Del Común de
pastores: para un santo obispo. Salterio IV.
SAN MARTÍN DE
TOURS, obispo. (MEMORIA)
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Aclamemos al
Señor, al recordar hoy a san Martín.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, al recordar hoy a san Martín.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PUERTA DE
DIOS EN EL REDIL HUMANO
Puerta de Dios en
el redil humano
fue Cristo, el
buen Pastor que al mundo vino,
glorioso va
delante del rebaño,
guiando su marchar
por buen camino.
Madero de la cruz
es su cayado,
su voz es la
verdad que a todos llama,
su amor es el del
Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios,
que a todos ama.
Pastores del Señor
son sus ungidos,
nuevos cristos de
Dios, son enviados
a los pueblos del
mundo redimidos;
del único Pastor
siervos amados.
La cruz de su
Señor es su cayado,
la voz de la
verdad es su llamada,
los pastos de su
amor, fecundo prado,
son vida del Señor
que nos es dada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios mío,
no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Salmo 54, 2-15.
17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios mío, escucha
mi oración,
no te cierres a mi
súplica;
hazme caso y
respóndeme,
me agitan mis
ansiedades.
Me turba la voz
del enemigo,
los gritos del
malvado:
descargan sobre mí
calamidades
y me atacan con
furia.
Se estremece mi
corazón,
me sobrecoge un
pavor mortal,
me asalta el temor
y el terror,
me cubre el
espanto,
y pienso: «¡Quién
me diera alas de paloma
para volar y
posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el
desierto,
me pondría en seguida
a salvo de la tormenta,
del huracán que
devora, Señor;
del torrente de
sus lenguas.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios mío, no
te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Ant 2. El Señor
nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Salmo 54, 2-15.
17-24 II
Violencia y
discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen
la ronda
sobre las
murallas;
en su recinto,
crimen e injusticia;
dentro de ella,
calamidades;
no se apartan de
su plaza
la crueldad y el
engaño.
Si mi enemigo me
injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario
se alzase contra mí,
me escondería de
él;
pero eres tú, mi
compañero,
mi amigo y
confidente,
a quien me unía
una dulce intimidad:
juntos íbamos
entre el bullicio
por la casa de
Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Ant 3. Encomienda
a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Salmo 54, 2-15.
17-24 III
Pero yo invoco a
Dios,
y el Señor me
salva:
Por la tarde, en
la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.
Dios escucha mi
voz:
su paz rescata mi
alma
de la guerra que
me hacen,
porque son muchos
contra mí.
Dios me escucha,
los humilla
el que reina desde
siempre,
porque no quieren
enmendarse
ni temen a Dios.
Levantan la mano
contra su aliado,
violando los
pactos;
su boca es más
blanda que la manteca,
pero desean la
guerra;
sus palabras son
más suaves que el aceite,
pero son puñales.
Encomienda a Dios
tus afanes,
que él te
sustentará;
no permitirá jamás
que el justo
caiga.
Tú, Dios mío, los
harás bajar a ellos
a la fosa
profunda.
Los traidores y
sanguinarios
no cumplirán ni la
mitad de sus años.
Pero yo confío en
ti.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Encomienda a
Dios tus afanes, que él te sustentará.
V. Hijo mío, haz
caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a
mi inteligencia.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro
de los Macabeos 2, 1. 15-28. 42-50. 65-70
REBELIÓN DE
MATATÍAS
En aquellos días,
Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón, y sacerdote del linaje de Yehoyarib,
dejó Jerusalén y fue a establecerse en Modín.
Los enviados del
rey, encargados de imponer la apostasía, llegaron a la ciudad de Modín para
exigir los sacrificios. Muchos israelitas acudieron a ellos. También Matatías y
sus hijos fueron convocados. Tomando entonces la palabra, los enviados del rey
se dirigieron a Matatías y le dijeron:
«Tú eres jefe
ilustre y poderoso en esta ciudad y estás bien apoyado por hijos y hermanos.
Acércate, pues, el primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido
todas las naciones, los notables de Judá y los que han quedado en Jerusalén.
Entonces tú y tus hijos seréis contados entre los amigos del rey, y os veréis
honrados, tú y tus hijos, con plata, oro y muchas dádivas.»
Matatías contestó
con voz firme:
«Aunque todas las
naciones que forman el imperio del rey lo obedezcan hasta abandonar cada uno el
culto de sus padres y acaten sus órdenes, yo, mis hijos y mis hermanos nos
mantendremos en la alianza de nuestros padres. El cielo nos guarde de abandonar
la ley y los preceptos. No obedeceremos las órdenes del rey para desviarnos de
nuestro culto ni a la derecha ni a la izquierda.»
