Del Común de un mártir. Salterio III.
SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE, presbítero y mártir. (MEMORIA)
Maximiliano María Kolbe nació cerca de Lodz (Polonia) el 8 de
enero de 1894. Ingresó en el seminario de los Hermanos Menores Conventuales en
1907, y el año 1918 fue ordenado sacerdote en Roma. Encendido en el amor a la
Madre de Dios fundó la asociación piadosa de la «Milicia de María Inmaculada»,
que propagó con entusiasmo. Misionero en el Japón, se esforzó por extender la
fe cristiana bajo el auspicio y patrocinio de la misma Virgen Inmaculada.
Vuelto a Polonia, habiendo sufrido grandes calamidades, en el mayor conflicto
de los pueblos, entregó su vida como holocausto de caridad por la libertad de
un desconocido condenado a muerte, el 14 de agosto de 1941, en el campo de
concentración de Auchwitz.
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TESTIGOS DE AMOR
Testigos
de amor
de
Cristo Señor,
mártires
santos.
Rosales
en flor
de
Cristo el olor,
mártires
santos.
Palabras
en luz
de
Cristo Jesús,
mártires
santos.
Corona
inmortal
del
Cristo total,
mártires
santos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor.
Salmo
88, 2-38 I - HIMNO AL DIOS FIEL A LAS PROMESAS HECHAS A DAVID
Cantaré
eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré
tu fidelidad por todas las edades.
Pues
dijiste: «Cimentado está por siempre mi amor,
asentada
más que el cielo mi lealtad.»
Sellé
una alianza con mi elegido,
jurando
a David, mi siervo:
«Te
fundaré un linaje perpetuo,
edificaré
tu trono para todas las edades.»
El
cielo proclama tus maravillas, Señor,
y
tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién
sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién
como el Señor entre los seres divinos?
Dios
es temible en el consejo de los ángeles,
es
grande y terrible para toda su corte.
Señor
de los ejércitos, ¿quién como tú?
El
poder y la fidelidad te rodean.
Tú
domeñas la soberbia del mar
y
amansas la hinchazón del oleaje;
tú
traspasaste y destrozaste a Rahab,
tu
brazo potente desbarató al enemigo.
Tuyo
es el cielo, tuya es la tierra;
tú
cimentaste el orbe y cuanto contiene;
tú
has creado el norte y el sur,
el
Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.
Tienes
un brazo poderoso:
fuerte
es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia
y derecho sostienen tu trono,
misericordia
y fidelidad te preceden.
Dichoso
el pueblo que sabe aclamarte:
caminará,
¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu
nombre es su gozo cada día,
tu
justicia es su orgullo.
Porque
tú eres su honor y su fuerza,
y
con tu favor realzas nuestro poder.
Porque
el Señor es nuestro escudo,
y
el Santo de Israel nuestro rey.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La misericordia y la fidelidad te preceden, Señor.
Ant
2. El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.
Salmo
88, 2-38 II
Un
día hablaste en visión a tus amigos:
«He
ceñido la corona a un héroe,
he
levantado a un soldado sobre el pueblo.»
Encontré
a David, mi siervo,
y
lo he ungido con óleo sagrado;
para
que mi mano esté siempre con él
y
mi brazo lo haga valeroso;
no
lo engañará el enemigo
ni
los malvados lo humillarán;
ante
él desharé a sus adversarios
y
heriré a los que lo odian.
Mi
fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por
mi nombre crecerá su poder:
extenderé
su izquierda hasta el mar,
y
su derecha hasta el Gran Río.
Él
me invocará: «Tú eres mi padre,
mi
Dios, mi Roca salvadora»;
y
yo lo nombraré mi primogénito,
excelso
entre los reyes de la tierra.
Le
mantendré eternamente mi favor,
y
mi alianza con él será estable;
le
daré una posteridad perpetua
y
un trono duradero como el cielo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.
Ant
3. Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.»
Salmo
88, 2-38 III
Si
sus hijos abandonan mi ley
y
no siguen mis mandamientos,
si
profanan mis preceptos
y
no guardan mis mandatos,
castigaré
con la vara sus pecados
y
a latigazos sus culpas;
pero
no les retiraré mi favor
ni
desmentiré mi fidelidad,
no
violaré mi alianza
ni
cambiaré mis promesas.
Una
vez juré por mi santidad
no
faltar a mi palabra con David:
«Su
linaje será perpetuo,
y
su trono como el sol en mi presencia,
como
la luna, que siempre permanece:
su
solio será más firme que el cielo.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juré una vez a David, mi siervo: «Tu linaje será perpetuo.»
