De la memoria. Salterio II
LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS. (MEMORIA)
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ÁNGELES DE LA MAÑANA
Ángeles
de la mañana,
ángeles
del mediodía,
de
la tarde y de la noche
son
tu presencia divina.
Llenos
de gozo, Señor,
te
damos nuestra alegría,
peregrinos
de la tierra,
huéspedes
ya de tu vida.
¡Que
nunca nos abandone,
en
el sueño o la vigilia,
el
ángel que nos pusiste
como
compañero y guía! Amén.
SALMODIA
Ant
1. También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de
nuestro cuerpo.
Salmo
38 I - SÚPLICA DE UN ENFERMO
Yo
me dije: vigilaré mi proceder,
para
que no se me vaya la lengua;
pondré
una mordaza a mi boca
mientras
el impío esté presente.
Guardé
silencio resignado,
no
hablé con ligereza;
pero
mi herida empeoró,
y
el corazón me ardía por dentro;
pensándolo
me requemaba,
hasta
que solté la lengua.
Señor,
dame a conocer mi fin
y
cuál es la medida de mis años,
para
que comprenda lo caduco que soy.
Me
concediste un palmo de vida,
mis
días son nada ante ti;
el
hombre no dura más que un soplo,
el
hombre pasa como pura sombra,
por
un soplo se afana,
atesora
sin saber para quién.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de
nuestro cuerpo.
Ant
2. Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Salmo
38 II
Y
ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Tú
eres mi confianza.
Líbrame
de mis iniquidades,
no
me hagas la burla de los necios.
Enmudezco,
no abro la boca,
porque
eres tú quien lo ha hecho.
Aparta
de mí tus golpes,
que
el ímpetu de tu mano me acaba.
Escarmientas
al hombre
castigando
su culpa;
como
una polilla roes sus tesoros;
el
hombre no es más que un soplo.
Escucha,
Señor, mi oración,
haz
caso de mis gritos,
no
seas sordo a mi llanto;
porque
yo soy huésped tuyo,
forastero
como todos mis padres.
Aplaca
tu ira, dame respiro,
antes
de que pase y no exista.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto.
Ant
3. Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
Salmo
51 - CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES
¿Por
qué te glorías de la maldad
y
te envalentonas contra el piadoso?
Estás
todo el día maquinando injusticias,
tu
lengua es navaja afilada,
autor
de fraudes;
prefieres
el mal al bien,
la
mentira a la honradez;
prefieres
las palabras corrosivas,
lengua
embustera.
Pues
Dios te destruirá para siempre,
te
abatirá y te barrerá de tu tienda;
arrancará
tus raíces
del
suelo vital.
Lo
verán los justos, y temerán,
y
se reirán de él:
«Mirad
al valiente
que
no puso en Dios su apoyo,
confió
en sus muchas riquezas,
se
insolentó en sus crímenes.»
Pero
yo, como verde olivo,
en
la casa de Dios,
confío
en su misericordia
por
siempre jamás.
Te
daré siempre gracias
porque
has actuado;
proclamaré
delante de tus fieles:
«Tu
nombre es bueno.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás.
V.
Mi alma espera en el Señor.
R.
Espera en su palabra.
PRIMERA
LECTURA
Del
segundo libro de los Reyes 17, 24-41
ORIGEN
DE LOS SAMARITANOS
En
aquellos días, el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cutá, Avá, Jamat y
Sefarvaím, y la estableció en las poblaciones de Samaria, para suplir a los
israelitas. Ellos tomaron posesión de Samaria y se instalaron en sus poblados.
Pero al empezar a instalarse allí, no daban culto al Señor, y el Señor les
envió leones que hacían estrago entre los colonos. Entonces, expusieron al rey
de Asiria:
«La
gente que llevaste a Samaria como colonos no conoce los ritos del dios del
país, y por eso éste les ha enviado leones que hacen estrago entre ellos,
porque no conocen los ritos del dios del país.»
El
rey de Asur ordenó:
«Llevad
allá uno de los sacerdotes deportados de Samaría, para que se establezca allí y
les enseñe los ritos del dios del país.»
Uno
de los sacerdotes deportados de Samaría fue entonces a establecerse en Betel, y
les enseñó cómo había que dar culto al Señor. Pero todos aquellos pueblos se
fueron haciendo sus dioses y, cada uno en la ciudad donde vivía, los pusieron
en las ermitas de los altozanos que habían construido los de Samaría: los de
Babilonia hicieron a Sucot-Benot; los de Cutá, a Nergal; los de Jamat, a Asima;
los de Avá, a Nibjás y Tartac; los de Sefarvaím sacrificaban a sus hijos en la
hoguera en honor de sus dioses Adramélec y Anamélec.
También
daban culto al Señor; nombraron sacerdotes a gente de la masa del pueblo, para
que oficiaran en las ermitas de los altozanos. De manera que daban culto al
Señor y a sus dioses, según la religión del país de donde habían venido. Hasta
hoy vienen haciendo según sus antiguos ritos; no veneran al Señor ni proceden
según sus mandatos y preceptos, según la ley y la norma dada por el Señor a los
hijos de Jacob, al que impuso el nombre de Israel. El Señor había hecho un
pacto con ellos y les había mandado:
«No
veneréis a otros dioses, ni los adoréis, ni les deis culto, ni les ofrezcáis
sacrificios; sino que habéis de venerar al Señor que os sacó de Egipto con gran
fuerza y brazo extendido; a él adoraréis y a él le ofreceréis sacrificios.
