De la solemnidad.
NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO, REY UNIVERSAL. (SOLEMNIDAD)
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Jesucristo,
rey de reyes, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Jesucristo,
rey de reyes, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PORQUE ERES
HIJO DE DIOS
Porque eres Hijo
de Dios
y eres hijo de
María,
porque eres
Palabra eterna
de humana carne
vestida,
porque eres el
Primogénito,
del Padre la
imagen viva,
eres Rey de cielo
y tierra,
y ante ti todo se
inclina.
Cuando el pecado
pobló de cardos y
ortigas
esta tierra que tu
amor
había poblado de
risas,
tomaste nuestra
miseria
y tomaste nuestra
vida;
te hiciste pecado
amargo,
te hiciste dolor y
espina.
Toma en tus manos
ahora
esta creación
enemiga,
y devuélvenos al
Padre,
criaturas buenas y
limpias;
toda criatura es
tu reino
por origen y
conquista,
y por ello te
adoramos,
camino, verdad y
vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo he sido
establecido Rey en Sión, su monte santo, y he proclamado sus decretos.
Salmo 2 - EL
MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por qué se
amotinan las naciones,
y los pueblos
planean un fracaso?
Se alían los reyes
de la tierra,
los príncipes
conspiran
contra el Señor y
contra su Mesías:
«rompamos sus
coyundas,
sacudamos su
yugo.»
El que habita en
el cielo sonríe,
el Señor se burla
de ellos.
Luego les habla
con ira,
los espanta con su
cólera:
«yo mismo he
establecido a mi Rey
en Sión, mi monte
santo».
Voy a proclamar el
decreto del Señor;
él me ha dicho:
«Tú eres mi hijo:
yo te he
engendrado hoy.
Pídemelo: te daré
en herencia las naciones,
en posesión los
confines de la tierra:
los gobernarás con
cetro de hierro,
los quebrarás como
jarro de loza.»
Y ahora, reyes,
sed sensatos;
escarmentad los
que regís la tierra:
servid al Señor
con temor,
rendidle homenaje
temblando;
no sea que se
irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama
de pronto su ira.
¡Dichosos los que
se refugian en él!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo he sido
establecido Rey en Sión, su monte santo, y he proclamado sus decretos.
Ant 2. Que se
postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan.
Salmo 71 I - PODER
REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía
tu juicio al rey,
tu justicia al
hijo de reyes,
para que rija a tu
pueblo con justicia,
a tus humildes con
rectitud.
Que los montes
traigan paz,
y los collados
justicia;
que él defienda a
los humildes del pueblo,
socorra a los
hijos del pobre
y quebrante al
explotador.
Que dure tanto
como el sol,
como la luna, de
edad en edad;
que baje como
lluvia sobre el césped,
como llovizna que
empapa la tierra.
Que en sus días
florezca la justicia
y la paz hasta que
falte la luna.
Que domine de mar
a mar,
del Gran Río al
confín de la tierra.
Que en su presencia
se inclinen sus rivales;
que sus enemigos
muerdan el polvo;
que los reyes de
Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de
Saba y de Arabia
le ofrezcan sus
dones;
que se postren
ante él todos los reyes,
y que todos los
pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que se
postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan.
Ant 3. Que él sea
la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la
tierra.
Salmo 71 II
Él librará al
pobre que clamaba,
al afligido que no
tenía protector;
él se apiadará del
pobre y del indigente,
y salvará la vida
de los pobres;
él rescatará sus
vidas de la violencia,
su sangre será
preciosa a sus ojos.
Que viva y que le
traigan el oro de Saba;
él intercederá por
el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo
abundante en los campos,
y ondee en lo alto
de los montes,
den fruto como el
Líbano,
y broten las
espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea
eterno,
y su fama dure
como el sol;
que él sea la
bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen
dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
el único que hace
maravillas;
bendito por
siempre su nombre glorioso,
que su gloria
llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que él sea la
bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la
tierra.
V. Te hago luz de
las naciones.
