Del Común de
pastores para un santo obispo y del Común de doctores de la Iglesia. Salterio
III
SAN FRANCISCO DE
SALES, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)
Nació en Saboya
el año 1567. Una vez ordenado sacerdote, trabajó intensamente por la restauración
católica en su patria. Nombrado obispo de Ginebra, actuó como un verdadero
pastor para con los clérigos y fieles, adoctrinándolos en la fe con sus
escritos y con sus obras, convirtiéndose en un ejemplo para todos. Murió en
Lyon el 28 de Diciembre de 1622, pero fue el día 24 de enero del año siguiente
cuando se realizó su sepultura definitiva en Annecy.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HONDO SABER
DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo saber de
Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de
verdad os dio a beberla
en la Revelación,
que es su presencia
en velos de
palabra siempre nueva.
Abristeis el
camino para hallarla
a todo el que de
Dios hambre tenía,
palabra del Señor
que, al contemplarla,
enciende nuestras
luces que iluminan.
Saber de Dios en
vida convertido
es la virtud del
justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la
luz, fue lo debido
que fuera su
verdad, su pensamiento.
Demos gracias a
Dios humildemente,
y al Hijo, su
verdad que a todos guía,
dejemos que su
Luz, faro esplendente,
nos guíe por el
mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se levanta
Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Salmo 67 I -
ENTRADA TRIUNFAL DEL SEÑOR
Se levanta Dios y
se dispersan sus enemigos,
huyen de su
presencia los que lo odian;
como el humo se
disipa, se disipan ellos;
como se derrite la
cera ante el fuego,
así perecen los
impíos ante Dios.
En cambio, los
justos se alegran,
gozan en la
presencia de Dios,
rebosando de
alegría.
Cantad a Dios,
tocad en su honor,
alfombrad el
camino del que avanza por el desierto;
su nombre es el
Señor:
alegraos en su
presencia.
Padre de
huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su
santa morada.
Dios prepara casa
a los desvalidos,
libera a los
cautivos y los enriquece;
sólo los rebeldes
se quedan en la
tierra abrasada.
¡Oh Dios!, cuando
salías al frente de tu pueblo
y avanzabas por el
desierto,
la tierra tembló,
el cielo destiló
ante Dios, el Dios
del Sinaí;
ante Dios, el Dios
de Israel.
Derramaste en tu
heredad, ¡oh Dios!, una lluvia copiosa,
aliviaste la
tierra extenuada;
y tu rebaño habitó
en la tierra
que tu bondad, ¡oh
Dios!, preparó para los pobres.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levanta
Dios y huyen de su presencia los que lo odian.
Ant 2. Nuestro
Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
Salmo 67 II
El Señor pronuncia
un oráculo,
millares pregonan
la alegre noticia:
«Los reyes, los
ejércitos van huyendo, van huyendo;
las mujeres
reparten el botín.
Mientras
reposabais en los apriscos,
las alas de la
paloma se cubrieron de plata,
el oro destellaba
en su plumaje.
Mientras el
Todopoderoso dispersaba a los reyes,
la nieve bajaba
sobre el Monte Umbrío.»
Las montañas de
Basán son altísimas,
las montañas de
Basán son escarpadas;
¿por qué tenéis
envidia, montañas escarpadas,
del monte escogido
por Dios para habitar,
morada perpetua
del Señor?
Los carros de Dios
son miles y miles:
Dios marcha del
Sinaí al santuario.
Subiste a la
cumbre llevando cautivos,
te dieron tributo
de hombres:
incluso los que se
resistían
a que el Señor
Dios tuviera una morada.
Bendito el Señor
cada día,
Dios lleva
nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un
Dios que salva,
el Señor Dios nos
hace escapar de la muerte.
Dios aplasta las
cabezas de sus enemigos,
los cráneos de los
malvados contumaces.
Dice el Señor:
«Los traeré desde Basán,
los traeré desde
el fondo del mar;
teñirás tus pies
en la sangre del enemigo,
y los perros la
lamerán con sus lenguas.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios
es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.
Ant 3. Reyes de la
tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
Salmo 67 III
Aparece tu
cortejo, ¡oh Dios!,
el cortejo de mi
Dios, de mi Rey,
hacia el
santuario.
