Propio del Tiempo.
Salterio I
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LEVÁNTAME
SEÑOR, QUE ESTOY CAÍDO
Levántame Señor,
que estoy caído,
sin amor, sin
temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar,
y estoyme quedo;
yo propio lo
deseo, y yo lo impido.
Estoy, siendo uno
solo, dividido:
a un tiempo muerto
y vivo, triste y ledo;
lo que puedo
hacer, eso no puedo;
huyo del mal y
estoy en él metido.
Tan obstinado
estoy en mi porfía,
que el temor de
perderme y de perderte
jamás de mi mal
uso me desvía.
Tu poder y bondad
truequen mi suerte:
que en otros veo
enmienda cada día,
y en mí nuevos
deseos de ofenderte. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Salmo 17, 2-30 I-
ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA
Yo te amo, Señor;
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi
alcázar, mi libertador.
Dios mío, mi
escudo y peña en que me amparo,
mi fuerza
salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de
mi alabanza
y quedo libre de
mis enemigos.
Me cercaban olas
mortales,
torrentes
destructores me aterraban,
me envolvían las
redes del abismo,
me alcanzaban los
lazos de la muerte.
En el peligro
invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él
escuchó mi voz
y mi grito llegó a
sus oídos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Ant 2. El Señor me
libró porque me amaba.
Salmo 17 II
Entonces tembló y
retembló la tierra,
vacilaron los
cimientos de los montes,
sacudidos por su
cólera;
de su rostro se
alzaba una humareda,
de su boca un
fuego voraz,
y lanzaba carbones
ardiendo.
Inclinó el cielo y
bajó
con nubarrones
debajo de sus pies;
volaba sobre un
querubín
cerniéndose sobre
las alas del viento,
envuelto en un
manto de oscuridad:
como un toldo, lo
rodeaban
oscuro aguacero y
nubes espesas;
al fulgor de su
presencia, las nubes
se deshicieron en
granizo y centellas;
y el Señor tronaba
desde el cielo,
el Altísimo hacía
oír su voz:
disparando sus
saetas, los dispersaba,
y sus continuos
relámpagos los enloquecían.
El fondo del mar
apareció,
y se vieron los
cimientos del orbe,
cuando tú, Señor,
lanzaste el fragor de tu voz,
al soplo de tu
ira.
Desde el cielo
alargó la mano y me sostuvo,
me sacó de las
aguas caudalosas,
me libró de un
enemigo poderoso,
de adversarios más
fuertes que yo.
Me acosaban el día
funesto,
pero el Señor fue
mi apoyo:
me sacó a un lugar
espacioso,
me libró porque me
amaba.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me
libró porque me amaba.
Ant 3. Señor, tú
eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
Salmo 17 III
El Señor retribuyó
mi justicia,
retribuyó la
pureza de mis manos,
porque seguí los
caminos del Señor
y no me rebelé
contra mi Dios;
porque tuve
presentes sus mandamientos
y no me aparté de
sus preceptos;
Le fui enteramente
fiel,
guardándome de
toda culpa;
el Señor retribuyó
mi justicia,
la pureza de mis
manos en su presencia.
Con el fiel, tú
eres fiel;
con el íntegro, tú
eres íntegro;
con el sincero, tú
eres sincero;
con el astuto, tú
eres sagaz.
Tú salvas al
pueblo afligido
y humillas los
ojos soberbios.
Señor, tú eres mi
lámpara;
Dios mío, tú
alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me
meto en la refriega;
fiado en mi Dios,
asalto la muralla.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú
eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
V. Convertíos y
haced penitencia.
R. Haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los
Hebreos 11, 32-40
EJEMPLO DE LOS
SANTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Hermanos: ¿Qué más
voy a decir? Me va a faltar tiempo, si empiezo a hablar de Gedeón, de Barac, de
Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Todos ellos, por la
fe, subyugaron reinos, ejercieron la justicia, alcanzaron lo prometido,
cerraron la boca de los leones, extinguieron la violencia del fuego y escaparon
al filo de la espada; se hicieron fuertes en su debilidad, fueron valientes en
el combate y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Mujeres hubo que
recuperaron con vida a sus hijos muertos.
Unos perecieron
entre tormentos, rehusando la libertad por alcanzar una gloriosa resurrección;
otros sufrieron escarnios y azotes, sin que faltasen cadenas y cárceles. Fueron
apedreados, aserrados por medio, torturados; murieron al filo de la espada,
anduvieron fugitivos de una parte a otra, vestidos de piel de oveja y de cabra,
desprovistos de todo, oprimidos y maltratados -no era el mundo digno de ellos-,
y anduvieron errantes por desiertos y montes, por cavernas y simas de la
tierra.
Y ninguno de ellos
alcanzó el cumplimiento de las promesas, aunque habían recibido la aprobación
de Dios por el testimonio de su fe. Dios había dispuesto para nosotros algo
mejor, de modo que sin nosotros no llegasen ellos a la consumación en la
gloria.
RESPONSORIO
Cf. Hb 11, 39; cf. 12, 1; cf. Sir 44, 7. 10. 11
R. Todos éstos
recibieron la aprobación de Dios por el testimonio de su fe; en consecuencia,
teniendo en torno nuestro tan grande nube de testigos, * corramos con
constancia la carrera para nosotros preparada.
V. Todos éstos
fueron la gloria de su tiempo; su esperanza no se acabó, sus bienes perduran.
R. Corramos con
constancia la carrera para nosotros preparada.
SEGUNDA LECTURA
De los Comentarios
de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 85, 1: CCL
39, 1176-1177)
JESUCRISTO ORA POR
NOSOTROS, ORA EN NOSOTROS, Y AL MISMO TIEMPO ES A ÉL A QUIEN DIRIGIMOS NUESTRA
ORACIÓN
El mayor don que
Dios podía conceder a los hombres es hacer que su Palabra, por quien creó todas
las cosas, fuera la cabeza de ellos, y unirlos a ella como miembros suyos, de
manera que el Hijo de Dios fuera también hijo de los hombres, un solo Dios con
el Padre, un solo hombre con los hombres; y así, cuando hablamos con Dios en la
oración, el Hijo está unido a nosotros, y, cuando ruega el cuerpo del Hijo, lo
hace unido a su cabeza; de este modo, el único Salvador de su cuerpo, nuestro
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ora por nosotros, ora en nosotros, y al mismo
tiempo es a él a quien dirigimos nuestra oración.
Ora por nosotros,
como sacerdote nuestro; ora en nosotros, como cabeza nuestra; recibe nuestra
oración, como nuestro Dios.
Reconozcamos,
pues, nuestra propia voz en él y su propia voz en nosotros. Y, cuando hallemos
alguna afirmación referente al Señor Jesucristo, sobre todo en las profecías,
que nos parezca contener algo humillante e indigno de Dios, no tengamos reparo
alguno en atribuírsela, pues él no tuvo reparo en hacerse uno de
nosotros.
A él sirve toda
creatura, porque por él fue hecha toda creatura, y, por esto, contemplamos su
sublimidad y divinidad cuando escuchamos: Ya al comienzo de las cosas existía
la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios; ya al principio
estaba ella con Dios; por ella empezaron a existir todas las cosas, y ninguna
de las que existen empezó a ser sino por ella. Pero los que contemplamos esta
divinidad del Hijo de Dios, que supera y trasciende de modo absoluto a toda
creatura, por sublime que sea, lo oímos también, en otros lugares de la
Escritura, gimiendo y suplicando, como si se reconociera reo de algo.
Y dudamos en
atribuirle estas expresiones por el hecho de que nuestra mente, que acaba de
contemplarlo en su divinidad, se resiste a descender hasta su abajamiento, y le
parece que le hace injuria al admitir unas expresiones humanas en aquel a quien
acaba de dirigir su oración como Dios; y, así, duda muchas veces y se esfuerza
en cambiar el sentido de las palabras; y lo único que encuentra en la Escritura
es el recurso a él, para no errar acerca de él.
Por tanto, que
nuestra fe esté despierta y vigilante; y démonos cuenta de que aquel mismo que
contemplábamos poco antes en su condición de Dios tomó la condición de siervo,
haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se
humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte; y, clavado en la cruz, quiso
hacer suyas las palabras del salmo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?
Por tanto, oramos
a él por su condición de Dios, ora él por su condición de siervo; por su
condición divina es creador, por su condición de siervo es creado, habiendo asumido
él, inmutable, a la creatura mudable, y haciéndonos a nosotros con él un solo
hombre, cabeza y cuerpo. Así, pues, oramos a él, por él y en él; hablamos con
él y él habla en nosotros.
RESPONSORIO
Jn 16, 24. 23
R. Hasta ahora
nada habéis pedido en mi nombre. * Pedid y recibiréis, y vuestra alegría será
completa.
V. Yo os lo
aseguro: cuanto pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá.
R. Pedid y
recibiréis, y vuestra alegría será completa.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios
misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse
por la penitencia de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte
con amor, dígnate escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: CUANDO
VUELTO HACIA TI DE MI PECADO.
Cuando vuelto
hacia ti de mi pecado
iba pensando en
confesar sincero
el dolor
desgarrado y verdadero
del delito de haberte
abandonado;
cuando pobre
volvime a ti humillado,
me ofrecí como
inmundo pordiosero;
cuando, temiendo
tu mirar severo,
bajé los ojos, me
sentí abrazado.
Sentí mis labios
por tu amor sellados
y ahogarse entre
tus lágrimas divinas
la triste confesión
de mis pecados.
Llenóse el alma en
luces matutinas,
y, viendo ya mis
males perdonados,
quise para mi
frente tus espinas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz,
Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 -
DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha
en su interior
un oráculo del
pecado:
«No tengo miedo a
Dios,
ni en su
presencia.»
Porque se hace la
ilusión de que su culpa
no será
descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su
boca son maldad y traición,
renuncia a ser
sensato y a obrar bien;
acostado medita el
crimen,
se obstina en el
mal camino,
no rechaza la
maldad.
Señor, tu
misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta
las nubes,
tu justicia hasta
las altas cordilleras;
tus sentencias son
como el océano inmenso.
Tú socorres a
hombres y animales;
¡qué inapreciable
es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se
acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo
sabroso de tu casa,
les das a beber
del torrente de tus delicias,
porque en ti está
la fuente viva
y tu luz nos hace
ver la luz.
Prolonga tu
misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con
los rectos de corazón;
que no me pisotee
el pie del soberbio,
que no me eche
fuera la mano del malvado.
Han fracasado los
malhechores;
derribados, no se
pueden levantar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz,
Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú
eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS
CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios
con tambores,
elevad cantos al
Señor con cítaras,
ofrecedle los
acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad
su nombre!
porque el Señor es
un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el
Señor.
Cantaré a mi Dios
un cántico nuevo:
Señor, tú eres
grande y glorioso,
admirable en tu
fuerza, invencible.
Que te sirva toda
la creación,
porque tú lo
mandaste y existió;
enviaste tu aliento
y la construiste,
nada puede
resistir a tu voz.
Sacudirán las olas
los cimientos de los montes,
las peñas en tu
presencia se derretirán como cera,
pero tú serás
propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú
eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a
Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 -
ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos,
batid palmas,
aclamad a Dios con
gritos de júbilo;
porque el Señor es
sublime y terrible,
emperador de toda
la tierra.
El nos somete los
pueblos
y nos sojuzga las
naciones;
El nos escogió por
heredad suya:
gloria de Jacob,
su amado.
Dios asciende
entre aclamaciones;
el Señor, al son
de trompetas:
tocad para Dios,
tocad,
tocad para nuestro
Rey, tocad.