V.
La explicación de tus palabras ilumina.
R.
Da inteligencia a los ignorantes.
PRIMERA
LECTURA
Del
segundo libro de los Reyes 6, 24-25. 32--7, 16
SAMARIA
ES LIBRADA MILAGROSAMENTE DEL ASEDIO
En
aquellos días, Benadad, rey de Siria, movilizó todo su ejército y cercó
Samaria. Hubo un hambre terrible en Samaria. El asedio fue tan duro, que un
asno llegó a valer ochenta pesos de plata, y un cuartillo de algarroba cinco
pesos de plata.
Eliseo
estaba sentado en su casa con los ancianos. El rey le envió un mensajero, pero
antes de que llegara, dijo Eliseo a los ancianos:
«¡Vais
a ver cómo ese asesino ha mandado uno a cortarme la cabeza! Mirad, cuando
llegue, atrancad la puerta y no lo dejéis pasar; detrás de él se oyen las
pisadas de su señor.»
Todavía
estaba hablando, cuando apareció el rey, que bajó hacia él y le dijo:
«Esta
desgracia nos la manda el Señor. ¿Qué puedo esperar de él?»
Eliseo
respondió:
«Oye
la palabra del Señor. Así dice el Señor: "Mañana a estas horas una fanega
de flor de harina valdrá un real, y dos fanegas de cebada un real, en el
mercado de Samaria."»
El
valido del rey, que ofrecía su brazo al soberano, le replicó:
«Suponiendo
que el Señor abriese las compuertas del cielo, ¿se cumpliría esa profecía?»
Eliseo
le respondió:
«¡Lo
verás con tus ojos, pero no lo comerás!»
Junto
a la entrada de la ciudad había cuatro hombres leprosos. Y se dijeron:
«¿Qué
hacemos aquí esperando la muerte? Si nos decidimos a entrar en la ciudad,
moriremos dentro, porque aprieta el hambre; y, si nos quedamos aquí, moriremos
lo mismo. ¡Venga, vamos a pasarnos a los sirios!
Si
nos dejan con vida, viviremos; y, si nos matan, nos mataron.»
Al
oscurecer se pusieron en camino hacia el campamento sirio. Llegaron a las
avanzadas del campamento, y allí no había nadie. Es que el Señor había hecho
oír al ejército sirio un fragor de carros y caballos, el fragor de un ejército
poderoso, y se habían dicho unos a otros: «El rey de Israel ha pagado a los
reyes hititas y a los egipcios para atacarnos.» Y así, al oscurecer,
abandonando tiendas, caballos, burros y el campamento tal como estaba,
emprendieron la fuga para salvar la vida. Los leprosos llegaron a las avanzadas
del campamento; entraron en una tienda, comieron y bebieron, se llevaron plata,
oro y ropa, y fueron a esconderlo. Luego volvieron, entraron en otra tienda, se
llevaron más cosas de allí y fueron a esconderlas. Pero comentaron:
«Estamos
haciendo algo que no está bien. Hoy es un día de alegría. Si nos callamos y
esperamos a que amanezca, resultaremos culpables. ¡Venga! Vamos al palacio a
avisar.»
Al
llegar, llamaron a los centinelas de la ciudad y les informaron:
«Hemos
ido al campamento sirio, y allí no hay nadie ni se oye a nadie; sólo caballos
atados, burros atados y las tiendas tal como estaban.»
Los
centinelas gritaron, transmitiendo la noticia al interior del palacio. El rey
se levantó de noche y comentó con sus ministros:
«Voy
a deciros lo que nos han organizado los sirios: como saben que pasamos hambre
se han ido del campamento a esconderse en descampado, pensando que cuando
salgamos nos cogerán vivos y entrarán en la ciudad.»
Entonces
uno de los ministros propuso:
«Que
cojan cinco caballos de los que quedan en la ciudad, y los mandamos a ver qué
pasa; total, si se salvan, serán como la tropa que todavía vive; si mueren,
serán como los que ya han muerto.»
Eligieron
dos jinetes, y el rey les mandó seguir al ejército sirio, encargándoles:
«Id
a ver qué pasa.»
Ellos
los siguieron hasta el Jordán: todo el camino estaba sembrado de ropa y
material abandonado por los sirios al huir a toda prisa. Volvieron a informar
al rey.
