De la Fiesta.
LOS SANTOS INOCENTES, mártires. (FIESTA).
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
A Cristo recién nacido, que otorgó a los mártires Inocentes la corona de la
gloria, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A Cristo recién nacido, que otorgó a los mártires Inocentes la corona de la gloria,
venid, adorémosle.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TANTO AL TIRANO LE PLACE
Tanto
al tirano le place
hacer
de su orgullo ley,
que
por deshacer a un Rey
un
millar de reyes hace.
Por
matar a un enemigo
siembra
de sangre Belén,
y
en Belén, casa del trigo,
no
muere un Rey, nacen cien.
Y
así su cólera loca
no
puede implantar su ley,
pues
quiere matar a un Rey
y
corona a cuantos toca.
La
furia del mal así
no
puede vencer jamás,
pues,
cuando me hiere a mí,
estás
tú, Señor, detrás.
Estás
para convertir
en
corona cada muerte,
para
decirnos que el fuerte
es
el que sabe morir. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tus hijos saltaron de gozo como corderos, alabándote a ti, Señor, que los
libraste.
Salmo
2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por
qué se amotinan las naciones,
y
los pueblos planean un fracaso?
Se
alían los reyes de la tierra,
los
príncipes conspiran
contra
el Señor y contra su Mesías:
«rompamos
sus coyundas,
sacudamos
su yugo».
El
que habita en el cielo sonríe,
el
Señor se burla de ellos.
Luego
les habla con ira,
los
espanta con su cólera:
«yo
mismo he establecido a mi Rey
en
Sión, mi monte santo».
Voy
a proclamar el decreto del Señor;
él
me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo
te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en
posesión los confines de la tierra:
los
gobernarás con cetro de hierro,
los
quebrarás como jarro de loza».
Y
ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad
los que regís la tierra:
servid
al Señor con temor,
rendidle
homenaje temblando;
no
sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque
se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos
los que se refugian en él!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tus hijos saltaron de gozo como corderos, alabándote a ti, Señor, que los
libraste.
Ant
2. Éstos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias ofrecidas a
Dios y al Cordero, y están sin mancha ante el trono de Dios.
Salmo
32 I - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad,
justos, al Señor,
que
merece la alabanza de los buenos.
Dad
gracias al Señor con la cítara,
tocad
en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle
un cántico nuevo,
acompañando
vuestra música con aclamaciones:
que
la palabra del Señor es sincera,
y
todas sus acciones son leales,
él
ama la justicia y el derecho,
y
su misericordia llena la tierra.
La
palabra del Señor hizo el cielo;
el
aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra
en un odre las aguas marinas,
mete
en un depósito el océano.
Tema
al Señor la tierra entera,
tiemblen
ante él los habitantes del orbe:
porque
él lo dijo, y existió;
él
lo mandó, y surgió.
El
Señor deshace los planes de las naciones,
frustra
los proyectos de los pueblos;
pero
el plan del Señor subsiste por siempre,
los
proyectos de su corazón, de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Éstos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias ofrecidas a Dios y
al Cordero, y están sin mancha ante el trono de Dios.
Ant
3. Una dicha eterna coronará su cabeza, gozo y alegría los seguirán y se
alejarán de ellos las penas y aflicciones.
Salmo
32 II
Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se escogió como heredad.
El
Señor mira desde el cielo,
se
fija en todos los hombres;
desde
su morada observa
a
todos los habitantes de la tierra:
él
modeló cada corazón,
y
comprende todas sus acciones.
No
vence el rey por su gran ejército,
no
escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada
valen sus caballos para la victoria,
ni
por su gran ejército se salva.
Los
ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en
los que esperan en su misericordia,
para
librar sus vidas de la muerte
y
reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros
aguardamos al Señor:
él
es nuestro auxilio y escudo,
con
él se alegra nuestro corazón,
en
su santo nombre confiamos.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Una dicha eterna coronará su cabeza, gozo y alegría los seguirán y se alejarán
de ellos las penas y aflicciones.
V.
Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero.
R.
y resonaba la tierra con sus voces.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del Éxodo 1, 8-16. 22
MATANZA
DE LOS NIÑOS HEBREOS EN EGIPTO
En
aquellos días, subió al trono de Egipto un Faraón nuevo que no había conocido a
José, y dijo a su pueblo:
«Mirad,
el pueblo de Israel se está haciendo más numeroso y fuerte que nosotros; vamos
a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la guerra, se aliará con
el enemigo, nos atacará y después se marchará de nuestra tierra.»
