Del propio del
Tiempo. Salterio II
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si
ésta es la primera oración del día:
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Se
añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
VERBO QUE DEL CIELO BAJAS
Verbo
que del cielo bajas,
Luz
del Padre que, naciendo,
socorres
al mundo mísero
con
el correr de los tiempos:
Ilumina
el corazón,
quema
de amor nuestro pecho,
y
borren tus enseñanzas
tantos
deslices y yerros,
para
que, cuando regreses
como
juez de nuestros hechos,
castigues
el mal oculto
y
corones a los buenos.
Que
la maldad no nos lance
por
nuestras culpas al fuego,
mas
felices moradores
nos
veamos en tu reino.
A
Dios Padre y a su Hijo
gloria
y honor tributemos,
y
al Espíritu Paráclito,
por
los siglos sempiternos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.
Salmo
105 I - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA
SALVACIÓN
Dad
gracias al Señor porque es bueno:
porque
es eterna su misericordia.
¿Quién
podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar
toda su alabanza?
Dichosos
los que respetan el derecho
y
practican siempre la justicia.
Acuérdate
de mí por amor a tu pueblo,
visítame
con tu salvación:
para
que vea la dicha de tus escogidos,
y
me alegre con la alegría de tu pueblo,
y
me gloríe con tu heredad.
Hemos
pecado como nuestros padres,
hemos
cometido maldades e iniquidades.
Nuestros
padres en Egipto
no
comprendieron tus maravillas;
no
se acordaron de tu abundante misericordia,
se
rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo,
pero
Dios los salvó por amor de su nombre,
para
manifestar su poder.
Increpó
al mar Rojo, y se secó,
los
condujo por el abismo como por tierra firme;
los
salvó de la mano del adversario,
los
rescató del puño del enemigo;
las
aguas cubrieron a los atacantes,
y
ni uno sólo se salvó:
entonces
creyeron sus palabras,
cantaron
su alabanza.
Bien
pronto olvidaron sus obras,
y
no se fiaron de sus planes:
ardían
de avidez en el desierto
y
tentaron a Dios en la estepa.
Él
les concedió lo que pedían,
pero
les mandó un cólico por su gula.
Envidiaron
a Moisés en el campamento,
y
a Aarón, el consagrado al Señor:
se
abrió la tierra y se tragó a Datán,
se
cerró sobre Abirón y sus secuaces;
un
fuego abrasó a su banda,
una
llama consumió a los malvados.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.
Ant
2. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.
Salmo
105 II
En
Horeb se hicieron un becerro,
adoraron
un ídolo de fundición,
cambiaron
su Gloria por la imagen
de
un toro que come hierba.
Se
olvidaron de Dios, su salvador,
que
había hecho prodigios en Egipto,
maravillas
en el país de Cam,
portentos
junto al mar Rojo.
Dios
hablaba ya de aniquilarlos;
pero
Moisés, su elegido,
se
puso en la brecha frente a él
para
apartar su cólera del exterminio.
Despreciaron
una tierra envidiable,
no
creyeron en su palabra;
murmuraban
en las tiendas,
no
escucharon la voz del Señor.
El
alzó la mano y juró
que
los haría morir en el desierto,
que
dispersaría su estirpe por las naciones
y
los aventaría por los países.
Se
acoplaron con Baal Fegor,
comieron
de los sacrificios a dioses muertos;
provocaron
a Dios con sus perversiones,
y
los asaltó una plaga;
pero
Finés se levantó e hizo justicia,
y
la plaga cesó;
y
se le apuntó a su favor
por
generaciones sin término.
Lo
irritaron junto a las aguas de Meribá,
Moisés
tuvo que sufrir por culpa de ellos;
le
habían amargado el alma,
y
desvariaron sus labios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.
Ant
3. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.
Salmo
105 III
No
exterminaron a los pueblos
que
el Señor les había mandado;
emparentaron
con los gentiles,
imitaron
sus costumbres;
adoraron
sus ídolos
y
cayeron en sus lazos;
inmolaron
a los demonios
sus
hijos y sus hijas;
derramaron
la sangre inocente
y
profanaron la tierra ensangrentándola;
se
mancharon con sus acciones
y
se prostituyeron con sus maldades.