R. Para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Daniel 7, 1-27
VISIÓN DEL HIJO
DEL HOMBRE QUE RECIBE EL REINO
El año primero de
Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño, visiones de su fantasía,
estando en la cama. Al punto escribió lo que había soñado:
Tuve una visión
nocturna: los cuatro vientos agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas
salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de
águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la
pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un
oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le
dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.» Después vi otra fiera como un
leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el
poder.
Después tuve otra
visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía
grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las
pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía
diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro
cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes.
Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias.
Durante la visión
vi que colocaban unos tronos, y Un anciano se sentó: su vestido era blanco como
nieve, su cabellera como lana limpísima; el trono era como llamas de fuego, y
sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles de
millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie delante de él. Comenzó
la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguía mirando,
atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la
fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron
el poder, dejándolas vivas una temporada. Seguí mirando y, en la visión
nocturna, vi venir en las nubes del cielo una figura humana, que se acercó al
anciano y se presentó ante él. Le dieron el imperio, el honor y la realeza:
todos los pueblos, naciones y lenguas lo servirán. Su dominio es eterno y no
pasa, su reino no tendrá fin.
Yo, Daniel, me
sentía agitado por dentro y me turbaban las visiones de mi fantasía. Me acerqué
a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello.
Él me contestó explicándome el sentido de la visión:
«Esas cuatro
fieras gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. Pero los
santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán por los siglos de los
siglos.»
Yo quise saber lo
que significaba la cuarta fiera, diversa de las demás; la fiera terrible, con
dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y pateaba las
sobras con las pezuñas; lo que significaban los diez cuernos de su cabeza y el
otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca
que profería insolencias, y era más grande que los otros. Mientras yo seguía
mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó. Hasta que llegó el
anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el imperio de
los santos. Después me dijo:
«La cuarta bestia
es un cuarto reino que habrá en la tierra, diverso de todos los demás; devorará
toda la tierra, la trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que
habrá en aquel reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que
destronará a tres reyes; blasfemará contra el Altísimo e intentará aniquilar a
los santos y cambiar el calendario y la ley. Dejarán en su poder a los santos
durante un año y otro año y otro año y medio. Pero cuando se siente el tribunal
para juzgar, le quitará el poder y será destruido y aniquilado totalmente. El
imperio y la realeza sobre todos los reinos bajo el cielo serán entregados al
pueblo de los santos del Altísimo. Será un reino eterno, y todos los imperios
lo servirán y lo obedecerán.»
RESPONSORIO
Mc 13, 26-27; 14, 62
R. Verán al Hijo
del hombre venir entre nubes con gran poder y gloria, y entonces enviará a sus
ángeles, * y reunirá a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales y desde el
extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
V. Veréis al Hijo
del hombre sentado a la diestra del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del
cielo.
R. Y reunirá a sus
elegidos de los cuatro puntos cardinales y desde el extremo de la tierra hasta
el extremo del cielo.
SEGUNDA LECTURA
Del Opúsculo de
Orígenes, presbítero, Sobre la oración
(Cap. 25: PG 11,
495-499)
VENGA TU REINO
Si, como dice
nuestro Señor y Salvador, el reino de Dios no ha de venir espectacularmente, ni
dirán: «Vedlo aquí o vedlo allí», sino que el reino de Dios está dentro de
nosotros, pues cerca está la palabra, en nuestra boca y en nuestro corazón, sin
duda cuando pedimos que venga el reino de Dios lo que pedimos es que este reino
de Dios, que está dentro de nosotros, salga afuera, produzca fruto y se vaya
perfeccionando. Efectivamente, Dios reina ya en cada uno de los santos, ya que
éstos se someten a su ley espiritual, y así Dios habita en ellos como en una
ciudad bien gobernada. En el alma perfecta está presente el Padre, y Cristo
reina en ella junto con el Padre, de acuerdo con aquellas palabras del
Evangelio: Vendremos a fijar en él nuestra morada.
Este reino de Dios
que está dentro de nosotros llegará, con nuestra cooperación, a su plena
perfección cuando se realice lo que dice el Apóstol, esto es, cuando Cristo,
una vez sometidos a él todos sus enemigos, entregue el reino a Dios Padre, para
que Dios sea todo en todo. Por esto, rogando incesantemente con aquella actitud
interior que se hace divina por la acción del Verbo, digamos a nuestro Padre
que está en los cielos: Santificado sea tu nombre, venga tu reino.
