Del Común de varios mártires. Salterio IV
SANTOS ANDRÉS KIM TAEGON, presbítero, PABLO CHONG HASANG y
compañeros mártires . MEMORIA
A principios del siglo XVII, gracias a la actividad de unos
laicos, la fe cristiana penetró por vez primera en Corea. Una decidida y
fervorosa comunidad sin pastores fue guiada y animada casi exclusivamente por
laicos, hasta el año 1836, a finales del cual entraron furtivamente en el país
los primeros misioneros, procedentes de Francia. En esta comunidad, durante las
persecuciones de los años 1839, 1846 y 1866, hubo 103 santos mártires, entre
los cuales destacan el primer presbítero y fervoroso pastor de almas Andrés Kim
Taegon y el insigne apóstol laico Pablo Chong Hasang; los demás eran
principalmente laicos, hombres y mujeres, casados o solteros, ancianos, jóvenes
y niños, los cuales, con sus sufrimientos, consagraron las primicias de la
Iglesia coreana, regándola generosamente con la sangre preciosa de su martirio.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TESTIGOS DE AMOR
Testigos
de amor
de
Cristo Señor,
mártires
santos.
Rosales
en flor
de
Cristo el olor,
mártires
santos.
Palabras
en luz
de
Cristo Jesús,
mártires
santos.
Corona
inmortal
del
Cristo total,
mártires
santos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Salmo
54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Ant
2. El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Salmo
54, 2-15. 17-24 II
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Ant
3. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Salmo
54, 2-15. 17-24 III
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva:
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
V.
Hijo mío, haz caso de mi sabiduría.
R.
Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Oseas 14, 2-10
LLAMAMIENTO
A LA CONVERSIÓN. PROMESA DE SALUD
Esto
dice el Señor:
«Israel,
conviértete al Señor tu Dios, pues por tu pecado has sucumbido. Preparad
vuestro discurso, volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la
iniquidad, recibe benévolo el sacrificio de nuestros labios. No nos salvará
Asiria, no montaremos ya a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de
nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano."
Yo
curaré sus extravíos, los amaré con largueza, mi cólera se apartará de ellos.
Seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, arraigará sus raíces como
el Líbano. Brotarán sus vástagos, será su esplendor como un olivo, su aroma
como el Líbano. Volverán a descansar a mi sombra, harán brotar el trigo,
florecerán como la viña; será su fama como la del vino del Líbano. Efraím, ¿qué
te importan ya los ídolos? Yo lo atiendo y lo miro: yo soy como un ciprés
siempre verde, de mí proceden tus frutos.
¿Quién
es el sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los
caminos del Señor: los justos andan por ellos, mas los pecadores en ellos
tropiezan.»
RESPONSORIO
Os 14, 5; Jl 3, 21
R.
Yo curaré sus extravíos, los amaré con largueza, * y mi cólera se apartará de
ellos.
V.
Yo vengaré su sangre, no quedará impune; el Señor establecerá su morada en
Sión.
R.
Y mi cólera se apartará de ellos.
SEGUNDA
LECTURA
De
la última exhortación de san Andrés Kim Taegon, presbítero y mártir.
(Pro
Corea Documenta. ed. Mission Catholique Séoul, Seul/París 1938, vol. I, 74- 75)
LA
FE ES CORONADA POR EL AMOR Y LA PERSEVERANCIA
Hermanos
y amigos muy queridos: Consideradlo una y otra vez: Dios, al principio de los
tiempos, dispuso el cielo y la tierra y todo lo que existe, meditad luego por
qué y con qué finalidad creó de modo especial al hombre a su imagen y
semejanza.
Si
en este mundo, lleno de peligros y de miserias, no reconociéramos al Señor como
creador, de nada nos serviría haber nacido ni continuar aún vivos. Aunque por
la gracia de Dios hemos venido a este mundo y también por la gracia de Dios
hemos recibido el bautismo y hemos ingresado en la Iglesia, y, convertidos en
discípulos del Señor, llevamos un nombre glorioso, ¿de qué nos serviría un
nombre tan excelso, si no correspondiera a la realidad? Si así fuera, no
tendría sentido haber venido a este mundo y formar parte de la Iglesia; más
aún, esto equivaldría a traicionar al Señor y su gracia. Mejor sería no haber
nacido que recibir la gracia del Señor y pecar contra él.
