De la Feria. Salterio IV
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Si
antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
QUÉ HERMOSOS SON LOS PIES
¡Qué
hermosos son los pies
del
que anuncia la paz a sus hermanos!
¡Y
qué hermosas las manos
maduras
en el surco y en la mies!
Grita
lleno de gozo,
pregonero,
que traes noticias buenas:
se
rompen las cadenas,
y
el sol de Cristo brilla esplendoroso.
Grita
sin miedo, grita,
y
denuncia a mi pueblo sus pecados;
vivimos
engañados,
pues
la belleza humana se marchita.
Toda
yerba es fugaz,
la
flor del campo pierde sus colores;
levanta
sin temores,
pregonero,
tu voz dulce y tenaz.
Si
dejas los pedazos
de
tu alma enamorada en el sendero,
¡qué
dulces, mensajero,
qué
hermosos, que divinos son tus pasos! Amén.
SALMODIA
Ant
1. Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Salmo
54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios
mío, escucha mi oración,
no
te cierres a mi súplica;
hazme
caso y respóndeme,
me
agitan mis ansiedades.
Me
turba la voz del enemigo,
los
gritos del malvado:
descargan
sobre mí calamidades
y
me atacan con furia.
Se
estremece mi corazón,
me
sobrecoge un pavor mortal,
me
asalta el temor y el terror,
me
cubre el espanto,
y
pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para
volar y posarme!
Emigraría
lejos,
habitaría
en el desierto,
me
pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del
huracán que devora, Señor;
del
torrente de sus lenguas.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Ant
2. El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Salmo
54, 2-15. 17-24 II
Violencia
y discordia veo en la ciudad:
día
y noche hacen la ronda
sobre
las murallas;
en
su recinto, crimen e injusticia;
dentro
de ella, calamidades;
no
se apartan de su plaza
la
crueldad y el engaño.
Si
mi enemigo me injuriase,
lo
aguantaría;
si
mi adversario se alzase contra mí,
me
escondería de él;
pero
eres tú, mi compañero,
mi
amigo y confidente,
a
quien me unía una dulce intimidad:
juntos
íbamos entre el bullicio
por
la casa de Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Ant
3. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Salmo
54, 2-15. 17-24 III
Pero
yo invoco a Dios,
y
el Señor me salva:
Por
la tarde, en la mañana, al mediodía,
me
quejo gimiendo.
Dios
escucha mi voz:
su
paz rescata mi alma
de
la guerra que me hacen,
porque
son muchos contra mí.
Dios
me escucha, los humilla
el
que reina desde siempre,
porque
no quieren enmendarse
ni
temen a Dios.
Levantan
la mano contra su aliado,
violando
los pactos;
su
boca es más blanda que la manteca,
pero
desean la guerra;
sus
palabras son más suaves que el aceite,
pero
son puñales.
Encomienda
a Dios tus afanes,
que
él te sustentará;
no
permitirá jamás
que
el justo caiga.
Tú,
Dios mío, los harás bajar a ellos
a
la fosa profunda.
Los
traidores y sanguinarios
no
cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero
yo confío en ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
V.
Hijo mío, haz caso de mi sabiduría.
R.
Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta a los Efesios 3, 14-21
PABLO
PIDE QUE LOS FIELES CONOZCAN EL AMOR DE CRISTO
Hermanos:
Doblo las rodillas ante el Padre que da el apellido a toda familia en cielo y
tierra, pidiéndole que, mostrando la riqueza de su gloria, os refuerce y
robustezca interiormente con su Espíritu y así Cristo habite por la fe en lo
íntimo de vosotros.
Arraigados
y cimentados en el amor, tendréis vigor para comprender, con todos los
consagrados, lo que es anchura y largura, altura y profundidad; y para conocer,
aunque sobrepasa todo conocimiento, el amor que Cristo nos tiene, llenándoos de
la plenitud total de Dios.
A
aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o
pensamos, con la energía que obra en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y
en Cristo Jesús, en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
Ef 3, 20. 21; Ga 1, 4
R.
A aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o
pensamos, * a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las
generaciones por los siglos de los siglos.
V.
Jesucristo se entregó a sí mismo por nuestros pecados, según la voluntad de
nuestro Dios y Padre.
R.
A él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones por
los siglos de los siglos.
SEGUNDA
LECTURA
Del
Comentario de san Gregorio de Agrigento, obispo, sobre el Eclesiastés
(Libro
8, 6: PG 98, 1071-1074)
MI
CORAZÓN SE ALEGRA EN EL SEÑOR
Anda,
come tu pan con alegría y bebe tu vino con alegre corazón, que Dios está ya
contento con tus obras.
Si
queremos explicar estas palabras en su sentido obvio e inmediato, diremos con
razón que nos parece justa la exhortación del Eclesiastés, de que, llevando un
género de vida sencillo y adhiriéndonos a las enseñanzas de una fe recta para
con Dios, comamos nuestro pan con alegría y bebamos nuestro vino con alegre
corazón, evitando toda maldad en nuestras palabras y toda sinuosidad en nuestra
conducta, procurando, por el contrario, hacer objeto de nuestros pensamientos
todo aquello que es recto, y procurando, en cuanto nos sea posible, socorrer a
los necesitados con misericordia y liberalidad; es decir, entregándonos a
aquellos afanes y obras en que Dios se complace.
Pero
la interpretación mística nos eleva a consideraciones más altas y nos hace
pensar en aquel pan celestial y místico, que baja del cielo y da la vida al
mundo; y nos enseña asimismo a beber con alegre corazón el vino espiritual,
aquel que manó del costado del que es la vid verdadera, en el tiempo de su
pasión salvadora. Acerca de los cuales dice el Evangelio de nuestra salvación:
Jesús tomó pan, dio gracias, y dijo a sus santos discípulos y apóstoles: «Tomad
y comed, esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros para el perdón de
los pecados.» Del mismo modo, tomó el cáliz, y dijo: «Bebed todos de él, éste
es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva, que será derramada por vosotros
y por todos los hombres para el perdón de los pecados.» En efecto, los que
comen de este pan y beben de este vino se llenan verdaderamente de alegría y de
gozo y pueden exclamar: Has puesto alegría en nuestro corazón.
Además,
la Sabiduría divina en persona, Cristo, nuestro salvador, se refiere también,
creo yo, a este pan y este vino, cuando dice en el libro de los Proverbios:
Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado, indicando la
participación sacramental del que es la Palabra. Los que son dignos de esta
participación tienen en toda sazón sus ropas, es decir, las obras de la luz,
blancas como la luz, tal como dice el Señor en el Evangelio: Alumbre vuestra
luz a los hombres para que, viendo vuestras buenas obras, den gloria a vuestro
Padre celestial. Y tampoco faltará nunca sobre su cabeza el ungüento rebosante,
es decir, el Espíritu de la verdad, que los protegerá y los preservará de todo
pecado.
RESPONSORIO
Sal 15, 8-9. 5
R.
Con el Señor a mi derecha no vacilaré; * por eso sé me alegra el corazón, se
gozan mis entrañas.
V.
El Señor es mi heredad y mi copa.
R.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh
Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde el amor
de tu nombre en nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas
las cosas, consigamos tus promesas que superan todo deseo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno:
POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por
el dolor creyente que brota del pecado,
por
no haberte querido de todo corazón,
por
haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con
súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por
haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque
es como un desierto nevado mi oración;
porque
es como una hiedra sobre el árbol cortado
el
recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque
es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero
amargamente, lleno de flor después,
y
que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y
que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant
1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu
firme.
Salmo
50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad;
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado.
Pues
yo reconozco mi culpa,
tengo
siempre presente mi pecado:
contra
ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En
la sentencia tendrás razón,
en
el juicio brillará tu rectitud.
Mira,
que en la culpa nací,
pecador
me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y
en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame
con el hisopo: quedaré limpio;
lávame:
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme
oír el gozo y la alegría,
que
se alegren los huesos quebrantados.
Aparta
de mi pecado tu vista,
borra
en mí toda culpa.
¡Oh
Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso:
enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame
de la sangre, ¡oh Dios,
Dios,
Salvador mío!,
y
cantará mi lengua tu justicia.
Señor,
me abrirás los labios,
y
mi boca proclamará tu alabanza.
Los
sacrificios no te satisfacen;
si
te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado:
un
corazón quebrantado y humillado
tú
no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye
las murallas de Jerusalén:
entonces
aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas
y holocaustos,
sobre
tu altar se inmolarán novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant
2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Cántico:
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13, 10-15. 17-19
Anuncien
todos los pueblos sus maravillas
y
alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la
ciudad del Santo;
por
las obras de tus hijos te azotará,
pero
de nuevo se compadecerá
de
los hijos de los justos.
Confiesa
dignamente al Señor
y
bendice al Rey de los siglos,
para
que de nuevo sea en ti
edificado
su tabernáculo con alegría,
para
que alegre en ti a los cautivos
y
muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por
todas las generaciones y generaciones.
Brillarás
cual luz de lámpara
y
todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos
numerosos vendrán de lejos
al
nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo
ofrendas en sus manos,
ofrendas
para el rey del cielo.
Las
generaciones de las generaciones
exultarán
en ti.
Y
benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate
y salta de gozo por los hijos de los justos,
que
serán congregados,
y
al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos
los que te aman;
en
tu paz se alegrarán.
Dichosos
cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues
en ti se alegrarán
contemplando
toda tu gloria,
y
se regocijarán para siempre.
Bendice,
alma mía, a Dios, rey grande,
porque
Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será
reedificada,
con
piedras preciosas sus muros
y
con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.
Ant
3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA
BREVE Gal. 2, 19b-20
Estoy
crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi. Y,
mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V.
Desde el cielo me enviará la salvación.
R.
El Dios que hace tanto por mí.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de
lo alto.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de
lo alto.
PRECES
Confiados
en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha creado y redimido con la
sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha,
Señor, y ten piedad.
Dios
misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera santidad,
y
haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No
nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no
olvides tu alianza con nosotros.
Con
alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque
no hay confusión para los que en ti confían.
Tú
que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz
que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos
al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a seguir el camino de
tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y alcancemos la felicidad
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
2. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Rm 12, 17a. 19b-20a. 21
No
devolváis a nadie mal por mal. Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la
recompensa; palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre,
dale de comer; si tiene sed, dale de beber.» No te dejes vencer del mal, sino
vence el mal con el bien.
V.
La misericordia del Señor dura siempre.
R.
Su justicia para los que guardan su alianza.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz
por la salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las
faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
2. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Jn 3, 6
En
esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También
nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
V.
Dad gracias al Señor porque es bueno.
R.
Porque es eterna su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación
mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos
ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo
118, 161-168
Los
nobles me perseguían sin motivo,
pero
mi corazón respetaba tus palabras;
yo
me alegraba con tu promesa,
como
el que encuentra un rico botín;
detesto
y aborrezco la mentira,
y
amo tu voluntad.
Siete
veces al día te alabo
por
tus justos mandamientos;
mucha
paz tienen los que aman tus leyes,
y
nada los hace tropezar;
aguardo
tu salvación, Señor,
y
cumplo tus mandatos.
Mi
alma guarda tus preceptos
y
los ama intensamente;
guardo
tus decretos,
y
tú tienes presente mis caminos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mucha paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant
2. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo
132 - FELICIDAD DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved
qué paz y qué alegría,
convivir
los hermanos unidos.
Es
ungüento precioso en la cabeza,
que
va bajando por la barba,
que
baja por la barba de Aarón,
hasta
la franja de su ornamento.
Es
rocío del Hermón, que va bajando
sobre
el monte Sión.
Porque
allí manda el Señor la bendición:
la
vida para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Ant
2. Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo
139, 1-9. 13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame,
Señor, del malvado,
guárdame
del hombre violento,
que
planean maldades en su corazón
y
todo el día provocan contiendas;
afilan
sus lenguas como serpientes,
con
veneno de víboras en los labios.
Defiéndeme,
Señor, de la mano perversa,
guárdame
de los hombres violentos,
que
preparan zancadillas a mis pasos.
Los
soberbios me esconden trampas;
los
perversos me tienden una red
y
por el camino me colocan lazos.
Pero
yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor,
atiende a mis gritos de socorro;
Señor
Dios, mi fuerte salvador,
que
cubres mi cabeza el día de la batalla.
Señor,
no le concedas sus deseos al malvado,
no
des éxito a sus proyectos.