Al frente marchan
los cantores;
los últimos, los
tocadores de arpa;
en medio las
muchachas van tocando panderos.
«En el bullicio de
la fiesta bendecid a Dios,
al Señor, estirpe
de Israel.»
Va delante
Benjamín, el más pequeño;
los príncipes de
Judá con sus tropeles;
los príncipes de
Zabulón,
los príncipes de
Neftalí.
¡Oh Dios!,
despliega tu poder,
tu poder, ¡oh
Dios!, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de
Jerusalén
traigan los reyes
su tributo.
Reprime a la Fiera
del Cañaveral,
al tropel de los
toros,
a los Novillos de
los pueblos.
Que se te rindan
con lingotes de plata:
dispersa las
naciones belicosas.
Lleguen los magnates
de Egipto,
Etiopía extienda
sus manos a Dios.
Reyes de la
tierra, cantad a Dios,
tocad para el
Señor,
que avanza por los
cielos,
los cielos
antiquísimos,
que lanza su voz,
su voz poderosa:
«Reconoced el
poder de Dios.»
Sobre Israel
resplandece su majestad,
y su poder sobre
las nubes.
Desde el santuario
Dios impone reverencia:
es el Dios de
Israel
quien da fuerza y
poder a su pueblo.
¡Dios sea bendito!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reyes de la
tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor.
V. Voy a escuchar
lo que dice el Señor.
R. Dios anuncia la
paz a su pueblo.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los
Romanos 9, 1-18
DIOS TIENE
MISERICORDIA DE QUIEN QUIERE, Y CAUSA OBSTINACIÓN EN AQUEL QUE LE PARECE BIEN
Hermanos: Digo la
verdad en nombre de Cristo, no miento; y testifica conmigo mi conciencia,
inspirada por el Espíritu Santo: Tengo una gran tristeza y un suplicio continuo
en mi corazón. ¡Ojalá fuese yo mismo anatema y apartado de Cristo por la salud
de mis hermanos, deudos míos y de mi propia raza!
Son ellos
israelitas, de quienes es la adopción divina, la manifestación sensible de la
presencia de Dios, las alianzas con él, la legislación de Moisés, el culto del
templo y las promesas de Dios. De ellos son los patriarcas, y de ellos procede
también Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios
bendito por los siglos. Amén.
Y no es que las promesas
de Dios se hayan quedado sin cumplir; lo que sucede es que no todos los nacidos
de Israel son el verdadero Israel; ni, por ser descendencia de Abraham, son
todos hijos de Abraham, sino que: «Tu descendencia serán los hijos de Isaac.»
Que quiere decir: No los que descienden por generación natural son hijos de
Dios, sino sólo los hijos habidos en virtud de la promesa divina son tenidos
como verdadera descendencia.
Así suenan las
palabras de la promesa: «Por este tiempo volveré y Sara tendrá un hijo.» Y no
es esto sólo. Tenemos también el caso de Rebeca, que tuvo hijos sólo de nuestro
padre Isaac. Pues bien, estos hijos no habían nacido todavía, ni habían hecho
nada bueno ni malo; mas, para que continuase en vigor el decreto divino de
elección, decreto que no depende de obras humanas, sino de la voluntad de Dios
que llama, dijo Dios a Rebeca: «El mayor será siervo del menor.» Y dice así la
Escritura: «He amado a Jacob, y he odiado a Esaú.»
¿Qué se sigue de
aquí? ¿Que hay injusticia en Dios? De ninguna manera. Ya dijo él a Moisés:
«Tendré misericordia con aquel que yo quiera, y tendré compasión con quien yo
tenga a bien.»
Por consiguiente,
no es cosa del querer o del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios.
En la Escritura dice Dios al Faraón: «Precisamente con este objeto te he
exaltado: para mostrar en ti mi poder y para dar a conocer mi nombre en toda la
tierra.» Así que Dios tiene misericordia de quien quiere, y causa obstinación
en aquel que le parece bien.
RESPONSORIO
Rm 9, 4. 8. 6b
R. De los
israelitas son la adopción divina, la manifestación sensible de la presencia de
Dios, las alianzas con él, la legislación de Moisés, el culto del templo y las
promesas de Dios; * sólo los hijos habidos en virtud de la promesa divina son
tenidos como verdadera descendencia.
