Del Común de
pastores para un santo presbítero. Salterio I
SAN JUAN MARÍA
VIANNEY, presbítero. (MEMORIA)
Nació cerca de
Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a
ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de
Belley, y el santo, con una activa predicación, con la mortificación, la
oración y la caridad, la gobernó, y promovió de un modo admirable su adelanto
espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo
cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus
santos consejos. Murió el año 1859.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PUERTA DE
DIOS EN EL REDIL HUMANO
Puerta de Dios en
el redil humano
fue Cristo, el
buen Pastor que al mundo vino,
glorioso va delante
del rebaño,
guiando su marchar
por buen camino.
Madero de la cruz
es su cayado,
su voz es la
verdad que a todos llama,
su amor es el del
Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios,
que a todos ama.
Pastores del Señor
son sus ungidos,
nuevos cristos de
Dios, son enviados
a los pueblos del
mundo redimidos;
del único Pastor
siervos amados.
La cruz de su
Señor es su cayado,
la voz de la
verdad es su llamada,
los pastos de su
amor, fecundo prado,
son vida del Señor
que nos es dada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Levántate,
Señor, y ven en mi auxilio.
Salmo 34, 1-2. 3c.
9-19. 22-24a. 27-28 - I - SÚPLICA CONTRA LOS PERSEGUIDORES INJUSTOS
Pelea, Señor,
contra los que me atacan,
guerrea contra los
que me hacen guerra;
empuña el escudo y
la adarga,
levántate y ven en
mi auxilio;
di a mi alma:
«Yo soy tu
victoria.»
Y yo me alegraré
con el Señor,
gozando de su
victoria;
todo mi ser
proclamará:
«Señor, ¿quién
como tú,
que defiendes al
débil del poderoso,
al pobre y humilde
del explotador?»
Se presentaban
testigos violentos:
me acusaban de
cosas que ni sabía,
me pagaban mal por
bien,
dejándome
desamparado.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate,
Señor, y ven en mi auxilio.
Ant 2. Juzga,
Señor, y defiende mi causa, tú que eres poderoso.
Salmo 34, II
Yo, en cambio,
cuando estaban enfermos,
me vestía de saco,
me mortificaba con
ayunos
y desde dentro
repetía mi oración.
Como por un amigo
o por un hermano,
andaba triste,
cabizbajo y
sombrío,
como quien llora a
su madre.
Pero, cuando yo
tropecé, se alegraron,
se juntaron contra
mí
y me golpearon por
sorpresa;
me laceraban sin
cesar,
cruelmente se
burlaban de mí,
rechinando los
dientes de odio.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Juzga, Señor,
y defiende mi causa, tú que eres poderoso.
Ant 3. Mi lengua
anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.
Salmo 34, III
Señor, ¿cuándo vas
a mirarlo?
Defiende mi vida
de los que rugen,
mi único bien, de
los leones,
y te daré gracias
en la gran asamblea,
te alabaré entre
la multitud del pueblo.
Que no canten
victoria mis enemigos traidores,
que no se hagan
guiños a mi costa
los que me odian
sin razón.
Señor, tú lo has
visto, no te calles;
Señor, no te
quedes a distancia;
despierta,
levántate, Dios mío;
Señor mío,
defiende mi causa.
Júzgame tú según
tu justicia.
Que canten y se
alegren
los que desean mi
victoria;
que repitan
siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean la
paz a tu siervo.
Mi lengua
anunciará tu justicia,
todos los días te
alabaré.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi lengua
anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.
V. Hijo mío,
conserva mis palabras.
R. Conserva mis
mandatos y vivirás.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro
de los Reyes 16, 29--17, 16
PRINCIPIO DEL
MINISTERIO DEL PROFETA ELÍAS EN TIEMPO DE AJAB, REY DE ISRAEL
Ajab, hijo de
Omrí, comenzó a reinar en Israel el año treinta y ocho de Asá, rey de Judá. Ajab,
hijo de Omrí, reinó sobre Israel en Samaria veintidós años. Hizo el mal a los
ojos del Señor más que todos sus predecesores.
No sólo imitó los
pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, sino que, además, tomó por mujer a Jezabel,
hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y sirvió a Baal, postrándose ante él.
Alzó un altar a Baal en el santuario que le edificó en Samaría. Hizo también
Ajab el cipo y aumentó la indignación del Señor, Dios de Israel, más que todos
los reyes de Israel que lo precedieron. En su tiempo, Jiel de Betel reedificó
Jericó. Sobre Abirón, su primogénito, echó los cimientos, y sobre Segub, su
hijo menor, asentó las puertas, según la palabra que había pronunciado el Señor
por boca de Josué, hijo de Nun.