Con respecto al
reino de Dios, hay que tener también esto en cuenta: del mismo modo que no
tiene que ver la justificación con la impiedad, ni hay nada de común entre la
luz y las tinieblas, ni puede haber armonía entre Cristo y Belial, así tampoco
pueden coexistir el reino de Dios y el reino del pecado.
Por consiguiente,
si queremos que Dios reine en nosotros, procuremos que de ningún modo continúe
el pecado reinando en nuestro cuerpo mortal, antes bien, mortifiquemos las
pasiones de nuestro hombre terrenal y fructifiquemos por el Espíritu; de este
modo Dios se paseará por nuestro interior como por un paraíso espiritual y
reinará en nosotros él solo con su Cristo, el cual se sentará en nosotros a la
derecha de aquella virtud espiritual que deseamos alcanzar: se sentará hasta
que todos sus enemigos que hay en nosotros sean puestos por estrado de sus
pies, y sean reducidos a la nada en nosotros todos los principados, todos los
poderes y todas las fuerzas.
Todo esto puede
realizarse en cada uno de nosotros, y el último enemigo, la muerte, puede ser
reducido a la nada, de modo que Cristo diga también en nosotros: ¿Dónde está,
muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? Ya desde ahora este
nuestro ser, corruptible, debe revestirse de santidad y de incorrupción, y este
nuestro ser, mortal, debe revestirse de la inmortalidad del Padre, después de
haber reducido a la nada el poder de la muerte, para que así, reinando Dios en
nosotros, comencemos ya a disfrutar de los bienes de la regeneración y de la
resurrección.
RESPONSORIO
Ap 11, 15; Sal 21, 28-29
R. Ha llegado a
este mundo el reino de nuestro Dios y de su Ungido, * y reinará por los siglos
de los siglos.
V. En su presencia
se postrarán las familias de los pueblos, porque del Señor es el reino.
R. Y reinará por
los siglos de los siglos.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Jesucristo,
rey de reyes, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Jesucristo,
rey de reyes, venid, adorémosle.
Himno: ¡QUÉ
HERMOSO EL REY EN LA CAMPAÑA!
¡Qué hermoso el
Rey en la campaña!
Iba vestido de
verdad,
y era su espada de
conquista
el fuerte amor que
vence al mal.
¡Qué hermosa
aquella estirpe suya,
desde el divino
manantial!
Es rey de la casa
de David,
nacido en cuna
virginal.
Murió en la cruz
ajusticiado
por rey del pueblo
de Abraham.
¡Éste es el Rey
del universo!;
si Dios lo ha
escrito, escrito está.
Rey que desarmas
las conciencias,
rey vencedor de
Satanás,
sobre las ruinas
del pecado
tú solo creas vida
y paz.
Oh Jesucristo, mi
Señor,
rey poderoso que
vendrás,
a tus hermanos
pecadores
mira con rostro
familiar.
¡Bendito el Rey
crucificado,
el Rey de reyes
inmortal,
desde la altura de
tu Padre
reina con cetro de
piedad! Amén.
SALMODIA
Ant 1. He aquí un
varón cuyo nombre es Germen, se sentará en su trono para reinar y proclamará la
paz a las naciones.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba
en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. He aquí un
varón cuyo nombre es Germen, se sentará en su trono para reinar y proclamará la
paz a las naciones.
Ant 2. Se mostrará
él grande hasta los confines de la tierra, y él será nuestra paz.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Se mostrará
él grande hasta los confines de la tierra, y él será nuestra paz.
Ant 3. Dios le
otorgó el imperio, el honor y la realeza, y todos los pueblos, naciones y
lenguas lo servirán.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios le
otorgó el imperio, el honor y la realeza, y todos los pueblos, naciones y
lenguas lo servirán.
LECTURA BREVE
Ef 4, 15-16
Realizando la
verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza:
Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el
complejo de junturas que lo nutren y actuando a la medida de cada parte, se
procura su propio crecimiento, para construcción de sí mismo en el amor.