V. No todos los
nacidos de Israel son el verdadero Israel.
R. Sólo los hijos
habidos en virtud de la promesa divina son tenidos como verdadera descendencia.
SEGUNDA LECTURA
De la introducción
a la vida devota, de san Francisco de Sales, obispo
(Parte 1, cap. 3)
LA DEVOCIÓN SE HA
DE EJERCITAR DE DIVERSAS MANERAS
En la misma
creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su
propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de
su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad,
estado y vocación.
La devoción,
insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una
persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de
una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de
practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones
particulares de cada uno.
Dime, te ruego, mi
Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la
soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar
su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en
la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera
continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias
que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no
sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y, con todo, esta
equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así; la devoción, en
efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo
perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la
vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa
devoción.
La abeja saca miel
de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras,
incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la
verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de
ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del mismo modo que
algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes,
sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la
devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que
sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido
y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal,
y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más
llevaderas y hechas con más perfección.
Es, por tanto, un
error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los
regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes,
de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción
puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser ejercida en estos
oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen
también otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida
seglar.
Así pues, en
cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de
perfección.
RESPONSORIO
Ef 4, 32-5, 1; Mt 11, 29
R. Sed bondadosos
y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha
perdonado en Cristo; * sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
V. Tomad sobre
vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
R. Sed imitadores
de Dios, como hijos amados que sois.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios
nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para
todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos
al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA
VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el
misterio del Padre;
con vosotros, la
luz del Verbo;
en vosotros, la
llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de
Dios!,
¡hombres del
Evangelio!,
¡humildes
inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres
de barro tierno!
El mundo tiene
hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos
atan a lo efímero
y nos vamos
perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que
aprendisteis del Padre;
con nosotros, la
luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el
Amor ingénito.
¡Hombres de
Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y
un anhelo,
la angustia por la
verdad,
por el error el
miedo.
Dadnos una vida de
rodillas
ante el misterio,
una visión de este
mundo de muerte
y una esperanza de
cielo.
Padre, te pedimos
para la Iglesia
la ciencia de
estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has
sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA
SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido
bueno con tu tierra,
has restaurado la
suerte de Jacob,
has perdonado la
culpa de tu pueblo,
has sepultado
todos sus pecados,
has reprimido tu
cólera,
has frenado el
incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios
salvador nuestro;
cesa en tu rencor
contra nosotros.
¿Vas a estar
siempre enojado,
o a prolongar tu
ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos
la vida,
para que tu pueblo
se alegre contigo?
Muéstranos, Señor,
tu misericordia
y danos tu
salvación.
Voy a escuchar lo
que dice el Señor:
«Dios anuncia la
paz
a su pueblo y a
sus amigos
y a los que se
convierten de corazón.»
La salvación está
ya cerca de sus fieles,
y la gloria
habitará en nuestra tierra;
la misericordia y
la fidelidad se encuentran,
la justicia y la
paz se besan;
la fidelidad brota
de la tierra,
y la justicia mira
desde el cielo;
el Señor dará la
lluvia,
y nuestra tierra
dará su fruto.
La justicia
marchará ante él,
la salvación
seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has
sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Ant 2. Mi alma te
ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO
DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4. 7-9. 12
Tenemos una ciudad
fuerte,
ha puesto para
salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas
para que entre un pueblo justo,
que observa la
lealtad;
su ánimo está
firme y mantiene la paz,
porque confía en
ti.
Confiad siempre en
el Señor,
porque el Señor es
la Roca perpetua:
La senda del justo
es recta.
Tú allanas el
sendero del justo;
en la senda de tus
juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre
y tu recuerdo.
Mi alma te ansía
de noche,
mi espíritu en mi
interior madruga por ti,
porque tus juicios
son luz de la tierra,
y aprenden justicia
los habitantes del orbe.
Señor, tú nos
darás la paz,
porque todas
nuestras empresas
nos las realizas
tú.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma te
ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina,
Señor, tu rostro sobre nosotros.
Salmo 66 - QUE
TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga
piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro
sobre nosotros;
conozca la tierra
tus caminos,
todos los pueblos
tu salvación.