Así
pues, nombraron capataces que los oprimieran con cargas, en la construcción de
las ciudades-granero, Pitom y Ramsés. Pero cuanto más los oprimían, más ellos
crecían y se propagaban, de modo que los egipcios llegaron a temer a los hijos
de Israel. Entonces les impusieron trabajos crueles y les amargaron la vida con
dura esclavitud: el trabajo del barro y de los ladrillos, y toda clase de
trabajos del campo.
El
rey de Egipto ordenó a las parteras hebreas:
«Cuando
asistáis a las hebreas y les llegue el momento, si es niño lo matáis, si es
niña la dejáis con vida.»
Y
ordenó luego también el Faraón a toda su gente:
«Cuando
nazca un niño echadlo al Nilo, pero si es niña dejadla con vida.»
RESPONSORIO
Is 65, 19; Ap 21, 4. 5
R.
Me regocijaré de mi pueblo: * Ya no se oirán en él llantos ni gemidos.
V.
No habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones; mirad que voy a
renovar todas las cosas.
R.
Ya no se oirán en él llantos ni gemidos.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Sermones de san Quodvuldeo, obispo
(Sermón
2, Sobre el Símbolo: PL 40, 655)
AÚN
NO HABLAN Y YA CONFIESAN A CRISTO
El
gran Rey nace como un niño pequeño. Vienen los magos desde tierras lejanas;
vienen para adorar al que está todavía acostado en un pesebre, pero que reina
ya en el cielo y en la tierra. Cuando los magos hacen saber a Herodes que ha
nacido el Rey, Herodes se altera y, para no perder su reino, quiere matar al
recién nacido; y, sin embargo, si hubiese creído en él hubiera podido reinar
tranquilo aquí en la tierra y para siempre en la otra vida. ¿Por qué temes,
Herodes, al oír que ha nacido el Rey? Él no ha venido para destronarte, sino
para vencer al diablo. Pero esto tú no lo entiendes y por esto te alteras y te
llenas de furor; y, para perder al único niño que buscas, te conviertes en el
cruel asesino de muchos.
No
te detienen ni las lágrimas de las madres ni el dolor de los padres que lloran
la muerte de sus hijos ni los gritos y quejidos de los niños. Matas los cuerpos
de los niños, porque a ti el temor te mata el corazón; y piensas que, si logras
tu objetivo, podrás vivir por largo tiempo, cuando en realidad pretendes matar
al que es la Vida en persona.
Aquel
que es la fuente de la gracia, que es pequeño y grande a la vez, que está
acostado en un pesebre, te hace temer por tu trono; por medio de ti, y sin que
tú lo sepas, realiza sus designios y libra a las almas de la cautividad del
demonio. A los que habían nacido en pecado los recibe en el número de sus hijos
adoptivos.
Aquellos
niños, sin saberlo, mueren por Cristo, y sus padres lloran la muerte de
aquellos mártires; Cristo, cuando eran todavía incapaces de hablar, los
convierte en idóneos testigos suyos. Así es el reinado de aquel que ha venido
para ser rey. Así libera aquel que ha venido a ser libertador, así salva aquel
que ha venido a ser salvador. Pero tú, Herodes, ignorando todo esto, te alteras
y te llenas de furor; y, al llenarte de furor contra aquel niño, le prestas ya
tu homenaje sin saberlo.
¡Cuán
grande y gratuito es el don! ¿Qué merecimientos tenían aquellos niños para
obtener la victoria? Aún no hablan y ya confiesan a Cristo. Sus cuerpos no
tienen aún la fuerza suficiente para la lucha y han conseguido ya la palma de
la victoria.
RESPONSORIO
Ap 5,14; cf. 4, 10; 7, 11
R.
Rindieron adoración al que vive por todos los siglos, * y depositaron sus
coronas ante el trono del Señor, su Dios.
V.
Se postraron, rostro en tierra, delante del trono y alabaron al que vive por
todos los siglos.
R.
Y depositaron sus coronas ante el trono del Señor, su Dios.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con
hechos la fe que proclamamos con los labios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
A Cristo recién nacido, que otorgó a los mártires Inocentes la corona de la
gloria, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
A Cristo recién nacido, que otorgó a los mártires Inocentes la corona de la gloria,
venid, adorémosle.
Himno:
OYE TURBADO EL TIRANO
Oye
turbado el tirano
que
ha nacido un Soberano
por
su mal;
un
niño que es Rey eterno,
que
nace pobre en invierno
y
en portal.
Aquellos
magos de Oriente
le
trajeron de repente
la
noticia;
y,
loco de furia extraña,
con
sangre las cunas baña
su
sevicia.
Y,
en golpe de odio y espada,
la
furia de la nevada
cercenó
capullos
de mariposas,
y
de rosales las rosas
deshojó.
