Del Propio de la
Fiesta.
LA CÁTEDRA DE
SAN PEDRO, APÓSTOL. (FIESTA)
La fiesta de la
Cátedra de san Pedro se celebraba en Roma, ya desde el siglo IV, en este día,
para significar la unidad de la Iglesia, fundada sobre el Apóstol.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DICHOSO
PEDRO, FIEL PASTOR
Dichoso Pedro, fiel
pastor, recibe
las preces
nuestras; rompe las cadenas
de nuestras
culpas, tú que recibiste
poder de abrir los
cielos y la tierra.
Al Uno y Trino
sempiterna gloria,
honor, poder y
jubilosos himnos,
porque él mantiene
en unidad al mundo,
por todo el curso
de incontables siglos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dijo Pedro:
«Dios resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis y lo exaltó en su gloria.»
SALMO 18 A -
ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama
la gloria de Dios,
el firmamento pregona
la obra de sus manos:
el día al día le
pasa el mensaje,
la noche a la
noche se lo murmura.
Sin que hablen,
sin que pronuncien,
sin que resuene su
voz,
a toda la tierra
alcanza su pregón
y hasta los
límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto
su tienda al sol:
él sale como el
esposo de su alcoba,
contento como un
héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un
extremo del cielo,
y su órbita llega
al otro extremo:
nada se libra de
su calor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Pedro:
«Dios resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis y lo exaltó en su gloria.»
Ant 2. El Señor ha
enviado a su ángel y me ha librado de las garras de Herodes.
Salmo 63 - SÚPLICA
CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha, ¡oh
Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida
del terrible enemigo;
escóndeme de la
conjura de los perversos
y del motín de los
malhechores:
afilan sus lenguas
como espadas
y disparan como
flechas palabras venenosas,
para herir a
escondidas al inocente,
para herirlo por
sorpresa y sin riesgo.
Se animan al
delito,
calculan cómo
esconder trampas,
y dicen: «¿Quién
lo descubrirá?»
Inventan maldades
y ocultan sus invenciones,
porque su mente y
su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los
acribilla a flechazos,
por sorpresa los
cubre de heridas;
su misma lengua
los lleva a la ruina,
y los que lo ven
menean la cabeza.
Todo el mundo se
atemoriza,
proclama la obra
de Dios
y medita sus
acciones.
El justo se alegra
con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los
rectos de corazón.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
enviado a su ángel y me ha librado de las garras de Herodes.
Ant 3. Una nube
brillante los envolvió y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo muy amado.»
Salmo 96 - EL
SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la
tierra goza,
se alegran las
islas innumerables.
Tiniebla y nube lo
rodean,
justicia y derecho
sostienen su trono.
Delante de él
avanza fuego
abrasando en torno
a los enemigos;
sus relámpagos
deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la
tierra se estremece.
Los montes se
derriten como cera
ante el dueño de
toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran
estatuas se sonrojan,
los que ponen su
orgullo en los ídolos;
ante él se postran
todos los dioses.
Lo oye Sión, y se
alegra,
se regocijan las
ciudades de Judá
por tus
sentencias, Señor;
porque tú eres,
Señor,
altísimo sobre
toda la tierra,
encumbrado sobre
todos los dioses.
El Señor ama al
que aborrece el mal,
protege la vida de
sus fieles
y los libra de los
malvados.
Amanece la luz
para el justo,
y la alegría para
los rectos de corazón.
Alegraos, justos,
con el Señor,
celebrad su santo
nombre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Una nube
brillante los envolvió y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo muy amado.»
V. Señor, ¿a quién
vamos a ir?
R. Tú tienes
palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de
los apóstoles 11, 1-18
PEDRO NARRA LA
CONVERSIÓN DE LOS GENTILES
Por aquellos días,
los apóstoles y los hermanos que había en Judea se enteraron de que también los
paganos habían recibido la palabra de Dios. Y, cuando Pedro subió a Jerusalén,
los convertidos del judaísmo discutían con él y le reprochaban el que hubiese
entrado en casa de hombres incircuncisos y hubiese comido con ellos.
