De la feria. I vísperas del domingo XVII
OFICIO DE LECTURA
Si
el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO
A
caminar sin ti, Señor, no atino;
tu
palabra de fuego es mi sendero;
me
encontraste cansado y prisionero
del
desierto, del cardo y del espino.
Descansa
aquí conmigo del camino,
que
en Emaús hay trigo en el granero,
hay
un poco de vino y un alero
que
cobije tu sueño, Peregrino.
Yo
contigo, Señor, herido y ciego;
tú
conmigo, Señor, enfebrecido,
el
aire quieto, el corazón en fuego.
Y
en diálogo sediento y torturado
se
encontrarán en un solo latido,
cara
a cara, tu amor y mi pecado. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.
Salmo
49 I - LA VERDADERA RELIGIOSIDAD
El
Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca
la tierra de oriente a occidente.
Desde
Sión, la hermosa, Dios resplandece:
viene
nuestro Dios, y no callará.
Lo
precede fuego voraz,
lo
rodea tempestad violenta.
Desde
lo alto convoca cielo y tierra,
para
juzgar a su pueblo:
«Congregadme
a mis fieles,
que
sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame
el cielo su justicia;
Dios
en persona va a juzgar.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.
Ant.
2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Salmo
49 II
«Escucha,
pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel,
voy a dar testimonio contra ti;
-yo,
el Señor, tu Dios-.
No
te reprocho tus sacrificios,
pues
siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero
no aceptaré un becerro de tu casa,
ni
un cabrito de tus rebaños;
pues
las fieras de la selva son mías,
y
hay miles de bestias en mis montes;
conozco
todos los pájaros del cielo,
tengo
a mano cuanto se agita en los campos.
Si
tuviera hambre, no te lo diría;
pues
el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré
yo carne de toros,
beberé
sangre de cabritos?
Ofrece
a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple
tus votos al Altísimo
e
invócame el día del peligro:
yo
te libraré, y tú me darás gloria.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Invócame el día del peligro y yo te libraré.
Ant.
3. El sacrificio de acción de gracias me honra.
Salmo
49 III
Dios
dice al pecador:
«¿Por
qué recitas mis preceptos
y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú
que detestas mi enseñanza
y
te echas a la espalda mis mandatos?
Cuando
ves un ladrón, corres con él;
te
mezclas con los adúlteros;
sueltas
tu lengua para el mal,
tu
boca urde el engaño;
te
sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras
al hijo de tu madre;
esto
haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees
que soy como tú?
Te
acusaré, te lo echaré en cara.»
Atención
los que olvidáis a Dios,
no
sea que os destroce sin remedio.
El
que me ofrece acción de gracias,
ése
me honra;
al
que sigue buen camino
le
haré ver la salvación de Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
El sacrificio de acción de gracias me honra.
V.
No dejamos de orar y pedir por vosotros.
R.
Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.
PRIMERA
LECTURA
Del
primer libro de los Reyes 8, 1-21
SOLEMNE
DEDICACIÓN DEL TEMPLO
En
aquellos días, congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén para
hacer subir el arca de la alianza del Señor desde la ciudad de David, que es
Sión. Se reunieron junto al rey Salomón todos los hombres de Israel, en el mes
de Etanim (que es el mes séptimo), en la fiesta, y los sacerdotes llevaron el
arca, y el tabernáculo de reunión, con todos los objetos sagrados que había en
el tabernáculo.
El
rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel, reunida con él ante el
arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes
llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín de la casa del
Señor, al Santo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían
las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los varales por encima
(los varales eran lo bastante largos como para que se viera el remate desde la
nave, delante del camarín, pero no desde fuera). En el arca sólo había las dos
tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con
los israelitas, al salir de Egipto; y allí se conservan actualmente.
Al
salir los sacerdotes del Santo, la nube llenó la casa del Señor. Y los
sacerdotes no pudieron continuar en el servicio a causa de la nube, porque la
gloria del Señor llenaba la casa del Señor. Entonces Salomón dijo:
«El
Señor quiere habitar en densa nube. He querido erigirte una morada, un lugar
donde habites para siempre.»