De
Raquel, roto el gemido
y
el sollozo contenido
y
sosegado,
rojo
llanto de congojas
en
esas mañanas rojas
ha
dejado.
Danos,
por tu Hijo amado,
arrojar,
Padre, el pecado
de
la guerra;
pon
la paz en la bonanza
y
que reine la esperanza
en
la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «Irán en mi cortejo vestidos de blanco, pues son dignos de ello», dice el
Señor.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Irán en mi cortejo vestidos de blanco, pues son dignos de ello», dice el
Señor.
Ant
2. Los niños Inocentes cantan alabanzas al Señor; lo que en esta vida no
pudieron hacer lo han realizado después de su muerte.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Los niños Inocentes cantan alabanzas al Señor; lo que en esta vida no pudieron
hacer lo han realizado después de su muerte.
Ant
3. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus
enemigos.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.
LECTURA
BREVE Jr 31, 15
Una
voz se escucha en Ramá, gemidos y llanto amargo: Raquel está llorando a sus
hijos, y no se consuela, porque ya no existen.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los santos y los justos viven eternamente.
R.
Los santos y los justos viven eternamente.
V.
Reciben de Dios su recompensa.
R.
Viven eternamente.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los santos y los justos viven eternamente.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Los niños Inocentes murieron por Cristo, fueron arrancados del pecho de su
madre para ser asesinados: ahora siguen al Cordero sin mancha, cantando:
«Gloria a ti, Señor.»
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los niños Inocentes murieron por Cristo, fueron arrancados del pecho de su
madre para ser asesinados: ahora siguen al Cordero sin mancha, cantando:
«Gloria a ti, Señor.»
PRECES
Celebremos
la gloria de Cristo, que venció a un tirano, no con un ejército de soldados,
sino con un blanco escuadrón de niños; digámosle llenos de júbilo:
A
ti te aclama el ejército glorioso de los mártires.
Cristo
Señor, de quien dieron testimonio los niños Inocentes, no con sus palabras,
sino con su sangre,
haz
que nosotros demos testimonio de ti ante los hombres, tanto con nuestra palabra
como con nuestra conducta.
Tú
que hiciste capaces del triunfo a quienes aún no eran capaces de entrar en
combate,
no
permitas que seamos vencidos nosotros, a quienes tantos medios has dado para
llegar a la victoria.
Tú
que lavaste con tu sangre las vestiduras de los santos Inocentes,
purifícanos
de toda maldad.
Tú
que enviaste al cielo a esos niños mártires como primicias de tu reino,
no
permitas que nosotros seamos excluidos del festín eterno.
Tú
que experimentaste en tu infancia la persecución y el destierro,
protege
a los niños que se ven acosados por la indigencia, la guerra o la desgracia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Elevemos
nuestra voz al Padre celestial, ante el cual todos nos sentimos como niños
pequeños, y digámosle confiadamente:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con
hechos la fe que proclamamos con los labios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de
él.
Salmo
118, 169-176
Que
llegue mi clamor a tu Presencia,
Señor,
con tus palabras dame inteligencia;
que
mi súplica entre en tu presencia,
líbrame
según tu promesa;
de
mis labios brota la alabanza,
porque
me enseñaste tus leyes.
Mi
lengua canta tu fidelidad,
porque
todos tus preceptos son justos;
que
tu mano me auxilie,
ya
que prefiero tus decretos;
ansío
tu salvación, Señor;
tu
voluntad es mi delicia.
Que
mi alma viva para alabarte,
que
tus mandamientos me auxilien;
me
extravié como oveja perdida:
busca
a tu siervo, que no olvida tus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me
brota del corazón un poema bello,
recito
mis versos a un rey;
mi
lengua es ágil pluma de escribano.
Eres
el más bello de los hombres,
en
tus labios se derrama la gracia,
el
Señor te bendice eternamente.
Cíñete
al flanco la espada, valiente:
es
tu gala y tu orgullo;
cabalga
victorioso por la verdad y la justicia,
tu
diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus
flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se
acobardan los enemigos del rey.
Tu
trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro
de rectitud es tu cetro real;
has
amado la justicia y odiado la impiedad:
por
eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con
aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A
mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde
los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas
de reyes salen a tu encuentro,
de
pie a tu derecha está la reina
enjoyada
con oro de Ofir.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
44 II
Escucha,
hija, mira: inclina el oído,
olvida
tu pueblo y la casa paterna:
prendado
está el rey de tu belleza,
póstrate
ante él, que él es tu señor.
La
ciudad de Tiro viene con regalos,
los
pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya
entra la princesa, bellísima,
vestida
de perlas y brocado;
la
llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la
siguen sus compañeras:
las
traen entre alegría y algazara,
van
entrando en el palacio real.
«A
cambio de tus padres tendrás hijos,
que
nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero
hacer memorable tu nombre
por
generaciones y generaciones,
y
los pueblos te alabarán
por
los siglos de los siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
José y María, la madre de Jesús, estaban maravillados de lo que se decía de él.
LECTURA
BREVE Lm 1, 16
Ha
prevalido mi enemigo, he perdido a mis hijos: por eso estoy llorando y mis ojos
se derriten en lágrimas.
V.
El Señor los revistió con un manto de gloria.
R.
y puso sobre su cabeza la corona de vencedor.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con
hechos la fe que proclamamos con los labios. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh
Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú
diriges los tiempos y la vida;
son
por ti luminosas las mañanas,
con
tu sol das el fuego al mediodía.
Que
tu paz se derrame en nuestras almas
y
que apague el ardor de la discordia;
que
descansen los cuerpos fatigados,
anhelando
el reposo de tu gloria.
Tu
amistad danos, Padre omnipotente,
sea
Cristo la senda que sigamos,
ilumine
el Espíritu el desierto
en
que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
LECTURA
BREVE Lm 2, 11
Mis
ojos están anegados en llanto, se estremecen mis entrañas, mientras desfallecen
los niños y lactantes en las plazas de la ciudad.
V.
Los justos viven eternamente.
R.
Reciben de Dios su recompensa.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con
hechos la fe que proclamamos con los labios. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos.
LECTURA
BREVE Jr 31, 16. 17a
Aparta
tu voz del llanto, tus ojos de las lágrimas, porque habrá compensación para tu
pena y esperanza para el porvenir -oráculo del Señor-.
V.
Que los santos festejen su gloria.
R.
Y canten jubilosos en filas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con
hechos la fe que proclamamos con los labios. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
AL CAER DE LA TARDE
Al
caer de la tarde,
toda
la casa
era
aromas de vino
y
tierna hogaza.
Mientras,
la Madre
era
un ánfora llena
de
sus pesares.
Al
caer de la tarde,
la
Madre hilaba
con
aquellas sus manos
de
virgen casta.
Mientras,
el Niño
soñaba
que soñaba
lirios
y espinos.
Al
caer de la tarde,
en
el silencio,
aserraban
las sierras
del
carpintero.
José
pensaba
que
era el padre dichoso
de
la Palabra.
Al
caer de la tarde,
Señor,
atiende
la
amargura infinita
que
el mundo tiene.
Colma
el vacío
de
esta familia humana
sin
tu cariño. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es el
Mesías.
Salmo
112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre:
de
la salida del sol hasta su ocaso,
alabado
sea el nombre del Señor.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar
al
cielo y a la tierra?
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo;
a
la estéril le da un puesto en la casa,
como
madre feliz de hijos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es el
Mesías.
Ant
2. José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa, porque lo
concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa, porque lo concebido
en ella es obra del Espíritu Santo.
Ant
3. Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en un pesebre.
EL
PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los pastores vinieron presurosos y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en un pesebre.
LECTURA
BREVE 2Co 8, 9
Conocéis
el ejemplo de liberalidad de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se
hizo pobre por vosotros, para que os enriquecierais con su pobreza.
RESPONSORIO
BREVE
V.
La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.
R.
La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.
V.
Y de su plenitud hemos recibido todos.
R.
Y puso su morada entre nosotros.
V.
Gloria al Padre. y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres se diesen cuenta de
ello; creían ellos que vendría en la caravana y lo buscaron entre parientes y
conocidos.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres se diesen cuenta de
ello; creían ellos que vendría en la caravana y lo buscaron entre parientes y
conocidos.
PRECES
Adoremos
a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana,
y aclamémoslo, diciendo:
Tú
eres, Señor, el modelo y el salvador de los hombres.
Cristo
Jesús. por el misterio de tu sumisión a María y a José,
enséñanos
a respetar y a obedecer a los que nos gobiernan legítimamente.
Tú
que amaste a tus padres y fuiste amado por ellos,
afianza
a todas las familias en el amor y la concordia.
Tú
que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre,
haz
que Dios sea honrado en todas las familias.
Tú
que quisiste que tus padres, angustiados, te encontraran al cabo de tres días
en la casa de tu Padre,
enséñanos
a buscar siempre primero el reino de Dios y su justicia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que has dado parte en tu gloria a María y a José,
admite
también a nuestros difuntos en la familia de los santos.
Alegres
porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que has querido darnos en la Sagrada Familia ejemplos preclaros de
virtudes domésticas, concédenos saber imitar su vida y su amor recíproco, para
que un día podamos ir a disfrutar con ella de la alegría eterna de tu morada.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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