Pedro, entonces,
comenzó a exponerles punto por punto lo sucedido:
«Estaba yo
haciendo oración en la ciudad de Joppe, cuando tuve en éxtasis una visión: vi
algo así como un mantel inmenso, suspendido por las cuatro puntas, que iba
bajando del cielo y llegaba hasta mí. Lo miré atentamente y vi dentro de él
cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y aves del cielo. Y oí una voz que
me decía:
"Levántate,
Pedro, mata y come." Pero yo respondí: "De ninguna manera, Señor,
pues jamás ha entrado en mi boca nada profano ni impuro." De nuevo me
habló la voz venida del cielo: "Lo que Dios ha purificado no lo llames tú
impuro." Se repitió esto por tres veces y, finalmente, todo fue recogido
de nuevo hacia el cielo.
En aquel mismo
momento, en la casa donde yo estaba, se presentaron tres hombres que habían
sido enviados en mi busca desde Cesarea. El Espíritu me mandó acompañarlos sin
vacilación alguna. Fueron también conmigo estos seis hermanos y entramos todos
en la casa del hombre que me había llamado. Él nos contó cómo había visto un
ángel que se presentó en su casa y le dijo: "Manda a buscar en Joppe a Simón,
que tiene el sobrenombre de Pedro. El te dirá lo que tienes que hacer para que
tú y toda tu casa alcancéis la salvación."
Apenas había
comenzado yo a hablar algunas palabras, cuando descendió sobre ellos el Espíritu
Santo, como había descendido sobre nosotros en un principio. Entonces me acordé
de aquellas palabras que dijo el Señor: "Juan bautizó con agua, pero
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo." Así pues, si Dios les
había concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor
Jesucristo, ¿quién era yo, para oponerme a Dios?» Ante estas palabras se
tranquilizaron y glorificaron a Dios, diciendo:
«Así, pues, Dios
ha concedido también a los demás pueblos la conversión que conduce a la vida.»
RESPONSORIO
Lc 22, 32; Mt 16, 17b
R. Pedro, yo he
rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; * y tú, una vez convertido,
confirma a tus hermanos.
V. Esto no te lo
ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
R. Y tú, una vez
convertido, confirma a tus hermanos.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san León Magno, papa
(Sermón 4 En el
aniversario de su entronización, 2-3: PL 54, 149-151)
LA IGLESIA DE
CRISTO SE APOYA EN LA FIRMEZA DE LA FE DE PEDRO
De entre todo el
mundo, sólo Pedro es elegido para ser puesto al frente de la multitud de los
llamados, de todos los apóstoles, de todos los Padres de la Iglesia; pues,
aunque en el pueblo de Dios son muchos los sacerdotes, muchos los pastores, a
todos los rige Pedro, bajo el Supremo gobierno de Cristo. Dios, amadísimos
hermanos, se dignó conceder a este hombre una grande y admirable participación
en su poder; y todo aquello que quiso que los demás jefes del pueblo tuvieran
en común con él se lo otorgó a través de él.
El Señor pregunta
a los apóstoles qué piensa la gente acerca de él, y su respuesta concuerda en
cuanto que expresa la desorientación de la ignorancia de los hombres.
Pero tan pronto
como interroga a sus discípulos sobre la convicción que ellos tienen, el
primero entre ellos en dignidad es el primero también en confesar al Señor.
Cuando Pedro hubo dicho a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, Jesús
le respondió: Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te
lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Es
decir: «Bienaventurado eres, porque mi Padre te ha instruido; no has sido
engañado por las opiniones terrenas, sino que te ha iluminado la inspiración
celestial; ni la carne ni la sangre te han proporcionado el conocimiento de mi
persona, sino aquel de quien soy el Hijo único.»
Y yo -añade- te
digo; esto es: «Así como mi Padre te ha revelado mi divinidad, así quiero yo a
mi vez darte a conocer tu propia dignidad: Tú eres Pedro», esto es: Yo soy la
piedra inquebrantable, yo soy la piedra angular que hago de los dos pueblos una
sola cosa, yo soy el fundamento fuera del cual nadie puede edificar; pero
también tú eres piedra, porque por mi virtud has adquirido tal firmeza, que
tendrás juntamente conmigo, por participación, los poderes que yo tengo en
propiedad.»
Y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no la derrotarán.
«Sobre esta piedra firme -quiere decir- edificaré un templo eterno, y la alta
mole de mi Iglesia, llamada a penetrar en el cielo, se apoyará en la firmeza de
esta fe.»
Los poderes del
infierno no podrán impedir esta profesión de fe, los vínculos de la muerte no
la sujetarán, porque estas palabras son palabras de vida. Ellas introducen en
el cielo a los que las aceptan, hunden en el infierno a los que las niegan.
Por esto dice
Jesús al bienaventurado Pedro: Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y
todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que
desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.
Verdad es que este
poder fue comunicado también a los demás apóstoles y que este decreto
constitutivo concierne igualmente a todos los que rigen la Iglesia; pero, al
confiar semejante prerrogativa, no sin razón se dirige el Señor a uno solo,
aunque hable para todos, la autoridad queda confiada de un modo singular a
Pedro porque él es constituido cabeza de todos los pastores de la Iglesia.
RESPONSORIO
R. Simón Pedro,
antes que te llamara de tu nave, yo te conocía, y te constituí como príncipe de
mi pueblo; * yo te he entregado las llaves del reino de los cielos.
V. Todo lo que
atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares sobre la
tierra será desatado en el cielo.
R. Yo te he
entregado las llaves del reino de los cielos.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos
al Señor, rey de los apóstoles.
Himno: TÚ, CEFAS,
ERES PEDRO Y ERES ROCA
Tú, Cefas, eres
Pedro y eres roca,
eres maestro fiel
y gobernante
de la barca divina
en que viajamos
de esta sombra a
la aurora rutilante.
Eres piedra angular
en que se basa
el templo
espiritual del Dios viviente;
tu humilde llanto
canceló la culpa
de tu culpable
labio irreverente.
Demos gracias al
Padre y a su Hijo,
y al Espíritu,
fuego sempiterno,
porque la Iglesia
no será vencida
por la fuerza
terrible del infierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
dijo a Simón: «Ten ánimo, de hoy en adelante vas a ser pescador de hombres.»
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor dijo
a Simón: «Ten ánimo, de hoy en adelante vas a ser pescador de hombres.»
Ant 2. «Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón Pedro.»
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid
al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. «Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón Pedro.»
Ant 3. El Señor
dijo a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor dijo
a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»
LECTURA BREVE
Hch 15, 7b-9
Dios determinó que
por mi boca escuchasen los gentiles la doctrina del Evangelio y llegasen a la
fe. Dios, que conoce los corazones, se ha declarado en favor de ellos, al
darles el Espíritu Santo, igual que a nosotros; y no ha establecido diferencia
alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones por la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable
tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la
tierra.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Dijo el Señor
a Simón Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una
vez convertido, confirma a tus hermanos.»
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo el Señor
a Simón Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una
vez convertido, confirma a tus hermanos.»
PRECES
Demos gracias a
nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha
dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:
El coro de los
apóstoles te alaba, Señor.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de
tu sangre:
en ella encontramos
nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu
palabra:
por ella crecemos
en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos
edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la
penitencia:
por ellos nos
purificas de todas nuestras culpas.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Is 22, 22
Pondré en su
hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que
él cierre nadie lo abrirá.
V. A toda la
tierra alcanza su pregón.
R. Y hasta los
límites del orbe su lenguaje.
ORACIÓN
OREMOS,
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 1-2a
A los presbíteros
de esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de
Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores
del rebaño de Dios a vuestro cargo.
V. Guardaron los
preceptos del Señor.
R. Las normas y
los mandatos que les ordenó.
ORACIÓN
OREMOS,
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «El que me
sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida», dice el
Señor.
Salmo 118, 105-112
- HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu
palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo
cumpliré:
guardaré tus
justos mandamientos;
¡estoy tan
afligido!
Señor, dame vida
según tu promesa.
Acepta, Señor, los
votos que pronuncio,
enséñame tus
mandatos;
mi vida está
siempre en peligro,
pero no olvido tu
voluntad;
los malvados me
tendieron un lazo,
pero no me desvié
de tus decretos.
Tus preceptos son
mi herencia perpetua,
la alegría de mi
corazón;
inclino mi corazón
a cumplir tus leyes,
siempre y
cabalmente.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «El que me
sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida», dice el
Señor.
Ant 2. Yo soy
pobre y desdichado: Dios mío, socórreme.
Salmo 69 - DIOS
MÍO, VEN EN MI AUXILIO
Dios mío, dígnate
librarme;
Señor, date prisa
en socorrerme.
Sufran una derrota
ignominiosa
los que me
persiguen a muerte;
vuelvan la espalda
afrentados
los que traman mi
daño;
que se retiren
avergonzados
los que se ríen de
mí.
Alégrense y gocen
contigo
todos los que te
buscan;
y digan siempre:
«Dios es grande»
los que desean tu
salvación.
Yo soy pobre y
desdichado:
Dios mío,
socórreme,
que tú eres mi
auxilio y mi liberación.
¡Señor, no tardes!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy pobre
y desdichado: Dios mío, socórreme.
Ant 3. No juzgará
por apariencias, sino con justicia y equidad.
Salmo 74 - EL
SEÑOR, JUEZ SUPREMO
Te damos gracias,
¡oh Dios!, te damos gracias,
invocando tu
nombre, pregonando tus maravillas.
«Cuando elija la
ocasión,
yo juzgaré
rectamente.
Aunque tiemble la
tierra con sus habitantes,
yo he afianzado
sus columnas.»
Digo a los
jactanciosos: no os jactéis;
a los malvados: no
alcéis la testuz,
no alcéis la
testuz contra el cielo,
no digáis
insolencias contra la Roca.
La justicia no
vendrá
ni del oriente ni
del occidente,
ni del desierto ni
de los montes,
sólo Dios
gobierna:
a uno humilla, a
otro ensalza.
El Señor tiene una
copa en la mano,
un vaso lleno de
vino drogado:
lo da a beber
hasta las heces
a todos los
malvados de la tierra.
Y yo siempre
proclamaré su grandeza,
y tañeré para el
Dios de Jacob:
derribaré el poder
de los malvados,
y se alzará el
poder del justo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No juzgará
por apariencias, sino con justicia y equidad.
LECTURA BREVE
2Pe 1, 16
No os hemos dado a
conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo por haber dado crédito
a sutiles quimeras, sino porque fuimos testigos oculares de su grandeza y
majestad.
V. Estad alegres,
dice el Señor.
R. Porque vuestros
nombres están inscritos en el cielo.
ORACIÓN
OREMOS,
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LO QUE EN
LA TIERRA PEDRO QUIERA ATAR
Lo que en la
tierra Pedro quiera atar
será con fuerza
atado allá, en el cielo;
lo que en la
tierra mande desatar
será soltado en el
celeste reino.
Al fin del tiempo,
al mundo juzgará.
Al Padre, gloria
eterna por los siglos,
al Hijo, el
Unigénito, alabanzas,
honor también al
celestial Espíritu;
a ti, Dios Uno y
Trino, nuestras almas
te alaben por los
siglos infinitos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Pedro, ¿me
amas? » «Sí, Señor, tú sabes que te amo. » «Apacienta mis ovejas. »
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Pedro, ¿me
amas? » «Sí, Señor, tú sabes que te amo. » «Apacienta mis ovejas. »
Ant 2. Mientras
Pedro estaba detenido en la cárcel, la Iglesia oraba incesantemente por él.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha estado
grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mientras
Pedro estaba detenido en la cárcel, la Iglesia oraba incesantemente por él.
Ant 3. Tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la
resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo
para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera,
que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para
la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
RESPONSORIO BREVE
V. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas
a todas las naciones.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tú eres
pastor de las ovejas, Príncipe de los apóstoles; a ti te han sido entregadas
las llaves del reino de los cielos.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres
pastor de las ovejas, Príncipe de los apóstoles; a ti te han sido entregadas
las llaves del reino de los cielos.
PRECES
Hermanos:
Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia.
Padre santo, que
quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer
lugar a los apóstoles,
haz que también
nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú
que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que el
Evangelio sea proclamado a toda la creación.
Tú que enviaste a
tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando
también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.
Tú que enviaste a
tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también
nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que quisiste
que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede a todos
los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al
Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
No permitas,
Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia,
que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del
apóstol san Pedro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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