Elías tesbita, de
Tisbé de Galaad, dijo a Ajab:
«Vive el Señor,
Dios de Israel, a quien sirvo. No habrá estos años rocío ni lluvia, más que
cuando mi boca lo diga.»
Fue dirigida la
palabra del Señor a Elías de esta manera:
«Sal de aquí,
dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Kerit, que está al este
del Jordán. Beberás del torrente y encargaré a los cuervos que te sustenten
allí.»
Hizo según la
palabra del Señor, y se fue a vivir en el torrente de Kerit, que está al este
del Jordán. Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y
bebía del torrente. Al cabo de algún tiempo se secó el torrente, porque no
había lluvia en el país.
Le fue dirigida la
palabra del Señor a Elías, de esta manera:
«Levántate y vete
a Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he ordenado a una mujer viuda de ese
lugar que te dé de comer.»
Se levantó y se
fue a Sarepta. Cuando entraba por la puerta de la ciudad había allí una mujer
viuda que recogía leña. La llamó Elías y le dijo:
«Tráeme, por
favor, un poco de agua para mí en tu vaso, para que pueda beber.»
Cuando ella iba a
traérsela, le gritó:
«Tráeme también,
por favor, un bocado de pan en tu mano.»
Ella dijo:
«Vive el Señor, tu
Dios, no tengo nada de pan cocido; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja
y un poco de aceite en la orza. Estoy recogiendo dos palos, entraré y lo
prepararé para mí y para mi hijo; lo comeremos y moriremos.»
Pero Elías le
dijo:
«No temas. Entra y
haz como has dicho, pero primero haz una torta pequeña para mí y tráemela, y
luego la harás para ti y para tu hijo. Porque así habla el Señor, Dios de
Israel: "No se acabará la harina en la tinaja, ni se agotará el aceite en
la orza, hasta el día en que el Señor haga caer la lluvia sobre la faz de la
tierra."»
Ella se fue e hizo
según la palabra de Elías, y comieron él, ella y su hijo. No se acabó la harina
en la tinaja ni se agotó el aceite en la orza, según la palabra que el Señor
había dicho por boca de Elías.
RESPONSORIO
St 5, 17. 18; Sir 48, 1. 3
R. El profeta Elías
oró para que no lloviese y no llovió; * oró de nuevo y el cielo envió la
lluvia.
V. Surgió Elías
como un fuego y sus palabras eran como un horno encendido; con la palabra del
Señor sujetó el cielo.
R. Oró de nuevo y
el cielo envió la lluvia.
SEGUNDA LECTURA
De la catequesis
de san Juan María Vianney, presbítero
(«Catéchisme sur
la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d'Ars», París 1899, pp. 87-89)
HERMOSA OBLIGACIÓN
DEL HOMBRE: ORAR Y AMAR
Consideradlo,
hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el
cielo. Por esto nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí
donde está nuestro tesoro.
El hombre tiene un
hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la
felicidad en este mundo.
La oración no es
otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a
Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo embriaga, se
siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión, Dios y el alma
son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar.
Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre creatura; es una felicidad
que supera nuestra comprensión.
Nosotros nos
habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido
hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada.
Hijos míos,
vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a
Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte
del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel
que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha
debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.
Otro beneficio de
la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite,
que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta
ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer
largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y, creedme, que el
tiempo se me hacía corto.
Hay personas que
se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están
totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido. ¡Cuánto amo a
estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro
Señor y hablaban con él, del mismo modo que hablamos entre nosotros.
Nosotros, por el
contrario, ¡cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer
o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy
bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen
Dios: «Sólo dos palabras, para deshacerme de ti ... » Muchas veces pienso que,
cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo
pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.
RESPONSORIO
2Co 4, 17; 1Co 2, 9
R. Una tribulación
pasajera y liviana produce en nosotros * un inmenso e incalculable tesoro de
gloria.
V. Ni el ojo vio,
ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.
R. Un inmenso e
incalculable tesoro de gloria.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso
y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un modelo de
pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su
intercesión, dedicar como él nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros
hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Himno: CRISTO,
CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo, cabeza,
rey de los pastores,
el pueblo entero,
madrugando a fiesta,
canta a la gloria
de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de
sagrado crisma,
la unción profunda
de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y
lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y
forma del rebaño,
luz para el ciego,
báculo del pobre,
padre común,
presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus
merecimientos,
danos la gracia de
imitar su vida,
y al fin, sumisos
a su magisterio,
danos su gloria.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aceptarás
los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aceptarás los
sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant 2. Con el Señor
triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico: QUE LOS
PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres
un Dios escondido,
el Dios de Israel,
el Salvador.
Se avergüenzan y
se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados
los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor
salva a Israel
con una salvación
perpetua,
para que no se
avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor,
creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la
tierra,
la fabricó y la
afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó
habitable:
«Yo soy el Señor y
no hay otro.»
