Del Propio del día -
Salterio III
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. El Señor está
cerca, venid adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor está
cerca, venid adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ALEGRÍA DE
NIEVE
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la
gracia
del Bien Nacido.
Miserables los
hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve
cae,
más cielo cerca.
La tierra tan
dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre
más muerto
se despereza.
Ya los montes se
allanan
y las colinas,
y el corazón del
hombre
vuelve a la vida.
Gloria al Padre y
al Hijo,
gloria al
Espíritu,
que han mirado a
la tierra
compadecidos.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias
al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Salmo 106 I -
ACCIÓN DE GRACIAS: DIOS SALVA A SU PUEBLO DE LAS CRISIS POR LAS QUE PASA A
TRAVÉS DE LA HISTORIA
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Que lo confiesen
los redimidos por el Señor,
los que él rescató
de la mano del enemigo,
los que reunió de
todos los países:
norte y sur,
oriente y occidente.
Erraban por un
desierto solitario,
no encontraban el
camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y
sed,
se les iba
agotando la vida;
pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Los guió por un
camino derecho,
para que llegaran
a ciudad habitada.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Calmó el ansia de
los sedientos,
y a los
hambrientos los colmó de bienes.
Yacían en oscuridad
y tinieblas,
cautivos de
hierros y miserias;
por haberse
rebelado contra los mandamientos,
despreciando el
plan del Altísimo.
Él humilló su
corazón con trabajos,
sucumbían y nadie
los socorría.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Los sacó de las
sombrías tinieblas,
arrancó sus
cadenas.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Destrozó las
puertas de bronce,
quebró los
cerrojos de hierro.
Estaban enfermos,
por sus maldades,
por sus culpas
eran afligidos;
aborrecían todos
los manjares,
y ya tocaban las
puertas de la muerte.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Envió su palabra,
para curarlos,
para salvarlos de
la perdición.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Ofrézcanle
sacrificios de alabanza,
y cuenten con
entusiasmo sus acciones.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias
al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Ant 2.
Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Salmo 106 II
Entraron en naves
por el mar,
comerciando por
las aguas inmensas.
Contemplaron las
obras de Dios,
sus maravillas en
el océano.
Él habló y levantó
un viento tormentoso,
que alzaba las
olas a lo alto:
subían al cielo,
bajaban al abismo,
su vida se
marchitaba por el mareo,
rodaban, se tambaleaban
como ebrios,
y no les valía su
pericia.
Pero gritaron al
Señor en su angustia,
y los arrancó de
la tribulación.
Apaciguó la
tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las
olas del mar.
Se alegraron de
aquella bonanza,
y él los condujo
al ansiado puerto.
Den gracias al
Señor por su misericordia,
por las maravillas
que hace con los hombres.
Aclámenlo en la
asamblea del pueblo,
alábenlo en el
consejo de los ancianos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contemplaron
las obras de Dios y sus maravillas.
Ant 3. Los rectos
lo ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.
Salmo 106 III
El transforma los
ríos en desierto,
los manantiales de
agua en aridez;
la tierra fértil
en marismas,
por la depravación
de sus habitantes.
Transforma el
desierto en estanques,
el erial en
manantiales de agua.
Coloca allí a los
hambrientos,
y fundan una
ciudad para habitar.
Siembran campos,
plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se
multiplican,
y no les escatima
el ganado.
Si menguan,
abatidos por el peso
de infortunios y
desgracias,
el mismo que
arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría
por una soledad sin caminos
levanta a los
pobres de la miseria
y multiplica sus
familias como rebaños.
Los rectos lo ven
y se alegran,
a la maldad se le
tapa la boca.
El que sea sabio,
que recoja estos hechos
y comprenda la
misericordia del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los rectos lo
ven y se alegran y comprenden la misericordia del Señor.
V. El Señor
anuncia su palabra a Jacob.
R. Sus decretos y mandatos
a Israel.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Isaías 40, 1-11
CONSUELO PARA EL
CORAZÓN DE JERUSALÉN
«Consolad,
consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la
mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»
Una voz grita:
«En el desierto
preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro
Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo
torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-.»
Dice una voz:
«Grita.»
Respondo:
«¿Qué debo
gritar?»
«Toda carne es
hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la
flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellas; se agosta la hierba, se
marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre.»
Súbete a un monte
elevado, heraldo de Sión; alza Fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no
temas, di a las ciudades de Judá:
«Aquí está vuestro
Dios.»
Mirad, el Señor
Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su
recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo
reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.
RESPONSORIO
Is 40, 2; Za 1, 16. 17
R. Hablad al
corazón de Jerusalén, gritadle que * se ha cumplido su servicio, y está pagado
su crimen.