Considerad
al agricultor cuando siembra en su campo: a su debido tiempo ara la tierra,
luego la abona con estiércol y, sometiéndose de buen grado al trabajo y al
calor, cultiva la valiosa semilla. Cuando llega el tiempo de la siega, si las
espigas están bien llenas, su corazón se alegra y salta de felicidad,
olvidándose del trabajo y del sudor. Pero si las espigas resultan vacías y no
encuentra en ellas más que paja y cáscara, el agricultor se acuerda del duro
trabajo y del sudor y abandona aquel campo en el que tanto había trabajado.
De
manera semejante el Señor hace de la tierra su campo, de nosotros, los hombres,
el arroz, de la gracia el abono, y por la encarnación y la redención nos riega
con su sangre, para que podamos crecer y llegar a la madurez. Cuando en el día
del juicio llegue el momento de la siega, el que haya madurado por la gracia se
alegrará en el reino de los cielos como hijo adoptivo de Dios, pero el que no
haya madurado se convertirá en enemigo, a pesar de que él también ya había sido
hijo adoptivo de Dios, y sufrirá el castigo eterno merecido.
Hermanos
muy amados, tened esto presente: Jesús, nuestro Señor, al bajar a este mundo,
soportó innumerables padecimientos, con su pasión fundó la santa Iglesia y la
hace crecer con los sufrimientos de los fieles. Por más que los poderes del
mundo la opriman y la ataquen, nunca podrán derrotarla. Después de la ascensión
de Jesús, desde el tiempo de los apóstoles hasta hoy, la Iglesia santa va
creciendo por todas partes en medio de tribulaciones.
También
ahora, durante cincuenta o sesenta años, desde que la santa Iglesia penetró en
nuestra Corea, los fieles han sufrido persecución, y aun hoy mismo la
persecución se recrudece, de tal manera que muchos compañeros en la fe, entre
los cuales yo mismo, están encarcelados, como también vosotros os halláis en
plena tribulación. Si todos formamos un solo cuerpo, ¿cómo no sentiremos una
profunda tristeza? ¿Cómo dejaremos de experimentar el dolor, tan humano, de la
separación?
No
obstante, como dice la Escritura, Dios se preocupa del más pequeño cabello de
nuestra cabeza y, con su omnisciencia, lo cuida; ¿cómo por tanto, esta gran
persecución podría ser considerada de otro modo que como una decisión del
Señor, o como un premio o castigo suyo?
Buscad,
pues, la voluntad de Dios y luchad de todo corazón por Jesús, el jefe
celestial, y venced al demonio de este mundo, que ha sido ya vencido por
Cristo.
Os
lo suplico: no olvidéis el amor fraterno, sino ayudaos mutuamente, y perseverad,
hasta que el Señor se compadezca de nosotros y haga cesar la tribulación.
Aquí
estamos veinte y, gracias a Dios, estamos todos bien. Si alguno es ejecutado,
os ruego que no os olvidéis de su familia. Me quedan muchas cosas por deciros,
pero, ¿cómo expresarlas por escrito? Doy fin a esta carta. Ahora que está ya
cerca el combate decisivo, os pido que os mantengáis en la fidelidad, para que,
finalmente, nos congratulemos juntos en el cielo. Recibid el beso de mi amor.
RESPONSORIO
Cf. 2Co 6. 9-10
R.
Éstos son los mártires que dieron testimonio de Cristo sin temor a las
amenazas, alabando al Señor. * La sangre de los mártires es semilla de
cristianos.
V.
Fueron tenidos por desconocidos, aunque eran conocidos de sobra; por
moribundos, aunque estaban bien vivos; por necesitados, aunque todo lo poseían.
R.
La sangre de los mártires es semilla de cristianos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh
Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de modo admirable,
llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo acrecentaste por la
gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés, Pablo y sus compañeros,
concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar también nosotros hasta la
muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno:
TESTIGOS DE LA SANGRE.
Testigos
de la sangre
con
sangre rubricada,
frutos
de amor cortados
al
golpe de la espada.
Testigos
del amor
en
sumisión callada,
canto
y cielo en los labios
al
golpe de la espada.
Testigos
del dolor
de
vida enamorada;
diario
placer de muerte
al
golpe de la espada.
Testigos
del cansancio
de
una vida inmolada
a
golpe de Evangelio
y
al golpe de la espada.
Demos
gracias al Padre
por
la sangre sagrada;
pidamos
ser sus mártires,
y
a cada madrugada
poder
morir la vida
al
golpe de la espada. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu
firme.
Salmo
50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad;
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado.
Pues
yo reconozco mi culpa,
tengo
siempre presente mi pecado:
contra
ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En
la sentencia tendrás razón,
en
el juicio brillará tu rectitud.
Mira,
que en la culpa nací,
pecador
me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y
en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame
con el hisopo: quedaré limpio;
lávame:
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme
oír el gozo y la alegría,
que
se alegren los huesos quebrantados.
Aparta
de mi pecado tu vista,
borra
en mí toda culpa.
¡Oh
Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso:
enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame
de la sangre, ¡oh Dios,
Dios,
Salvador mío!,
y
cantará mi lengua tu justicia.
Señor,
me abrirás los labios,
y
mi boca proclamará tu alabanza.
Los
sacrificios no te satisfacen;
si
te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado:
un
corazón quebrantado y humillado
tú
no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye
las murallas de Jerusalén:
entonces
aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas
y holocaustos,
sobre
tu altar se inmolarán novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant
2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Cántico:
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13, 10-15. 17-19
Anuncien
todos los pueblos sus maravillas
y
alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la
ciudad del Santo;
por
las obras de tus hijos te azotará,
pero
de nuevo se compadecerá
de
los hijos de los justos.
Confiesa
dignamente al Señor
y
bendice al Rey de los siglos,
para
que de nuevo sea en ti
edificado
su tabernáculo con alegría,
para
que alegre en ti a los cautivos
y
muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por
todas las generaciones y generaciones.
Brillarás
cual luz de lámpara
y
todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos
numerosos vendrán de lejos
al
nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo
ofrendas en sus manos,
ofrendas
para el rey del cielo.
Las
generaciones de las generaciones
exultarán
en ti.
Y
benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate
y salta de gozo por los hijos de los justos,
que
serán congregados,
y
al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos
los que te aman;
en
tu paz se alegrarán.
Dichosos
cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues
en ti se alegrarán
contemplando
toda tu gloria,
y
se regocijarán para siempre.
Bendice,
alma mía, a Dios, rey grande,
porque
Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será
reedificada,
con
piedras preciosas sus muros
y
con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Ant
3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de
todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros
consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de
Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Los justos viven eternamente.
R.
Los justos viven eternamente.
V.
Reciben de Dios su recompensa.
R.
Viven eternamente.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Los justos viven eternamente.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de
los cielos.
PRECES
Celebremos,
amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos
mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos
has comprado, Señor, con tu sangre.
Por
la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como
testimonio de la fe,
concédenos,
Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por
la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su
sangre,
concédenos,
Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por
la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos,
Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por
la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del
Cordero,
concédenos,
Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh
Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de modo admirable,
llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo acrecentaste por la
gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés, Pablo y sus compañeros,
concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar también nosotros hasta la
muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Rm 12, 17a. 19b-20a. 21
No
devolváis a nadie mal por mal. Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la
recompensa; palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre,
dale de comer; si tiene sed, dale de beber.» No te dejes vencer del mal, sino
vence el mal con el bien.
V.
La misericordia del Señor dura siempre.
R.
Su justicia para los que guardan su alianza.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz
por la salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las
faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Jn 3, 6
En
esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También
nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
V.
Dad gracias al Señor porque es bueno.
R.
Porque es eterna su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación
mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos
ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mi. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo
118, 161-168
Los
nobles me perseguían sin motivo,
pero
mi corazón respetaba tus palabras;
yo
me alegraba con tu promesa,
como
el que encuentra un rico botín;
detesto
y aborrezco la mentira,
y
amo tu voluntad.
Siete
veces al día te alabo
por
tus justos mandamientos;
mucha
paz tienen los que aman tus leyes,
y
nada los hace tropezar;
aguardo
tu salvación, Señor,
y
cumplo tus mandatos.
Mi
alma guarda tus preceptos
y
los ama intensamente;
guardo
tus decretos,
y
tú tienes presente mis caminos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant
2. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo
132 - FELICIDAD DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved
qué paz y qué alegría,
convivir
los hermanos unidos.
Es
ungüento precioso en la cabeza,
que
va bajando por la barba,
que
baja por la barba de Aarón,
hasta
la franja de su ornamento.
