. Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
Salmo
37 III
Pero
yo, como un sordo, no oigo;
como
un mudo, no abro la boca;
soy
como uno que no oye
y
no puede replicar.
En
ti, Señor, espero,
y
tú me escucharás, Señor, Dios mío;
esto
pido: que no se alegren por mi causa,
que,
cuando resbale mi pie, no canten triunfo.
Porque
yo estoy a punto de caer,
y
mi pena no se aparta de mí:
yo
confieso mi culpa,
me
aflige mi pecado.
Mis
enemigos mortales son poderosos,
son
muchos los que me aborrecen sin razón,
los
que me pagan males por bienes,
los
que me atacan cuando procuro el bien.
No
me abandones, Señor,
Dios
mío, no te quedes lejos;
ven
aprisa a socorrerme,
Señor
mío, mi salvación.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
V.
Mis ojos se consumen aguardando tu salvación.
R.
Y tu promesa de justicia.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del Génesis 16, 1-16
NACIMIENTO
DE ISMAEL
En
aquellos días, Saray, la mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una
sierva egipcia, llamada Hagar. Y Saray dijo a Abram:
«El
Señor no me deja tener hijos, llégate a mi sierva a ver si por ella tengo
hijos.»
Abram
aceptó la propuesta. A los diez años de habitar Abram en Canaán, Saray, la
mujer de Abram, tomó a Hagar, la esclava egipcia, y se la dio a Abram, su
marido, como esposa. Él se llegó a Hagar, y ella concibió. Y, al verse encinta,
le perdió el respeto a su señora. Entonces Saray dijo a Abram:
«Tú
eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y
ella, al verse encinta, me desprecia. El Señor juzgue entre nosotros dos.»
Abram
dijo a Saray:
«En
tu poder está tu esclava, trátala como te parezca.» Saray la maltrató, y ella
se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la
fuente del camino de Sur, y le dijo:
«Hagar,
esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?»
Ella
respondió:
«Vengo
huyendo de mi señora.» El ángel del Señor le dijo:
«Vuelve
a tu señora y sométete a su poder.» Y el ángel del Señor añadió:
«Haré
tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar.»
Y
el ángel del Señor concluyó:
«Mira,
estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor ha
escuchado tu aflicción. Será un potro salvaje: su mano irá contra todos, y la
de todos contra él; vivirá separado de sus hermanos.»
Hagar
invocó el nombre del Señor, que le había hablado:
«Tú
eres Dios que me ve.» Pues decía:
«¿No
he visto aquí al que me ve?»
Por
eso, aquel pozo se llama «Pozo del que vive y me ve» y está entre Cadés y
Bared.
Hagar
dio un hijo a Abram, y Abram llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar.
Abram tenía ochenta y seis años cuando Hagar le engendró a Ismael
RESPONSORIO
Cf. Gn 17, 20. 21; 21, 13
R.
El Señor dijo a Abraham: «Bendeciré a Ismael, lo haré fecundo, lo haré crecer
en extremo; * pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara.»
V.
También al hijo de la criada lo convertiré en un gran pueblo, pues es
descendiente tuyo.
R.
Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara.
SEGUNDA
LECTURA
De
la introducción a la vida devota, de san Francisco de Sales, obispo
(Parte
1, cap. 3)
LA
DEVOCIÓN SE HA DE EJERCITAR DE DIVERSAS MANERAS
En
la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto
según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las
plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a
su calidad, estado y vocación.
La
devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate
de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una
viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción
se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones
particulares de cada uno.
Dime,
te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir
entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se
preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un
obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso,
por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo,
por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal
devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y,
con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así;
la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino
que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad
contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una
falsa devoción.
La
abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan
íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor
aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o
de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del
mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más
fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su
propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto.
Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el
amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los
gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que
sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección.
Es,
por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción
de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los
príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que
la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser
ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de
devoción, existen también otros muchos y muy acomodados a las diversas
situaciones de la vida seglar.
Así
pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a
la vida de perfección.
RESPONSORIO
Ef 4, 32-5, 1; Mt 11, 29
R.
Sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también
Dios os ha perdonado en Cristo; * sed imitadores de Dios, como hijos amados que
sois.
V.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de
corazón.
R.
Sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor
Dios nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo
para todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno:
PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para
vosotros, el misterio del Padre;
con
vosotros, la luz del Verbo;
en
vosotros, la llama del Amor
que
es fuego.
¡Hontanares
de Dios!,
¡hombres
del Evangelio!,
¡humildes
inteligencias luminosas!,
¡grandes
hombres de barro tierno!
El
mundo tiene hambre de infinito
y
sed de cielo;
las
criaturas nos atan a lo efímero
y
nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para
nosotros,
el
misterio que aprendisteis del Padre;
con
nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en
nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres
de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos
una vida y un anhelo,
la
angustia por la verdad,
por
el error el miedo.