Porque Dios es el
rey del mundo:
tocad con
maestría.
Dios reina sobre
las naciones,
Dios se sienta en
su trono sagrado.
Los príncipes de
los gentiles se reúnen
con el pueblo del
Dios de Abraham;
porque de Dios son
los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a
Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE
Is 50, 5-7
El Señor me abrió
el oído; yo no me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante
ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por
eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará
de la red del cazador.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Me cubrirá con
su plumaje.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará
de la red del cazador.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Si
permanecéis en mi palabra seréis en verdad discípulos míos -dice el Señor- y llegaréis
al conocimiento de la verdad y la verdad os librará de la esclavitud.»
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Si
permanecéis en mi palabra seréis en verdad discípulos míos -dice el Señor- y
llegaréis al conocimiento de la verdad y la verdad os librará de la
esclavitud.»
PRECES
Bendigamos al
Autor de nuestra salvación, que ha querido renovar en sí mismo todas las cosas,
y digámosle:
Renuévanos, Señor,
por tu Espíritu Santo.
Señor, tú que nos
has prometido un cielo nuevo y una tierra nueva, renuévanos sin cesar por tu
Espíritu Santo,
para que lleguemos
a gozar eternamente de ti en la nueva Jerusalén.
Que trabajemos,
Señor, para que el mundo se impregne de tu Espíritu
y se logre así más
eficazmente la justicia, el amor y la paz universal.
Enséñanos, Señor,
a corregir nuestra pereza y nuestra desidia
y a poner nuestro
corazón en los bienes eternos.
Líbranos del mal
y presérvanos de
la fascinación de la vanidad que oscurece la mente y oculta el bien.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Digamos al Padre,
unidos a Jesús, la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios
misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse
por la penitencia de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte
con amor, dígnate escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: AMIGO DE
LOS HOMBRES, JESUCRISTO
Amigo de los
hombres, Jesucristo,
tú solo das
sentido a nuestra historia,
y, con los ojos
fijos al futuro,
la Iglesia vive
fiel a tu memoria.
Este tiempo de
ayuno te presenta
de nosotros la
parte más oscura,
y tus manos
clavadas al madero
nos devuelven tu
paz y tu ternura.
A lo largo del día
no nos dejes,
no nos falte la
luz de tu mirada:
llena de amor los
pasos que caminan
de este mundo a la
luz de tu alborada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
Salmo 118, 9-16
¿Cómo podrá un
joven andar honestamente?
Cumpliendo tus
palabras.
Te busco de todo
corazón,
no consientas que
me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón
escondo tus consignas,
así no pecaré
contra ti.
Bendito eres,
Señor,
enséñame tus
leyes.
Mis labios van
enumerando
los mandamientos
de tu boca;
mi alegría es el
camino de tus preceptos,
más que todas las
riquezas.
Medito tus
decretos,
y me fijo en tus
sendas;
tu voluntad es mi
delicia,
no olvidaré tus
palabras.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 16 I - DIOS,
ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor, escucha mi
apelación,
atiende a mis
clamores,
presta oído a mi
súplica,
que en mis labios
no hay engaño:
emane de ti la
sentencia,
miren tus ojos la
rectitud.
Aunque sondees mi
corazón,
visitándolo de
noche,
aunque me pruebes
al fuego,
no encontrarás
malicia en mí.
Mi boca no ha
faltado
como suelen los
hombres;
según tus mandatos
yo me he mantenido
en la senda
establecida.
Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis
pasos.
Yo te invoco
porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y
escucha mis palabras.
Muestra las
maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de
los adversarios
a quien se refugia
a tu derecha.
Guárdame como a
las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus
alas escóndeme
de los malvados
que me asaltan,
del enemigo mortal
que me cerca.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 16 II
Han cerrado sus
entrañas
y hablan con boca
arrogante;
ya me rodean sus
pasos,
se hacen guiños
para derribarme,
como un león ávido
de presa,
como un cachorro
agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor,
hazle frente, doblégalo,
que tu espada me
libre del malvado,
y tu mano, Señor,
de los mortales;
mortales de este
mundo: sea su lote esta vida;
de tu despensa les
llenarás el vientre,
se saciarán sus
hijos
y dejarán a sus
pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi
apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me
saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
LECTURA BREVE
1Tm 2, 4-6
Dios, nuestro
Salvador, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno
conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y único es el mediador
entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él, el cual se entregó a
sí mismo como precio de rescate por todos. Éste es el testimonio que nos ha
dado Dios a su tiempo.
V. Señor, crea en
mí un corazón puro.
R. Renuévame por
dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse
por la penitencia de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte
con amor, dígnate escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: JESÚS,
CONTIGO IREMOS AL DESIERTO
Jesús, contigo
iremos al desierto
en medio de la
villa populosa,
y tú nos brindarás
el pan sabroso
que alimentó tu
alma silenciosa.
Contigo pasaremos
el mar Rojo,
beberemos el agua
de la roca;
tú serás el pastor
y, en la montaña,
tú serás nuestra
gracia esplendorosa.
Contigo
humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía
dolorosa,
y al final, oh
Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos
en tu gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi
vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que
cambie de conducta y viva.»
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían arrollado
las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida
-dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie
de conducta y viva.»
LECTURA BREVE
Rm 15, 3
Cristo no buscó su
propia complacencia, según está escrito: «Sobre mí cayeron los ultrajes de
quienes te ultrajaron.»
V. Aparta de mi
pecado tu vista.
R. Borra en mí
toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios misericordioso,
ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse por la penitencia
de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte con amor, dígnate
escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OJOS DE
AQUEL PUBLICANO
Ojos de aquel
publicano
hasta la tierra
caídos,
el Dios de la luz
os mira,
miradle con
regocijo.
Mano que pide
clemencia
hiriendo el pecho
contrito,
el Señor te abre
la puerta
de su pecho compasivo.
Lengua que en bajo
murmullo
dices tu dolor
sentido,
el Juez que sabe
juzgar
ha escuchado
complacido.
Padre del octavo
día,
glorioso siendo
propicio,
perdónanos,
purifícanos,
por el honor de tu
Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará derrotado
cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme
al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acreditémonos
ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser
justos.
LECTURA BREVE
Hb 9, 28
Cristo, después de
haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de las multitudes,
aparecerá por segunda vez, sin relación ya con el pecado, para dar la salvación
a los que lo esperan.
V. Mi sacrificio
es un espíritu contrito.
R. Un corazón
quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
misericordioso, ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse
por la penitencia de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte
con amor, dígnate escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: HEME,
SEÑOR, A TUS DIVINAS PLANTAS
Heme, Señor, a tus
divinas plantas,
baja la frente y
de rubor cubierta,
porque mis culpas
son tales y tantas,
que tengo miedo a
tus miradas santas
y el pecho mío a
respirar no acierta.
Mas ¡ay!, que
renunciar la lumbre hermosa
de esos divinos
regalados ojos
es condenarme a
noche tenebrosa;
y esa noche es
horrible, es espantosa
para el que gime
ante tus pies de hinojos.
Dame licencia ya,
Padre adorado,
para mirarte y
moderar mi miedo;
mas no te muestres
de esplendor cercado;
muéstrate, Padre
mío, en cruz clavado,
porque sólo en la
cruz mirarte puedo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es
mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I -
CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz
y mi salvación,
¿a quién
temeré?
El Señor es la
defensa de mi vida,
¿quién me hará
temblar?
Cuando me asaltan
los malvados
para devorar mi
carne,
ellos, enemigos y
adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército
acampa contra mí,
mi corazón no
tiembla;
si me declaran la
guerra,
me siento
tranquilo.
Una cosa pido al
Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa
del Señor
por los días de mi
vida;
gozar de la
dulzura del Señor
contemplando su
templo.
Él me protegerá en
su tienda
el día del
peligro;
me esconderá en lo
escondido de su morada,
me alzará sobre la
roca;
y así levantaré la
cabeza
sobre el enemigo
que me cerca;
en su tienda
sacrificaré
sacrificios de
aclamación:
cantaré y tocaré
para el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro
buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad,
respóndeme.
Oigo en mi
corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré,
Señor,
no me escondas tu
rostro.
No rechaces con
ira a tu siervo,
que tú eres mi
auxilio;
no me deseches, no
me abandones,
Dios de mi
salvación.
Si mi padre y mi
madre me abandonan,
el Señor me
recogerá.
Señor, enséñame tu
camino,
guíame por la
senda llana,
porque tengo
enemigos.
No me entregues a
la saña de mi adversario,
porque se levantan
contra mí testigos falsos,
que respiran
violencia.
Espero gozar de la
dicha del Señor
en el país de la
vida.
Espera en el
Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera
en el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro
buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el
primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A
CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS.
Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a
Dios Padre,
que nos ha hecho
capaces de compartir
la herencia del
pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado
del dominio de las tinieblas,
y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre
hemos recibido la redención,
el perdón de los
pecados.
Él es imagen de
Dios invisible,
primogénito de
toda creatura;
pues por medio de
él fueron creadas todas las cosas:
celestes y
terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado
por él y para él.
Él es anterior a
todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la
cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el
primero en todo.
Porque en él quiso
Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz
por la sangre de su cruz
con todos los
seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el
primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE
Ef 4, 32--5, 2
Sed bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha
perdonado en Cristo. Sed en una palabra, imitadores de Dios, como hijos amados
que sois. Y vivid en el amor a ejemplo de Cristo, que os amó y se entregó por
nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque
he pecado contra ti.
R. Señor, ten
misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¿Pretendéis
quitarme la vida, a mí, que os he manifestado la verdad?
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¿Pretendéis
quitarme la vida, a mí, que os he manifestado la verdad?
PRECES
Alabemos a Dios
todopoderoso y providente, que conoce todas nuestras necesidades pero quiere
ante todo que busquemos su reino; supliquémosle, pues, diciendo:
Venga, Señor, tu
reino y su justicia.
Padre santo, que
nos diste a Cristo como pastor de nuestras vidas, ayuda a los pastores y a los
pueblos a ellos confiados, para que no falte nunca al rebaño la solicitud de
sus pastores
ni falte a los
pastores la obediencia de su rebaño.
Mueve a los
cristianos para que con amor fraternal se interesen por los enfermos
y que en ellos
socorran a tu Hijo.
Haz que entren a
formar parte de tu Iglesia los que aún no creen en el Evangelio,
y que, con sus
buenas obras, la hagan crecer en el amor.
A nosotros,
pecadores, concédenos tu perdón
y la
reconciliación con tu Iglesia.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
A los que murieron
concédeles resucitar a la vida eterna
y morar
eternamente contigo.
Invoquemos a Dios
Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso,
ilumina los corazones de tus hijos que tratan de purificarse por la penitencia
de la Cuaresma y, ya que nos infundes el deseo de servirte con amor, dígnate
escuchar paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso
tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando llegó el
instante de tu muerte
inclinaste la
frente hacia la tierra,
como todos los
mortales;
mas no eras tú el
hombre derribado,
sino el Hijo que
muerto nos contempla.
Cuando me llegue
el tránsito esperado
y siga sin retorno
por mi senda,
como todos los
mortales,
el sueño de tu
rostro será lumbre
y tu gloria mi
gloria venidera.
El silencio sagrado
de la noche
tu paz y tu venida
nos recuerdan,
Cristo, luz de los
mortales;
acepta nuestro
sueño necesario
como secreto amor
que a ti se llega. Amén
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi roca
y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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