Del Común de santas
mujeres. Salterio III
SANTA MARÍA
MAGDALENA. (MEMORIA).
Formó parte de
los discípulos de Cristo, estuvo presente en el momento de su muerte y, en la madrugada
del día de Pascua, tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Redentor
resucitado de entre los muertos (Mc 16, 9). Fue sobre todo durante el siglo XII
cuando su culto se difundió en la Iglesia occidental.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Salmo 94 INVITACIÓN
A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DICHOSA LA
MUJER QUE HA CONSERVADO
Dichosa la mujer
que ha conservado,
en su regazo, con
amor materno,
la palabra del
Hijo que ha engendrado
en la vida de fe y
de amor pleno.
Dichosas sois
vosotras, que en la vida
hicisteis de la fe
vuestra entereza,
vuestra gracia en
la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios
y de belleza.
Dichosas sois
vosotras, que supisteis
ser hijas del amor
que Dios os daba,
y así, en la fe,
madres de muchos fuisteis,
fecunda plenitud
que nunca acaba.
No dejéis de ser
madres, en la gloria,
de los hombres que
luchan con anhelo,
ante Dios vuestro
amor haga memoria
de los hijos que
esperan ir al cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias
al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Salmo 106 I -
ACCIÓN DE GRACIAS: DIOS SALVA A SU PUEBLO DE LAS CRISIS POR LAS QUE PASA A
TRAVÉS DE LA HISTORIA
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Que lo confiesen
los redimidos por el Señor,
los que él rescató
de la mano del enemigo,
los que reunió de
todos los países:
norte y sur,
oriente y occidente.
Erraban por un
desierto solitario,
no encontraban el
camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y
sed,
se les iba
agotando la vida;
pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Los guió por un
camino derecho,
para que llegaran
a ciudad habitada.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Calmó el ansia de
los sedientos,
y a los
hambrientos los colmó de bienes.
Yacían en
oscuridad y tinieblas,
cautivos de
hierros y miserias;
por haberse
rebelado contra los mandamientos,
despreciando el
plan del Altísimo.
Él humilló su
corazón con trabajos,
sucumbían y nadie
los socorría.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Los sacó de las
sombrías tinieblas,
arrancó sus
cadenas.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Destrozó las
puertas de bronce,
quebró los
cerrojos de hierro.
Estaban enfermos,
por sus maldades,
por sus culpas
eran afligidos;
aborrecían todos
los manjares,
y ya tocaban las
puertas de la muerte.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Envió su palabra,
para curarlos,
para salvarlos de
la perdición.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Ofrézcanle
sacrificios de alabanza,
y cuenten con
entusiasmo sus acciones.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias
al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Ant 2.
Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Salmo 106 II
Entraron en naves
por el mar,
comerciando por
las aguas inmensas.
Contemplaron las
obras de Dios,
sus maravillas en
el océano.
Él habló y levantó
un viento tormentoso,
que alzaba las
olas a lo alto:
subían al cielo,
bajaban al abismo,
su vida se
marchitaba por el mareo,
rodaban, se
tambaleaban como ebrios,
y no les valía su
pericia.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Apaciguó la
tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las
olas del mar.
Se alegraron de
aquella bonanza,
y él los condujo
al ansiado puerto.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Aclámenlo en la
asamblea del pueblo,
alábenlo en el
consejo de los ancianos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contemplaron
las obras de Dios y sus maravillas.
Ant 3. Los rectos
lo ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.
Salmo 106 III
El transforma los
ríos en desierto,
los manantiales de
agua en aridez;
la tierra fértil
en marismas,
por la depravación
de sus habitantes.
Transforma el
desierto en estanques,
el erial en
manantiales de agua.
Coloca allí a los
hambrientos,
y fundan una
ciudad para habitar.
Siembran campos,
plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se
multiplican,
y no les escatima
el ganado.
Si menguan, abatidos
por el peso
de infortunios y
desgracias,
el mismo que
arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría
por una soledad sin caminos
levanta a los
pobres de la miseria
y multiplica sus
familias como rebaños.
Los rectos lo ven
y se alegran,
a la maldad se le
tapa la boca.
El que sea sabio,
que recoja estos hechos
y comprenda la
misericordia del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los rectos lo
ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.