Es
rocío del Hermón, que va bajando
sobre
el monte Sión.
Porque
allí manda el Señor la bendición:
la
vida para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Ant
3. Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo
139, 1-9. 13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame,
Señor, del malvado,
guárdame
del hombre violento,
que
planean maldades en su corazón
y
todo el día provocan contiendas;
afilan
sus lenguas como serpientes,
con
veneno de víboras en los labios.
Defiéndeme,
Señor, de la mano perversa,
guárdame
de los hombres violentos,
que
preparan zancadillas a mis pasos.
Los
soberbios me esconden trampas;
los
perversos me tienden una red
y
por el camino me colocan lazos.
Pero
yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor,
atiende a mis gritos de socorro;
Señor
Dios, mi fuerte salvador,
que
cubres mi cabeza el día de la batalla.
Señor,
no le concedas sus deseos al malvado,
no
des éxito a sus proyectos.
Yo
sé que el Señor hace justicia al afligido
y
defiende el derecho del pobre.
Los
justos alabarán tu nombre,
los
honrados habitarán en tu presencia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
LECTURA
BREVE 1Jn 4, 9-11
En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su
Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo.
R.
Mira el rostro de tu Ungido.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido
el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESPÍRITUS SUBLIMES.
Espíritus
sublimes,
¡oh
mártires gloriosos!,
felices
moradores
de
la inmortal Sión,
rogad
por los que luchan
en
las batallas recias,
que
alcancen la victoria
y
eterno galardón.
¡Oh
mártires gloriosos
de
rojas vestiduras,
que
brillan con eternos
fulgores
ante Dios!
Con
vuestro riego crezca
de
Cristo la semilla,
y
el campo de las mieses
se
cubra ya en sazón. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo
144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré
tu nombre por siempre jamás.
Día
tras día te bendeciré
y
alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande
es el Señor, merece toda alabanza,
es
incalculable su grandeza;
una
generación pondera tus obras a la otra,
y
le cuenta tus hazañas.
Alaban
ellos la gloria de tu majestad,
y
yo repito tus maravillas;
encarecen
ellos tus temibles proezas,
y
yo narro tus grandes acciones;
difunden
la memoria de tu inmensa bondad,
y
aclaman tus victorias.
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento
a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus creaturas.
Que
todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que
te bendigan tus fieles;
que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas;
explicando
tus proezas a los hombres,
la
gloria y majestad de tu reinado.
Tu
reinado es un reinado perpetuo,
tu
gobierno va de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant
2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Salmo
144 II
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso
en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan.
Los
ojos de todos te están aguardando,
tú
les das la comida a su tiempo;
abres
tú la mano,
y
sacias de favores a todo viviente.
El
Señor es justo en todos sus caminos,
es
bondadoso en todas sus acciones;
cerca
está el Señor de los que lo invocan,
de
los que lo invocan sinceramente.
Satisface
los deseos de sus fieles,
escucha
sus gritos, y los salva.
El
Señor guarda a los que lo aman,
pero
destruye a los malvados.
Pronuncie
mi boca la alabanza del Señor,
todo
viviente bendiga su santo nombre
por
siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Ant
3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico:
CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes
y maravillosas son tus obras,
Señor,
Dios omnipotente,
justos
y verdaderos tus caminos,
¡oh
Rey de los siglos!
¿Quién
no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque
tú solo eres santo,
porque
vendrán todas las naciones
y
se postrarán en tu acatamiento,
porque
tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA
BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos
hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que,
cuándo se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre
de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de
Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
R.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
V.
Aclamadlo, los rectos de corazón.
R.
Y gozad con el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo; y,
porque lo amaron hasta derramar su sangre, reinan con el Señor eternamente.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo; y,
porque lo amaron hasta derramar su sangre, reinan con el Señor eternamente.
PRECES
En
esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al Padre su
propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires,
diciendo:
Te
glorificamos, Señor.
Te
damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos
amaste hasta el extremo.
Te
damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos y
les das parte en los premios de tu reino.
Te
damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el perdón
de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.
Te
damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe
durante el día que ahora termina.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Te
damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu
muerte.
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh
Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de modo admirable,
llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo acrecentaste por la
gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés, Pablo y sus compañeros,
concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar también nosotros hasta la
muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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