La
ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y
aborreció su heredad;
los
entregó en manos de gentiles,
y
sus adversarios los sometieron;
sus
enemigos los tiranizaban
y
los doblegaron bajo su poder.
Cuántas
veces los libró;
mas
ellos, obstinados en su actitud,
perecían
por sus culpas;
pero
él miró su angustia,
y
escuchó sus gritos.
Recordando
su pacto con ellos,
se
arrepintió con inmensa misericordia;
hizo
que movieran a compasión
a
los que los habían deportado.
Sálvanos,
Señor, Dios nuestro,
reúnenos
de entre los gentiles:
daremos
gracias a tu santo nombre,
y
alabarte será nuestra gloria.
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
desde
siempre y por siempre.
Y
todo el pueblo diga: «¡Amén!»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.
V.
El Señor anuncia su palabra a Jacob.
R.
Sus decretos y mandatos a Israel.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Isaías 29, 1-8
JUICIO
DE DIOS SOBRE JERUSALÉN
¡Ay
de Ariel, Ariel, la ciudad que sitió David! Añadid año sobre año, gire el ciclo
de las fiestas, y yo asediaré a Ariel y habrá llanto y lamento.
Serás
para mí otro Ariel y acamparé contra ti como David, te estrecharé con
trincheras y alzaré baluartes contra ti. Humillada, hablarás desde el suelo y
tu palabra sonará apagada desde el polvo; saldrá tu voz desde el suelo, como la
de un fantasma, como un murmullo se oirá tu palabra desde el polvo.
Pero
de improviso vendrá en tu auxilio el Señor de los ejércitos, con trueno y
terremoto y gran estruendo, con huracán y vendaval y llamas devoradoras. Será
como polvareda que pasa el tropel de los pueblos que combaten contra ti; como
nube de tamo el tropel de tus agresores. Acabará como sueño o visión nocturna
la multitud de los pueblos que combaten contra Ariel, y todas sus trincheras,
baluartes y máquinas de guerra.
Como
el hambriento sueña que come y se despierta con el estómago vacío, como el
sediento sueña que bebe y se despierta con la garganta reseca, así les ocurrirá
a las hordas de las naciones que combaten contra el monte Sión.
RESPONSORIO
Is 54, 4; 29, 5. 6. 7
R.
No temas, Jerusalén, no tendrás que avergonzarte, * cuando venga en tu auxilio
el Señor de los ejércitos.
V.
Será como polvareda que pasa el tropel de los pueblos que combaten contra ti.
R.
Cuando venga en tu auxilio el Señor de los ejércitos.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella
(Sermón
51: PL 194, 1862-1863. 1865)
SOBRE
MARÍA Y LA IGLESIA
El
Hijo de Dios es el primogénito entre muchos hermanos. Por naturaleza es Hijo
único, por gracia asoció consigo a muchos para que sean uno con él. Pues a
cuantos lo recibieron les dio poder de llegar a ser hijos de Dios.
Haciéndose
él Hijo del hombre hizo hijos de Dios a muchos. El que es Hijo único asoció
consigo, por su amor y su poder, a muchos. Éstos, siendo muchos por su
generación según la carne, por la regeneración divina son uno con él.
Cristo
es uno, el Cristo total, cabeza y cuerpo. Uno nacido de un único Dios en el
cielo y de una única madre en la tierra. Muchos hijos y un solo Hijo. Pues así
como la cabeza y los miembros son un Hijo y muchos hijos, así también María y
la Iglesia son una madre y muchas, una virgen y muchas.
Ambas
son madres, ambas son vírgenes; ambas conciben virginalmente del Espíritu
Santo. Ambas dan a luz, para Dios Padre, una descendencia sin pecado. María dio
a luz a la cabeza sin pecado del cuerpo; la Iglesia da a luz por el perdón de
los pecados al cuerpo de esa cabeza. Ambas son madres de Cristo, pero ninguna
de las dos puede, sin la otra, dar a luz al Cristo total.