Y
entonces toda la gente salió a saquear el campamento sirio. Y una fanega de
flor de harina se pagó a un real, y dos de cebada a un real, como había dicho
el Señor.
RESPONSORIO
Cf. 2R 7, 2; cf. Mc 11, 23
R.
El valido del rey replicó a Eliseo: «¿Se cumplirá esa profecía?» Le respondió:
* «Lo verás con tus ojos.»
V.
Si alguno pide algo en la oración y, sin dudar en su corazón, cree que ha de
suceder lo que dice, yo os aseguro que eso sucederá.
R.
Lo verás con tus ojos.
SEGUNDA
LECTURA
De
las cartas de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir.
(Gli
scritti di Massimiliano Kolbe eroe di Oswiecim e beato della Chiesa, vol 1,
Cittá di Vita, Firenze 1975, pp 44-46. 113-114)
EL
IDEAL DE LA VIDA APOSTÓLICA ES LA SALVACIÓN Y SANTIFICACIÓN DE LAS ALMAS.
Me
llena de gozo, querido hermano, el celo que te anima en la propagación de la
gloria de Dios. En la actualidad se da una gravísima epidemia de indiferencia,
que afecta, aunque de modo diverso, no sólo a los laicos, sino también a los
religiosos. Con todo, Dios es digno de una gloria infinita. Siendo nosotros pobres
criaturas limitadas y, por tanto, incapaces de rendirle la gloria que él
merece, esforcémonos, al menos, por contribuir, en cuanto podamos, a rendirle
la mayor gloria posible.
La
gloria de Dios consiste en la salvación de las almas, que Cristo ha redimido
con el alto precio de su muerte en la cruz. La salvación y la santificación más
perfecta del mayor número de almas debe ser el ideal más sublime de nuestra
vida apostólica. Cuál sea el mejor camino para rendir a Dios la mayor gloria
posible y llevar a la santidad más perfecta el mayor número de almas, Dios
mismo lo conoce mejor que nosotros, porque él es omnisciente e infinitamente
sabio. Él, y sólo él, Dios omnisciente, sabe lo que debemos hacer en cada
momento para rendirle la mayor gloria posible. ¿Y cómo nos manifiesta Dios su
propia voluntad? Por medio de sus representantes en la tierra. La obediencia, y
sólo la santa obediencia, nos manifiesta con certeza la voluntad de Dios. Los
superiores pueden equivocarse, pero nosotros obedeciendo no nos equivocamos
nunca. Se da una excepción: cuando el superior manda algo que con toda claridad
y sin ninguna duda es pecado, aunque éste sea insignificante; porque en este
caso el superior no sería el representante de Dios.
Dios,
y solamente Dios infinito, infalible, santísimo y clemente, es nuestro Señor,
nuestro creador y Padre, principio y fin, sabiduría, poder y amor: todo. Todo
lo que no sea él vale en tanto en cuanto se refiere a él, creador de todo,
redentor de todos los hombres y fin último de toda la creación. Es él quien,
por medio de sus representantes aquí en la tierra, nos revela su admirable
voluntad, nos atrae hacia sí, y quiere por medio nuestro atraer al mayor número
posible de almas y unirlas a sí del modo más intimo y personal.
Querido
hermano, piensa qué grande es la dignidad de nuestra condición por la
misericordia de Dios. Por medio de la obediencia nosotros nos alzamos por
encima de nuestra pequeñez y podemos obrar conforme a la voluntad de Dios. Más
aún: adhiriéndonos así a la divina voluntad, a la que no puede resistir ninguna
criatura, nos hacemos más fuertes que todas ellas. Ésta es nuestra grandeza; y
no es todo: por medio de la obediencia nos convertimos en infinitamente
poderosos.
Éste
y sólo éste es el camino de la sabiduría y de la prudencia, y el modo de rendir
a Dios la mayor gloria posible. Si existiese un camino distinto y mejor, Jesús
nos lo hubiera indicado con sus palabras y su ejemplo. Los treinta años de su
vida escondida son descritos así por la sagrada Escritura: Y les estaba sujeto.
Igualmente, por lo que se refiere al resto de la vida toda de Jesús, leemos con
frecuencia en la misma sagrada Escritura que él había venido a la tierra para
cumplir la voluntad del Padre.
Amemos
sin límites a nuestro buen Padre: amor que se demuestra a través de la
obediencia y se ejercita sobre todo cuando nos pide el sacrificio de la propia
voluntad. El libro más bello y auténtico donde se puede aprender y profundizar
este amor es el Crucifijo. Y esto lo obtendremos mucho más fácilmente de Dios
por medio de la Inmaculada, porque a ella ha confiado Dios toda la economía de
la misericordia.
