De la memoria.
EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA. (MEMORIA).
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
PROFETA DE SOLEDADES
Profeta
de soledades,
labio
hiciste de tus iras
para
fustigar mentiras
y
para gritar verdades.
Sacudiste
el azote
ante
el poder soberbio;
y
ante el Sol que nacía
se
apagó tu lucero.
Por
fin, en un banquete
y
en el placer de un ebrio,
el
vino de tu sangre
santificó
el desierto.
Profeta
de soledades,
labio
hiciste de tus iras
para
fustigar mentiras
y
para gritar verdades. Amen.
SALMODIA
Ant
1. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Salmo
17, 2-30 I- ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA
Yo
te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor,
mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios
mío, mi escudo y peña en que me amparo,
mi
fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco
al Señor de mi alabanza
y
quedo libre de mis enemigos.
Me
cercaban olas mortales,
torrentes
destructores me aterraban,
me
envolvían las redes del abismo,
me
alcanzaban los lazos de la muerte.
En
el peligro invoqué al Señor,
grité
a mi Dios:
desde
su templo él escuchó mi voz
y
mi grito llegó a sus oídos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Ant
2. El Señor me libró porque me amaba.
Salmo
17 II
Entonces
tembló y retembló la tierra,
vacilaron
los cimientos de los montes,
sacudidos
por su cólera;
de
su rostro se alzaba una humareda,
de
su boca un fuego voraz,
y
lanzaba carbones ardiendo.
Inclinó
el cielo y bajó
con
nubarrones debajo de sus pies;
volaba
sobre un querubín
cerniéndose
sobre las alas del viento,
envuelto
en un manto de oscuridad:
como
un toldo, lo rodeaban
oscuro
aguacero y nubes espesas;
al
fulgor de su presencia, las nubes
se
deshicieron en granizo y centellas;
y
el Señor tronaba desde el cielo,
el
Altísimo hacía oír su voz:
disparando
sus saetas, los dispersaba,
y
sus continuos relámpagos los enloquecían.
El
fondo del mar apareció,
y
se vieron los cimientos del orbe,
cuando
tú, Señor, lanzaste el fragor de tu voz,
al
soplo de tu ira.
Desde
el cielo alargó la mano y me sostuvo,
me
sacó de las aguas caudalosas,
me
libró de un enemigo poderoso,
de
adversarios más fuertes que yo.
Me
acosaban el día funesto,
pero
el Señor fue mi apoyo:
me
sacó a un lugar espacioso,
me
libró porque me amaba.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor me libró porque me amaba.
Ant
3. Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
Salmo
17 III
El
Señor retribuyó mi justicia,
retribuyó
la pureza de mis manos,
porque
seguí los caminos del Señor
y
no me rebelé contra mi Dios;
porque
tuve presentes sus mandamientos
y
no me aparté de sus preceptos;
Le
fui enteramente fiel,
guardándome
de toda culpa;
el
Señor retribuyó mi justicia,
la
pureza de mis manos en su presencia.
Con
el fiel, tú eres fiel;
con
el íntegro, tú eres íntegro;
con
el sincero, tú eres sincero;
con
el astuto, tú eres sagaz.
Tú
salvas al pueblo afligido
y
humillas los ojos soberbios.
Señor,
tú eres mi lámpara;
Dios
mío, tú alumbras mis tinieblas.
Fiado
en ti, me meto en la refriega;
fiado
en mi Dios, asalto la muralla.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
V.
Todos quedaban maravillados.
R.
De las palabras que salían de la boca de Dios.