No te hablé a
escondidas,
en un país
tenebroso,
no dije a la
estirpe de Jacob:
«Buscadme en el
vacío.»
Yo soy el Señor
que pronuncia sentencia
y declara lo que
es justo.
Reuníos, venid,
acercaos juntos,
supervivientes de
las naciones.
No discurren los
que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios
que no puede salvar.
Declarad, aducid
pruebas,
que deliberen
juntos:
¿Quién anunció
esto desde antiguo,
quién lo predijo
desde entonces?
¿No fui yo, el
Señor?
- No hay otro Dios
fuera de mí -.
Yo soy un Dios
justo y salvador,
y no hay ninguno
más.
Volveos hacia mí
para salvaros,
confines de la
tierra,
pues yo soy Dios y
no hay otro.
Yo juro por mi
nombre,
de mi boca sale
una sentencia,
una palabra
irrevocable:
«Ante mí se
doblará toda rodilla,
por mí jurará toda
lengua»,
dirán: «Sólo el
Señor
tiene la justicia
y el poder.»
A él vendrán
avergonzados
los que se
enardecían contra él,
con el Señor
triunfará y se gloriará
la estirpe de
Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con el Señor
triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant 3. Entrad en
la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 99 - ALEGRÍA
DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama al Señor,
tierra entera,
servid al Señor
con alegría,
entrad en su
presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor
es Dios:
que él nos hizo y somos
suyos,
su pueblo y ovejas
de su rebaño.
Entrad por sus
puertas con acción de gracias,
por sus atrios con
himnos,
dándole gracias y
bendiciendo su nombre:
«El Señor es
bueno,
su misericordia es
eterna,
su fidelidad por
todas las edades.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la
presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE
Hb 13, 7-9a
Acordaos de aquellos
superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre
el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y
para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas llamativas y extrañas.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni de día ni de
noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado
centinelas.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No sois
vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por
vosotros.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No sois
vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por
vosotros.
PRECES
Demos gracias a
Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle
diciendo:
Apacienta a tu
pueblo, Señor.
Señor Jesucristo,
tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por
ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo,
tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu
pueblo,
no dejes de
guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo,
tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las
almas,
haz que nunca
falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida
santa.
Señor Jesucristo,
tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los
santos,
haz que, guiados
por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un modelo de
pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su
intercesión, dedicar como él nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros
hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Flp 2, 2b-4
Manteneos unánimes
y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por
ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los
demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de
los demás.
V. Las sendas del
Señor son misericordia y lealtad.
R. Para los que
guardan su alianza y sus mandatos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la
salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas
en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
2Co 13, 4
Aunque por su
condición de debilidad humana Cristo fue crucificado, ahora tiene vida por la
omnipotencia de Dios. Y nosotros, aunque débiles ahora con su debilidad, por la
omnipotencia de Dios tendremos vida con él.
V. Mi alma está
pegada al polvo.
R. Reanímame,
Señor, con tus palabras.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el
mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine siempre
para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Correré por
el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.
Salmo 118, 25-32
Mi alma está
pegada al polvo:
reanímame con tus
palabras;
te expliqué mi
camino, y me escuchaste:
enséñame tus
leyes;
instrúyeme en el
camino de tus decretos,
y meditaré tus
maravillas.
Mi alma llora de
tristeza,
consuélame con tus
promesas;
apártame del
camino falso,
y dame la gracia
de tu voluntad;
escogí el camino
verdadero,
deseé tus
mandamientos.
Me apegué a tus
preceptos,
Señor, no me
defraudes;
correré por el
camino de tus mandatos
cuando me
ensanches el corazón.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Correré por
el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.
Ant 2. Confiando
en el Señor no me he desviado.
Salmo 25 - ORACIÓN
CONFIADA DEL INOCENTE
Hazme justicia,
Señor, que camino en la inocencia;
confiando en el
Señor no me he desviado.
Examíname, Señor,
ponme a prueba,
sondea mis entrañas
y mi corazón,
porque tengo ante
los ojos tu bondad,
y camino en tu
verdad.
No me siento con
gente falsa,
no me junto con
mentirosos;
detesto las bandas
de malhechores,
no tomo asiento
con los impíos.
Lavo en la
inocencia mis manos,
y rodeo tu altar,
Señor,
proclamando tu
alabanza,
enumerando tus
maravillas.
Señor, yo amo la
belleza de tu casa,
el lugar donde
reside tu gloria.
No arrebates mi
alma con los pecadores,
ni mi vida con los
sanguinarios,
que en su
izquierda llevan infamias,
y su derecha está
llena de sobornos.
Yo, en cambio,
camino en la integridad;
sálvame, ten
misericordia de mí.
Mi pie se mantiene
en el camino llano;
en la asamblea
bendeciré al Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Confiando en
el Señor no me he desviado.
Ant 3. En el Señor
confía mi corazón, él me socorrió.
Salmo 27, 1-3. 6-9
- SÚPLICA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, te
invoco;
Roca mía, no seas
sordo a mi voz;
que, si no me
escuchas, seré igual
que los que bajan
a la fosa.
Escucha mi voz
suplicante
cuando te pido
auxilio,
cuando alzo las
manos
hacia tu
santuario.
No me arrebates
con los malvados
ni con los
malhechores,
que hablan de paz
con el prójimo,
pero llevan la
maldad en el corazón.
Bendito el Señor,
que escuchó
mi voz suplicante;
el Señor es mi
fuerza y mi escudo:
en él confía mi
corazón;
me socorrió, y mi
corazón se alegra
y le canta
agradecido.
El Señor es fuerza
para su pueblo,
apoyo y salvación
para su Ungido.
Salva a tu pueblo
y bendice tu heredad,
sé su pastor y
guíalos siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el Señor
confía mi corazón, él me socorrió.
LECTURA BREVE
Col 3, 12-13
Como pueblo
elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme: la misericordia
entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente
y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado;
haced vosotros lo mismo.
V. El Señor es
compasivo y misericordioso.
R. Lento a la ira
y rico en clemencia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino
eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL
SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor
con alegría,
unidos a la voz
del pastor santo;
demos gracias a
Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de
su rebaño.
Es su voz y su
amor el que nos llama
en la voz del
pastor que él ha elegido,
es su amor
infinito el que nos ama
en la entrega y
amor de este otro cristo.
Conociendo en la
fe su fiel presencia,
hambrientos de
verdad y luz divina,
sigamos al pastor
que es providencia
de pastos
abundantes que son vida.
Apacienta, Señor,
guarda a tus hijos,
manda siempre a tu
mies trabajadores;
cada aurora, a la
puerta del aprisco,
nos aguarde el
amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sáname,
Señor, porque he pecado contra ti.
Salmo 40 - ORACIÓN
DE UN ENFERMO
Dichoso el que
cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago
lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda
y lo conserva en vida,
para que sea
dichoso en la tierra,
y no lo entrega a
la saña de sus enemigos.
El Señor lo
sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los
dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor,
ten misericordia,
sáname, porque he
pecado contra ti.»
Mis enemigos me
desean lo peor;
«A ver si se muere
y se acaba su apellido.»
El que viene a
verme habla con fingimiento,
disimula su mala
intención,
y cuando sale
afuera, la dice.
Mis adversarios se
reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos
siniestros:
«Padece un mal sin
remedio,
se acostó para no
levantarse.»
Incluso mi amigo,
de quien yo me fiaba,
que compartía mi
pan,
es el primero en
traicionarme.
Pero tú, Señor,
apiádate de mí,
haz que pueda
levantarme,
para que yo les dé
su merecido.
En esto conozco
que me amas:
en que mi enemigo
no triunfa de mí.
A mí, en cambio,
me conservas la salud,
me mantienes
siempre en tu presencia.
Bendito el Señor,
Dios de Israel,
ahora y por
siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname,
Señor, porque he pecado contra ti.
Ant 2. El Señor de
los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Salmo 45 - DIOS,
REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro
refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor
en el peligro.
Por eso no tememos
aunque tiemble la tierra
y los montes se
desplomen en el mar.
Que hiervan y
bramen sus olas,
que sacudan a los
montes con su furia:
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
El correr de las
acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo
consagra su morada.
Teniendo a Dios en
medio, no vacila;
Dios la socorre al
despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan,
los reyes se rebelan;
pero él lanza su
trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
Venid a ver las
obras del Señor,
las maravillas que
hace en la tierra:
Pone fin a la
guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos,
quiebra las lanzas,
prende fuego a los
escudos.
«Rendíos,
reconoced que yo soy Dios:
más alto que los
pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los
ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es
el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de
los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant 3. Vendrán
todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas
las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 1-4
A los presbíteros
en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo
y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores del
rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena
gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como
dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del
rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria
que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V. El que entregó
su vida por sus hermanos.
R. El que ora
mucho por su pueblo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es el
administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el
administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo,
Señor.
Tú que por medio
de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los
cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la
oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo,
perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y
santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú que de entre
los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste
como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de
tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la
heredad de los santos pastores,
no permitas que
ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que por medio
de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie
las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos,
por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la
oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un modelo de
pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su
intercesión, dedicar como él nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros
hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de
Dios,
no desprecies las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa
y bendita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario