De la Solemnidad.
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. (SOLEMNIDAD)
La devoción al Corazón de Jesús existió ya en los primeros
tiempos de la Iglesia, pero en el siglo diecisiete, Nuestro Señor Jesucristo se
apareció a Santa Margarita María de Alacoque, en Paray-le-Monial, Francia,
solicitando, que se le venerase. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor,
coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del
interior de su corazón, salía una cruz, entre tanto le dijo: «He aquí el
Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los
hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este
sacramento de amor.»
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
POR LA LANZA EN SU COSTADO
Por
la lanza en su costado
brotó
el río de pureza,
para
lavar la bajeza
a
que nos bajó el pecado.
Cristo,
herida y manantial,
tu
muerte nos da la vida,
que
es gracia de sangre nacida
en
tu fuente bautismal.
Sangre
y agua del abismo
de
un corazón en tormento:
Un
Jordán de sacramento
nos
baña con el bautismo.
y
mientras dura la cruz
y
en ella el Crucificado,
bajará
de su costado
un
río de gracia y de luz.
El
Padre nos da la vida,
el
Espíritu el amor,
y
Jesucristo, el Señor,
nos
da la gracia perdida. Amén.
SALMODIA
Ant
1. En ti está la fuente viva; tú nos das a beber del torrente de tus delicias.
Salmo
35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El
malvado escucha en su interior
un
oráculo del pecado:
«No
tengo miedo a Dios,
ni
en su presencia.»
Porque
se hace la ilusión de que su culpa
no
será descubierta ni aborrecida.
Las
palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia
a ser sensato y a obrar bien;
acostado
medita el crimen,
se
obstina en el mal camino,
no
rechaza la maldad.
Señor,
tu misericordia llega al cielo,
tu
fidelidad hasta las nubes,
tu
justicia hasta las altas cordilleras;
tus
sentencias son como el océano inmenso.
Tú
socorres a hombres y animales;
¡qué
inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los
humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se
nutren de lo sabroso de tu casa,
les
das a beber del torrente de tus delicias,
porque
en ti está la fuente viva
y
tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga
tu misericordia con los que te reconocen,
tu
justicia con los rectos de corazón;
que
no me pisotee el pie del soberbio,
que
no me eche fuera la mano del malvado.
Han
fracasado los malhechores;
derribados,
no se pueden levantar.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En ti está la fuente viva; tú nos das a beber del torrente de tus delicias.
Ant
2. Cuando esté con el corazón abatido, llévame a una roca inaccesible.
Salmo
60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Dios
mío, escucha mi clamor,
atiende
a mi súplica;
te
invoco desde el confín de la tierra
con
el corazón abatido:
llévame
a una roca inaccesible,
porque
tú eres mi refugio
y
mi bastión contra el enemigo.
Habitaré
siempre en tu morada,
refugiado
al amparo de tus alas;
porque
tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y
me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade
días a los días del rey,
que
sus años alcancen varias generaciones;
que
reine siempre en presencia de Dios,
que
tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo
tañeré siempre en tu honor,
e
iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cuando esté con el corazón abatido, llévame a una roca inaccesible.
Ant
3. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Salmo
97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque
ha hecho maravillas:
su
diestra le ha dado la victoria,
su
santo brazo.
El
Señor da a conocer su victoria,
revela
a las naciones su justicia:
se
acordó de su misericordia y su fidelidad
en
favor de la casa de Israel.
Los
confines de la tierra han contemplado
la
victoria de nuestro Dios.
Aclama
al Señor, tierra entera;
gritad,
vitoread, tocad:
tocad
la cítara para el Señor,
suenen
los instrumentos:
con
clarines y al son de trompetas
aclamad
al Rey y Señor.
Retumbe
el mar y cuanto contiene,
la
tierra y cuantos la habitan;
aplaudan
los ríos, aclamen los montes
al
Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá
el orbe con justicia
y
los pueblos con rectitud.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
V.
Recuerdo las proezas del Señor.
R.
Traigo a la memoria sus antiguos portentos.
PRIMERA
LECTURA
De
la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-39
EL
AMOR DE DIOS SE MANIFIESTA EN CRISTO
Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha
llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a
ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A
los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
¿Qué
decir a todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El
que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará con él todo lo demás? ¿Quién se atreverá a acusar a
los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica, ¿quién podrá condenar?
¿Acaso Cristo Jesús, el que murió por nosotros? Más aún, ¿el que fue resucitado
y está a la diestra de Dios intercediendo por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos
del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre?
¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? (Como dice la Escritura: «Por tu causa
nos llevan a la muerte uno y otro día; nos tratan como a ovejas que van al
matadero.») Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Pues
estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni creatura
alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
RESPONSORIO
Ef 2, 5. 4. 7
R.
Cuando estábamos muertos por nuestros pecados, Dios nos vivificó con Cristo, *
por el gran amor con que nos amó.
V.
Quiso mostrar en los siglos venideros la sublime riqueza de su gracia.
R.
Por el gran amor con que nos amó.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Obras de san Buenaventura, obispo
(Opúsculo
3, El árbol de la vida, 29-30. 47: Opera omnia 8, 79)
EN
TI ESTA LA FUENTE DE LA VIDA
Y
tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste que está
pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su tránsito lo
lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas de compasión
natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que ellas, si con el
recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la compasión te mueve, ni la
compunción te aflige, ni la piedad te ablanda!
Para
que del costado de Cristo dormido en la cruz se formase la Iglesia y se
cumpliese la Escritura que dice: Mirarán a quien traspasaron, uno de los
soldados lo hirió con una lanza y le abrió el costado. Y fue permisión de la
divina providencia, a fin de que, brotando de la herida sangre y agua, se
derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando de la fuente arcana del
corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la virtud de conferir la vida de
la gracia, y fuese para los que viven en Cristo como una copa llenada en la
fuente viva, que brota para comunicar vida eterna.
Levántate,
pues, alma amiga de Cristo, y sé la paloma que labra su nido en los agujeros de
la peña; sé el pájaro que encuentra su casa y no deja de guardarla; sé la
tórtola que esconde los polluelos de su casto amor en aquella abertura
sacratísima. Aplica a ella tus labios para que bebas el agua de las fuentes del
Salvador. Porque ésta es la fuente que mana en medio del paraíso y, dividida en
cuatro ríos que se derraman en los corazones amantes, riega y fecunda toda la
tierra.
Corre
con vivo deseo a esta fuente de vida y de luz quienquiera que seas, ¡oh alma
amante de Dios!, y con toda la fuerza del corazón exclama:
«¡Oh
hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de la eterna luz!
¡Vida que vivificas toda vida, luz que iluminas toda luz y conservas en
perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran
ante el trono de tu divinidad!
¡Oh
eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente oculta a los ojos
mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin término, su anchura
ilimitada y su pureza imperturbable!
De
ti procede el río que alegra a la ciudad de Dios. Recrea con el agua de este
deseable torrente los resecos labios de los sedientos de amor, para que con voz
de regocijo y gratitud te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia
que en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz.»
RESPONSORIO
Sal 102, 2. 4; 33, 9
R.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. * Él rescata tu vida
de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
V.
Gustad y ved que bueno es el Señor.
R.
Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
Himno:
SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a
ti nuestra alabanza,
a
ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados
ante ti, los ángeles te adoran
y
cantan sin cesar:
Santo,
santo, santo es el Señor,
Dios
del universo;
llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la
multitud de los profetas te enaltece,
y
el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por
todos los confines extendida,
con
júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo
eterno, unigénito de Dios,
santo
Espíritu de amor y de consuelo.
Oh
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú
el Hijo y Palabra del Padre,
tú
el Rey de toda la creación.
Tú,
para salvar al hombre,
tomaste
la condición de esclavo
en
el seno de una virgen.
Tú
destruiste la muerte
y
abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú
vives ahora,
inmortal
y glorioso, en el reino del Padre.
Tú
vendrás algún día,
como
juez universal.
Muéstrate,
pues, amigo y defensor
de
los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con
tus santos y elegidos.
La
parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice a tu heredad.
Sé
su pastor,
y
guíalos por siempre.
Día
tras día te bendeciremos
y
alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate,
Señor,
guardarnos
de pecado en este día.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como
lo esperamos de ti.
A
ti, Señor, me acojo,
no
quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor, venid, adorémosle.
Himno:
DESDE LA CRUZ REDENTORA
Desde
la cruz redentora,
el
Señor nos dio el perdón,
y,
para darnos su amor,
todo
a la vez, sin medida,
abrió
en su pecho una herida
y
nos dio su corazón.
Santa
cruz de Jesucristo,
abierta
como dos brazos:
rumbo
de Dios y regazo
en
la senda del dolor,
brazos
tendidos de amor
sosteniendo
nuestros pasos.
Sólo
al chocar en las piedras
el
río canta al Creador;
del
mismo modo el dolor,
como
piedra de mi río,
saca
del corazón mío
el
mejor canto de amor. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Jesús, puesto en pie, exclamó en alta voz: «El que tenga sed que venga a mí
y que beba.»
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Jesús, puesto en pie, exclamó en alta voz: «El que tenga sed que venga a mí y
que beba.»
Ant
2. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os daré
descanso.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os daré descanso.
Ant
3. Hijo mío, entrégame el corazón y acepta de buena gana mi camino.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Hijo mío, entrégame el corazón y acepta de buena gana mi camino.
LECTURA
BREVE Jr 31, 33
Así
será la alianza que haré con la casa de Israel, después de aquellos días
-oráculo del Señor-: Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí.
R.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí.
V.
Que soy manso y humilde de corazón.
R.
Y aprended de mí.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Por su entrañable misericordia Dios nos ha visitado y ha redimido a su pueblo.
Aleluya.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Por su entrañable misericordia Dios nos ha visitado y ha redimido a su pueblo.
Aleluya.
PRECES
Acudamos,
hermanos, a Jesús, que es manso y humilde de corazón, y digámosle:
Rey
amantísimo, ten piedad de nosotros.
Jesús,
Señor nuestro, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
haz
que participemos de tu naturaleza divina.
Jesús,
único maestro, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y
del conocimiento,
danos,
mediante la Iglesia, el conocimiento de la multiforme sabiduría de Dios.
Jesús,
Hijo de Dios, en quien el Padre se complace,
enséñanos
a escuchar con perseverancia tu palabra.
Jesús,
hermano nuestro, de cuya plenitud todos hemos recibido,
concédenos
la abundancia de tu gracia y de tu verdad.
Jesús,
salvador nuestro, fuente de vida y de santidad,
haz
que seamos santos e irreprochables por el amor.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Unidos
al Corazón de Jesucristo, que latió de amor por el Padre y por cada uno de
nosotros, digamos confiadamente:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven,
Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor,
que en tus incendios nos abrasas:
renueva
el alma de este pueblo tuyo
que
por mis labios canta tu alabanza.
En
sus fatigas diarias, sé descanso;
en
su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz
germinar la caridad del Padre,
que
engendra flores y que quema zarzas.
Ven,
Amor, que iluminas el camino,
compañero
divino de las almas:
ven
con tu viento a sacudir al mundo
y
a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he contristado? Respóndeme.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he contristado? Respóndeme.
Ant
2. El Señor guarda tus entradas y salidas.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor guarda tus entradas y salidas.
Ant
3. Me he alegrado por lo que me dijeron.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me he alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA
BREVE Jr 31, 2-4a
Así
dice el Señor: «Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada;
camina a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé,
por eso prolongué mi misericordia. Volveré a construirte y serás reconstruido.»
V.
Sacaréis aguas con gozo.
R.
De las fuentes del Salvador.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando
la luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida.
Eres
resurrección, palabra y prenda
de
ser y de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán
en ti cosecha para siempre.
Ven
ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de
tu radiante luz llena este día,
camino
de alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por
tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Se me rompió mi corazón en mi pecho, se dislocaron todos mis huesos.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se me rompió mi corazón en mi pecho, se dislocaron todos mis huesos.
Ant
2. Se repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Ant
3. En su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
LECTURA
BREVE Jr 32, 40
Haré
con ellos alianza eterna y no cesaré de hacerles bien. Pondré en sus corazones
mi temor para que no se aparten de mí.
V.
Esperé compasión y no la hubo.
R.
Consoladores y no los encontré.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado y al instante salió
sangre y agua.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado y al instante salió
sangre y agua.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Rm 5, 8-9
Dios
nos demuestra el amor que nos tiene en el hecho de que, siendo todavía
pecadores, murió Cristo por nosotros. Así que con mayor razón, ahora que hemos
sido justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera divina.
V.
Fue traspasado por nuestras rebeliones.
R.
Sus cicatrices nos curaron.
ORACIÓN
OREMOS,
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
MÁRMOL CON SANGRE, TU FRENTE
Mármol
con sangre, tu frente;
lirios
con sangre, tus manos;
tus
ojos, soles con muerte;
luna
con muerte, tus labios.
Así
quiero verte, Cristo,
sangriento
jardín de nardos;
así,
con tus cinco llagas,
cielo
roto y estrellado.
Rojo
y blanco, blanco y rojo,
te
vio la niña del cántico:
bien
merecido lo tienes,
por
santo y enamorado.
Abismo
reclama abismo:
¿o
no lo sabías acaso?;
el
amor llama a la muerte:
muerte
y amor son hermanos.
Amor
quema, amor hiende
carne
y alma, pecho y labio.
Amor,
espada de fuego;
amor,
cauterio y taladro.
Así
quiero verte, Cristo,
con
sangre, lirios y mármol;
soles
y lunas con muerte
en
tus ojos y en tus labios. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Con tu yugo suave, Señor, somete el corazón de tus enemigos.
Salmo
109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y
haré de tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el
poder de tu cetro:
somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo
mismo te engendré, como rocío,
antes
de la aurora.»
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú
eres sacerdote eterno
según
el rito de Melquisedec.»
El
Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En
su camino beberá del torrente,
por
eso levantará la cabeza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Con tu yugo suave, Señor, somete el corazón de tus enemigos.
Ant
2. El Señor es piadoso y clemente; él da alimento a sus fieles.
Salmo
110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy
gracias al Señor de todo corazón,
en
compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes
son las obras del Señor,
dignas
de estudio para los que las aman.
Esplendor
y belleza son su obra,
su
generosidad dura por siempre;
ha
hecho maravillas memorables,
el
Señor es piadoso y clemente.
Él
da alimento a sus fieles,
recordando
siempre su alianza;
mostró
a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles
la heredad de los gentiles.
Justicia
y verdad son las obras de sus manos,
todos
sus preceptos merecen confianza:
son
estables para siempre jamás,
se
han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió
la redención a su pueblo,
ratificó
para siempre su alianza,
su
nombre es sagrado y temible.
Primicia
de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen
buen juicio los que lo practican;
la
alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es piadoso y clemente; él da alimento a sus fieles.
Ant
3. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no
hizo alarde de su categoría de Dios,
al
contrario, se anonadó a sí mismo,
y
tomó la condición de esclavo,
pasando
por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y
una muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y
le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en
el cielo, en la tierra, en el abismo
y
toda lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
LECTURA
BREVE Ef 2, 4-5a. 6-7
Dios,
que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, aun cuando
estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo y nos resucitó
con él, y nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús. Así Dios, en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús, quiso mostrar en los siglos venideros
la sublime riqueza de su gracia.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
R.
Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
V.
Y ha hecho de nosotros reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo.
R.
Por la virtud de su sangre.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Señor nos ha acogido en su corazón, acordándose de su misericordia. Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos ha acogido en su corazón, acordándose de su misericordia. Aleluya.
PRECES
Acudamos,
hermanos, a Jesús, descanso de nuestras almas fatigadas, y digámosle suplicantes:
Rey
amantísimo, ten piedad de nosotros.
Oh
Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza para que de tu corazón abierto,
al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia,
haz
que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.
Jesús,
templo santo de Dios, destruido por los hombres y levantado nuevamente por el
Padre,
dígnate
hacer de la Iglesia morada del Altísimo.
Jesús,
rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes
con misericordia,
renueva
tu alianza con todos los hombres.
Jesús,
paz y reconciliación nuestra, que has hecho las paces en un solo hombre nuevo,
dando muerte al odio mediante la cruz,
danos
acceso al Padre.
Jesús,
vida y resurrección nuestra, alivio de los que están cansados y descanso de los
que se sienten agobiados,
atrae
hacia ti a los pecadores.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Jesús,
que por tu amor desbordante te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y
una muerte de cruz,
llama
a los fieles difuntos a la resurrección.
Unidos
a Jesucristo, que nos ama como hermano, acudamos al Padre, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Te
pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que
resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias
cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo
90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú
que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di
al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él
te librará de la red del cazador,
de
la peste funesta.
Te
cubrirá con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni
la flecha que vuela de día,
ni
la peste que se desliza en las tinieblas,
ni
la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a
ti no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No
se te acercará la desgracia,
ni
la plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y
le haré ver mi salvación.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y
no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Visita,
Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos
ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca
siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Dios
te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra,
Dios
te salve.
A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a
ti suspiramos , gimiendo y llorando
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros tus ojos misericordiosos,
y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto
bendito de tu vientre.
¡Oh
clemente, oh piadosa,
oh
dulce Virgen María!
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