PRIMERA
LECTURA
Comienza
la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-20
MISIÓN
DE TIMOTEO. PABLO PREDICADOR DEL EVANGELIO
Pablo,
apóstol de Jesucristo por mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús,
nuestra esperanza, a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia
y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Al
partir para Macedonia, te rogué que te quedaras en tu puesto en Éfeso, para
intimar a algunos a que no sigan enseñando doctrinas extrañas ni se ocupen de
leyendas y genealogías inacabables. Son éstas más a propósito para promover
inútiles discusiones que para llevar a cabo el plan divino de salvación por la
fe. El objetivo de tu exhortación no debe ser otro que promover la caridad que
proviene de un corazón sincero, de una conciencia recta y de una fe sin
fingimiento. Algunos se han desviado de esta enseñanza y han venido a dar en
vana palabrería; pretenden ser doctores de la ley, cuando no entienden ni lo
que dicen ni lo que con tanta seguridad afirman.
Ya
sabemos que la ley es buena para quien usa de ella conforme al fin que tiene.
Es decir, sabiendo que no fue instituida para los justos, sino para los
prevaricadores y rebeldes, para impíos y pecadores, para gente sin religión y
sin piedad, para parricidas y matricidas, para asesinos, adúlteros, sodomitas,
traficantes de seres humanos, embusteros, perjuros y para todos los que se
oponen a la sana doctrina. Esta sana doctrina es conforme al mensaje evangélico
de salvación, cuyo objeto es la gloria del Dios bienaventurado, y que ha sido
encomendado a mi solicitud.
Doy
gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me
confió este ministerio. Yo primero fui blasfemo y perseguidor, e inferí
ultrajes; pero fui acogido con toda misericordia, porque obré por ignorancia en
el tiempo de mi incredulidad. ¡Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de
nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús!
Sentencia
verdadera y digna de universal adhesión es ésta: Cristo Jesús vino al mundo
para salvar, a los pecadores. Y de entre ellos yo soy el primero. Y si Dios me
concedió su misericordia, fue para que Cristo Jesús manifestase primeramente en
mí toda su benignidad y sirviese de ejemplo a quienes habían de creer en él
para conseguir la vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único
Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ésta
es la recomendación que yo te hago, hijo mío Timoteo, atendiendo a las
revelaciones carismáticas hechas anteriormente sobre tu persona. Armado con
ellas podrás combatir en buena lid, teniendo a tu favor la fe y la recta conciencia.
Algunos, por haber obrado en contra de ésta, naufragaron en la fe. Entre ellos
se encuentran Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado al poder de Satanás,
para que aprendan a no blasfemar.
RESPONSORIO
1Tm 1, 14. 15; Rm 3, 23
R.
Sobreabundó la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad. *
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
V.
Pues todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios.
R.
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
SEGUNDA
LECTURA
De
las Homilías de san Beda el Venerable, presbítero
(Homilía
23: CCL 122, 354. 356-357)
PRECURSOR
DEL NACIMIENTO Y DE LA MUERTE DE CRISTO
El
santo Precursor del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor
mostró en el momento de la lucha suprema una fortaleza digna de atraer la
mirada de Dios, ya que, como dice la Escritura, aunque, a juicio de los
hombres, haya sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad. Con
razón celebramos su día natalicio, que él ha solemnizado con su martirio y
adornado con el fulgor purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo
espiritual la memoria de aquel que selló con su martirio el testimonio que
había dado del Señor.
No
debemos poner en duda que san Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida
en testimonio de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su
perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, si trató de obligarlo a que
callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo.
Cristo,
en efecto, dice: Yo soy la verdad; por consiguiente, si Juan derramó su sangre
por la verdad, la derramó por Cristo; y él, que precedió a Cristo en su
nacimiento en su predicación y en su bautismo, anunció también con su martirio,
anterior al de Cristo, la pasión futura del Señor.
Este
hombre tan eximio terminó, pues, su vida derramando su sangre, después de un
largo y penoso cautiverio. Él, que había evangelizado la libertad de una paz
que viene de arriba, fue encarcelado por unos hombres malvados; fue encerrado
en la oscuridad de un calabozo aquel que vino a dar testimonio de la luz y a
quien Cristo, la luz en persona, dio el título de «lámpara que arde y que
ilumina»; fue bautizado en su propia sangre aquel a quien fue dado bautizar al
Redentor del mundo, oír la voz del Padre que resonaba sobre Cristo y ver la
gracia del Espíritu Santo que descendía sobre él. Mas a él, todos aquellos
tormentos temporales no le resultaban penosos, sino más bien leves y
agradables, ya que los sufría por causa de la verdad y sabía que habían de
merecerle un premio y un gozo sin fin.