Cuidad de poner siempre por obra los preceptos y normas, la ley y los mandatos
que os ha dado por escrito. No veneréis a otros dioses. No olvidéis el pacto
que he hecho con vosotros. No veneréis a otros dioses, sino al Señor, vuestro
Dios, y él os librará de vuestros enemigos.»
Pero
no hicieron caso, sino que procedieron según sus antiguos ritos. Así, aquella
gente honraba al Señor y daba culto a sus ídolos. Y sus descendientes siguen
hasta hoy haciendo lo mismo que sus antepasados.
RESPONSORIO
2R 17, 38-39; Dt 6, 4
R.
No olvidéis el pacto que he hecho con vosotros. No veneréis a otros dioses,
sino al Señor, vuestro Dios, * y él os librará de vuestros enemigos.
V.
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.
R.
Y él os librará de vuestros enemigos.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón
12 sobre el salmo «Qui habitat», 3, 6-8: Opera omnia, edición cisterciense, 4
[1966], 458-462)
QUE
TE GUARDEN EN TUS CAMINOS
A
sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al
Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Den
gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos.»
Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él?
Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para
con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso
le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres
celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los
espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes
nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A
sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras
deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y
conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles,
devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están
presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte,
lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta
orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con
tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan
grandes.
Seamos,
pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su
amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que
todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo,
tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser
amados y honrados.
En
él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día
hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este
día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y
administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún
visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y
administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por
lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un
camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos
guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no
pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles,
son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos,
con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.
RESPONSORIO
Sal 90, 11-12. 10
R.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; * te llevarán
en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
V.
No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda.
R.
Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Himno:
CANTEMOS HOY A LOS ÁNGELES
Cantemos
hoy a los ángeles,
custodios
nuestros y hermanos,
que
velan por los humanos
y
van de su bien en pos.
Ven
siempre la faz del Padre,
él
los ampara benigno,
y
luchan contra el maligno
en
las batallas de Dios.
¡Oh
espíritus inmortales!
Tenéis
por reina a María,
sois
su vital letanía,
su
enamorada legión.
Por
vuestro medio nos llegan
dones
y gracias del cielo,
la
fe, la luz, el consuelo,
la
paz y la inspiración.
Terribles
como un ejército
bien
ordenado en batalla,
vuestra
asistencia no falla
contra
la insidia infernal.
Silentes
guardas y amigos,
de
nuestra noche luceros,
seréis
nuestros compañeros
en
la patria celestial.
La
gloria a Dios que ha creado
ejército
tan prolijo:
que
adore sumiso al Hijo,
su
rey y su plenitud,
y
que al Espíritu Santo,
terrenos
y celestiales,
le
rindan universales
tributos
de gratitud. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.
SALMO
62 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.
Ant
2. Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él
confiaron.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él
confiaron.
Ant
3. Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.
LECTURA
BREVE Ex 23, 20-21a
Voy
a enviar un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te conduzca
al lugar que te he preparado. Pórtate bien en su presencia y obedécelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V.
Y daré gracias a tu nombre.
R.
Tañeré para ti, Dios mío.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio
de los que han de heredar la salvación.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio
de los que han de heredar la salvación.
PRECES
Adoremos,
hermanos, al Señor, ante quien los ángeles se postran, y, suplicándole que
mande a estos servidores de su reino para que nos ayuden en nuestro camino,
digamos:
Bendecid
al Señor, todos sus ángeles.
Tú,
Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que nos guarden en nuestros
caminos,
condúcenos
hoy por tus sendas y no permitas que caigamos en el pecado.
Haz
que te busquemos a ti en todo lo que hagamos
y
seamos así semejantes a los ángeles que están viendo siempre tu rostro.
Concédenos,
Señor, la pureza del alma y la castidad del cuerpo,
para
que seamos como tus ángeles en el cielo.
Manda,
Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcángel Miguel,
para
que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus ángeles.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Hch 5, 17-20
El
sumo sacerdote y los de su partido -la secta de los saduceos-, llenos de
coraje, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero
por la noche el ángel del Señor les abrió las puertas y los sacó fuera,
diciéndoles: «Id al templo y explicadle allí al pueblo este modo de vida.»
V.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R.
Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre.
ORACIÓN
OREMOS.
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.
Salmo
118, 57-64
El
Señor es mi herencia;
he
resuelto guardar tus palabras;
de
todo corazón busco tu favor:
ten
piedad de mí según tu promesa;
he
examinado mi camino,
para
enderezar mis pies a tus preceptos.
Con
diligencia, sin tardanza,
observo
tus mandatos;
los
lazos de los malvados me envuelven,
pero
no olvido tu voluntad;
a
media noche me levanto para darte gracias
por
tus justos mandamientos.