V. Tu fidelidad,
Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias
son como el océano inmenso.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro
de Samuel 12, 1-25
ARREPENTIMIENTO Y
PENITENCIA DE DAVID
En aquellos días,
envió Dios el profeta Natán a David, y llegando a él le dijo:
«Había dos hombres
en una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre. El rico tenía ovejas y
bueyes en gran abundancia; el pobre no tenía más que una corderilla, sólo una, pequeña,
que había comprado. Ella iba creciendo con él y sus hijos, comiendo su pan,
bebiendo en su copa, durmiendo en su seno igual que una hija. Vino un visitante
al hombre rico, y dándole pena a éste tomar su ganado lanar y vacuno para dar
de comer a aquel hombre llegado a su casa, tomó la ovejita del pobre, y la dio
a comer al viajero llegado a su casa.»
David se encendió
en gran cólera contra aquel hombre y dijo a Natán:
« ¡Vive el Señor!,
que merece la muerte el hombre que tal hizo. Pagará cuatro veces la oveja por
haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión.»
Entonces Natán
dijo a David:
«Tú eres ese
hombre. Así dice el Señor Dios de Israel: "Yo te he ungido rey de Israel y
te he librado de las manos de Saúl. Te he dado la casa de tu señor y he puesto
en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y
si es poco, te añadiré todavía otras cosas. ¿Por qué has menospreciado al Señor
haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías, el hitita, tomando a su
mujer por mujer tuya y matándolo por la espada de los ammonitas? Pues bien,
nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado
la mujer de Urías, el hitita, para mujer tuya. Así habla el Señor: Haré que de
tu propia casa se alce el mal contra ti. Tomaré tus mujeres ante tus ojos y se
las daré a otro que se acostará con ellas a la luz de este sol. Pues tú has
obrado en oculto, pero yo cumpliré esta palabra ante todo Israel y a la luz del
sol." »
David dijo a
Natán:
«He pecado contra
el Señor.»
Respondió Natán a
David:
«También el Señor
perdona tu pecado; no morirás. Pero por haber ultrajado al Señor con ese hecho,
el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.»
Y Natán se fue a
su casa.
Hirió el Señor al
niño que había dado a David la mujer de Urías y enfermó gravemente. David
suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y en casa pasaba la
noche acostado en tierra. Los ancianos de su casa se esforzaban por levantarlo
del suelo, pero él se negó y no quiso comer con ellos. El séptimo día murió el
niño; los servidores de David temieron decirle que el niño había muerto, porque
se decían:
«Cuando el niño
aún vivía le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha
muerto? ¡Hará un desatino!»
Vio David que sus
servidores cuchicheaban entre sí y comprendió David que el niño había muerto; y
dijo David a sus servidores:
«¿Es que ha muerto
el niño?»
Le respondieron:
«Sí, ha muerto.»
David se levantó
del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa del
Señor y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió.
Sus servidores le dijeron:
«¿Qué es lo que
haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas, y ahora que ha muerto te
levantas y comes.»
Respondió:
«Mientras el niño
vivía ayuné y lloré, pues me decía: "¿Quién sabe si el Señor tendrá
compasión de mí, y el niño vivirá?" Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he
de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él está, pero él no volverá a
mí.»
David consoló a
Betsabé su mujer, fue a donde ella estaba y se acostó con ella; ella dio a luz
un hijo y lo llamó Salomón; el Señor lo amó, y envió al profeta Natán que lo
llamó Yedidías, «amado del Señor».
RESPONSORIO
Oración de Manasés 9. 10. 12; Sal 50, 5. 6
R. Mis pecados han
sido numerosos, como las arenas del mar; no soy digno de mirar las alturas del
cielo, a causa de la multitud de mis iniquidades, pues he provocado tu ira; *
cometí la maldad que aborreces.
V. Yo reconozco mi
culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé.
R. Cometí la
maldad que aborreces.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de
san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 25, 1-2.
4-5: PL 76, 1189-1193)
ARDÍA EN DESEOS DE
CRISTO, A QUIEN PENSABA QUE SE LO HABÍAN LLEVADO
María Magdalena,
cuando llegó a al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que
alguien se lo había llevado y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron
también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer
les había dicho. Y dice el Evangelio acerca de ellos: Los discípulos se
volvieron a su casa. Y añade, a continuación: María se había quedado fuera,
llorando junto al sepulcro.
Lo que hay que
considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de
aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían
marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida
en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo
habían llevado. Por esto ella fue la única en verlo entonces, porque se había
quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la
perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en
persona: El que persevere hasta el fin se salvará.
Primero lo buscó,
sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró;
con la dilación iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar
lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la
dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel
que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este
amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo
entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia
cuando dice, en el Cantar de los cantares: Desfallezco de amor; y también: Mi
alma se derrite.
Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad
de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más
fuerza el fuego de su amor.
Jesús dijo:
«¡María!» Después de haberla llamado con el nombre genérico de «mujer», sin
haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le
dijera: «Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo
genérico, como a los demás, sino en especial.» María, al sentirse llamada por
su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama
«rabbuní»,es decir: «maestro», ya que el mismo a quien ella buscaba
exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.
RESPONSORIO
R. Cuando volvió
del sepulcro del Señor, María Magdalena anunció a los discípulos: «He visto al
Señor.» * Dichosa ella que fue digna de llevar la noticia de la resurrección de
la Vida.
V. Llorando al que
amaba, encontró al que buscaba, y anunció luego al que había encontrado.
R. Dichosa ella
que fue digna de llevar la noticia de la resurrección de la Vida.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que santa María Magdalena fuese la primera en recibir de tu Hijo
unigénito la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a conocer a Cristo resucitado y
merezcamos contemplarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Himno: FINÍSIMO
FUE EL LINO CON QUE ELLA.
Finísimo fue el
lino con que ella
fue tejiendo, a lo
largo de su vida,
esa historia de
amor que la hace bella
a los ojos de Dios
y bendecida.
Supo trenzar con
tino los amores
del cielo y de la
tierra, y santamente
hizo altar del
telar de sus labores,
oración desgranada
lentamente.
Flor virgen,
florecida en amor santo,
llenó el hogar de
paz y joven vida,
su dulce fortaleza
fue su encanto,
la fuerza de su
amor la fe vivida.
Una escuela de fe
fue su regazo,
todos fueron
dichosos a su vera,
su muerte en el
Señor fue un tierno abrazo,
su vida será
eterna primavera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El primer
día de la semana, muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, vino María
Magdalena al sepulcro.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito en
ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El primer día
de la semana, muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, vino María
Magdalena al sepulcro.
Ant 2. Busco al
amor de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo busco y no encuentro dónde lo han
dejado. Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Busco al amor
de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo busco y no encuentro dónde lo han dejado.
Aleluya.
Ant 3. Mientras
estaba llorando, se asomó María al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de
blanco. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mientras
estaba llorando, se asomó María al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de
blanco. Aleluya.
LECTURA BREVE
Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la
misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa,
agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este
mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis
discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
V. Ve a mis
hermanos y diles:
R. El Señor ha
resucitado de entre los muertos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Después de su
resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la semana, Jesús se
apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Después de su
resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la semana, Jesús se
apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
PRECES
Unidos, hermanos,
a las mujeres santas, aclamemos a Jesús, nuestro Salvador, y supliquémosle
diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesús, que
perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados porque tenía mucho amor,
perdónanos también
a nosotros porque hemos pecado mucho.
Señor Jesús, que
fuiste asistido en tu misión evangélica por mujeres piadosas,
haz que también
nosotros seamos fieles en nuestra misión apostólica.
Señor Jesús, a
quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos servirte
siempre con fe y amor.
Señor Jesús, que
llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,
haz que todos
nosotros la cumplamos siempre de palabra y de obra.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación
del Salvador, digamos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que santa María Magdalena fuese la primera en recibir de tu Hijo
unigénito la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a conocer a Cristo resucitado y
merezcamos contemplarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Da fianza,
Señor, en favor de tu siervo.
Salmo 118, 121-128
Practico la
justicia y el derecho,
no me entregues a
mis opresores;
da fianza en favor
de tu siervo,
que no me opriman
los insolentes;
mis ojos se
consumen aguardando
tu salvación y tu
promesa de justicia.
Trata con
misericordia a tu siervo,
enséñame tus
leyes;
yo soy tu siervo:
dame inteligencia,
y conoceré tus
preceptos;
es hora de que
actúes, Señor:
han quebrantado tu
voluntad.
Yo amo tus
mandatos
más que el oro
purísimo;
por eso aprecio
tus decretos
y detesto el
camino de la mentira.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Da fianza,
Señor, en favor de tu siervo.
Ant 2. Contemplad
al Señor y quedaréis radiantes.
Salmo 33 I - EL
SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo al Señor
en todo momento,
su alabanza está
siempre en mi boca;
mi alma se gloría
en el Señor:
que los humildes
lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo
la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos
su nombre.
Yo consulté al
Señor, y me respondió,
me libró de todas
mis ansias.
Contempladlo y
quedaréis radiantes,
vuestro rostro no
se avergonzará.
Si el afligido
invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus
angustias.
El ángel del Señor
acampa
en torno a sus
fieles y los protege.
Gustad y ved qué
bueno es el Señor,
dichoso el que se
acoge a él.
Todos sus santos,
temed al Señor,
porque nada les
falta a los que lo temen;
los ricos
empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al
Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contemplad al
Señor y quedaréis radiantes.
Ant 3. El Señor
está cerca de los atribulados.
Salmo 33 II
Venid, hijos,
escuchadme:
os instruiré en el
temor del Señor;
¿hay alguien que
ame la vida
y desee días de
prosperidad?
Guarda tu lengua
del mal,
tus labios de la
falsedad;
apártate del mal,
obra el bien,
busca la paz y
corre tras ella.
Los ojos del Señor
miran a los justos,
sus oídos escuchan
sus gritos;
pero el Señor se
enfrenta con los malhechores,
para borrar de la
tierra su memoria.
Cuando uno grita,
el Señor lo escucha
y lo libra de sus
angustias;
el Señor está
cerca de los atribulados,
salva a los
abatidos.
Aunque el justo
sufra muchos males,
de todos lo libra
el Señor;
él cuida de todos
sus huesos,
y ni uno solo se
quebrará.
La maldad da
muerte al malvado,
y los que odian al
justo serán castigados.
El Señor redime a
sus siervos,
no será castigado
quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor está
cerca de los atribulados.
LECTURA BREVE
1S 15, 22
¿Acaso se complace
el Señor en los holocaustos y sacrificios, como en la obediencia a la palabra
del Señor? Mejor es obedecer que sacrificar, mejor la docilidad que la grasa de
los carneros.
V. El que me
ofrece acción de gracias, ése me honra.
R. Al que sigue
buen camino le haré ver la salvación de Dios.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, Padre
todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda
adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Ga 5, 26; 6, 2
No busquemos la
vanagloria, provocándonos y teniéndonos envidia mutuamente. Ayudaos a llevar
mutuamente vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo.
V. Ved qué paz y
qué alegría, convivir los hermanos unidos.
R. Allí manda el
Señor la bendición.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego
ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre
todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Mi 6, 8
Se te ha dado a
conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que Dios desea de ti: simplemente que
practiques la justicia, que ames la misericordia, y que camines humildemente
con tu Dios.
V. Mi alegría es
el camino de tus preceptos.
R. Señor, no
olvidaré tus palabras.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha, Señor,
nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de
la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra
vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
I
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY ROMPE
LA CLAUSURA
Hoy rompe la
clausura
del surco
empedernido
el grano en él
hundido
por nuestra mano
dura;
y hoy da su flor
primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano
fiera.
Hoy triunfa el
buen Cordero
que, en esta
tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño
entero;
y hoy junta su
extraviada
majada y la
conduce
al sitio en que
reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y
fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta
ahora
yacía en honda
muerte;
y hoy alza del
olvido
sin fondo y de la
nada
al alma rescatada
y al mundo
redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la
paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz
a Jerusalén.
Ant 2. Desde la
aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la
aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre
de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO,
SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de
su condición divina,
no hizo alarde de
su categoría de Dios,
al contrario, se
anonadó a sí mismo,
y tomó la
condición de esclavo,
pasando por uno de
tantos.
Y así, actuando
como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte
y una muerte de
cruz.
Por eso Dios lo
levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la
tierra, en el abismo
y toda lengua
proclame:
Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de
Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE
2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada
la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar atención, como a lámpara
que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la
mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber que ninguna profecía de la
Escritura es de interpretación privada; pues nunca fue proferida alguna por
voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de
parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V. Su gloria se
eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el
nombre del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis
labios para hablar en parábolas; declararé cosas que han estado ocultas desde
la creación del mundo.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis
labios para hablar en parábolas; declararé cosas que han estado ocultas desde
la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a
Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y digámosle:
Míranos y escúchanos,
Señor.
Testigo fiel y
primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu sangre
no permitas que
olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a
quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre
fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz,
concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las naciones
para que cuiden
con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para
cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su raza, color,
condición social, lengua o religión
y haz que todos
reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
A los que han
muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con
todos tus santos.
Porque Jesús ha
resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con
misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu gracia sobre nosotros,
para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor, perseveremos en el fiel
cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad
de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN
DE GRACIAS.
Escúchame cuando
te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el
aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y
escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta
cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la
falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor
hizo milagros en mi favor,
y el Señor me
escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad
en el silencio de
vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad en el
Señor.
Hay muchos que
dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu
rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor,
has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en
trigo y en vino.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú sólo,
Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de
mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la
noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 -
ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid
al Señor,
los siervos del
Señor,
los que pasáis la
noche
en la casa del
Señor:
Levantad las manos
hacia el santuario,
y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión:
el que hizo cielo
y tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la
noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE
Dt 6, 4-7
Escucha, Israel:
El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo
quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas
estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor,
durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración
del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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