Por
eso, en las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se entiende en general de
la Iglesia, virgen y madre, se entiende en particular de la virgen María; y lo
que se entiende de modo especial de María, virgen y madre, se entiende de modo
general de la Iglesia, virgen y madre. Y, cuando los textos hablan de una u
otra, dichos textos pueden aplicarse indiferentemente a las dos.
También
se puede decir que cada alma fiel es esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo,
hija y hermana, virgen y madre fecunda. Todo lo cual la misma Sabiduría de
Dios, que es la Palabra del Padre, lo dice universalmente de la Iglesia, de
modo especial de la Virgen María, e individualmente de cada alma fiel.
Por
eso dice: Habitaré en la heredad del Señor. La heredad del Señor en su
significado universal es la Iglesia, en su significado especial es la Virgen
María y en su significado individual es también cada alma fiel. Cristo
permaneció nueve meses en el seno de María; permanecerá en el tabernáculo de la
fe de la Iglesia hasta la consumación de los siglos; y en el conocimiento y en
el amor del alma fiel por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
Lv 26, 11-12; 2Co 6, 16
R.
Pondré mi morada entre vosotros y no os rechazaré. * Caminaré entre vosotros y
seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
V.
Nosotros somos templo de Dios vivo, como dijo Dios.
R.
Caminaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros
corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y
seamos transformados en hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.
Himno:
UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una
clara voz resuena
que
las tinieblas repudia,
el
sueño pesado ahuyéntase,
Cristo
en el cielo fulgura.
Despierte
el alma adormida
y
sus torpezas sacuda,
que
para borrar los males
un
astro nuevo relumbra.
De
arriba llega el Cordero
que
ha de lavar nuestras culpas;
con
lágrimas imploremos
el
perdón que nos depura,
porque
en su nueva venida
que
aterroriza y conturba,
no
tenga que castigarnos,
más
con piedad nos acuda.
Al
Padre eterno la gloria,
loor
al Hijo en la altura,
y
al Espíritu Paráclito
por
siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo
91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS
HOMBRES.
Es
bueno dar gracias al Señor
y
tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar
por la mañana tu misericordia
y
de noche tu fidelidad,
con
arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre
arpegios de cítaras.
Tus
acciones, Señor, son mi alegría,
y
mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué
magníficas son tus obras, Señor,
qué
profundos tus designios!
El
ignorante no los entiende
ni
el necio se da cuenta.
Aunque
germinen como hierba los malvados
y
florezcan los malhechores,
serán
destruidos para siempre.
Tú,
en cambio, Señor,
eres
excelso por los siglos.
Porque
tus enemigos, Señor, perecerán,
los
malhechores serán dispersados;
pero
a mí me das la fuerza de un búfalo
y
me unges con aceite nuevo.
Mis
ojos no temerán a mis enemigos,
mis
oídos escucharán su derrota.
El
justo crecerá como una palmera
y
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado
en la casa del Señor,
crecerá
en los atrios de nuestro Dios;
en
la vejez seguirá dando fruto
y
estará lozano y frondoso,
para
proclamar que el Señor es justo,
que
en mi Roca no existe la maldad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant
2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico:
BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad,
cielos, y hablaré;
oye,
tierra, los dichos de mi boca;
descienda
como lluvia mi doctrina,
destile
como rocío mi palabra;
como
llovizna sobre la hierba,
como
sereno sobre el césped;
voy
a proclamar el nombre del Señor:
dad
gloria a nuestro Dios.
Él
es la Roca, sus obras son perfectas,
sus
caminos son justos,
es
un Dios fiel, sin maldad;
es
justo y recto.
Hijos
degenerados, se portaron mal con él,
generación
malvada y pervertida.
¿Así
le pagas al Señor,
pueblo
necio e insensato?
¿no
es él tu padre y tu creador,
el
que te hizo y te constituyó?