La
voluntad de María, no hay duda alguna, es la voluntad del mismo Dios. Nosotros,
por tanto, consagrándonos a ella, somos también como ella, en las manos de
Dios, instrumentos de su divina misericordia. Dejémonos guiar por María;
dejémonos llevar por ella, y estaremos bajo su dirección tranquilos y seguros:
ella se ocupará de todo y proveerá a todas nuestras necesidades, tanto del alma
como del cuerpo; ella misma removerá las dificultades y angustias nuestras.
RESPONSORIO
Ef 5, 1-2; 6, 6
R.
Sed imitadores de Dios, como hijos amados, y vivid en el amor como Cristo os
amó y se entregó por nosotros. * Como oblación y víctima de suave fragancia.
V.
Como esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios.
R.
Como oblación y víctima de suave fragancia.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh
Dios, que a san Maximiliano María, apóstol de la Inmaculada y ejemplo de
caridad hacia el prójimo, le infundiste un deseo ardiente de la salvación de
los hombres, concédenos, por su intercesión, poder trabajar generosamente por
tu gloria y por la salvación de los hombres hasta dar nuestra propia vida, como
lo hizo tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Himno:
PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA.
Palabra
del Señor ya rubricada
es
la vida del mártir, ofrecida
como
prueba fiel de que la espada
no
puede ya truncar la fe vivida.
Fuente
de fe y de luz es su memoria,
coraje
para el justo en la batalla
del
bien, de la verdad, siempre victoria
que,
en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio
es el dolor de cada día,
si
en Cristo y con amor es aceptado,
fuego
lento de amor que en la alegría
de
servir al Señor es consumado.
Concédenos,
oh Padre, sin medida,
y
tú, Señor Jesús crucificado,
el
fuego del Espíritu de vida
para
vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo
85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina
tu oído, Señor; escúchame,
que
soy un pobre desamparado;
protege
mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva
a tu siervo, que confía en ti.
Tú
eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que
a ti te estoy llamando todo el día;
alegra
el alma de tu siervo,
pues
levanto mi alma hacia ti;
porque
tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico
en misericordia con los que te invocan.
Señor,
escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica.
En
el día del peligro te llamo,
y
tú me escuchas.
No
tienes igual entre los dioses, Señor,
ni
hay obras como las tuyas.
Todos
los pueblos vendrán
a
postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán
tu nombre:
«Grande
eres tú, y haces maravillas;
tú
eres el único Dios.»
Enséñame,
Señor, tu camino,
para
que siga tu verdad;
mantén
mi corazón entero
en
el temor de tu nombre.
Te
alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré
gloria a tu nombre por siempre,
por
tu grande piedad para conmigo,
porque
me salvaste del abismo profundo.
Dios
mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una
banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin
tenerte en cuenta a ti.
Pero
tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento
a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame,
ten compasión de mí.
Da
fuerza a tu siervo,
salva
al hijo de tu esclava;
dame
una señal propicia,
que
la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque
tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant
2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico:
DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33,13-16
Los
lejanos, escuchad lo que he hecho;
los
cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen
en Sión los pecadores,
y
un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién
de nosotros habitará un fuego devorador,
quién
de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El
que procede con justicia y habla con rectitud
y
rehúsa el lucro de la opresión;
el
que sacude la mano rechazando el soborno
y
tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el
que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése
habitará en lo alto,
tendrá
su alcázar en un picacho rocoso,
con
abasto de pan y provisión de agua.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant
3. Aclamad al Rey y Señor.
Salmo
97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque
ha hecho maravillas:
su
diestra le ha dado la victoria,
su
santo brazo.
El
Señor da a conocer su victoria,
revela
a las naciones su justicia:
se
acordó de su misericordia y su fidelidad
en
favor de la casa de Israel.
Los
confines de la tierra han contemplado
la
victoria de nuestro Dios.
Aclama
al Señor, tierra entera;
gritad,
vitoread, tocad:
tocad
la cítara para el Señor,
suenen
los instrumentos:
con
clarines y al son de trompetas
aclamad
al Rey y Señor.
Retumbe
el mar y cuanto contiene,
la
tierra y cuantos la habitan;
aplaudan
los ríos, aclamen los montes
al
Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá
el orbe con justicia
y
los pueblos con rectitud.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad al Rey y Señor.