RESPONSORIO BREVE
V. Que tus fieles,
Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
R. Que tus fieles,
Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
V. Y que hablen de
tus hazañas.
R. Que proclamen
la gloria de tu reinado.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Que tus fieles,
Señor, proclamen la gloria de tu reinado.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cristo es el
primogénito de entre los muertos y el Príncipe de los reyes de la tierra; él ha
hecho de nosotros un reino para Dios, su Padre. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es el
primogénito de entre los muertos y el Príncipe de los reyes de la tierra; él ha
hecho de nosotros un reino para Dios, su Padre. Aleluya.
PRECES
Hermanos, adoremos
a Cristo Rey, el cual existe antes que todas las cosas, y en quien todas las
cosas tienen su razón de ser. Elevemos a él nuestra voz, clamando:
Que venga tu
reino, Señor.
Cristo, salvador
nuestro, tú que eres nuestro Dios y Señor, nuestro rey y pastor,
conduce a tu
pueblo a los pastos de vida.
Buen Pastor, que
diste la vida por tus ovejas,
si tú nos guías en
nuestra vida, nada nos faltará.
Redentor nuestro,
que fuiste constituido rey sobre toda la tierra,
haz que todos los
hombres te reconozcan como cabeza de toda la creación.
Rey del universo,
que viniste al mundo para dar testimonio de la verdad,
haz que todos
proclamemos tu absoluta primacía en todo.
Tú que eres
nuestro maestro y modelo, y que nos has admitido a tu reino,
concédenos llevar
desde hoy ante tus ojos una vida santa, sin mancha y sin culpa.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Pidamos
fervientemente al Padre celestial la llegada del reino de su Hijo a cada uno de
los hombres, nuestros hermanos:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN DEL
SENO DE DIOS, OH SANTO ESPÍRITU
Ven del seno de
Dios, oh Santo Espíritu,
a visitar las
mentes de tus fieles;
y haz que los
corazones que creaste
se llenen con tus
dádivas celestes.
Ilumine tu luz
nuestros sentidos,
encienda el fuego
de tu amor los pechos;
Espíritu de
Cristo, fortalece
este barro mortal
de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu
amor y la alegría
de conocer al
Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti
que eres de entrambos
eternamente el
inefable Espíritu. Amén
SALMODIA
Ant 1. El Señor es
nuestro juez y legislador, el Señor es nuestro rey: él nos salvará.
Salmo 117 I -
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Diga la casa de
Israel:
eterna es su
misericordia.
Diga la casa de
Aarón:
eterna es su
misericordia.
Digan los fieles
del Señor:
eterna es su
misericordia.
En el peligro
grité al Señor,
y me escuchó,
poniéndome a salvo.
El Señor está
conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme
el hombre?
El Señor está
conmigo y me auxilia,
veré la derrota de
mis adversarios.
Mejor es
refugiarse en el Señor
que fiarse de los
hombres,
mejor es
refugiarse en el Señor
que confiar en los
magnates.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 II
Todos los pueblos
me rodeaban,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban
cerrando el cerco,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban como
avispas,
ardiendo como
fuego en las zarzas,
en el nombre del
Señor los rechacé.
Empujaban y
empujaban para derribarme,
pero el Señor me
ayudó;
el Señor es mi
fuerza y mi energía,
él es mi
salvación.
Escuchad: hay
cantos de victoria
en las tiendas de
los justos:
«La diestra del
Señor es poderosa,
la diestra del
Señor es excelsa,
la diestra del
Señor es poderosa.»
No he de morir,
viviré
para contar las
hazañas del Señor.
Me castigó, me
castigó el Señor,
pero no me entregó
a la muerte.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 III
Abridme las
puertas del triunfo,
y entraré para dar
gracias al Señor.
Esta es la puerta
del Señor:
los vencedores
entrarán por ella.
Te doy gracias
porque me escuchaste
y fuiste mi
salvación.
La piedra que
desecharon los arquitectos
es ahora la piedra
angular.
Es el Señor quien
lo ha hecho,
ha sido un milagro
patente.
Éste es el día en
que actuó el Señor:
sea nuestra
alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la
salvación;
Señor, danos
prosperidad.
Bendito el que
viene en nombre del Señor,
os bendecimos
desde la casa del Señor;
el Señor es Dios:
él nos ilumina.
Ordenad una
procesión con ramos
hasta los ángulos
del altar.
Tú eres mi Dios,
te doy gracias;
Dios mío, yo te
ensalzo.
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
nuestro juez y legislador, el Señor es nuestro rey: él nos salvará.
LECTURA BREVE
Col 1, 12-13
Damos gracias a
Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo
en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado
al reino de su Hijo querido.
V. El Señor se
sienta como rey eterno.
R. El Señor
bendice a su pueblo con la paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Brotarán
aguas de vida de Jerusalén, y el Señor reinará sobre todo el orbe.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera
estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Brotarán
aguas de vida de Jerusalén, y el Señor reinará sobre todo el orbe.
LECTURA BREVE
Col 1, 16b-18
Todo fue creado
por él y para él; él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es
también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito
de entre los muertos, y así es el primero en todo.
V. Tocad para
nuestro rey.
R. Porque él es el
rey del mundo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS,
SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la
firme voluntad,
compañera y sostén
de la virtud,
que sabe en la
fatiga hallar quietud
y en medio de las
sombras claridad:
La que trueca en
tesón la veleidad,
y el ocio en
perennal solicitud,
y las ásperas
fiebres en salud
y los torpes
engaños en verdad.
Y así conseguirá
mi corazón
que los favores
que a tu amor debí
le ofrezcan algún
fruto en galardón.
Y aún tú, Señor,
conseguirás así
que no llegue a
romper mi confusión
la imagen tuya que
pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se dilatará
su principado con una paz sin límites.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se dilatará
su principado con una paz sin límites.
LECTURA BREVE
Col 1, 19-20
En él quiso Dios
que residiera toda plenitud; y por él quiso reconciliar consigo todas las
cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del
cielo como de la tierra.
V. Aclamad al Rey
y Señor.
R. Porque llega
para regir la tierra.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
II
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH PRÍNCIPE
ABSOLUTO DE LOS SIGLOS
Oh príncipe
absoluto de los siglos,
oh Jesucristo, rey
de las naciones:
te confesamos
árbitro supremo
de las mentes y de
los corazones.
En la tierra te
adoran los mortales
y los santos te
alaban en el cielo,
unidos a sus voces
te aclamamos
proclamándote rey
del universo.
Oh Jesucristo,
príncipe pacífico:
somete a los
espíritus rebeldes,
y haz que
encuentren el rumbo los perdidos
y que en un solo
aprisco se congreguen.
Para eso pendes de
una cruz sangrienta,
y abres en ella
tus divinos brazos;
para eso muestras
en tu pecho herido
tu ardiente
corazón atravesado.
Para eso estás
oculto en los altares
tras las imágenes
del pan y el vino;
para eso viertes
de tu pecho abierto
sangre de
salvación para tus hijos.
Por regir con amor
el universo,
glorificado seas,
Jesucristo,
y que contigo y
con tu eterno Padre
también reciba
gloria el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se sentará
sobre el trono de David para reinar eternamente. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se sentará
sobre el trono de David para reinar eternamente. Aleluya.
Ant 2. Tu reinado
es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad.
Salmo 144 I -
HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios
mío, mi rey;
bendeciré tu
nombre por siempre jamás.
Día tras día te
bendeciré
y alabaré tu
nombre por siempre jamás.
Grande es el
Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su
grandeza;
una generación
pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus
hazañas.
Alaban ellos la
gloria de tu majestad,
y yo repito tus
maravillas;
encarecen ellos
tus temibles proezas,
y yo narro tus
grandes acciones;
difunden la
memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus
victorias.
El Señor es
clemente y misericordioso,
lento a la cólera
y rico en piedad;
el Señor es bueno
con todos,
es cariñoso con
todas sus creaturas.
Que todas tus
creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan
tus fieles;
que proclamen la
gloria de tu reinado,
que hablen de tus
hazañas;
explicando tus
proezas a los hombres,
la gloria y
majestad de tu reinado.
Tu reinado es un
reinado perpetuo,
tu gobierno va de
edad en edad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu reinado es
un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad.
Ant 3. Lleva
escrito sobre su manto y en su estandarte este nombre: «Rey de reyes y Señor de
señores.» A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
Cántico: LAS BODAS
DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente
se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando
el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y
al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios
son verdaderos y justos.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor
sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis,
pequeños y grandes.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y
gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del
cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha
embellecido.
R. Aleluya,
(aleluya).
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lleva escrito
sobre su manto y en su estandarte este nombre: «Rey de reyes y Señor de
señores.» A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE
1Co 15, 25-28
Cristo debe reinar
hasta poner todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo aniquilado será
la muerte. Porque Dios ha sometido todas las cosas bajo sus pies. Mas cuando él
dice que «todo está sometido», es evidente que se excluye a aquel que ha
sometido a él todas las cosas. Cuando hayan sido sometidas a él todas las
cosas, entonces también el Hijo se someterá a aquel que ha sometido a él todas
las cosas, para que Dios sea todo en todo.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu trono,
Señor, permanece para siempre.
R. Tu trono,
Señor, permanece para siempre.
V. Tu cetro real
es cetro de rectitud.
R. Permanece para
siempre.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu trono,
Señor, permanece para siempre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra», dice el Señor.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra», dice el Señor.
PRECES
Hermanos, adoremos
a Cristo Rey, el cual existe antes que todas las cosas, y en quien todas las
cosas tienen su razón de ser. Elevemos a él nuestra voz, clamando:
Que venga tu
reino, Señor.
Cristo, nuestro
rey y pastor, congrega a tus ovejas de todos los puntos de la tierra
y apaciéntalas en
verdes praderas de pastos abundantes.
Cristo, nuestro
salvador y nuestro guía, reúne a todos los hombres dentro de tu pueblo santo:
sana a los enfermos, busca a los extraviados, conserva a los fuertes,
haz volver a los
que se han alejado, congrega a los dispersos, alienta a los desanimados.
Juez eterno,
cuando pongas tu reino en manos de tu Padre, colócanos a tu derecha
y haz que poseamos
el reino que nos ha sido preparado desde la creación del mundo.
Príncipe de la
paz, quebranta las armas homicidas
e infunde en todas
las naciones el amor a la paz.
Heredero universal
de todas las naciones, haz entrar a la humanidad con todos sus bienes al reino
de tu Iglesia que tu Padre te ha dado,
para que todos,
unidos en el Espíritu Santo, te reconozcan como su cabeza.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Cristo,
primogénito de entre los muertos y primicia de los que duermen,
admite a los
fieles difuntos a la gloria de tu resurrección.
Con la confianza
que nos da el ser participantes de la realeza de Cristo y coherederos de su
reino, elevemos nuestra voz al Padre celestial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, rey del
universo, haz que toda creatura, libertada de toda esclavitud, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso
tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: CRISTO,
SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de
la noche,
que disipas las
tinieblas:
mientras los
cuerpos reposan,
se tú nuestro
centinela.
Después de tanta
fatiga,
después de tanta
dureza,
acógenos en tus
brazos
y danos noche
serena.
Si nuestros ojos
se duermen,
que el alma esté
siempre en vela;
en paz cierra
nuestros párpados
para que cesen las
penas.
Y que al despuntar
el alba,
otra vez con
fuerzas nuevas,
te demos gracias,
oh Cristo,
por la vida que
comienza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al amparo
del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA
SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío
en ti.»
Él te librará de
la red del cazador,
de la peste
funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo
y armadura.
No temerás el espanto
nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Tan sólo abre tus
ojos
y verás la paga de
los malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al
Altísimo por defensa.
No se te acercará
la desgracia,
ni la plaga
llegará hasta tu tienda,
porque a sus
ángeles ha dado órdenes
para que te
guarden en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no
tropiece en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones
y dragones.
«Se puso junto a
mí: lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en
la tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré;
lo saciaré de
largos días,
y le haré ver mi
salvación.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del
Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán el rostro
del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no
necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te
pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la
resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos
levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de
Dios,
no desprecies las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa
y bendita.
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