Acuérdate
de los días remotos,
considera
las edades pretéritas,
pregunta
a tu padre y te lo contará,
a
tus ancianos y te lo dirán:
Cuando
el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y
distribuía a los hijos de Adán,
trazando
las fronteras de las naciones,
según
el número de los hijos de Dios,
la
porción del Señor fue su pueblo,
Jacob
fue la parte de su heredad.
Lo
encontró en una tierra desierta,
en
una soledad poblada de aullidos:
lo
rodeó cuidando de él,
lo
guardó como a las niñas de sus ojos.
Como
el águila incita a su nidada,
revolando
sobre los polluelos,
así
extendió sus alas, los tomó
y
los llevó sobre sus plumas.
El
Señor solo los condujo
no
hubo dioses extraños con él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dad gloria a nuestro Dios.
Ant
3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo
8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Ensalzaste
tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho
has
sacado una alabanza contra tus enemigos,
para
reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus manos;
la
luna y las estrellas que has creado,
¿qué
es el hombre, para que te acuerdes de él;
el
ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo
coronaste de gloria y dignidad,
le
diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo
lo sometiste bajo sus pies:
rebaños
de ovejas y toros,
y
hasta las bestias del campo,
las
aves del cielo, los peces del mar,
que
trazan sendas por las aguas.
Señor,
dueño nuestro,
¡que
admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA
BREVE Is 11, 1-3a
Saldrá
un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se
posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V.
Su gloria aparecerá sobre ti.
R.
Amanecerá el Señor.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Izará el Señor una enseña para las naciones, para reunir a los dispersos de
Israel.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Izará el Señor una enseña para las naciones, para reunir a los dispersos de
Israel.
PRECES
Hermanos,
oremos con todo nuestro espíritu a Cristo redentor, que vendrá con gran poder y
gloria, y digámosle:
Ven,
Señor Jesús.
Señor
Jesucristo, que vendrás con poder desde el cielo,
mira
nuestra pequeñez y haz que seamos dignos de tus dones.
Tú
que viniste a anunciar la Buena Noticia a los hombres,
danos
fuerza para que también nosotros anunciemos el Evangelio a nuestros hermanos.
Tú
que desde el trono del Padre todo lo gobiernas,
haz
que aguardemos con alegría la dicha que esperamos, tu aparición gloriosa.
Consuélanos,
Señor, con los dones de tu divinidad,
a
los que anhelamos la gracia de tu venida.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos
que el reino de Dios llegue a todos los hombres:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios
todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros
corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y
seamos transformados en hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El
trabajo, Señor, de cada día
nos
sea por tu amor santificado,
convierte
su dolor en alegría
de
amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea
en
la noche oscura del amor que espera;
dulce
huésped del alma, al que flaquea
dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino,
demos
gracias a Dios, que nos concede
la
esperanza sin fin del don divino;
todo
lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo
119 - DESEO DE LA PAZ
En
mi aflicción llamé al Señor,
y
él me respondió.
Líbrame,
Señor, de los labios mentirosos,
de
la lengua traidora.
¿Qué
te va a dar o a mandar Dios,
lengua
traidora?
Flechas
de arquero, afiladas
con
ascuas de retama.
¡Ay
de mí, desterrado en Masac,
acampado
en Cadar!
Demasiado
llevo viviendo
con
los que odian la paz;
cuando
yo digo: «Paz»,
ellos
dicen: «Guerra».
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto
mis ojos a los montes:
¿de
dónde me vendrá el auxilio?
El
auxilio me viene del Señor,
que
hizo el cielo y la tierra.
No
permitirá que resbale tu pie,
tu
guardián no duerme;
no
duerme ni reposa
el
guardián de Israel.
El
Señor te guarda a su sombra,
está
a tu derecha;
de
día el sol no te hará daño,
ni
la luna de noche.
El
Señor te guarda de todo mal,
él
guarda tu alma;
el
Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora
y por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA
BREVE Is 4, 2
Aquel
día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento
para los supervivientes de Israel.
V.
Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R.
Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros
corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y
seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh
Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú
diriges los tiempos y la vida;
son
por ti luminosas las mañanas,
con
tu sol das el fuego al mediodía.