La
muerte -que de todas maneras había de acaecerle por ley natural- era para él
algo apetecible, teniendo en cuenta que la sufría por la confesión del nombre
de Cristo y que con ella alcanzaría la palma de la vida eterna. Bien lo dice el
Apóstol: Dios os ha dado la gracia de creer en Jesucristo y aun de padecer por
él. El mismo Apóstol explica, en otro lugar, por qué sea un don el hecho de
sufrir por Cristo: Los padecimientos de esta vida presente tengo por cierto que
no son nada en comparación con la gloria futura que se ha de revelar en
nosotros.
RESPONSORIO
Mc 6, 17. 27
R.
Herodes había mandado prender a Juan y, cargándolo de cadenas, lo metió en la
cárcel, * por instigación de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se
había casado.
V.
Y envió a uno de sus guardias, que lo decapitó en la cárcel.
R.
Por instigación de Herodías, la mujer de su hermano, con la cual se había
casado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo,
tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su
vida para dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros
entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Cordero de Dios a quien Juan precedió en el martirio.
Himno:
VARÓN FELIZ DE MÉRITOS EXCELSOS
Varón
feliz de méritos excelsos,
que
mantienes sin mancha tu pureza,
santo
eremita, mártir esforzado,
magno
profeta.
Hoy,
cuando triunfas valeroso, arranca
de
nuestro pecho el corazón de piedra,
el
camino torcido guía, allana
las
asperezas.
Porque,
al venir el Redentor piadoso
y
libres ya las mentes de torpeza,
se
digne colocar sus plantas límpidas
sobre
la tierra.
La
corte celestial con alabanzas
a
ti, Dios trino y uno, te celebra,
mientras
los redimidos imploramos
hoy
tu clemencia. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los
gentiles.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los
gentiles.
Ant
2. Herodes sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre
santo y consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Herodes sentía respeto por la persona de Juan, sabiendo que era un hombre santo
y consagrado al servicio de Dios, y le otorgaba su protección.
Ant
3. Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era
aconsejado por él.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, en muchas de las cosas que hacía, era
aconsejado por él.
LECTURA
BREVE Is 49, 1b-2
El
Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno
materno pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en
la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
R.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
V.
Juan era la lámpara que arde y que ilumina.
R.
Y él declaró en favor de la verdad.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Vosotros mandasteis preguntar a Juan, y él declaró en favor de la verdad.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El amigo del Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva
alegría cuando oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora
rebasa todo límite.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El amigo del Esposo, que está para asistirle y atenderle, experimenta viva
alegría cuando oye la voz del Esposo; así que ésta es mi alegría, la cual ahora
rebasa todo límite.
PRECES
Oremos
a Cristo, el Señor, que envió a Juan a preparar sus caminos delante de él, y
digámosle:
Visítanos,
Sol que naces de lo alto.
Tú
que hiciste saltar de gozo a Juan cuando estaba en el vientre de su madre,
haz
que siempre nos alegremos de que hayas venido al mundo.
Tú
que nos mostraste el camino de la conversión por la palabra y por el ejemplo
del Bautista,
ilumina
nuestros corazones, para que se conviertan a las enseñanzas de tu reino.
Tú
que quieres mostrarte a los hombres por la predicación de los hombres,
envía
a todo el mundo profetas que anuncien tu Evangelio.
Tú
que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán para llevar a término toda
justicia,
haz
que trabajemos por la justicia de tu reino.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos
nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo,
tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su
vida para dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros
entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo
118, 9-16
¿Cómo
podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo
tus palabras.
Te
busco de todo corazón,
no
consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En
mi corazón escondo tus consignas,
así
no pecaré contra ti.
Bendito
eres, Señor,
enséñame
tus leyes.