¡Oh Dios!, que te
alaben los pueblos,
que todos los
pueblos te alaben.
Que canten de
alegría las naciones,
porque riges el
mundo con justicia,
riges los pueblos
con rectitud
y gobiernas las
naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te
alaben los pueblos,
que todos los
pueblos te alaben.
La tierra ha dado
su fruto,
nos bendice el
Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos
bendiga; que le teman
hasta los confines
del orbe.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina,
Señor, tu rostro sobre nosotros.
LECTURA BREVE
Sb 7, 13-14
Aprendí la
sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque
es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la
amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo
cuenta su sabiduría.
R. El pueblo
cuenta su sabiduría.
V. La asamblea
pregona su alabanza.
R. Cuenta su
sabiduría.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo
cuenta su sabiduría.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los sabios
brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las
multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los sabios
brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las
multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES
Demos gracias a
Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle
diciendo:
Apacienta a tu
pueblo, Señor.
Señor Jesucristo,
tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por
ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo,
tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu
pueblo,
no dejes de
guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo,
tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las
almas,
haz que nunca
falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida
santa.
Señor Jesucristo,
tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los
santos,
haz que, guiados
por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios
nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para
todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA CIUDAD
SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Jr 22, 3
Haced justicia y
derecho, librad al oprimido de la mano del opresor; no abuséis del forastero,
del huérfano y de la viuda; no derraméis sangre inocente en este lugar.
V. El Señor juzgará
el orbe con justicia.
R. Y regirá las
naciones con rectitud.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Paráclito a los
apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de amor para que demos siempre
fiel testimonio ante los hombres de aquel amor que es el distintivo de los
discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Amar es
cumplir la ley entera.
Salmo 118, 97-104
¡Cuánto amo tu
voluntad!:
todo el día la
estoy meditando;
tu mandato me hace
más sabio que mis enemigos,
siempre me
acompaña;
soy más docto que
todos mis maestros,
porque medito tus
preceptos.
Soy más sagaz que
los ancianos,
porque cumplo tus
leyes;
aparto mi pie de
toda senda mala,
para guardar tu
palabra;
no me aparto de
tus mandamientos,
porque tú me has
instruido.
¡Qué dulce al
paladar tu promesa:
más que miel en la
boca!
Considero tus
decretos,
y odio el camino
de la mentira.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amar es
cumplir la ley entera.
Ant 2. Acuérdate,
Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
Salmo 73 I -
LAMENTACIÓN ANTE EL TEMPLO DEVASTADO
¿Por qué, ¡oh
Dios!, nos tienes siempre abandonados,
y está ardiendo tu
cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la
comunidad que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que
rescataste para posesión tuya,
del monte Sión
donde pusiste tu morada.
Dirige tus pasos a
estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha
arrasado del todo el santuario.
Rugían los
agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus
propios estandartes.
En la entrada
superior
abatieron a
hachazos el entramado;
después, con
martillos y mazas,
destrozaron todas
las esculturas.
Prendieron fuego a
tu santuario,
derribaron y
profanaron la morada de tu nombre.
Pensaban:
«Acabaremos con ellos»,
e incendiaron
todos los templos del país.
Ya no vemos
nuestros signos, ni hay profeta:
nadie entre
nosotros sabe hasta cuándo.
¿Hasta cuándo,
Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?
¿No cesará de
despreciar tu nombre el adversario?
¿Por qué retraes
tu mano izquierda
y tienes tu
derecha escondida en el pecho?
Pero tú, Dios mío,
eres rey desde siempre,
tú ganaste la
victoria en medio de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate,
Señor, de la comunidad que adquiriste desde antiguo.
Ant 3. Levántate,
Señor, defiende tu causa.
Salmo 73 II
Tú hendiste con
fuerza el mar,
rompiste la cabeza
del dragón marino;
tú aplastaste la
cabeza del Leviatán,
se la echaste en
pasto a las bestias del mar;
tú alumbraste
manantiales y torrentes,
tú secaste ríos
inagotables.
Tuyo es el día,
tuya la noche,
tú colocaste la
luna y el sol;
tú plantaste los
linderos del orbe,
tú formaste el
verano y el invierno.