Que
tu paz se derrame en nuestras almas
y
que apague el ardor de la discordia;
que
descansen los cuerpos fatigados,
anhelando
el reposo de tu gloria.
Tu
amistad danos, Padre omnipotente,
sea
Cristo la senda que sigamos,
ilumine
el Espíritu el desierto
en
que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo
118, 81-88
Me
consumo ansiando tu salvación,
y
espero en tu palabra;
mis
ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras
digo: ¿cuándo me consolarás?
Estoy
como un odre puesto al humo,
pero
no olvido tus leyes.
¿Cuántos
serán los días de tu siervo?
¿Cuándo
harás justicia de mis perseguidores?
Me
han cavado fosas los insolentes, ignorando tu voluntad;
todos
tus mandatos son leales,
sin
razón me persiguen, protégeme.
Casi
dieron conmigo en la tumba,
pero
yo no abandoné tus decretos; por tu bondad dame vida,
para
que observe los preceptos de tu boca.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
60 - ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Dios
mío, escucha mi clamor,
atiende
a mi súplica;
te
invoco desde el confín de la tierra
con
el corazón abatido:
llévame
a una roca inaccesible,
porque
tú eres mi refugio
y
mi bastión contra el enemigo.
Habitaré
siempre en tu morada,
refugiado
al amparo de tus alas;
porque
tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos
y
me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
Añade
días a los días del rey,
que
sus años alcancen varias generaciones;
que
reine siempre en presencia de Dios,
que
tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
Yo
tañeré siempre en tu honor,
e
iré cumpliendo mis votos día tras día.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
63 - SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha,
¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege
mi vida del terrible enemigo;
escóndeme
de la conjura de los perversos
y
del motín de los malhechores:
afilan
sus lenguas como espadas
y
disparan como flechas palabras venenosas,
para
herir a escondidas al inocente,
para
herirlo por sorpresa y sin riesgo.
Se
animan al delito,
calculan
cómo esconder trampas,
y
dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan
maldades y ocultan sus invenciones,
porque
su mente y su corazón no tienen fondo.
Pero
Dios los acribilla a flechazos,
por
sorpresa los cubre de heridas;
su
misma lengua los lleva a la ruina,
y
los que lo ven menean la cabeza.
Todo
el mundo se atemoriza,
proclama
la obra de Dios
y
medita sus acciones.
El
justo se alegra con el Señor,
se
refugia en él,
y
se felicitan los rectos de corazón.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA
BREVE Is 4, 3
A
los que queden en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos:
serán inscritos para vivir en Jerusalén.
V.
Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R.
Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros
corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y
seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh
Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que
inmóvil en ti mismo permaneces,
y
que el orden del tiempo determinas
por
medio de la luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz
con que nuestra vida nunca cese,
y
haz que el bien infinito de la gloria
siga
a la gracia de una santa muerte.
Glorificado
seas, Jesucristo,
nacido
del más puro y santo vientre,
y
que sean también glorificados
el
Padre y el Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant
1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas
palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo
125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares.
Hasta
los gentiles decían:
«El
Señor ha estado grande con ellos.»
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres.
Que
el Señor cambie nuestra suerte
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al
ir, iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los
que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu
mujer, como una vid fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida;
que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras
de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA
BREVE Is 61, 11
Como
el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el
Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.
V.
Ven, Señor, y no tardes.
R.
Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
todopoderoso, haz que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros
corazones, para que, por su venida, nos veamos libres de toda oscuridad y
seamos transformados en hijos de la luz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ESCUCHA, CASA DE DAVID
Escucha,
casa de David:
La
Virgen pura se halla encinta;
Dios
la acaricia y la fecunda
y
la hace Madre de la vida.
La
Virgen grávida nos lleva
en
el secreto de su dicha;
la
Virgen fiel nos abre ruta
por
su obediencia de discípula.
Espera
en calma la agraciada,
con
ella el mundo se arrodilla;
levanta
el pobre la mirada,
con
ella pide la venida.
Nacido
en tiempos sin aurora,
el
Hijo espera con María.