Mis
labios van enumerando
los
mandamientos de tu boca;
mi
alegría es el camino de tus preceptos,
más
que todas las riquezas.
Medito
tus decretos,
y
me fijo en tus sendas;
tu
voluntad es mi delicia,
no
olvidaré tus palabras.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Ant
2. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo
16 I - DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor,
escucha mi apelación,
atiende
a mis clamores,
presta
oído a mi súplica,
que
en mis labios no hay engaño:
emane
de ti la sentencia,
miren
tus ojos la rectitud.
Aunque
sondees mi corazón,
visitándolo
de noche,
aunque
me pruebes al fuego,
no
encontrarás malicia en mí.
Mi
boca no ha faltado
como
suelen los hombres;
según
tus mandatos yo me he mantenido
en
la senda establecida.
Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos,
y
no vacilaron mis pasos.
Yo
te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina
el oído y escucha mis palabras.
Muestra
las maravillas de tu misericordia,
tú
que salvas de los adversarios
a
quien se refugia a tu derecha.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a
la sombra de tus alas escóndeme
de
los malvados que me asaltan,
del
enemigo mortal que me cerca.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant
3. Levántate, Señor, y líbrame.
Salmo
16 II
Han
cerrado sus entrañas
y
hablan con boca arrogante;
ya
me rodean sus pasos,
se
hacen guiños para derribarme,
como
un león ávido de presa,
como
un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate,
Señor, hazle frente, doblégalo,
que
tu espada me libre del malvado,
y
tu mano, Señor, de los mortales;
mortales
de este mundo: sea su lote esta vida;
de
tu despensa les llenarás el vientre,
se
saciarán sus hijos
y
dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero
yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y
al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Levántate, Señor, y líbrame.
LECTURA
BREVE 1Pe 1, 13-14
Con
ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os
llegará cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no os amoldéis a
las pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia.
V.
Enséñame, Señor, tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor,
Padre santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en
medio de nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL PAN DE CADA DÍA
El
pan de cada día
dánoslo
hoy, Señor, a manos llenas;
convierte
en alegría
nuestras
labores buenas
y
acaricia el dolor de nuestras penas.
¡Horas
de tedio largas
sin
la presencia buena de tus manos!
¡Ay,
las horas amargas
nos
vuelven inhumanos,
si
no abrimos el alma a los hermanos!
Santifica
el momento
de
este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos
el aliento
de
tu presencia amiga
que
acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo
122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant
2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Salmo
123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que
lo diga Israel-,
si
el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las
aguas espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de
la trampa del cazador:
la
trampa se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Ant
3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo
124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los
que confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y
el Señor rodea a su pueblo
ahora
y por siempre.
No
pesará el cetro de los malvados
sobre
el lote de los justos,
no
sea que los justos extiendan
su
mano a la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a
los sinceros de corazón;
y
a los que se desvían por sendas tortuosas,
que
los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE 1Pe 1, 15-16
Como
es santo el que os llamó, sed también santos en toda vuestra conducta, porque
está escrito: «Sed santos, porque yo soy santo.»
V.
Que tus sacerdotes se vistan de justicia.
R.
Que tus fieles te aclamen con júbilo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un
descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia
nuestras deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento
de todo lo que existe,
de
tu pueblo elegido eterna roca,
de
los tiempos Señor, que prometiste
dar
tu vigor al que con fe te invoca.
Mira
al hombre que es fiel y no te olvida,
tu
Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para
amarte y servirte en esta vida
y
gozarte después de santa muerte.
Jesús,
Hijo del Padre, ven aprisa
en
este atardecer que se avecina,
serena
claridad y dulce brisa
será
tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant
2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant
3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE St 4, 7-8a. 10
Vivid
sometidos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él
se acercará a vosotros. Humillaos en la presencia del Señor y él os ensalzará.
V.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.
R.
En los que esperan en su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor
Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz:
haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al
mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ÁNGEL FIEL DE LA VERDAD.
Ángel
fiel de la verdad,
precursor
del que es la gracia,
mensajero
de la luz,
de
Cristo perenne lámpara.
Con
la voz, vida y acciones,
profecías
anunciaba,
añadiendo
su martirio
a
las señales sagradas.
Él,
al nacer, descubrió
al
que es del mundo esperanza,
y
al propio autor del bautismo
señaló
sobre las aguas.
De
cuya muerte inocente,
que
da la vida a las almas,
dio
testimonio el Bautista
con
su sangre derramada.
Concede,
Padre piadoso,
seguir
de Juan las pisadas,
para
disfrutar con Cristo
de
la eterna venturanza. Amén.
SALMODIA
Ant
1. «No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.
Salmo
114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo
al Señor, porque escucha
mi
voz suplicante,
porque
inclina su oído hacia mí
el
día que lo invoco.
Me
envolvían redes de muerte,
me
alcanzaron los lazos del abismo,
caí
en tristeza y angustia.
Invoqué
el nombre del Señor:
«Señor,
salva mi vida.»
El
Señor es benigno y justo,
nuestro
Dios es compasivo;
el
Señor guarda a los sencillos:
estando
yo sin fuerzas me salvó.
Alma
mía, recobra tu calma,
que
el Señor fue bueno contigo:
arrancó
mi vida de la muerte,
mis
ojos de las lágrimas,
mis
pies de la caída.
Caminaré
en presencia del Señor
en
el país de la vida.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.
Ant
2. Herodes envió a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.
Salmo
115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía
fe, aun cuando dije:
«¡Qué
desgraciado soy!»
Yo
decía en mi apuro:
«Los
hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo
pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
su nombre.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo.
Vale
mucho a los ojos del Señor
la
vida de sus fieles.
Señor,
yo soy tu siervo,
siervo
tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo,
en
el atrio de la casa del Señor,
en
medio de ti, Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Herodes envió a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.
Ant
3. Los discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en un
sepulcro.
Cántico:
HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres
digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el
honor y el poder,
porque
tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque
fuiste degollado
y
por tu sangre compraste para Dios
hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y
has hecho de ellos para nuestro Dios
un
reino de sacerdotes
y
reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la
fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en un
sepulcro.
LECTURA
BREVE Hch 13, 23-25
Según
lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador,
Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había
predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo como señal de arrepentimiento.
Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy yo el que
vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno
de desatar su calzado.»
RESPONSORIO
BREVE
V.
El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
R.
El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
V.
Ésta es mi alegría, la cual ahora rebasa todo límite.
R.
Cuando oye la voz del Esposo.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Yo no soy el Mesías, sino que soy enviado delante de él; es preciso que él
crezca y que yo disminuya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo no soy el Mesías, sino que soy enviado delante de él; es preciso que él
crezca y que yo disminuya.
PRECES
Oremos
confiados al Señor, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres el
reino de Cristo, y digámosle:
Guía,
Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.
Tú,
Señor, que llamaste a Juan cuando estaba aún en las entrañas maternas y lo
elegiste para que preparara los caminos de tu Hijo,
danos
ánimos para seguir siempre a Cristo con la misma fidelidad con que Juan lo
precedió.
Tú
que concediste al Bautista reconocer al Cordero de Dios,
concede
a la Iglesia anunciar a Cristo de tal manera que los hombres de nuestro tiempo
puedan reconocerlo.
Tú
que dispusiste que Juan menguase y que Cristo creciera,
enséñanos
a saber humillarnos, para que brille Cristo a los ojos de los hombres.
Tú
que, por el martirio de Juan, quisiste manifestar la justicia,
concédenos
testificar tu verdad con valentía, sin temor a la tribulación.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate,
Señor, de los que han salido ya de este mundo
y
colócalos en el reino de la luz y de la paz.
Dirijamos
nuestra oración al Padre que está en los cielos diciendo:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo,
tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su vida
para dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros
entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30, 2-6 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A
ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant
2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4, 26-27
No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche
para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
se quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.
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