Yo
sé que el Señor hace justicia al afligido
y
defiende el derecho del pobre.
Los
justos alabarán tu nombre,
los
honrados habitarán en tu presencia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Defiéndeme de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
LECTURA
BREVE 1Jn 4, 9-11
En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su
Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo.
R.
Mira el rostro de tu Ungido.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido
el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres
la luz y siembras claridades,
eres
amor y siembras armonía
desde
tu eternidad de eternidades.
Por
tu roja frescura de alegría,
la
tierra se estremece de rocío,
Hijo
eterno del Padre y de María.
En
el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres
la luz total, fuego del fuego,
que
aplaca las pasiones y el hastío.
Entro
en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras
corre la vida paso a paso,
pongo
mis horas grises en tu brazo,
y
a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo
144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré
tu nombre por siempre jamás.
Día
tras día te bendeciré
y
alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande
es el Señor, merece toda alabanza,
es
incalculable su grandeza;
una
generación pondera tus obras a la otra,
y
le cuenta tus hazañas.
Alaban
ellos la gloria de tu majestad,
y
yo repito tus maravillas;
encarecen
ellos tus temibles proezas,
y
yo narro tus grandes acciones;
difunden
la memoria de tu inmensa bondad,
y
aclaman tus victorias.
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento
a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus creaturas.
Que
todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que
te bendigan tus fieles;
que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas;
explicando
tus proezas a los hombres,
la
gloria y majestad de tu reinado.
Tu
reinado es un reinado perpetuo,
tu
gobierno va de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant
2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Salmo
144 II
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso
en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan.
Los
ojos de todos te están aguardando,
tú
les das la comida a su tiempo;
abres
tú la mano,
y
sacias de favores a todo viviente.
El
Señor es justo en todos sus caminos,
es
bondadoso en todas sus acciones;
cerca
está el Señor de los que lo invocan,
de
los que lo invocan sinceramente.
Satisface
los deseos de sus fieles,
escucha
sus gritos, y los salva.
El
Señor guarda a los que lo aman,
pero
destruye a los malvados.
Pronuncie
mi boca la alabanza del Señor,
todo
viviente bendiga su santo nombre
por
siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te
invocan.
Ant
3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico:
CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes
y maravillosas son tus obras,
Señor,
Dios omnipotente,
justos
y verdaderos tus caminos,
¡oh
Rey de los siglos!
¿Quién
no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque
tú solo eres santo,
porque
vendrán todas las naciones
y
se postrarán en tu acatamiento,
porque
tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA
BREVE Rm 8,1-2
No
hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley del
espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V.
Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R.
Para llevarnos a Dios.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros
padres.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros
padres.
PRECES
Invoquemos
a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre, diciendo:
Confirma,
Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor
Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate
sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que
los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por
tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor,
a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta
de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú
que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no
apartes de nosotros tu misericordia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre
las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo
las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la salvación de
todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti como víctima
viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo
87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de
noche grito en tu presencia;
llegue
hasta ti mi súplica,
inclina
tu oído a mi clamor.
Porque
mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya
me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy
como un inválido.
Tengo
mi cama entre los muertos,
como
los caídos que yacen en el sepulcro,
de
los cuales ya no guardas memoria,
porque
fueron arrancados de tu mano.
Me
has colocado en lo hondo de la fosa,
en
las tinieblas del fondo;
tu
cólera pesa sobre mí,
me
echas encima todas tus olas.
Has
alejado de mí a mis conocidos,
me
has hecho repugnante para ellos:
encerrado,
no puedo salir,
y
los ojos se me nublan de pesar.
Todo
el día te estoy invocando,
tendiendo
las manos hacia ti.
¿Harás
tú maravillas por los muertos?
¿Se
alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o
tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se
conocen tus maravillas en la tiniebla
o
tu justicia en el país del olvido?
Pero
yo te pido auxilio,
por
la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por
qué, Señor, me rechazas
y
me escondes tu rostro?
Desde
niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó
sobre mí tu incendio,
tus
espantos me han consumido:
me
rodean como las aguas todo el día,
me
envuelven todos a una;
alejaste
de mí amigos y compañeros:
mi
compañía son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE Jr 14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS
Señor,
Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que
reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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