¡Oh
Dios de amor, nuestra esperanza,
cambia
tu espera en parusía!
¡A
ti, Jesús, Hijo esperado,
aparecido
en nuestros días,
con
santo júbilo cantamos!
¡Ven
en tu reino, ven de prisa! Amén.
SALMODIA
Ant
1. Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya.
Salmo
112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad,
siervos del Señor,
alabad
el nombre del Señor.
Bendito
sea el nombre del Señor,
ahora
y por siempre:
de
la salida del sol hasta su ocaso,
alabado
sea el nombre del Señor.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su
gloria sobre los cielos.
¿Quién
como el Señor Dios nuestro,
que
se eleva en su trono
y
se abaja para mirar
al
cielo y a la tierra?
Levanta
del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
sentarlo con los príncipes,
los
príncipes de su pueblo;
a
la estéril le da un puesto en la casa,
como
madre feliz de hijos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alégrate, Jerusalén, porque viene a ti el Salvador. Aleluya.
Ant
2. Yo soy el Señor: mi hora está cerca; mi salvación no tardará.
Salmo
115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía
fe, aun cuando dije:
«¡Qué
desgraciado soy!»
Yo
decía en mi apuro:
«Los
hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo
pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
su nombre.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo.
Vale
mucho a los ojos del Señor
la
vida de sus fieles.
Señor,
yo soy tu siervo,
siervo
tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
tu nombre, Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo,
en
el atrio de la casa del Señor,
en
medio de ti, Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo soy el Señor: mi hora está cerca; mi salvación no tardará.
Ant
3. Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra desde la peña del desierto
al monte de Sión.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no
hizo alarde de su categoría de Dios,
al
contrario, se anonadó a sí mismo,
y
tomó la condición de esclavo,
pasando
por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y
una muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y
le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en
el cielo, en la tierra, en el abismo
y
toda lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Envía, Señor, al Cordero que dominará la tierra desde la peña del desierto al
monte de Sión.
LECTURA
BREVE 1Ts 5, 23-24
Que
el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser
-espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de
nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él
las cumplirá.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Y danos tu salvación.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Antes de mí no existía ningún dios y después de mí ninguno habrá; porque ante
mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Antes de mí no existía ningún dios y después de mí ninguno habrá; porque ante
mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua.
PRECES
Invoquemos
a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su llegada, y digámosle:
Ven,
Señor, y no tardes más.
Esperamos
alegres tu venida,
ven,
Señor Jesús.
Tú
que existes antes de los tiempos,
ven
y salva a los que viven en el tiempo.
Tú
que creaste el mundo y a todos los que en él habitan,
ven
a restaurar la obra de tus manos.
Tú
que no despreciaste nuestra naturaleza mortal,
ven
y arráncanos del dominio de la muerte.
Tú
que viniste para que tuviéramos vida abundante,
ven
y danos tu vida eterna.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Tú
que quieres congregar a todos los hombres en tu reino,
ven
y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro.
Pidamos
ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que
Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor,
que ves a tu pueblo esperando con gran fe la solemnidad del nacimiento de tu
Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de nuestra salvación con cánticos
jubilosos de alabanza y con una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y
ante vosotros, hermanos,
que
he pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por
eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a
los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V.
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
Himno:
CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando
acabamos el día
te
suplicamos, Señor,
nos
hagas de centinela
y
otorgues tu protección.
Que
te sintamos: contigo
sueñe
nuestro corazón
para
cantar tus loores
de
nuevo al salir el sol.
Danos
vida saludable,
alienta
nuestro calor,
tu
claridad ilumine
la
oscuridad que llegó.
Dánoslo,
Padre piadoso,
por
Jesucristo, el Señor,
que
reina con el Espíritu
Santo
vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant
1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú
que en el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y
el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad
y no pequéis, reflexionad
en
el silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si
la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero
tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que
si abundara en trigo y en vino.
En
paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant
2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y
ahora bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en
la casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión:
el
que hizo cielo y tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6, 4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
R.
Te encomiendo mi espíritu.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V.
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.
Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
oh
Virgen gloriosa y bendita.
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