Luego,
se volvió para bendecir a toda la asamblea de Israel (toda la asamblea de
Israel estaba en pie), y dijo:
«¡Bendito
sea el Señor, Dios de Israel!, que a mi padre, David, con la boca se lo
prometió, y con la mano se lo cumplió: "Desde el día que saqué de Egipto a
mi pueblo, Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel, para
hacerme una casa donde residiera mi Nombre, sino que elegí a David para que
estuviese al frente de mi pueblo, Israel."
Mi
padre, David, pensó edificar una casa en honor del Señor, Dios de Israel, y el
Señor le dijo: "Ése proyecto que tienes de construir una casa en mi honor,
haces bien en tenerlo: sólo que tú no construirás esa casa, sino que un hijo de
tus entrañas será quien construya esa casa en mi honor." El Señor ha
cumplido la promesa que hizo: yo he sucedido en el trono de Israel a mi padre,
David, como lo prometió el Señor, y he construida esta casa en honor del Señor,
Dios de Israel. Y en ella he fijado un sitio para el arca donde se conserva la
alianza que el Señor pactó con nuestros padres cuando los sacó de Egipto.»
RESPONSORIO
Sb 9, 7. 8. 4; 2Cro 6, 18. 19
R.
Tú, Señor, me has escogido como rey de tu pueblo y me encargaste construirte un
templo en tu monte santo; * dame la sabiduría asistente de tu trono y no me
excluyas del número de tus siervos.
V.
Sino cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo
que te he construido! Vuelve tu rostro a la oración de tu siervo, escucha el
clamor que te dirige tu siervo.
R.
Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus
siervos.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.
(Salmo
48, 14-15: CSEL 64, 368-370)
CRISTO
RECONCILIÓ AL MUNDO CON DIOS POR SU SANGRE
Si
Cristo reconcilió al mundo con Dios, él ciertamente no tenía necesidad de
reconciliación. ¿Por qué pecado propio tenía que satisfacer, él, que no conoció
en absoluto el pecado? Cuando los judíos le pedían la didracma que, según
mandaba la ley, se ofrecía por el
pecado,
dijo a Pedro: «Simón, los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran impuestos y
tributos? ¿De sus propios hijos o de los extraños?» Y habiéndole respondido que
de los extraños, añadió Jesús: «Por lo tanto, los hijos están libres de
impuestos. Mas para no darles motivo de escándalo, vete al mar y echa el anzuelo;
tomas en tus manos el primer pez que caiga y le abres la boca; hallarás una
estatera; tómala y págales por mí y por ti.»
Con
este hecho demostró que no tenía que satisfacer por sus propios pecados, ya que
él no era esclavo del pecado, sino que, como Hijo de Dios, estaba libre de todo
error. El Hijo, en efecto, libera, pero el siervo está sujeto al pecado. Por
tanto, el Hijo estaba libre de todo pecado y no tenía por qué dar un precio por
su rescate, él, cuya sangre era precio suficiente para rescatar al mundo entero
de todos sus pecados. Es natural que libre a los demás el que no tiene por su
parte deuda alguna.
Digo
más. No sólo Cristo no tenía que pagar precio alguno por su rescate ni ofrecer
satisfacción alguna por sus pecados, sino que además podemos entender esto
aplicado a cada uno de los hombres, en el sentido de que ninguno de ellos debe
una satisfacción por sí mismo; pues Cristo satisfizo por todos y los rescató a
todos.
¿Qué
hombre puede haber ya, cuya sangre sea idónea para su propio rescate, después
que Cristo ha derramado la suya propia por el rescate de todos? ¿Hay alguien
cuya sangre pueda compararse a la de Cristo? ¿O es que hay algún hombre capaz
de ofrecer por sí mismo una satisfacción superior a la que ofreció Cristo en su
persona, siendo así que él solo reconcilió al mundo con Dios por su sangre?