Dadnos
una vida de rodillas
ante
el misterio,
una
visión de este mundo de muerte
y
una esperanza de cielo.
Padre,
te pedimos para la Iglesia
la
ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo
50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad;
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado.
Pues
yo reconozco mi culpa,
tengo
siempre presente mi pecado:
contra
ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En
la sentencia tendrás razón,
en
el juicio brillará tu rectitud.
Mira,
que en la culpa nací,
pecador
me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y
en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame
con el hisopo: quedaré limpio;
lávame:
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme
oír el gozo y la alegría,
que
se alegren los huesos quebrantados.
Aparta
de mi pecado tu vista,
borra
en mí toda culpa.
¡Oh
Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso:
enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame
de la sangre, ¡oh Dios,
Dios,
Salvador mío!,
y
cantará mi lengua tu justicia.
Señor,
me abrirás los labios,
y
mi boca proclamará tu alabanza.
Los
sacrificios no te satisfacen;
si
te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado:
un
corazón quebrantado y humillado
tú
no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye
las murallas de Jerusalén:
entonces
aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas
y holocaustos,
sobre
tu altar se inmolarán novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant
2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico:
JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor,
he oído tu fama,
me
ha impresionado tu obra!
En
medio de los años, realízala;
en
medio de los años, manifiéstala;
en
el terremoto acuérdate de la misericordia.
El
Señor viene de Temán;
el
Santo, del monte Farán:
su
resplandor eclipsa el cielo,
la
tierra se llena de su alabanza;
su
brillo es como el día,
su
mano destella velando su poder.
Sales
a salvar a tu pueblo,
a
salvar a tu ungido;
pisas
el mar con tus caballos,
revolviendo
las aguas del océano.
Lo
escuché y temblaron mis entrañas,
al
oírlo se estremecieron mis labios;
me
entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban
mis piernas al andar.
Tranquilo
espero el día de la angustia
que
sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque
la higuera no echa yemas
y
las viñas no tienen fruto,
aunque
el olivo olvida su aceituna
y
los campos no dan cosechas,
aunque
se acaban las ovejas del redil
y
no quedan vacas en el establo,
yo
exultaré con el Señor,
me
gloriaré en Dios mi salvador.
El
Señor soberano es mi fuerza,
él
me da piernas de gacela
y
me hace caminar por las alturas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant
3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA
BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí
la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas.
Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen
la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO
BREVE
V.
El pueblo cuenta su sabiduría.
R.
El pueblo cuenta su sabiduría.
V.
La asamblea pregona su alabanza.
R.
Cuenta su sabiduría.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El pueblo cuenta su sabiduría.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a
las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a
las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES
Demos
gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y
supliquémosle diciendo:
Apacienta
a tu pueblo, Señor.
Señor
Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu
amor,
haz
que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor
Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no
dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor
Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos
y de las almas,
haz
que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de
una vida santa.
Señor
Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de
los santos,
haz
que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo
para todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Que tu bondad me consuele según tu promesa.
Salmo
118, 73-80
Tus
manos me hicieron y me formaron:
instrúyeme
para que aprenda tus mandatos;
tus
fieles verán con alegría
que
he esperado en tu palabra;
reconozco,
Señor, que tus mandamientos son justos,
que
con razón me hiciste sufrir.
Que
tu bondad me consuele,
según
la promesa hecha a tu siervo;
cuando
me alcance tu compasión, viviré,
y
mis delicias serán tu voluntad;
que
se avergüencen los insolentes del daño que me hacen;
yo
meditaré tus decretos.
Vuelvan
a mí tus fieles
que
hacen caso de tus preceptos;
sea
mi corazón perfecto en tus leyes,
así
no quedaré avergonzado.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que tu bondad me consuele según tu promesa.
Ant
2. Protégeme de mis enemigos, Dios mío.
Salmo
58, 2-6a. 10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS
ENEMIGOS
Líbrame
de mi enemigo, Dios mío;
protégeme
de mis agresores,
líbrame
de los malhechores,
sálvame
de los hombres sanguinarios.
Mira
que me están acechando,
y
me acosan los poderosos:
sin
que yo haya pecado ni faltado, Señor,
sin
culpa mía, avanzan para acometerme.
Despierta,
ven a mi encuentro, mira:
tú,
el Señor de los ejércitos,
el
Dios de Israel.
Estoy
velando contigo, fuerza mía,
porque
tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.
Que
tu favor se adelante, ¡oh Dios!,
y
me haga ver la derrota del enemigo.
Pero
yo cantaré tu fuerza,
por
la mañana aclamaré tu misericordia;
porque
has sido mi alcázar
y
mi refugio en el peligro.
Y
tocaré en tu honor, fuerza mía,
porque
tú, ¡oh Dios!, eres mi alcázar.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Protégeme de mis enemigos, Dios mío.
Ant
3. Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
Salmo
59 - ORACIÓN DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD
¡Oh
Dios!, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas
airado, pero restáuranos.
Has
sacudido y agrietado el país:
repara
sus grietas, que se desmorona.
Hiciste
sufrir un desastre a tu pueblo,
dándole
a beber un vino de vértigo;
diste
a tus fieles la señal de desbandada,
haciéndolos
huir de los arcos.
Para
que se salven tus predilectos,
que
tu mano salvadora nos responda.
Dios
habló en su santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré
el valle de Sucot;
mío
es Galaad, mío Manasés,
Efraím
es yelmo de mi cabeza,
Judá
es mi cetro;
Moab,
una jofaina para lavarme;
sobre
Edom echo mi sandalia,
sobre
Filistea canto victoria.»
Pero
¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién
me conducirá a Edom,
si
tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y
no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos
contra el enemigo,
que
la ayuda del hombre es inútil.
Con
Dios haremos proezas,
él
pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el hombre a quien corrige Dios, porque él hiere y venda la herida.
LECTURA
BREVE Dt 1, 31b
Tu
Dios te ha llevado, como un hombre lleva a su hijo, mientras ha durado tu
camino.
V.
Sostenme, Señor, con tu promesa y viviré.
R.
Que no quede frustrada mi esperanza.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz
por la salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las
faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Ba 4, 28-29
Como
os inclinasteis a apartaros de Dios, así convertidos lo buscaréis diez veces
más, pues el que trajo sobre vosotros el castigo, os traerá con la redención la
eterna alegría.
V.
Del Señor viene la misericordia.
R.
Y la redención copiosa.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación
mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos
ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh
Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu
gran amor, tu gran misericordia,
y
tu fuerza nos das para seguirte
por
el mismo camino hacia la gloria.
Que
fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra
parte en tu obra salvadora,
y,
al llegar a la tarde de la vida,
en
gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias,
Padre, a ti porque nos llamas,
a
Jesús, que en su sangre nos redime,
y
al Espíritu Santo, luz y guía
de
este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Sb 1, 13-15
Dios
no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo
creó para que subsistiera; las creaturas del mundo son saludables, no hay en
ellas veneno de muerte ni imperio del abismo sobre la tierra, porque la
justicia es inmortal.
V.
Arrancó el Señor mi alma de la muerte.
R.
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido
el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo
de Dios, eterna luz divina,
fuente
eternal de toda verdad pura,
gloria
de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha
toda luz en noche oscura.
Palabra
eternamente pronunciada
en
la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que
en el tiempo a los hombres nos fue dada
en
el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las
tinieblas de muerte y de pecado,
en
que yacía el hombre, así vencido,
su
verdad y su luz han disipado,
con
su vida y su muerte ha redimido.
Con
destellos de luz que Dios envía,
no
dejéis de brillar, faros divinos;
de
los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad
la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo
114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo
al Señor, porque escucha
mi
voz suplicante,
porque
inclina su oído hacia mí
el
día que lo invoco.
Me
envolvían redes de muerte,
me
alcanzaron los lazos del abismo,
caí
en tristeza y angustia.
Invoqué
el nombre del Señor:
«Señor,
salva mi vida.»
El
Señor es benigno y justo,
nuestro
Dios es compasivo;
el
Señor guarda a los sencillos:
estando
yo sin fuerzas me salvó.
Alma
mía, recobra tu calma,
que
el Señor fue bueno contigo:
arrancó
mi vida de la muerte,
mis
ojos de las lágrimas,
mis
pies de la caída.
Caminaré
en presencia del Señor
en
el país de la vida.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant
2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant
3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico:
CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes
y maravillosas son tus obras,
Señor,
Dios omnipotente,
justos
y verdaderos tus caminos,
¡oh
Rey de los siglos!
¿Quién
no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque
tú solo eres santo,
porque
vendrán todas las naciones
y
se postrarán en tu acatamiento,
porque
tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA
BREVE St 3, 17-18
La
sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz,
comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En la asamblea le da la palabra.
R.
En la asamblea le da la palabra.
V.
Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R.
Le da la palabra.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Francisco de Sales, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Francisco de Sales, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos
a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva
a tu pueblo, Señor.
Tú
que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz
que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú
que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por
el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica
y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú
que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los
consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena
también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú
que fuiste la heredad de los santos pastores,
no
permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de
ti.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva
a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos
juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo
para todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
SE INCLINA YA MI FRENTE
Se
inclina ya mi frente,
sellado
está el trabajo;
Señor,
tu pecho sea
la
gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la
voz deja su canto,
pero
el amor enciende
su
lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con
gran amor amado,
en
tu gloria dormimos
y
en sueños te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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