V. Me vuelvo con
misericordia a Jerusalén; el Señor consolará otra vez a Sión y elegirá de nuevo
a Jerusalén.
R. Se ha cumplido
su servicio, y está pagado su crimen.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas de
san León Magno, papa
(Carta 31, 2-3: PL
54, 791-793)
EL MISTERIO DE
NUESTRA RECONCILIACIÓN
De nada nos
serviría afirmar que nuestro Señor, el Hijo de la Virgen María, es hombre verdadero
y perfecto si no creyésemos además que es hombre perteneciente a aquel linaje
mencionado en el Evangelio.
Mateo, en efecto,
dice: Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham; y sigue el
orden de su generación humana hasta llegar a José, con quien estaba desposada
la Madre del Señor.
Lucas, en cambio,
siguiendo un orden inverso, se remonta al origen del género humano, para
mostrar que el primer Adán y el nuevo Adán tienen una misma naturaleza.
El Hijo de Dios,
en su omnipotencia, hubiera podido manifestarse, para instruir y justificar a
los hombres, como se había manifestado a los patriarcas y profetas, es decir,
bajo diversas apariencias humanas, como, por ejemplo, cuando entabló una lucha
o mantuvo una conversación, o cuando no rechazó la hospitalidad que le ofrecían
y tomó el alimento que le presentaban. Todas estas figuras eran como profecía y
anuncio misterioso de aquel hombre que debía asumir, de la descendencia de esos
mismos patriarcas, una verdadera naturaleza humana.
Pero todas estas
figuras no podían realizar aquel misterio de nuestra reconciliación prefijado
antes de los tiempos, porque el Espíritu Santo no había descendido aún sobre la
Virgen ni el poder del Altísimo la había aún cubierto con su sombra; solamente
cuando la Sabiduría eterna, edificándose una casa en el seno purísimo de la
Virgen, se hizo hombre pudo tener cumplimiento este admirable designio; y,
uniéndose la naturaleza humana y la divina en una sola persona, el Creador del
tiempo nació en el tiempo, y aquel por quien fueron hechas todas las cosas
empezó a contarse entre las creaturas.
Pues si el nuevo
hombre, sometido a una existencia semejante a la de la carne de pecado, no
hubiera llevado sobre sí nuestros pecados, si el que es consustancial al Padre
no se hubiera dignado ser consustancial a una madre y si -libre de todo pecado-
no hubiera unido a sí nuestra naturaleza, la cautividad humana continuaría
sujeta al yugo del demonio; y tampoco podríamos gloriarnos de la victoria del
Vencedor si ésta hubiera sido obtenida en una naturaleza distinta a la nuestra.
El sacramento de
la regeneración nos ha hecho partícipes de estos admirables misterios, por
cuanto el mismo Espíritu, por cuya virtud fue Cristo engendrado, ha hecho que
también nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento espiritual.
Por eso el
evangelista dice, refiriéndose a los creyentes: Ellos traen su origen no de la
sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.
RESPONSORIO
Cf. Is 11, 10; Lc 1, 32
R. Mirad: la raíz
de Jesé descenderá como salvación de los pueblos y la buscarán los gentiles; *
y su nombre será glorioso.
V. El Señor le
dará el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob para siempre.
R. y su nombre
será glorioso.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras
súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana,
se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así
plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el esquema
del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. El Señor está
cerca, venid adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor está
cerca, venid adorémosle.
Himno: LA PENA QUE
LA TIERRA SOPORTABA
La pena que la
tierra soportaba,
a causa del
pecado, se ha trocado
en canto que brota
jubiloso
en labios de María
pronunciado.
El sí de las
promesas ha llegado,
la alianza se cumple,
poderosa,
el Verbo eterno de
los cielos
con nuestra débil
carne se desposa.
Misterio que sólo
la fe alcanza,
María es nuevo
templo de la gloria,
rocío matinal,
nube que pasa,
luz nueva en
presencia misteriosa.
A Dios sea la
gloria eternamente,
al Hijo suyo amado
Jesucristo,
que quiso nacer
para nosotros
y darnos su
Espíritu divino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
viene del Líbano, su brillo es como el día.
Salmo 118, 145-152
TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo
corazón;
respóndeme, Señor,
y guardaré tus leyes;
a ti grito:
sálvame,
y cumpliré tus
decretos;
me adelanto a la
aurora pidiendo auxilio,
esperando tus
palabras.
Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu
promesa;
escucha mi voz por
tu misericordia,
con tus
mandamientos dame vida;
ya se acercan mis
inicuos perseguidores,
están lejos de tu
voluntad.
Tú, Señor, estás
cerca,
y todos tus
mandatos son estables;
hace tiempo
comprendí que tus preceptos
los fundaste para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
viene del Líbano, su brillo es como el día.
Ant 2. Cielos,
dejad caer el rocío; que las nubes lluevan al Justo y de la tierra brote el
Salvador.
Cántico: DAME
SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11
Dios de los padres
y Señor de la misericordia,
que con tu palabra
hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría
formaste al hombre,
para que dominase
sobre tus creaturas,
y para que rigiese
el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con
rectitud de corazón.
Dame la sabiduría
asistente de tu trono
y no me excluyas
del número de tus siervos,
porque siervo tuyo
soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de
pocos años,
demasiado pequeño
para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno
sea perfecto
entre los hijos de
los hombres,
sin la sabiduría,
que procede de ti,
será estimado en
nada.
Contigo está la
sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió
cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que
es grato a tus ojos
y lo que es recto
según tus preceptos.
Mándala de tus
santos cielos
y de tu trono de
gloria envíala
para que me asista
en mis trabajos
y venga yo a saber
lo que te es grato.
Porque ella conoce
y entiende todas las cosas,
y me guiará
prudentemente en mis obras,
y me guardará en
su esplendor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cielos, dejad
caer el rocío; que las nubes lluevan al Justo y de la tierra brote el Salvador.
Ant 3. Prepárate,
Israel, y sal al encuentro de tu Salvador que se acerca.
Salmo 116 -
INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor,
todas las naciones,
aclamadlo, todos
los pueblos:
Firme es su
misericordia con nosotros,
su fidelidad dura
por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Prepárate,
Israel, y sal al encuentro de tu Salvador que se acerca.
LECTURA BREVE
Is 11, 1-3a
Saldrá un renuevo
del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el
espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo
y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria
aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el
Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti,
Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Entended que
el reino de Dios está ya cerca; os aseguro que no tardará.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entended que
el reino de Dios está ya cerca; os aseguro que no tardará.
PRECES
Oremos a Dios
Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación para su pueblo, y
digámosle:
Guarda a tu
pueblo, Señor.
Oh Dios, que
prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia,
vela por la
santidad de tu Iglesia.
Inclina, oh Dios,
el corazón de los hombres a tu palabra
y afianza la
santidad de tus fieles.
Por tu Espíritu
consérvanos en el amor,
para que podamos
recibir la misericordia de tu Hijo que se acerca.
Haz que nos
mantengamos firmes, Dios de clemencia,
hasta el día de la
manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Pidamos ahora con
grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, creador
y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la Palabra
eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a nuestras
súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza humana,
se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos transforme así
plenamente en hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los
profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
Salmo 118, 121-128
Practico la
justicia y el derecho,
no me entregues a
mis opresores;
da fianza en favor
de tu siervo,
que no me opriman
los insolentes;
mis ojos se
consumen aguardando
tu salvación y tu
promesa de justicia.
Trata con
misericordia a tu siervo,
enséñame tus
leyes;
yo soy tu siervo:
dame inteligencia,
y conoceré tus
preceptos;
es hora de que
actúes, Señor:
han quebrantado tu
voluntad.
Yo amo tus
mandatos
más que el oro
purísimo;
por eso aprecio
tus decretos
y detesto el
camino de la mentira.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 33 I - EL
SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo al Señor
en todo momento,
su alabanza está
siempre en mi boca;
mi alma se gloría
en el Señor:
que los humildes
lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo
la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos
su nombre.
Yo consulté al
Señor, y me respondió,
me libró de todas
mis ansias.
Contempladlo y
quedaréis radiantes,
vuestro rostro no
se avergonzará.
Si el afligido
invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus
angustias.
El ángel del Señor
acampa
en torno a sus
fieles y los protege.
Gustad y ved qué
bueno es el Señor,
dichoso el que se
acoge a él.
Todos sus santos,
temed al Señor,
porque nada les
falta a los que lo temen;
los ricos
empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al
Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 33 II
Venid, hijos,
escuchadme:
os instruiré en el
temor del Señor;
¿hay alguien que
ame la vida
y desee días de
prosperidad?
Guarda tu lengua
del mal,
tus labios de la
falsedad;
apártate del mal,
obra el bien,
busca la paz y
corre tras ella.
Los ojos del Señor
miran a los justos,
sus oídos escuchan
sus gritos;
pero el Señor se
enfrenta con los malhechores,
para borrar de la
tierra su memoria.
Cuando uno grita,
el Señor lo escucha
y lo libra de sus
angustias;
el Señor está
cerca de los atribulados,
salva a los
abatidos.
Aunque el justo
sufra muchos males,
de todos lo libra
el Señor;
él cuida de todos
sus huesos,
y ni uno solo se
quebrará.
La maldad da
muerte al malvado,
y los que odian al
justo serán castigados.