Apenas había
concluido de pronunciar estas palabras, cuando un judío se adelantó, a la vista
de todos, para sacrificar en el altar de Modín, conforme al decreto real. Al
verlo Matatías, se inflamó en celo y se estremecieron sus entrañas. Encendido
en justa cólera, corrió hasta el judío y lo degolló sobre el altar. Al punto
mató también al enviado del rey que obligaba a sacrificar y destruyó el altar.
Emuló en su celo por la ley la gesta de Pinjás contra Zimrí, el hijo de Salú.
Luego, a grandes voces, gritó en medio de la ciudad:
«Todo aquel que
sienta celo por la ley y mantenga la alianza que me siga.»
Y, dejando en la
ciudad cuanto poseían, huyeron él y sus hijos a las montañas. Se les unió por
entonces el grupo de los asideos, israelitas valientes y entregados de corazón
a la ley. Además, todos aquellos que querían escapar de los males se les
juntaron y les ofrecieron su apoyo. Formaron así un ejército e hirieron en su
ira a los pecadores y a los impíos en su furor. Los restantes tuvieron que huir
a tierra de gentiles buscando su salvación.
Matatías y sus
amigos hicieron correrías por el país, destruyendo altares, obligando a
circuncidar cuantos niños incircuncisos hallaron en el territorio de Israel y
persiguiendo a los insolentes. La empresa prosperó en sus manos: arrancaron la
ley de mano de gentiles y reyes, y no consintieron que el pecador se impusiera.
Cuando la vida de Matatías tocó a su fin, dijo a sus hijos:
«Ahora reina la
insolencia y la reprobación, es tiempo de ruina y de violenta cólera. Ahora,
hijos, mostrad vuestro celo por la ley; dad vuestra vida por la alianza de
nuestros padres. Ahí tenéis a Simeón, vuestro hermano. Sé que es hombre
sensato; escuchadlo siempre: él será vuestro padre. Tenéis a Judas Macabeo,
valiente desde su mocedad: él será jefe del ejército y dirigirá la guerra
contra los pueblos. Vosotros, atraeos a cuantos observan la ley, vengad a
vuestro pueblo, devolved a los gentiles el mal que os han hecho y observad los
preceptos de la ley.»
A continuación,
los bendijo y fue a reunirse con sus padres. Murió el año ciento cuarenta y
seis y fue sepultado en Modín, en el sepulcro de sus padres. Todo Israel hizo
gran duelo por él.
RESPONSORIO
1M 2, 51. 64
R. Recordad las
hazañas que en su tiempo nuestros padres realizaron, * y alcanzaréis inmensa
gloria y un nombre inmortal.
V. Sed fuertes y
manteneos firmes en la ley, que ella os cubrirá de esplendor.
R. Y alcanzaréis
inmensa gloria y un nombre inmortal.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas de
Sulpicio Severo
(Carta 3, 6. 9-10,
11. 14-17, 21: SC 133, 336-344)
MARTÍN, POBRE Y
HUMILDE
Martín conoció con
mucha antelación su muerte y anunció a sus hermanos la proximidad de la
disolución de su cuerpo. Entretanto, por una determinada circunstancia, tuvo
que visitar la diócesis de Candes. Existía en aquella Iglesia una desavenencia
entre los clérigos, y, deseando él poner paz entre ellos, aunque sabía que se
acercaba su fin, no dudó en ponerse en camino, movido por este deseo, pensando
que si lograba pacificar la Iglesia sería éste un buen colofón a su vida.
Permaneció por un
tiempo en aquella población o comunidad, donde había establecido su morada. Una
vez restablecida la paz entre los clérigos, cuando ya pensaba regresar a su
monasterio, de repente empezaron a faltarle las fuerzas; llamó entonces a los
hermanos y les indicó que se acercaba el momento de su muerte. Ellos, todos a
una, empezaron a entristecerse y a decirle entre lágrimas:
«¿Por qué nos
dejas, padre? ¿A quién nos encomiendas en nuestra desolación? Invadirán tu grey
lobos rapaces; ¿quién nos defenderá de sus mordeduras, si nos falta el pastor?
Sabemos que deseas estar con Cristo, pero una dilación no hará que se pierda ni
disminuya tu premio; compadécete más bien de nosotros, a quienes dejas».
Entonces él,
conmovido por este llanto, lleno como estaba siempre de entrañas de
misericordia en el Señor, se cuenta que lloró también; y, vuelto al Señor, dijo
tan sólo estas palabras en respuesta al llanto de sus hermanos:
«Señor, si aún soy
necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo; hágase tu voluntad».
¡Oh varón digno de
toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba,
igualmente dispuesto a lo uno y a lo otro, que no tembló ante la muerte ni
rechazó la vida! Con los ojos y las manos continuamente levantados al cielo, no
cejaba en la oración; y como los presbíteros, que por entonces habían acudido a
él, le rogasen que aliviara un poco su cuerpo cambiando de posición, les dijo:
«Dejad, hermanos,
dejad que mire al cielo y no a la tierra, y que mi espíritu, a punto ya de
emprender su camino, se dirija al Señor».
Dicho esto, vio al
demonio cerca de él, y le dijo:
«¿Por que estás
aquí, bestia feroz? Nada hallarás en mí, malvado; el seno de Abrahán está a
punto de acogerme». Con estas palabras entregó su espíritu al cielo. Martín,
lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abrahán; Martín, pobre y humilde,
entró en el cielo, cargado de riquezas.
RESPONSORIO
R. ¡Oh tu, verdaderamente
dichoso, en cuyos labios no hubo engaño, que a nadie juzgaste, a nadie
condenaste! * nunca se encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la
misericordia.
V. ¡Oh varón digno
de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba, que
no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
R. Nunca se
encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la misericordia.
ORACIÓN.
OREMOS,
Renueva, Señor, en
nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de
san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos
sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan
separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al
Señor, al recordar hoy a san Martín.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, al recordar hoy a san Martín.
Himno: CRISTO,
CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo, cabeza,
rey de los pastores,
el pueblo entero,
madrugando a fiesta,
canta a la gloria
de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de
sagrado crisma,
la unción profunda
de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y
lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y
forma del rebaño,
luz para el ciego,
báculo del pobre,
padre común,
presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus
merecimientos,
danos la gracia de
imitar su vida,
y al fin, sumisos
a su magisterio,
danos su gloria.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Martín,
sacerdote de Dios, el cielo, el reino de mi Padre, te ha sido abierto.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Martín,
sacerdote de Dios, el cielo, el reino de mi Padre, te ha sido abierto.
Ant 2. Con los
ojos y las manos continuamente levantados al cielo, no cejaba en la oración.
Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Con los ojos
y las manos continuamente levantados al cielo, no cejaba en la oración.
Aleluya.
Ant 3. Martín,
lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abraham; Martín pobre y humilde
entró en el cielo, cargado de riquezas. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Martín, lleno
de alegría, fue recibido en el seno de Abraham; Martín pobre y humilde entró en
el cielo, cargado de riquezas. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hb 13, 7-8
Acordaos de aquellos
superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre
el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y
para siempre.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni de día ni de
noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado
centinelas.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus
murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh varón
dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se alegran los ángeles, se
regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la multitud de las vírgenes
lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para siempre.»
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh varón
dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se alegran los ángeles, se
regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la multitud de las vírgenes
lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para siempre.»
PRECES
Demos gracias a
Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle
diciendo:
Apacienta a tu
pueblo, Señor.
Señor Jesucristo,
tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por
ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo,
tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu
pueblo,
no dejes de
guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo,
tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las
almas,
haz que nunca
falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida
santa.
Señor Jesucristo,
tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los
santos,
haz que, guiados
por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Renueva, Señor, en
nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de
san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos
sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan
separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mucha paz
tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo 118, 161-168
Los nobles me
perseguían sin motivo,
pero mi corazón
respetaba tus palabras;
yo me alegraba con
tu promesa,
como el que
encuentra un rico botín;
detesto y
aborrezco la mentira,
y amo tu voluntad.
Siete veces al día
te alabo
por tus justos
mandamientos;
mucha paz tienen
los que aman tus leyes,
y nada los hace
tropezar;
aguardo tu
salvación, Señor,
y cumplo tus
mandatos.
Mi alma guarda tus
preceptos
y los ama
intensamente;
guardo tus
decretos,
y tú tienes
presente mis caminos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mucha paz
tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant 2. El grupo de
los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo 132 - FELICIDAD
DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved qué paz y qué
alegría,
convivir los
hermanos unidos.
Es ungüento
precioso en la cabeza,
que va bajando por
la barba,
que baja por la
barba de Aarón,
hasta la franja de
su ornamento.
Es rocío del
Hermón, que va bajando
sobre el monte
Sión.
Porque allí manda
el Señor la bendición:
la vida para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El grupo de
los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Ant 3. Defiéndeme
de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo 139, 1-9.
13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame, Señor,
del malvado,
guárdame del
hombre violento,
que planean
maldades en su corazón
y todo el día
provocan contiendas;
afilan sus lenguas
como serpientes,
con veneno de
víboras en los labios.
Defiéndeme, Señor,
de la mano perversa,
guárdame de los
hombres violentos,
que preparan
zancadillas a mis pasos.
Los soberbios me
esconden trampas;
los perversos me
tienden una red
y por el camino me
colocan lazos.
Pero yo digo al
Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor, atiende a
mis gritos de socorro;
Señor Dios, mi
fuerte salvador,
que cubres mi
cabeza el día de la batalla.
Señor, no le
concedas sus deseos al malvado,
no des éxito a sus
proyectos.
Yo sé que el Señor
hace justicia al afligido
y defiende el
derecho del pobre.
Los justos
alabarán tu nombre,
los honrados
habitarán en tu presencia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiéndeme de
la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
LECTURA BREVE
Rm 12, 17a. 19b-20a. 21
No devolváis a
nadie mal por mal. Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la recompensa;
palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de
comer; si tiene sed, dale de beber.» No te dejes vencer del mal, sino vence el
mal con el bien.
V. La misericordia
del Señor dura siempre.
R. Su justicia
para los que guardan su alianza.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la
salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas
en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
1Jn 3, 6
En esto hemos
conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos
dar nuestra vida por los hermanos.
V. Dad gracias al
Señor porque es bueno.
R. Porque es
eterna su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el
mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine
siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
1Jn 4, 9-11
En esto se
manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V. Fíjate, ¡oh
Dios!, en nuestro Escudo.
R. Mira el rostro
de tu Ungido.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino
eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL
SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor
con alegría,
unidos a la voz
del pastor santo;
demos gracias a
Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de
su rebaño.
Es su voz y su
amor el que nos llama
en la voz del
pastor que él ha elegido,
es su amor
infinito el que nos ama
en la entrega y
amor de este otro cristo.
Conociendo en la
fe su fiel presencia,
hambrientos de
verdad y luz divina,
sigamos al pastor
que es providencia
de pastos
abundantes que son vida.
Apacienta, Señor,
guarda a tus hijos,
manda siempre a tu
mies trabajadores;
cada aurora, a la
puerta del aprisco,
nos aguarde el
amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Oh varón
digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la
tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
Salmo 14 - ¿QUIÉN
ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién
puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu
monte santo?
El que procede
honradamente
y practica la
justicia,
el que tiene
intenciones leales
y no calumnia con
su lengua,
el que no hace mal
a su prójimo
ni difama al
vecino,
el que considera
despreciable al impío
y honra a los que
temen al Señor,
el que no retracta
lo que juró
aún en daño
propio,
el que no presta
dinero a usura
ni acepta soborno
contra el inocente.
El que así obra
nunca fallará.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh varón
digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la
tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
Ant 2. Señor, si
aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo; hágase tu voluntad.
Salmo 111-
FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme
al Señor
y ama de corazón
sus mandatos.
Su linaje será
poderoso en la tierra,
la descendencia
del justo será bendita.
En su casa habrá
riquezas y abundancia,
su caridad es
constante, sin falta.
En las tinieblas
brilla como una luz
el que es justo,
clemente y compasivo.
Dichoso el que se
apiada y presta,
y administra
rectamente sus asuntos.
El justo jamás
vacilará,
su recuerdo será
perpetuo.
No temerá las
malas noticias,
su corazón está
firme en el Señor.
Su corazón está
seguro, sin temor,
hasta que vea
derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a
los pobres;
su caridad es
constante, sin falta,
y alzará la frente
con dignidad.
El malvado, al
verlo, se irritará,
rechinará los
dientes hasta consumirse.
La ambición del
malvado fracasará.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, si aún
soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo; hágase tu voluntad.
Ant 3. El obispo
san Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso con Cristo, como gloria
de los sacerdotes.
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El obispo san
Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso con Cristo, como gloria de
los sacerdotes.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 1-4
A los presbíteros
en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de
Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores
del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena
gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como
dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del
rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria
que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V. El que entregó
su vida por sus hermanos.
R. El que ora
mucho por su pueblo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que
ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh
bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no
temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido
separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo,
la palma del martirio!
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh
bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no
temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido
separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo,
la palma del martirio!
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo,
Señor.
Tú que por medio
de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los
cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la
oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo,
perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y
santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú que de entre
los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste
como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de
tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la
heredad de los santos pastores,
no permitas que
ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que por medio
de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie
las arrebate de tu mano,
salva a los
difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la
oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Renueva, Señor, en
nosotros las maravillas de tu gracia, para que, al celebrar hoy la memoria de
san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con su vida como con su muerte, nos
sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la vida ni la muerte puedan
separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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