LECTURA
BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de
todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros
consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de
Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
R.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
V.
Él es mi salvación.
R.
Y mi energía.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El Señor es mi fuerza y mi energía.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí
la vida es Cristo, y una ganancia el morir.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí
la vida es Cristo, y una ganancia el morir.
PRECES
Celebremos,
amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos
mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:
Nos
has comprado, Señor, con tu sangre.
Por
la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como
testimonio de la fe,
concédenos,
Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por
la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su
sangre,
concédenos,
Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por
la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos,
Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por
la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del
Cordero,
concédenos,
Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Oh
Dios, que a san Maximiliano María, apóstol de la Inmaculada y ejemplo de
caridad hacia el prójimo, le infundiste un deseo ardiente de la salvación de
los hombres, concédenos, por su intercesión, poder trabajar generosamente por
tu gloria y por la salvación de los hombres hasta dar nuestra propia vida, como
lo hizo tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Llamé, y él me respondió.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Llamé, y él me respondió.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
2. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE 1Co 13, 4-7
El
amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no
presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva
cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin
límites.
V.
Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan.
R.
Y digan: «Grande es el Señor» los que desean tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en
medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este
mundo del hombre en que él se afana
tras
la felicidad que tanto ansía,
tú
lo vistes, Señor, de luz temprana
y
de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el
secreto más hondo de esta vida;
un
nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso
Señor de nuestra historia,
no
tardes en venir gloriosamente;
tu
luz resplandeciente y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
2. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Co 13,8-9, 13
El
amor no pasa nunca. El don de predicar se acabará. El don de lenguas
enmudecerá. El saber se acabará. Mi conocer es por ahora inmaduro; entonces
podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza,
el amor: éstas tres. La más grande es el amor.
V.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros.
R.
Como lo esperamos de ti.
ORACIÓN
OREMOS.
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos,
Señor, la firme voluntad,
compañera
y sostén de la virtud,
que
sabe en la fatiga hallar quietud
y
en medio de las sombras claridad:
La
que trueca en tesón la veleidad,
y
el ocio en perennal solicitud,
y
las ásperas fiebres en salud
y
los torpes engaños en verdad.
Y
así conseguirá mi corazón
que
los favores que a tu amor debí
le
ofrezcan algún fruto en galardón.
Y
aún tú, Señor, conseguirás así
que
no llegue a romper mi confusión
la
imagen tuya que pusiste en mi. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»,
dice el Señor.
Salmo
118, 105-112
Lámpara
es tu palabra para mis pasos,
luz
en mi sendero;
lo
juro y lo cumpliré:
guardaré
tus justos mandamientos;
¡estoy
tan afligido!
Señor,
dame vida según tu promesa.
Acepta,
Señor, los votos que pronuncio,
enséñame
tus mandatos;
mi
vida está siempre en peligro,
pero
no olvido tu voluntad;
los
malvados me tendieron un lazo,
pero
no me desvié de tus decretos.
Tus
preceptos son mi herencia perpetua,
la
alegría de mi corazón;
inclino
mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre
y cabalmente.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»,
dice el Señor.
Ant
2. Yo soy pobre y desdichado: Dios mío, socórreme.
Salmo
69 - DIOS MÍO, VEN EN MI AUXILIO
Dios
mío, dígnate librarme;
Señor,
date prisa en socorrerme.
Sufran
una derrota ignominiosa
los
que me persiguen a muerte;
vuelvan
la espalda afrentados
los
que traman mi daño;
que
se retiren avergonzados
los
que se ríen de mí.
Alégrense
y gocen contigo
todos
los que te buscan;
y
digan siempre: «Dios es grande»
los
que desean tu salvación.
Yo
soy pobre y desdichado:
Dios
mío, socórreme,
que
tú eres mi auxilio y mi liberación.
¡Señor,
no tardes!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo soy pobre y desdichado: Dios mío, socórreme.
Ant
2. No juzgará por apariencias, sino con justicia y equidad.
Salmo
74 - EL SEÑOR, JUEZ SUPREMO
Te
damos gracias, ¡oh Dios!, te damos gracias,
invocando
tu nombre, pregonando tus maravillas.
«Cuando
elija la ocasión,
yo
juzgaré rectamente.
Aunque
tiemble la tierra con sus habitantes,
yo
he afianzado sus columnas.»
Digo
a los jactanciosos: no os jactéis;
a
los malvados: no alcéis la testuz,
no
alcéis la testuz contra el cielo,
no
digáis insolencias contra la Roca.