¿Qué víctima puede haber mayor? ¿O qué sacrificio más excelente? ¿O qué mejor
abogado que aquel que se hizo propiciación por los pecados de todos y que dio
su vida en rescate nuestro?
Lo
que se exige, pues, no es la satisfacción o el rescate que pudiera ofrecer cada
uno, ya que la sangre de Cristo es el precio de todos, pues con ella nos
rescató el Señor Jesús, reconciliándonos él solo con el Padre; y se cansó hasta
el fin, ya que cargó sobre sí nuestro propio cansancio, diciendo: Venid a mí
todos los que andáis rendidos, que yo os daré descanso.
RESPONSORIO
Cf. Col 1, 21-22; Rm 3, 25
R.
A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por las
obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo
mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
V.
Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su propia
sangre y mediante la fe.
R.
Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
ORACIÓN.
OREMOS,
Mira
con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu gracia sobre
nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor, perseveremos
en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Señor, abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant.
Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Himno:
DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO
Dador
de luz espléndido,
A
cuya luz serena,
Pasada
ya la noche,
El
día se despliega.
Mensajero
de luz
que
de luz centellea,
no
es del alba el lucero:
eres
tú, Luz de veras,
más
brillante que el sol,
todo
luz y pureza;
enciende
nuestro pecho,
alumbra
el alma nuestra.
Ven,
Autor de la vida,
prez
de la luz paterna,
sin
cuya gracia el cuerpo
se
sobresalta y tiembla.
A
Cristo, rey piadoso,
y
al Padre gloria eterna,
y
por todos los siglos
al
Espíritu sea. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu
misericordia.
Salmo
91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS
HOMBRES.
Es
bueno dar gracias al Señor
y
tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar
por la mañana tu misericordia
y
de noche tu fidelidad,
con
arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre
arpegios de cítaras.
Tus
acciones, Señor, son mi alegría,
y
mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué
magníficas son tus obras, Señor,
qué
profundos tus designios!
El
ignorante no los entiende
ni
el necio se da cuenta.
Aunque
germinen como hierba los malvados
y
florezcan los malhechores,
serán
destruidos para siempre.
Tú,
en cambio, Señor,
eres
excelso por los siglos.
Porque
tus enemigos, Señor, perecerán,
los
malhechores serán dispersados;
pero
a mí me das la fuerza de un búfalo
y
me unges con aceite nuevo.
Mis
ojos no temerán a mis enemigos,
mis
oídos escucharán su derrota.
El
justo crecerá como una palmera
y
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado
en la casa del Señor,
crecerá
en los atrios de nuestro Dios;
en
la vejez seguirá dando fruto
y
estará lozano y frondoso,
para
proclamar que el Señor es justo,
que
en mi Roca no existe la maldad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu
misericordia.
Ant.
2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico:
DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os
recogeré de entre las naciones,
os
reuniré de todos los países,
y
os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré
sobre vosotros un agua pura
que
os purificará:
de
todas vuestras inmundicias e idolatrías
os
he de purificar;
y
os daré un corazón nuevo,
y
os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré
de vuestra carne el corazón de piedra,
y
os daré un corazón de carne.
Os
infundiré mi espíritu,
y
haré que caminéis según mis preceptos,
y
que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y
habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros
seréis mi pueblo
y
yo seré vuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant.
3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo
8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Ensalzaste
tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho
has
sacado una alabanza contra tus enemigos,
para
reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus manos;
la
luna y las estrellas que has creado,
¿qué
es el hombre, para que te acuerdes de él;
el
ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo
coronaste de gloria y dignidad,
le
diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo
lo sometiste bajo sus pies:
rebaños
de ovejas y toros,
y
hasta las bestias del campo,
las
aves del cielo, los peces del mar,
que
trazan sendas por las aguas.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA
BREVE 2 Pe 3, 13-15a
Nosotros
conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los
que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras esperáis estos
acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os encuentre en paz, sin
mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera de nuestro Señor como
una oportunidad para alcanzar la salud.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R.
Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V.
Mi lengua recitará tu auxilio.
R.
Cuando salmodie para ti.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos
a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo, y supliquémosle
diciendo:
Escúchanos,
Señor.
Señor,
Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz
que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que
vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que
tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz
que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para
que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos
de los engaños y seducciones del mal,
y
presérvanos de todo pecado.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres.
Contentos
por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:
Padre
nuestro...
ORACIÓN
Dios
todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al volver a comenzar un
nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y disipes así
las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.
Salmo
118, 169-176
Que
llegue mi clamor a tu Presencia,
Señor,
con tus palabras dame inteligencia;
que
mi súplica entre en tu presencia,
líbrame
según tu promesa;
de
mis labios brota la alabanza,
porque
me enseñaste tus leyes.
Mi
lengua canta tu fidelidad,
porque
todos tus preceptos son justos;
que
tu mano me auxilie,
ya
que prefiero tus decretos;
ansío
tu salvación, Señor;
tu
voluntad es mi delicia.
Que
mi alma viva para alabarte,
que
tus mandamientos me auxilien;
me
extravié como oveja perdida:
busca
a tu siervo, que no olvida tus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Que tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus decretos.
Ant.
2. Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Salmo
44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me
brota del corazón un poema bello,
recito
mis versos a un rey;
mi
lengua es ágil pluma de escribano.
Eres
el más bello de los hombres,
en
tus labios se derrama la gracia,
el
Señor te bendice eternamente.
Cíñete
al flanco la espada, valiente:
es
tu gala y tu orgullo;
cabalga
victorioso por la verdad y la justicia,
tu
diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus
flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se
acobardan los enemigos del rey.
Tu
trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro
de rectitud es tu cetro real;
has
amado la justicia y odiado la impiedad:
por
eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con
aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A
mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde
los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas
de reyes salen a tu encuentro,
de
pie a tu derecha está la reina
enjoyada
con oro de Ofir.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre.
Ant.
3. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su
esposo.
Salmo
44 II
Escucha,
hija, mira: inclina el oído,
olvida
tu pueblo y la casa paterna:
prendado
está el rey de tu belleza,
póstrate
ante él, que él es tu señor.
La
ciudad de Tiro viene con regalos,
los
pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya
entra la princesa, bellísima,
vestida
de perlas y brocado;
la
llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la
siguen sus compañeras:
las
traen entre alegría y algazara,
van
entrando en el palacio real.
«A
cambio de tus padres tendrás hijos,
que
nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero
hacer memorable tu nombre
por
generaciones y generaciones,
y
los pueblos te alabarán
por
los siglos de los siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
LECTURA
BREVE Dn 6, 26b-27
Teman
y tiemblen ante Dios: Él es el Dios vivo que subsiste por siempre, su reino no
será destruido y su imperio durará hasta el fin. El que salva y libera obra
señales y milagros.
V.
Rendíos, reconoced que yo soy Dios.
R.
Más alto que los pueblos, más alto que la tierra.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres
de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
Te
está cantando el martillo
y
rueda en tu honor la rueda.
Puede
que la luz no pueda
librar
del humo su brillo.
¡Qué
sudoroso y sencillo
te
pones a mediodía,
Dios
de esta dura porfía
de
estar sin pausa creando,
y
verte necesitando
del
hombre más cada día!
Quién
diga que Dios ha muerto
que
salga a la luz y vea
si
el mundo es o no tarea
de
un Dios que sigue despierto.
Ya
no es su sitio el desierto
ni
en la montaña se esconde;
decid,
si preguntan dónde,
que
Dios está -sin mortaja-
en
donde un hombre trabaja
y
un corazón le responde. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant.
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant.
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Rm 15, 5-7
El
Dios que es fuente de esa paciencia y de ese ánimo os conceda tener un mismo
sentir entre vosotros según la mente de Cristo Jesús. Así con un mismo corazón
y una misma boca daréis gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por
eso acogeos amigablemente unos a otros, como Cristo os acogió para gloria de
Dios.
V.
El Señor ama a su pueblo.
R.
Y adorna con la victoria a los humildes.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti
sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant.
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant.
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Flp 4, 8. 9b
Todo
lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es
virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Y el Dios de la paz estará con
vosotros.
V.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey.
R.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante
toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
Oración de la tarde
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los
pueblos que marchan y luchan
con
firme tesón
aclamen
al Dios de la vida.
Cantemos
hosanna que viene el Señor.
Agiten
laureles y olivos,
es
Pascua de Dios,
mayores
y niños repitan:
«Cantemos
hosanna que viene el Señor.»
Jesús
victorioso y presente
ofrece
su don
a
todos los justos del mundo.
Cantemos
hosanna que viene el Señor.
Resuenen
en todo camino
de
paz y de amor
alegres
canciones que digan:
«Cantemos
hosanna que viene el Señor.»
Que
Dios, Padre nuestro amoroso,
el
Hijo y su Don
a
todos protejan y acojan.
Cantemos
hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Salmo
140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor,
te estoy llamando, ven de prisa,
escucha
mi voz cuando te llamo.
Suba
mi oración como incienso en tu presencia,
el
alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca,
Señor, una guardia en mi boca,
un
centinela a la puerta de mis labios;
no
dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a
cometer crímenes y delitos;
ni
que con los hombres malvados
participe
en banquetes.
Que
el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero
que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo
opondré mi oración a su malicia.
Sus
jefes cayeron despeñados,
aunque
escucharon mis palabras amables;
como
una piedra de molino, rota por tierra,
están
esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor,
mis ojos están vueltos a ti,
en
ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame
del lazo que me han tendido,
de
la trampa de los malhechores.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Ant.
2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Salmo
141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A
voz en grito clamo al Señor,
a
voz en grito suplico al Señor;
desahogo
ante él mis afanes,
expongo
ante él mi angustia,
mientras
me va faltando el aliento.
Pero
tú conoces mis senderos,
y
que en el camino por donde avanzo
me
han escondido una trampa.
Me
vuelvo a la derecha y miro:
nadie
me hace caso;
no
tengo adónde huir,
nadie
mira por mi vida.
A
ti grito, Señor;
te
digo: «Tú eres mi refugio
y
mi heredad en el país de la vida.»
Atiende
a mis clamores,
que
estoy agotado;
líbrame
de mis perseguidores,
que
son más fuertes que yo.
Sácame
de la prisión,
y
daré gracias a tu nombre:
me
rodearán los justos
cuando
me devuelvas tu favor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Ant.
3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos
de los siglos.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no
hizo alarde de su categoría de Dios,
al
contrario, se anonadó a sí mismo,
y
tomó la condición de esclavo,
pasando
por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y
una muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y
le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en
el cielo, en la tierra, en el abismo
y
toda lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de
los siglos.
LECTURA
BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué
abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus
juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del
Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le
devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cuantas son tus obras, Señor.
R.
Cuantas son tus obras, Señor.
V.
Y todas las hiciste con sabiduría.
R.
Tus obras, Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cuantas son tus obras, Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Estaba Jesús un día haciendo oración y, después que terminó, uno de sus
discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar.»
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Estaba Jesús un día haciendo oración y, después que terminó, uno de sus
discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar.»
PRECES
Glorifiquemos
a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y supliquémosle diciendo:
Escucha
a tu pueblo, Señor.
Padre
todopoderoso, haz que abunde en la tierra la justicia
y
que tu pueblo se alegre en la paz.
Que
todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y
que el pueblo judío sea salvado.
Que
los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y
que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa,
Señor, a nuestros bienhechores
y
concédeles la vida eterna.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres.
Acoge
con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la guerra
y
dales el descanso eterno.
Movidos
por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACIÓN
Oh
Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo;
aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu
dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas
alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant.
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTÍFONA
FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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