De la solemnidad.
OFICIO
DE LECTURA
Hoy, la
celebración solemne de la Vigilia pascual reemplaza el Oficio de lectura.
Quienes no hayan
participado en la celebración de la Vigilia pascual usarán, para el Oficio de
lectura, al menos cuatro de las lecturas de la referida Vigilia pascual, con
sus cantos y oraciones. Es muy conveniente elegir, de entre las lecturas de la
Vigilia pascual, las que se proponen a continuación.
Este Oficio
empieza directamente con las lecturas.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
Éxodo 14, 15--15, 1
LOS HIJOS DE
ISRAEL ENTRAN EN EL MAR COMO POR TIERRA FIRME
En aquellos días,
el Señor dijo a Moisés:
«Â¿Por qué sigues
clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y
extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israelitas
puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar
detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a
sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre
mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.»
El ángel de Dios
que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su
retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás,
colocándose entre el campamento egipcio y el campamento israelí; la nube se
oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron
acercarse a los hijos de Israel en toda la noche.
Moisés extendió su
mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte
viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de
Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de
muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y
entraron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y
sus guerreros.
A la vigilia
matutina, volvió Dios la mirada desde la columna de fuego y humo hacia el
ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se
trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los
egipcios exclamaron entonces:
«Huyamos de
Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.»
Pero Dios dijo a
Moisés:
«Extiende tu mano
sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus
jinetes.»
Y Moisés extendió
su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado
ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó
Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrieron
carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en
seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel
caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de
muralla a derecha e izquierda.
Aquel día libró
Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del
mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo
temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los
hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:
Ant. Cantemos al
Señor, sublime es su victoria.
Cántico Ex 15,
1-6. 13. 17-18
Cantemos al Señor,
sublime es su victoria,
caballos y carros
ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi
poder es el Señor,
él fue mi
salvación.
Él es mi Dios: yo
lo alabaré;
el Dios de mis
padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un
guerrero,
su nombre es
«Yahvé».
Los carros del
Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar
Rojo a sus mejores capitanes;
las olas los
cubrieron,
cayeron hasta el
fondo como piedras.
Tu diestra, Señor,
resplandece por su fuerza,
tu diestra, Señor,
tritura al enemigo.
Guiaste con
misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con
tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo
plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que
hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor,
que fundaron tus manos.
El Señor reina por
siempre jamás.
Ant. Cantemos al
Señor, sublime es su victoria.
ORACIÓN
Dios nuestro, que
has iluminado los prodigios de los tiempos antiguos con la luz del nuevo
Testamento, pues el mar Rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo
liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano; haz que todas las
naciones, elevadas por la fe a la dignidad de pueblo elegido, sean regeneradas
por la participación de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
SEGUNDA LECTURA
Del libro del
profeta Ezequiel 36, 16-28
DERRAMARÉ SOBRE
VOSOTROS UN AGUA PURA Y OS DARÉ UN CORAZÓN NUEVO
El Señor me
dirigió la palabra y me dijo:
«Cuando la casa de
Israel habitaba en su tierra, la contaminó con su conducta y con sus malas
obras; como sangre inmunda fue su proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera
sobre ellos por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo
contaminado con sus ídolos. Los esparcí por las naciones y anduvieron dispersos
por los países; según su proceder y sus malas obras los juzgué. Al llegar a las
diversas naciones profanaron mi santo nombre, pues decían de ellos: "Éstos
son el pueblo del Señor, han tenido que salir de su tierra." Entonces tuve
consideración de mi nombre santo, profanado por la casa de Israel en las
naciones adonde fue.
Por eso, di a la
casa de Israel: Esto dice el Señor: No lo hago por vosotros, casa de Israel,
sino por mi santo nombre, profanado por vosotros en las naciones adonde
fuisteis. Mostraré la santidad de mi nombre ilustre profanado entre los
gentiles, que vosotros profanasteis en medio de ellos; y sabrán los gentiles
que yo soy el Señor, cuando manifieste mi santidad a la vista de ellos, por
medio de vosotros.
Os recogeré de
entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra
tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas
vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón
nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón
de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que
caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y
habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y
yo seré vuestro Dios.»
Ant. Como busca la
cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Salmo 41, 2-3.
5bcd; 42, 3-4
Como busca la
cierva
corrientes de
agua,
así mi alma te
busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿ cuándo entraré
a ver
el rostro de Dios?
Recuerdo cómo
marchaba hacia la casa de Dios,
entre cantos de
júbilo y alabanza,
en el bullicio de
la fiesta.
Envía tu luz y tu
verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan
hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque
al altar de Dios,
al Dios de mi
alegría;
que te dé gracias
al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
Ant. Como busca la
cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
ORACIÓN
Señor, Dios
nuestro, fuerza inmutable y luz sin ocaso, mira con bondad a tu Iglesia, a
quien has puesto como sacramento de salvación de la nueva alianza, y lleva a
término, según tus designios, la obra de la redención humana: que todo el mundo
vea y sienta cómo lo abatido se levanta y lo viejo se renueva, y cómo todo
vuelve a su integridad primera por medio de Cristo, de quien todo procede. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
TERCERA LECTURA
De la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
CRISTO, UNA VEZ
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS, YA NO MUERE
Hermanos: Cuantos
en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su
muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepultados con él, para participar
de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por
la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Pues, si
hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también
lo estaremos por la imagen de su resurrección.
Ya sabemos que
nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la
solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos
del pecado, pues el que muere queda libre de pecado.
Si verdaderamente
hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la
muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez
para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad
vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con
Cristo Jesús.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 117, 1-2.
16ab. 17. 22-23
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Diga la casa de
Israel:
eterna es su
misericordia.
La diestra del
Señor es poderosa,
la diestra del
Señor es excelsa.
No he de morir,
viviré
para contar las
hazañas del Señor.
La piedra que
desecharon los arquitectos
es ahora la piedra
angular.
Es el Señor quien
lo ha hecho,
ha sido un milagro
patente.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
CUARTA LECTURA
Lectura del
evangelio según san Mateo 28, 1-10
HA RESUCITADO DE
ENTRE LOS MUERTOS.
SABED QUE VA ANTES
QUE VOSOTROS A GALILEA
Una vez pasado el
sábado, estando ya para amanecer el primer día de la semana, vino María
Magdalena, con la otra María, a ver el sepulcro. Y, de pronto, se produjo un
gran terremoto: el ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del
sepulcro y se sentó encima. Su semblante brillaba como el relámpago, y su
vestidura era blanca como la nieve. Los guardias quedaron aterrados y como
muertos. Y, dirigiéndose el ángel a las mujeres, les dijo:
«No tengáis miedo,
vosotras; ya sé que venís en busca de Jesús, el que ha sido crucificado. No
está aquí; ha resucitado como ya lo había anunciado. Venid a ver el sitio donde
estaba puesto. Id en seguida a decir a sus discípulos que ha resucitado de
entre los muertos. Sabed que va antes que vosotros a Galilea. Allí lo veréis.
Esto es lo que tenía que deciros.»
Abandonaron en
seguida el sepulcro y, llenas de miedo y de gran gozo a la vez, fueron
corriendo a llevar la noticia a los discípulos. Y de improviso les salió Jesús
al encuentro, saludándolas con estas palabras:
«Dios os salve.»
Ellas se llegaron
a él, se abrazaron a sus pies y lo adoraron. Entonces, Jesús les dijo:
«No tengáis miedo.
Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.»
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO.
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente
santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
Santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTABA AL
ALBA MARÍA
Estaba al alba
María,
llamándole con sus
lágrimas.
Vino la Gloria del
Padre
y amaneció el
primer día.
Envuelto en la
blanca túnica
de su propia luz
divina
-la sábana de la
muerte
dejada en tumba
vacía-,
Jesús, alzado,
reinaba;
pero ella no lo
veía.
Estaba al alba
María,
la fiel esposa que
aguarda.
Mueva el Espíritu
al aura
en el jardín de la
vida.
Las flores huelan
la Pascua
de la carne sin
mancilla,
y quede quieta la
esposa
sin preguntas ni
fatiga.
¡Ya está delante
el esposo,
venido de la
colina!
Estaba al alba
María,
porque era la
enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha
resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo ha
resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya.
Ant 2. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Ha resucitado
del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios.
Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha
resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha
resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hch 10, 40-43
Dios resucitó a
Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el pueblo, sino a
nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios. Nosotros hemos
comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y él
nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido constituido por Dios juez
de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran que cuantos
tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del
responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en
que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Muy de
madrugada, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el
sol. Aleluya.
Cántico de Zacarías.
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Muy de
madrugada, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el
sol. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo,
autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, quien por su
poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:
Cristo, vida
nuestra, sálvanos.
Cristo, luz
esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que
han muerto,
concédenos vivir
hoy en tu alabanza.
Señor Jesús, que
anduviste los caminos de la pasión y de la cruz,
concédenos que,
unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.
Hijo del Padre,
maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y
sacerdotes,
enséñanos a
ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.
Rey de la gloria,
esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa,
para poder contemplar
tu rostro y ser semejantes a ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dirijámonos ahora
al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor resucitado pone en nuestra
boca:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR
CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor
confesamos, ¡aleluya!
En la hora de
tercia a la mañana
se llenaron los
suyos de esperanza,
y lejos de la
noche y de la duda
salieron con la
llama y la palabra.
Al Señor adoramos,
¡aleluya!
Han marcado sus
pies nuestros caminos,
marcó su nombre el
nombre de los siglos,
y en la tierra su
voz cual voz ninguna
convoca seguidores
y testigos.
Al Señor
esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos
al Viviente,
a Jesús victorioso
de la muerte;
acéptanos, oh
Cristo, cual liturgia
de gloria que
ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo, una
vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
Salmo 117 - I.
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Diga la casa de
Israel:
eterna es su
misericordia.
Diga la casa de
Aarón:
eterna es su
misericordia.
Digan los fieles
del Señor:
eterna es su
misericordia.
En el peligro
grité al Señor,
y me escuchó,
poniéndome a salvo.
El Señor está
conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme
el hombre?
El Señor está
conmigo y me auxilia,
veré la derrota de
mis adversarios.
Mejor es
refugiarse en el Señor
que fiarse de los
hombres,
mejor es
refugiarse en el Señor
que confiar en los
magnates.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 - II
Todos los pueblos
me rodeaban,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban
cerrando el cerco,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban como
avispas,
ardiendo como
fuego en las zarzas,
en el nombre del
Señor los rechacé.
Empujaban y
empujaban para derribarme,
pero el Señor me
ayudó;
el Señor es mi
fuerza y mi energía,
él es mi
salvación.
Escuchad: hay
cantos de victoria
en las tiendas de
los justos:
«La diestra del
Señor es poderosa,
la diestra del
Señor es excelsa,
la diestra del
Señor es poderosa.»
No he de morir,
viviré
para contar las
hazañas del Señor.
Me castigó, me
castigó el Señor,
pero no me entregó
a la muerte.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 - III
Abridme las
puertas del triunfo,
y entraré para dar
gracias al Señor.
Esta es la puerta
del Señor:
los vencedores
entrarán por ella.
Te doy gracias
porque me escuchaste
y fuiste mi
salvación.
La piedra que
desecharon los arquitectos
es ahora la piedra
angular.
Es el Señor quien
lo ha hecho,
ha sido un milagro
patente.
Éste es el día en
que actuó el Señor:
sea nuestra
alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la
salvación;
Señor, danos
prosperidad.
Bendito el que
viene en nombre del Señor,
os bendecimos
desde la casa del Señor;
el Señor es Dios:
él nos ilumina.
Ordenad una
procesión con ramos
hasta los ángulos
del altar.
Tú eres mi Dios,
te doy gracias;
Dios mío, yo te
ensalzo.
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo, una
vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
LECTURA BREVE
Cf. 1Co 15, 3b-5
Cristo murió por
nuestros pecados, según las Escrituras, y fue sepultado; resucitó al tercer día
y vive, según lo anunciaron también las Escrituras. Y se apareció a Cefas y
luego a los Doce.
V. Este es el día
en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra
alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE
DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de Dios, el
sol de mediodía,
amable mensajero
de tu rostro,
fecunda nuestra
tierra y la hermosea
como fuente de
luz, de vida y gozo.
Más hermoso tu
cuerpo, que es pleroma
del infinito amor
jamás gastado;
y de ese mar sin
fondo ni ribera
la Iglesia es tu
pleroma continuado.
Verbo de Dios, que
reinas sin fatiga,
que emerges
victorioso del trabajo,
reina dichoso tú
que nos esperas
mientras nosotros
vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue entregado
a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.
Aleluya.
LECTURA BREVE
Ef 2, 4-6
Dios, que es rico
en misericordia, por el gran amor con que nos amó, aún cuando estábamos muertos
por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo -por pura gracia habéis sido
salvados- y nos resucitó con él, y nos hizo sentar en los cielos con Cristo
Jesús.
V. Este es el día
en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra
alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL
SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor
allí donde ninguno
ciñe corona que
haya dado el mundo;
reina el Señor
allí donde la vida
sin lágrimas es
río de delicias.
Reina el Señor, el
compasivo siervo,
que en sus hombros
cargó nuestro madero;
vive el muerto en
la cruz, el sepultado
y con hierro
sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro
valle de la muerte
hasta bajar a
tumba de rebeldes;
fingía que era
suya nuestra pena,
y en silencio
escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el
Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan
los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor
Jesús resucitado,
nuestra esperanza
y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si habéis
sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si habéis
sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
LECTURA BREVE
Rm 6, 4
Por nuestro
bautismo fuimos sepultados con Cristo, para participar de su muerte; para que,
así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre,
así también nosotros vivamos una vida nueva.
V. Este es el día
en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él nuestra alegría
y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ
LA PAZ Y LA CORONA
Al fin será la paz
y la corona,
los vítores, las
palmas sacudidas,
y un aleluya
inmenso como el cielo
para cantar la
gloria del Mesías.
Será el estrecho
abrazo de los hombres,
sin muerte, sin
pecado, sin envidia;
será el amor
perfecto del encuentro,
será como quien
llora de alegría.
Porque hoy remonta
el vuelo el sepultado
y va por el
sendero de la vida
a saciarse de gozo
junto al Padre
y a preparar la
mesa de familia.
Se fue, pero
volvía, se mostraba,
lo abrazaban,
hablaba, compartía;
y escondido la
Iglesia lo contempla,
lo adora más
presente todavía.
Hundimos en sus
ojos la mirada,
y ya es nuestra la
historia que principia,
nuestros son los
laureles de su frente,
aunque un día le
dimos las espinas.
Que el tiempo y el
espacio limitados
sumisos al
Espíritu se rindan,
y dejen paso a
Cristo omnipotente,
a quien gozoso el
mundo glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2. Venid y ved
el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113 A -
ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel
salió de Egipto,
los hijos de Jacob
de un pueblo balbuciente,
Judá fue su
santuario,
Israel fue su
dominio.
El mar, al verlos,
huyó,
el Jordán se echó
atrás;
los montes
saltaron como carneros;
las colinas, como
corderos.
¿Qué te pasa, mar,
que huyes,
y a ti, Jordán,
que te echas atrás?
¿Y a vosotros,
montes, que saltáis como carneros;
colinas, que
saltáis como corderos?
En presencia del
Señor se estremece la tierra,
en presencia del
Dios de Jacob;
que transforma las
peñas en estanques,
el pedernal en
manantiales de agua.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid y ved
el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús:
«No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.»
Aleluya.
Cántico: LAS BODAS
DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico
siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es
cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo
al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios
son verdaderos y justos.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor
sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis,
pequeños y grandes.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y
gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del
cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha
embellecido.
R. Aleluya,
(aleluya).
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús:
«No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.»
Aleluya.
LECTURA BREVE
Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo
ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para
siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus
enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola oblación, ha
llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del
responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en
que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La tarde de
aquel mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del
lugar donde se hallaban los discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de
todos exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La tarde de
aquel mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del
lugar donde se hallaban los discípulos, se presentó Jesús; y en presencia de
todos exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo,
el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros,
y digámosle:
Cristo, Rey
victorioso, escucha nuestra oración.
Cristo, luz y
salvación de todos los pueblos,
derrama el fuego
del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección
en el mundo.
Que el pueblo de
Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza
y la tierra toda
se llene del conocimiento de tu gloria.
Consérvanos,
Señor, en la comunión de tu Iglesia
y haz que
juntamente con todos nuestros hermanos obtengamos el premio y el descanso de
nuestros trabajos.
Tú que has vencido
a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu
enemigo,
para que vivamos
siempre para ti, vencedor inmortal.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Cristo Salvador,
tú que te hiciste obediente hasta la muerte y has sido elevado a la derecha del
Padre,
recibe en tu reino
glorioso a nuestros hermanos difuntos.
Unamos nuestra
oración a la de Jesús, nuestro abogado ante el Padre, y digamos como él nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor
de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros
a resucitar a la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por
mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN
SE DILATA
El corazón se
dilata
sin noche en tu
santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo
consuelo.
Por tu muerte sin
pecado,
por tu descanso y
tu premio,
en ti, Jesús,
confiamos,
y te miramos sin
miedo.
Como vigilia de
amor
te ofrecemos
nuestro sueño;
tú que eres el
paraíso,
danos un puesto en
tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 90 - A LA
SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío
en ti.»
Él te librará de
la red del cazador,
de la peste
funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo
y armadura.
No temerás el
espanto nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Tan sólo abre tus
ojos
y verás la paga de
los malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al
Altísimo por defensa.
No se te acercará
la desgracia,
ni la plaga
llegará hasta tu tienda,
porque a sus
ángeles ha dado órdenes
para que te
guarden en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no
tropiece en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones
y dragones.
«Se puso junto a
mí: lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en
la tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré;
lo saciaré de
largos días,
y le haré ver mi
salvación.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán el rostro
del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no
necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Aleluya,
aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te
pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la
resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos
levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo,
alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste
en tu seno, aleluya,
ha resucitado,
según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por
nosotros, aleluya.
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