La
justicia no vendrá
ni
del oriente ni del occidente,
ni
del desierto ni de los montes,
sólo
Dios gobierna:
a
uno humilla, a otro ensalza.
El
Señor tiene una copa en la mano,
un
vaso lleno de vino drogado:
lo
da a beber hasta las heces
a
todos los malvados de la tierra.
Y
yo siempre proclamaré su grandeza,
y
tañeré para el Dios de Jacob:
derribaré
el poder de los malvados,
y
se alzará el poder del justo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No juzgará por apariencias, sino con justicia y equidad.
LECTURA
BREVE Col 3, 14-15
Por
encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que
la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido
convocados, en un solo cuerpo.
V.
Los sufridos poseen la tierra.
R.
Y disfrutan de paz abundante.
ORACIÓN
OREMOS.
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la
cruz: haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL CIELO SE MARAVILLA
El
cielo se maravilla,
Virgen,
viendo como a vos
junto
a sí os ha dado Dios
la
más eminente silla.
Sobre
los altos confines
del
más levantado cielo
subisteis,
Virgen, del suelo
en
hombros de serafines.
Y
mucho se maravilla
el
cielo de ver que a vos
junto
a sí os ha dado Dios
la
más eminente silla.
¡Oh
Dios, quién supiera ahora
significar
la alegría
que
todo el cielo tendría
con
su nueva emperadora!
Ángeles
podrán decilla,
Virgen,
y lo que con vos
hizo
vuestro hijo y Dios
cuando
os dio tan alta silla. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Subió Cristo al cielo y preparó una mansión de inmortalidad a su Madre
purísima. Aleluya.
Salmo
112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre:
de
la salida del sol hasta su ocaso,
alabado
sea el nombre del Señor.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar
al
cielo y a la tierra?
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo;
a
la estéril le da un puesto en la casa,
como
madre feliz de hijos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Subió Cristo al cielo y preparó una mansión de inmortalidad a su Madre purísima.
Aleluya.
Ant
2. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María
Virgen han sido abiertas de nuevo. Aleluya.
Salmo
147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz;
manda
la nieve como lana,
esparce
la escarcha como ceniza;
hace
caer el hielo como migajas
y
con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla
su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen
han sido abiertas de nuevo. Aleluya.
Ant
3. La Virgen María ha sido glorificada por encima de todos los ángeles y
santos; venid, pues, y alabemos a Cristo, el rey cuyo reino no tendrá fin.
Cántico:
EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito
sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La Virgen María ha sido glorificada por encima de todos los ángeles y santos;
venid, pues, y alabemos a Cristo, el rey cuyo reino no tendrá fin.
LECTURA
BREVE Rm 8, 30
A
los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
RESPONSORIO
BREVE
V.
María ha sido elevada al cielo, los ángeles se alegran.
R.
María ha sido elevada al cielo, los ángeles se alegran.
V.
Y, llenos de gozo, alaban al Señor.
R.
Los ángeles se alegran.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
María ha sido elevada al cielo, los ángeles se alegran.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Me felicitarán todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras
grandes por mí. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me felicitarán todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras
grandes por mí. Aleluya.
PRECES
Proclamemos
las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Mira
a la llena de gracia y escúchanos.
Señor,
Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada
Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz
que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú
que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos,
consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
y
a todos abundancia de salud y de paz.
Tú
que hiciste de María la llena de gracia,
concede
la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz,
Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y
que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de
Jesús.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que coronaste a María como reina del cielo,
haz
que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando
en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme
también de bienes al mundo hambriento:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios todopoderoso, tú que, mirando complacido la profunda humildad de la siempre
Virgen María, la elevaste a la excelsa dignidad de ser madre de tu Hijo hecho
hombre y, en este día, la coronaste de gloria y de honor, concédenos, por su
intercesión, que, ya que como María tenemos parte en tu redención, alcancemos,
también como ella, la gloria del reino de los cielos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo,
Señor de la noche,
que
disipas las tinieblas:
mientras
los cuerpos reposan,
se
tú nuestro centinela.
Después
de tanta fatiga,
después
de tanta dureza,
acógenos
en tus brazos
y
danos noche serena.
Si
nuestros ojos se duermen,
que
el alma esté siempre en vela;
en
paz cierra nuestros párpados
para
que cesen las penas.
Y
que al despuntar el alba,
otra
vez con fuerzas nuevas,
te
demos gracias, oh Cristo,
por
la vida que comienza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS
Visita,
Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos
ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca
siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario