Propio del Tiempo.
Salterio II
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ¡OH
REDENTOR, OH CRISTO!
¡Oh Redentor, oh
Cristo,
Señor del
universo,
víctima y
sacerdote,
sacerdote y
cordero!
Para pagar la
deuda
que nos cerraba el
cielo,
tomaste entre tus
manos
la hostia de tu
cuerpo
y ofreciste tu
sangre
en el cáliz del
pecho:
altar blando, tu
carne;
altar duro, un
madero.
¡Oh Cristo
Sacerdote,
hostia a la vez y
templo!
Nunca estuvo la
vida
de la muerte tan
dentro,
nunca abrió tan
terribles
el amor sus
veneros.
El pecado del
hombre,
tan huérfano del
cielo,
se hizo perdón de
sangre
y gracia de tu
cuerpo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, no
me castigues con cólera.
Salmo 37 I -
ORACIÓN DE UN PECADOR EN PELIGRO DE MUERTE
Señor, no me corrijas
con ira,
no me castigues
con cólera;
tus flechas se me
han clavado,
tu mano pesa sobre
mí;
no hay parte ilesa
en mi carne
a causa de tu
furor,
no tienen descanso
mis huesos
a causa de mis
pecados;
mis culpas
sobrepasan mi cabeza,
son un peso superior
a mis fuerzas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, no me
castigues con cólera.
Ant 2. Señor,
todas mis ansias están en tu presencia.
Salmo 37 II
Mis llagas están
podridas y supuran
por causa de mi
insensatez;
voy encorvado y
encogido,
todo el día camino
sombrío;
tengo las espaldas
ardiendo,
no hay parte ilesa
en mi carne;
estoy agotado,
deshecho del todo;
rujo con más
fuerza que un león.
Señor mío, todas
mis ansias están en tu presencia,
no se te ocultan
mis gemidos;
siento palpitar mi
corazón,
me abandonan las
fuerzas,
y me falta hasta
la luz de los ojos.
Mis amigos y
compañeros se alejan de mí,
mis parientes se
quedan a distancia;
me tienden lazos
los que atentan contra mí,
los que desean mi
daño me amenazan de muerte,
todo el día
murmuran traiciones.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, todas
mis ansias están en tu presencia.
Ant 3. Yo te
confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
Salmo 37 III
Pero yo, como un
sordo, no oigo;
como un mudo, no
abro la boca;
soy como uno que
no oye
y no puede
replicar.
En ti, Señor,
espero,
y tú me
escucharás, Señor, Dios mío;
esto pido: que no
se alegren por mi causa,
que, cuando
resbale mi pie, no canten triunfo.
Porque yo estoy a
punto de caer,
y mi pena no se
aparta de mí:
yo confieso mi
culpa,
me aflige mi
pecado.
Mis enemigos
mortales son poderosos,
son muchos los que
me aborrecen sin razón,
los que me pagan
males por bienes,
los que me atacan
cuando procuro el bien.
No me abandones,
Señor,
Dios mío, no te
quedes lejos;
ven aprisa a
socorrerme,
Señor mío, mi
salvación.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo te
confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
V. Convertíos al Señor,
vuestro Dios.
R. Porque es
compasivo y misericordioso.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
Deuteronomio 31, 1-15. 23
ÚLTIMAS PALABRAS
DE MOISÉS
En aquellos días,
Moisés dirigió estas palabras a todo Israel:
«He cumplido ya
ciento diez años, y me encuentro impedido; además, el Señor me ha dicho:
"No pasarás ese Jordán." El Señor, tu Dios, es quien lo pasará
delante de ti, es él quien destruirá delante de ti todos esos pueblos y los
desalojará. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. El Señor los
tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó.
Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado.
¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el
Señor, tu Dios, avanza contigo, no te dejará ni te abandonará.»
Después Moisés
llamó a Josué y le dijo, en presencia de todo Israel:
«Sé fuerte y
valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor,
tu Dios, prometió dar a tus padres; y tú les repartirás la heredad. El Señor
avanzará ante ti. Él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni
te acobardes.»
Moisés escribió
esta ley y la entregó a los sacerdotes levitas, que llevaban el arca de la
alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel, y les dio esta
prescripción:
«Cada siete años,
el año de la Remisión, por la fiesta de los Tabernáculos, cuando todo Israel
acuda a presentarse ante el Señor, tu Dios, en el lugar que él elija, se proclamará
esta ley frente a todo el pueblo. Congregad al pueblo, hombres, mujeres y
niños, y al forastero que viva en tus ciudades, para que oigan y aprendan a
temer al Señor, vuestro Dios, y pongan por obra todos los artículos de esta
ley, mientras os dure la vida en la tierra que vais a tomar en posesión,
cruzando el Jordán. Y vuestros hijos, que todavía no la conocen, han de
escuchar la ley, para que vayan aprendiendo a temer al Señor, vuestro Dios.»
El Señor dijo a
Moisés:
«Está cerca el día
de tu muerte. Llama a Josué, presentaos en la Tienda de Reunión, y yo le daré
mis órdenes.»
Moisés y Josué
fueron a presentarse a la Tienda de Reunión. El Señor se les apareció en forma
de nube y fue a colocarse a la entrada de la Tienda. El Señor ordenó a Josué:
«Sé fuerte y
valeroso, que tú has de introducir a los hijos de Israel en la tierra que les
he prometido con juramento. Yo estaré contigo.»
RESPONSORIO
Dt 31, 23. 6. 8; Pr 3, 26
R. Sé fuerte y
valeroso, que el Señor es tu Dios. * Él avanzará ante ti, él estará contigo: no
temas.
V. El Señor estará
a tu lado y será tu tranquilidad, él preservará a tu pie de caer en la trampa.
R. Él avanzará
ante ti, él estará contigo: no temas.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san
Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 16, 2.5:
SC 100, 564-572)
LA ALIANZA DEL
SEÑOR
Moisés, en el
Deuteronomio, dice al pueblo: El Señor, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros
en el Horeb; no hizo esa alianza con nuestros padres, sino con nosotros. ¿Por
qué no hizo la alianza con los padres? Porque la ley no fue instituida para los
justos; los padres, en efecto, eran justos y tenían escrito en su interior el
contenido del decálogo, amando a Dios, su Creador, y absteniéndose de toda injusticia
contra el prójimo; por esto no necesitaron la conminación de una ley escrita,
ya que llevaban en su corazón los mandatos de la ley.
Pero al caer en
olvido y extinguirse la justicia y el amor de Dios, durante la permanencia en
Egipto, fue necesario que Dios, por su gran benevolencia hacia los hombres, se
manifestara a sí mismo de palabra.
Con su poder sacó
al pueblo de Egipto, para que el hombre volviera a ser discípulo y seguidor de
Dios; y lo atemorizó con su palabra, para que no despreciara a su Hacedor.
Lo alimentó con el
maná, alimento espiritual, como dice también Moisés en el Deuteronomio: Te
alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo
se vive de pan, sino de cuanto sale de la boca de Dios.
Además, le ordenó
el amor de Dios y la justicia para con el prójimo, para que no fuese injusto ni
indigno de Dios, disponiendo así al hombre, por medio del decálogo, para su
amistad y la concordia con el prójimo; todo ello en provecho del hombre, ya que
Dios ninguna necesidad tiene del hombre.
Todo esto
contribuía a la gloria del hombre, otorgándole la amistad con Dios, de la que
estaba privado, sin que nada añadiera a Dios, ya que él no necesita del amor
del hombre.
El hombre, en
cambio, se hallaba privado de la gloria de Dios, que sólo podía obtener por la
sumisión a él. Por esto Moisés decía también al pueblo: Elige la vida, y
viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz,
adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra.
Y, queriendo
disponer al hombre para esta vida, el Señor promulgó por sí mismo el decálogo,
para todos sin distinción; y, con su venida en carne, este decálogo no fue
abolido, sino que sigue en vigor, completado y aumentado. En cambio, no
promulgó por sí mismo al pueblo los preceptos que implican servidumbre, sino
que los promulgó por boca de Moisés, como afirma el mismo Moisés: En aquella
ocasión el Señor me mandó que os enseñara, mandatos y decretos.
Aquellos
preceptos, pues, que implicaban servidumbre y tenían el carácter de signo
fueron eliminados por el nuevo Testamento de libertad; en cambio, los que eran
de ley natural, liberadores y comunes a todo hombre, los completó y
perfeccionó, dando a los hombres, con suma liberalidad y largueza, el
conocimiento de Dios como Padre adoptivo, para que lo amasen de todo corazón y
siguieran al que es su Palabra sin desviarse.
RESPONSORIO
R. Moisés, siervo
de Dios, ayunó cuarenta días y cuarenta noches * para prepararse a recibir la
ley del Señor.
V. Subió Moisés
hacia el Señor en el monte Sinaí, y ahí permaneció durante cuarenta días y
cuarenta noches.
R. Para prepararse
a recibir la ley del Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos
totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el
Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: DELANTE DE
LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz
los ojos míos
quédenseme, Señor,
así mirando,
y sin ellos
quererlo estén llorando,
porque pecaron
mucho y están fríos.
Y estos labios que
dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor,
así cantando,
y sin ellos
quererlo estén rezando,
porque pecaron
mucho y son impíos.
Y así con la
mirada en vos prendida,
y así con la
palabra prisionera,
como la carne a
vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor,
el alma entera;
y así clavada en
vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando
queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu
juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE
DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu
fama,
me ha impresionado
tu obra!
En medio de los
años, realízala;
en medio de los
años, manifiéstala;
en el terremoto
acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de
Temán;
el Santo, del
monte Farán:
su resplandor
eclipsa el cielo,
la tierra se llena
de su alabanza;
su brillo es como
el día,
su mano destella
velando su poder.
Sales a salvar a
tu pueblo,
a salvar a tu
ungido;
pisas el mar con
tus caballos,
revolviendo las
aguas del océano.
Lo escuché y
temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron
mis labios;
me entró un
escalofrío por los huesos,
vacilaban mis
piernas al andar.
Tranquilo espero
el día de la angustia
que sobreviene al
pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera
no echa yemas
y las viñas no
tienen fruto,
aunque el olivo
olvida su aceituna
y los campos no
dan cosechas,
aunque se acaban
las ovejas del redil
y no quedan vacas
en el establo,
yo exultaré con el
Señor,
me gloriaré en
Dios mi salvador.
El Señor soberano
es mi fuerza,
él me da piernas
de gacela
y me hace caminar
por las alturas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio,
Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica
al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 -
RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al
Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios,
Sión:
que ha reforzado
los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a
tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en
tus fronteras,
te sacia con flor
de harina.
Él envía su mensaje
a la tierra,
y su palabra corre
veloz;
manda la nieve
como lana,
esparce la
escarcha como ceniza;
hace caer el hielo
como migajas
y con el frío
congela las aguas;
envía una orden, y
se derriten;
sopla su aliento,
y corren.
Anuncia su palabra
a Jacob,
sus decretos y
mandatos a Israel;
con ninguna nación
obró así,
ni les dio a
conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al
Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE
Is 53, 11b-12
Mi siervo
justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos. Le daré una
multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre, porque se entregó a
sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; él tomó sobre sí el
pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará
de la red del cazador.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Me cubrirá con
su plumaje.
R. Él me librará
de la red del cazador.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará
de la red del cazador.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dará una
muerte afrentosa a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le
paguen la renta a su tiempo.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dará una
muerte afrentosa a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores, que le
paguen la renta a su tiempo.
PRECES
Acudamos a Cristo,
nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y
supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad
de nosotros.
Tú que subiste a
Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu
Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, exaltado
en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras
heridas.
Tú que convertiste
el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los
renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú que, clavado en
la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también
a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Como Cristo nos
enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos totalmente
convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: AMIGO DE
LOS HOMBRES, JESUCRISTO
Amigo de los
hombres, Jesucristo,
tú solo das
sentido a nuestra historia,
y, con los ojos
fijos al futuro,
la Iglesia vive
fiel a tu memoria.
Este tiempo de
ayuno te presenta
de nosotros la
parte más oscura,
y tus manos
clavadas al madero
nos devuelven tu
paz y tu ternura.
A lo largo del día
no nos dejes,
no nos falte la
luz de tu mirada:
llena de amor los
pasos que caminan
de este mundo a la
luz de tu alborada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
Salmo 118, 73-80
Tus manos me
hicieron y me formaron:
instrúyeme para
que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán
con alegría
que he esperado en
tu palabra;
reconozco, Señor,
que tus mandamientos son justos,
que con razón me
hiciste sufrir.
Que tu bondad me
consuele,
según la promesa
hecha a tu siervo;
cuando me alcance
tu compasión, viviré,
y mis delicias
serán tu voluntad;
que se avergüencen
los insolentes del daño que me hacen;
yo meditaré tus
decretos.
Vuelvan a mí tus
fieles
que hacen caso de
tus preceptos;
sea mi corazón
perfecto en tus leyes,
así no quedaré
avergonzado.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 58, 2-6a.
10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS ENEMIGOS
Líbrame de mi
enemigo, Dios mío;
protégeme de mis
agresores,
líbrame de los
malhechores,
sálvame de los
hombres sanguinarios.
Mira que me están
acechando,
y me acosan los
poderosos:
sin que yo haya
pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía,
avanzan para acometerme.
Despierta, ven a
mi encuentro, mira:
tú, el Señor de
los ejércitos,
el Dios de Israel.
Estoy velando
contigo, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Que tu favor se
adelante, ¡oh Dios!,
y me haga ver la
derrota del enemigo.
Pero yo cantaré tu
fuerza,
por la mañana
aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi
alcázar
y mi refugio en el
peligro.
Y tocaré en tu
honor, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 59 - ORACIÓN
DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD
¡Oh Dios!, nos
rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado,
pero restáuranos.
Has sacudido y
agrietado el país:
repara sus
grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un
desastre a tu pueblo,
dándole a beber un
vino de vértigo;
diste a tus fieles
la señal de desbandada,
haciéndolos huir
de los arcos.
Para que se salven
tus predilectos,
que tu mano
salvadora nos responda.
Dios habló en su
santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré el valle
de Sucot;
mío es Galaad, mío
Manasés,
Efraím es yelmo de
mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina
para lavarme;
sobre Edom echo mi
sandalia,
sobre Filistea
canto victoria.»
Pero ¿quién me
guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá
a Edom,
si tú, ¡oh Dios!,
nos has rechazado
y no sales ya con
nuestras tropas?
Auxílianos contra
el enemigo,
que la ayuda del
hombre es inútil.
Con Dios haremos
proezas,
él pisoteará a
nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
LECTURA BREVE
Is 55, 3
Inclinad el oído,
venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la
promesa que aseguré a David.
V. Señor, crea en
mí un corazón puro.
R. Renuévame por
dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos
totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: JESÚS,
CONTIGO IREMOS AL DESIERTO
Jesús, contigo
iremos al desierto
en medio de la
villa populosa,
y tú nos brindarás
el pan sabroso
que alimentó tu
alma silenciosa.
Contigo pasaremos
el mar Rojo,
beberemos el agua
de la roca;
tú serás el pastor
y, en la montaña,
tú serás nuestra
gracia esplendorosa.
Contigo
humildemente hasta el Calvario,
contigo por la vía
dolorosa,
y al final, oh
Jesús, por tu promesa,
contigo viviremos
en tu gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi
vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que
cambie de conducta y viva.»
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida
-dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie
de conducta y viva.»
LECTURA BREVE
Cf. Jr 3, 12b. 14a
«Volveos -oráculo
del Señor-. No os pondré mala cara, porque soy compasivo y no me irrito para
siempre. Volved, hijos rebeldes», oráculo del Señor.
V. Aparta de mi
pecado tu vista.
R. Borra en mí
toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos
totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OJOS DE
AQUEL PUBLICANO
Ojos de aquel
publicano
hasta la tierra
caídos,
el Dios de la luz
os mira,
miradle con
regocijo.
Mano que pide
clemencia
hiriendo el pecho
contrito,
el Señor te abre
la puerta
de su pecho
compasivo.
Lengua que en bajo
murmullo
dices tu dolor
sentido,
el Juez que sabe
juzgar
ha escuchado
complacido.
Padre del octavo
día,
glorioso siendo
propicio,
perdónanos,
purifícanos,
por el honor de tu
Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por
nuestra sed de ser justos.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acreditémonos
ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser
justos.
LECTURA BREVE
St 1, 27
La religión pura y
sin mancha ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: en visitar a los
huérfanos y a las viudas en su aflicción, y en conservarse limpio de toda
mancha en este mundo.
V. Mi sacrificio
es un espíritu contrito.
R. Un corazón
quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos
totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA
VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y
vivo yo sin vida
ofendiendo la vida
de mi muerte;
sangre divina de
las venas vierte
y mi diamante su
dureza olvida.
Está la majestad
de Dios tendida
en una dura cruz,
y yo de suerte
que soy de sus
dolores el más fuerte
y de su cuerpo la
mayor herida.
¡Oh duro corazón
de mármol frío!
¿Tiene tu Dios
abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un
copioso río?
Morir por él será
divino acuerdo,
mas eres tú mi
vida, Cristo mío,
y, como no la
tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca,
Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN
DE GRACIAS
Amo al Señor,
porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su
oído hacia mí
el día que lo
invoco.
Me envolvían redes
de muerte,
me alcanzaron los
lazos del abismo,
caí en tristeza y
angustia.
Invoqué el nombre
del Señor:
«Señor, salva mi
vida.»
El Señor es
benigno y justo,
nuestro Dios es
compasivo;
el Señor guarda a
los sencillos:
estando yo sin
fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra
tu calma,
que el Señor fue
bueno contigo:
arrancó mi vida de
la muerte,
mis ojos de las
lágrimas,
mis pies de la
caída.
Caminaré en
presencia del Señor
en el país de la
vida.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca,
Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio
me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE
St 5, 16. 19-20
Confesaos
mutuamente vuestros pecados y rogad unos por otros, para alcanzar vuestra
curación, pues la oración ferviente del justo tiene gran eficacia. Hermanos, si
alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro logra convertirlo, sepa
que quien convierte a un pecador de su camino equivocado salvará su alma de la
muerte y cubrirá la multitud de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque
he pecado contra ti.
R. Señor, ten
misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Pretendieron
apoderarse de Jesús, pero no se atrevieron por miedo a la gente, que lo miraba
como a un profeta.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pretendieron
apoderarse de Jesús, pero no se atrevieron por miedo a la gente, que lo miraba
como a un profeta.
PRECES
Adoremos al
Salvador de los hombres, que muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró
la vida, y digámosle humildemente:
Santifica, Señor,
al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro,
concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,
para que
consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos que
imitemos a tu Madre, consuelo de los afligidos,
para que podamos
consolar a los tristes, mediante el consuelo con que nosotros somos por ti
consolados.
Concede a tus
fieles participar en tu pasión por medio de sus sufrimientos,
para que tu
salvación se manifieste también en ellos.
Tú que te
humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
enséñanos a ser
obedientes y a tener paciencia.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Dígnate
transfigurar a los difuntos a semejanza de tu cuerpo glorioso
y concédenos a
nosotros ser un día partícipes de la gloria de ellos.
Ya que por
Jesucristo somos hijos de Dios, oremos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios
todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos
totalmente convertidos a las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE
Cuando llegó el
instante de tu muerte
inclinaste la
frente hacia la tierra,
como todos los
mortales;
mas no eras tú el
hombre derribado,
sino el Hijo que
muerto nos contempla.
Cuando me llegue
el tránsito esperado
y siga sin retorno
por mi senda,
como todos los
mortales,
el sueño de tu
rostro será lumbre
y tu gloria mi
gloria venidera.
El silencio
sagrado de la noche
tu paz y tu venida
nos recuerdan,
Cristo, luz de los
mortales;
acepta nuestro
sueño necesario
como secreto amor
que a ti se llega. Amén
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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