Tenlo en cuenta,
Señor, que el enemigo te ultraja,
que un pueblo
insensato desprecia tu nombre;
no entregues a los
buitres la vida de tu tórtola,
ni olvides sin
remedio la vida de tus pobres.
Piensa en tu
alianza: que los rincones del país
están llenos de
violencias.
Que el humilde no
se marche defraudado,
que pobres y
afligidos alaben tu nombre.
Levántate, ¡oh
Dios!, defiende tu causa:
recuerda los
ultrajes continuos del insensato;
no olvides las
voces de tus enemigos,
el tumulto creciente
de los rebeldes contra ti.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate,
Señor, defiende tu causa.
LECTURA BREVE
Dt 15, 7-8
Si hay entre los
tuyos un pobre, un hermano, en una ciudad tuya, en esa tierra tuya que va a
darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu
hermano pobre.
V. Señor, tú
escuchas los deseos de los humildes.
R. Les prestas
oído y los animas.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu gracia para
que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a tu designio
de amor y salvación universal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Pr 22, 22-23
No robes al pobre,
porque es pobre, no oprimas al desgraciado en el tribunal, porque el Señor
defenderá su causa y pondrá zancadillas a los que se las ponían.
V. Librará al
pobre que clamaba.
R. Y salvará la
vida de los pobres.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
enviaste un ángel al centurión Cornelio para que le revelara el camino de la
salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de
los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos, incorporados a la
Iglesia de tu Hijo, podamos llegar a ti. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE
DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios,
eterna luz divina,
fuente eternal de
toda verdad pura,
gloria de Dios,
que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz
en noche oscura.
Palabra
eternamente pronunciada
en la mente del
Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a
los hombres nos fue dada
en el seno de
Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de
muerte y de pecado,
en que yacía el
hombre, así vencido,
su verdad y su luz
han disipado,
con su vida y su
muerte ha redimido.
Con destellos de
luz que Dios envía,
no dejéis de
brillar, faros divinos;
de los hombres y
pueblos sed su guía,
proclamad la
verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no
volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Salmo 130 - COMO
UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón
no es ambicioso,
ni mis ojos
altaneros;
no pretendo
grandezas
que superan mi
capacidad;
sino que acallo y
modero mis deseos,
como un niño en
brazos de su madre.
Espere Israel en
el Señor
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no volvéis
a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Ant 3. Has hecho
de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor
Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el
poder,
porque tú has
creado el universo;
porque por tu
voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de
tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste
degollado
y por tu sangre
compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de
ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la
tierra.
Digno es el
Cordero degollado
de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el
honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de
nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE
St 3, 17-18
La sabiduría que
viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva,
dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que
procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea
le da la palabra.
R. En la asamblea
le da la palabra.
V. Lo llena de
espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la
palabra.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea
le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh doctor
admirable, luz de la Iglesia santa, san Francisco de Sales, fiel cumplidor de
la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh doctor
admirable, luz de la Iglesia santa, san Francisco de Sales, fiel cumplidor de
la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo,
Señor.
Tú que por medio
de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los
cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la
oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo,
perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y
santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú que de entre
los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste
como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de
tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la
heredad de los santos pastores,
no permitas que
ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que por medio
de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie
las arrebate de tu mano,
salva a los
difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la
oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios
nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para
todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también
nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros
hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No me
escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 -
LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi
oración;
tú que eres fiel,
atiende a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio
a tu siervo,
pues ningún hombre
vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me
persigue a muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las
tinieblas
como a los muertos
ya olvidados.
mi aliento
desfallece,
mi corazón dentro
de mí está yerto.
Recuerdo los
tiempos antiguos,
medito todas tus
acciones,
considero las
obras de tus manos
y extiendo mis
brazos hacia ti:
tengo sed de ti
como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor,
que me falta el
aliento.
No me escondas tu
rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en
ti;
indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi
alma a ti.
Líbrame del
enemigo, Señor,
que me refugio en
ti.
Enséñame a cumplir
tu voluntad,
ya que tú eres mi
Dios.
Tu espíritu, que
es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre,
Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No me
escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 8-9
Sed sobrios, estad
despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a
quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor,
nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en
tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de
Dios,
no desprecies las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa
y bendita.
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