El Señor redime a
sus siervos,
no será castigado
quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los profetas
anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA BREVE
Is 4, 2
Aquel día, el
vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para
los supervivientes de Israel.
V. Los gentiles
temerán tu nombre, Señor.
R. Los reyes del
mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a
nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza
humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos
transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz resplandeciente
y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Ángel
Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban
los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Ángel
Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo, bendita tú entre las mujeres.»
LECTURA BREVE
Is 4, 3
A los que queden
en Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos
para vivir en Jerusalén.
V. Acuérdate de
nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.
R. Visítanos con
tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a
nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza
humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos
transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María dijo:
«¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré
a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María dijo:
«¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré
a luz un Rey sin perder mi virginidad.»
LECTURA BREVE
Is 61, 11
Como el suelo
hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará
brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.
V. Ven, Señor, y
no tardes.
R. Perdona los
pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios,
creador y restaurador de la naturaleza humana, que quisiste que tu Hijo, la
Palabra eterna, se encarnara en el seno de la siempre Virgen María, atiende a
nuestras súplicas y haz que tu Hijo unigénito, que ha tomado nuestra naturaleza
humana, se digne hacernos participantes de su naturaleza divina y nos
transforme así plenamente en hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
I
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESCUCHA,
CASA DE DAVID
Escucha, casa de
David:
La Virgen pura se
halla encinta;
Dios la acaricia y
la fecunda
y la hace Madre de
la vida.
La Virgen grávida
nos lleva
en el secreto de
su dicha;
la Virgen fiel nos
abre ruta
por su obediencia
de discípula.
Espera en calma la
agraciada,
con ella el mundo
se arrodilla;
levanta el pobre
la mirada,
con ella pide la
venida.
Nacido en tiempos
sin aurora,
el Hijo espera con
María.
¡Oh Dios de amor,
nuestra esperanza,
cambia tu espera
en parusía!
¡A ti, Jesús, Hijo
esperado,
aparecido en
nuestros días,
con santo júbilo
cantamos!
¡Ven en tu reino,
ven de prisa! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mirad:
vendrá el deseado de todos los pueblos y se llenará de gloria la casa del
Señor. Aleluya.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad: vendrá
el deseado de todos los pueblos y se llenará de gloria la casa del Señor.
Aleluya.
Ant 2. Ven, Señor,
y no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ven, Señor, y
no tardes: perdona los pecados de tu pueblo, Israel.
Ant 3. Mirad: se
cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo.
Cántico: CRISTO,
SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de
su condición divina,
no hizo alarde de
su categoría de Dios,
al contrario, se
anonadó a sí mismo,
y tomó la
condición de esclavo,
pasando por uno de
tantos.
Y así, actuando
como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte
y una muerte de
cruz.
Por eso Dios lo
levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la
tierra, en el abismo
y toda lengua
proclame:
Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad: se
cumple ya el tiempo en el que Dios envía a su Hijo al mundo.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 23-24
Que el mismo Dios
de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser -espíritu, alma y
cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor
Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él las cumplirá.
RESPONSORIO BREVE
V. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu
salvación.
R. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh Sabiduría,
que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y
ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la
salvación.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Sabiduría,
que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y
ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la
salvación.
PRECES
Oremos, hermanos,
a Cristo, el Señor, que nació de la Virgen María, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Hijo unigénito de
Dios, que has de venir al mundo como mensajero de la alianza,
haz que el mundo
te reciba y te reconozca.
Tú que, engendrado
en el seno del Padre, quisiste hacerte hombre en el seno de María,
líbranos de la
corrupción de la carne.
Tú que, siendo la
vida, quisiste experimentar la muerte,
concédenos superar
la sentencia de la muerte.
Tú que, al venir
al juicio, traerás contigo la recompensa,
haz que tu amor
sea entonces nuestro premio.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Señor Jesucristo,
tú que por tu muerte socorriste a los muertos,
escucha las
súplicas que te dirigimos por nuestros difuntos.
Pidamos ahora a
nuestro Padre que sea la ayuda de nuestra debilidad:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, derrama tu
gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad
de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN
DE GRACIAS.
Escúchame cuando
te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el
aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y
escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta
cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la
falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor
hizo milagros en mi favor,
y el Señor me
escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad
en el silencio de
vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad en el
Señor.
Hay muchos que
dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu
rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor,
has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en
trigo y en vino.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú sólo,
Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de
mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la
noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 -
ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid
al Señor,
los siervos del
Señor,
los que pasáis la
noche
en la casa del
Señor:
Levantad las manos
hacia el santuario,
y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión:
el que hizo cielo
y tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la
noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE
Dt 6, 4-7
Escucha, Israel:
El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo
quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas
estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor,
durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración
del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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