Me
junto con tus fieles,
que
guardan tus decretos;
Señor,
de tu bondad está llena la tierra;
enséñame
tus leyes.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.
Ant
2. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.
Salmo
54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.
Ant
3. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
Salmo
54, 2-15. 17-24 II
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva:
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.
LECTURA
BREVE Hch 12, 7
Se
presentó un ángel del Señor, y el calabozo se llenó de luz. El ángel tocó a
Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «Levántate en seguida.» Y, al
momento, cayeron las cadenas de sus manos.
V.
El Señor ha enviado a su ángel.
R.
Me ha librado de las garras de Herodes.
ORACIÓN
OREMOS.
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mi. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Hch 10, 3-5
Un
día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión. Vio claramente
que un ángel del Señor entraba a donde estaba él y le decía: «¡Cornelio!» Él lo
miró fijamente y respondió atemorizado: «¿Qué quieres, señor?»
El
ángel le dijo: «Tus oraciones y tus obras de caridad han subido hasta Dios como
el sacrificio del memorial. Manda ahora unos hombres a Joppe y haz venir a un
tal Simón, a quien llaman Pedro.»
V.
El humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel.
R.
En representación de las oraciones de todos los santos.
ORACIÓN
OREMOS.
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ÁNGELES DE LA GLORIA Y DEL SERVICIO
Ángeles
de la gloria y del servicio,
que
vivís junto a la fuente de la vida,
la
santidad de Dios es vuestra estancia
y
su divina faz es vuestra dicha.
Ángeles
servidores de la paz
en
Belén junto al Hijo de María,
ángeles
que rendís adoración
en
el desierto al vencedor Mesías,
jóvenes
de celestes vestiduras
para
anunciar en Pascua la noticia,
la
Iglesia reconoce vuestros pasos
y
da gracias al Padre que os envía.
Ángeles
invisibles y callados,
vuestra
gracia supera fantasía;
sois
gozo de la excelsa Trinidad
y
ayuda de la Iglesia peregrina.
Honor
y majestad a Jesucristo,
cuyo
rostro los ángeles ansían;
honor
y gratitud al Unigénito,
al
que nos dio su honor con su venida. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Salmo
33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él.
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que lo temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre,
los
que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Ant
2. Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.
Salmo
33 II
Venid,
hijos, escuchadme:
os
instruiré en el temor del Señor;
¿hay
alguien que ame la vida
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal,
tus
labios de la falsedad;
apártate
del mal, obra el bien,
busca
la paz y corre tras ella.
Los
ojos del Señor miran a los justos,
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Señor se enfrenta con los malhechores,
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, el Señor lo escucha
y
lo libra de sus angustias;
el
Señor está cerca de los atribulados,
salva
a los abatidos.
Aunque
el justo sufra muchos males,
de
todos lo libra el Señor;
él
cuida de todos sus huesos,
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado,
y
los que odian al justo serán castigados.
El
Señor redime a sus siervos,
no
será castigado quien se acoge a él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.
Ant
3. Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os
ha hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.
Cántico:
EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias
te damos, Señor Dios omnipotente,
el
que eres y el que eras,
porque
has asumido el gran poder
y
comenzaste a reinar.
Se
encolerizaron las naciones,
llegó
tu cólera,
y
el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y
de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y
a los santos y a los que temen tu nombre,
y
a los pequeños y a los grandes,
y
de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora
se estableció la salud y el poderío,
y
el reinado de nuestro Dios,
y
la potestad de su Cristo;
porque
fue precipitado
el
acusador de nuestros hermanos,
el
que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos
le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y
por la palabra del testimonio que dieron,
y
no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por
eso, estad alegres, cielos,
y
los que moráis en sus tiendas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha
hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.
LECTURA
BREVE Ap 8, 3-4
Vino
un ángel y se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro. Y se le dio
gran cantidad de incienso, para que lo ofreciese en representación de las
oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, que está delante del
trono. Y el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel,
en representación de las oraciones de los santos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
R.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
V.
Para que te guarden en tus caminos.
R.
Dios ha dado órdenes.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.
PRECES
Oremos
al Señor, pidiéndole que nos haga siempre prontos a la voz de su palabra, como
los ángeles, y démosle gracias, diciendo:
Con
los ángeles, cantamos el himno de tu gloria.
Señor,
tú que quisiste que los ángeles anunciaran tus maravillas a los hombres,
haz
que nosotros con su ayuda proclamemos también tus grandezas ante nuestros
hermanos.
Dios
altísimo, cuya santidad proclaman sin cesar los ángeles,
haz
que tu Iglesia cante también siempre tu alabanza.
Tú,
Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que guarden siempre los caminos
de tus hijos,
haz
que cuantos viajan por la tierra, por el mar y por el aire puedan regresar con
paz y alegría a sus hogares.
Tú
que quisiste que los ángeles anunciaran la paz a los hombres que tú amas,
envía
también a tus ángeles a los que gobiernan las naciones para que procuren la paz
de los pueblos.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Cuando
mandes a tus ángeles con la trompeta atronadora para reunir a tus elegidos de
los cuatro vientos,
haz
que nuestros difuntos sean colocados entre tus elegidos.
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4,26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la
noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario