Del Común de la
Santísima Virgen María. Salterio III
NUESTRA SEÑORA
DEL ROSARIO. (MEMORIA)
Esta
conmemoración fue instituida por el papa san Pío V en el día aniversario de la
victoria obtenida por los cristianos en la batalla naval de Lepanto (1571),
victoria atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del rosario. La
celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de
Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo
especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del
Hijo de Dios.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Si antes se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LUCERO DE
LA MAÑANA
Lucero de la
mañana,
norte que muestra
el camino,
cuando turba de
continuo
nuestro mar la
tramontana.
Quien tanta
grandeza explica
sin alas puede
volar,
porque no podrá
alabar
a la que es más
santa y rica.
Sois pastora de
tal suerte,
que asegurais los
rebaños
de mortandades y
daños,
dando al lobo
cruda muerte.
Dais vida a quien
se os aplica,
y en los cielos y
en la tierra
librais las almas
de guerra,
como poderosa y
rica.
Si vuestro ejemplo
tomasen
las pastoras y
pastores,
yo fío que de
dolores
para siempre se
librasen.
Tanto Dios se os
comunica,
que sin fin os
alabamos,
y más cuando os
contemplamos
en el mundo la más
rica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Estoy
agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.
Salmo 68, 2-22.
30-37 I - LAMENTACIÓN Y PLEGARIA DE UN FIEL DESOLADO
Dios mío, sálvame,
que me llega el
agua al cuello:
me estoy hundiendo
en un cieno profundo
y no puedo hacer
pie;
he entrado en la
hondura del agua,
me arrastra la
corriente.
Estoy agotado de
gritar,
tengo ronca la
garganta;
se me nublan los
ojos
de tanto aguardar
a mi Dios.
Más que los
cabellos de mi cabeza
son los que me
odian sin razón;
más duros que mis
huesos,
los que me atacan
injustamente.
¿Es que voy a
devolver
lo que no he
robado?
Dios mío, tú
conoces mi ignorancia,
no se te ocultan
mis delitos.
Que por mi causa
no queden defraudados
los que esperan en
ti, Señor de los ejércitos.
Que por mi causa
no se avergüencen
los que te buscan,
Dios de Israel.
Por ti he aguantado
afrentas,
la vergüenza
cubrió mi rostro.
Soy un extraño
para mis hermanos,
un extranjero para
los hijos de mi madre;
porque me devora
el celo de tu templo,
y las afrentas con
que te afrentan caen sobre mí.
Cuando me aflijo
con ayunos, se burlan de mí;
cuando me visto de
saco, se ríen de mí;
sentados a la
puerta murmuran,
mientras beben
vino me cantan burlas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Estoy agotado
de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.
Ant 2. En mi
comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
Salmo 68, 2-22.
30-37 II
Pero mi oración se
dirige a ti,
Dios mío, el día
de tu favor;
que me escuche tu
gran bondad,
que tu fidelidad
me ayude:
arráncame del
cieno, que no me hunda;
líbrame de los que
me aborrecen,
y de las aguas sin
fondo.
Que no me arrastre
la corriente,
que no me trague
el torbellino,
que no se cierre
la poza sobre mí.
Respóndeme, Señor,
con la bondad de tu gracia,
por tu gran
compasión vuélvete hacia mí;
no escondas tu
rostro a tu siervo:
estoy en peligro,
respóndeme en seguida.
Acércate a mí,
rescátame,
líbrame de mis
enemigos:
estás viendo mi
afrenta,
mi vergüenza y mi
deshonra;
a tu vista están
los que me acosan.
La afrenta me
destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión,
y no la hay;
consoladores, y no
los encuentro.
En mi comida me
echaron hiel,
para mi sed me
dieron vinagre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En mi comida
me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
Ant 3. Buscad al
Señor, y revivirá vuestro corazón.
Salmo 68, 2-22.
30-37 III
Yo soy un pobre
malherido;
Dios mío, tu
salvación me levante.
Alabaré el nombre
de Dios con cantos,
proclamaré su
grandeza con acción de gracias;
le agradará a Dios
más que un toro,
más que un novillo
con cuernos y pezuñas.
Miradlo los humildes,
y alegraos,
buscad al Señor, y
revivirá vuestro corazón.
Que el Señor
escucha a sus pobres,
no desprecia a sus
cautivos.
Alábenlo el cielo
y la tierra,
las aguas y cuanto
bulle en ellas.
El Señor salvará a
Sión,
reconstruirá las
ciudades de Judá,
y las habitarán en
posesión.
La estirpe de sus
siervos la heredará,
los que aman su
nombre vivirán en ella.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Buscad al
Señor, y revivirá vuestro corazón.
V. El Señor nos
instruirá en sus caminos.
R. Y marcharemos
por sus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ben
Sirá 6, 5-37
LA AMISTAD. EL
APRENDIZAJE DE LA SABIDURÍA
Una voz suave
aumenta los amigos, unos labios amables aumentan los saludos. Sean muchos los
que te saludan, pero confidente, uno entre mil; si adquieres un amigo, hazlo
con tiento, no te fíes en seguida de él; porque hay amigos de un momento que no
duran en tiempo de peligro; hay amigos que se vuelven enemigos y te afrentan
descubriendo tus riñas; hay amigos que acompañan en la mesa y no aparecen a la
hora de la desgracia; cuando te va bien, están contigo, cuando te va mal, huyen
de ti; si te alcanza la desgracia, cambian de actitud y se esconden de tu
vista. Apártate de tu enemigo y sé cauto con tu amigo.
Al amigo fiel,
tenlo por amigo; el que lo encuentra encuentra un tesoro; un amigo fiel no
tiene precio ni se puede pagar su valor; un amigo fiel es un talismán: el que
teme a Dios lo alcanza; su camarada será como él, y sus acciones como su fama.
Hijo mío, desde la
juventud busca la instrucción, y hasta la vejez encontrarás sabiduría. Acércate
a ella como quien ara y siega, esperando abundante cosecha; cultivándola
trabajarás un poco, y en seguida comerás sus frutos. Al necio le resulta
fatigosa, y el insensato no puede con ella; lo oprime como piedra pesada, y no
tarda en sacudírsela.
Porque la
instrucción es como su nombre indica: no se manifiesta a muchos. Escucha, hijo
mío, mi opinión y no rechaces mi consejo: mete los pies en su cepo y ofrece el
cuello a su yugo, arrima el hombro para cargar con ella y no te irrites con sus
cadenas; con toda el alma acude a ella, con todas tus fuerzas sigue sus
caminos; rastréala, búscala, y la alcanzarás; cuando la poseas, ya no la
sueltes; al fin alcanzarás su descanso, y se te convertirá en placer; sus
cadenas se volverán baluarte, su coyunda, traje de gala; su yugo será joya de
oro, y sus correas, cintas de púrpura; como traje de gala la llevarás, te la pondrás
como corona festiva.
Si quieres, hijo
mío, llegarás a sabio, si te empeñas, llegarás a sagaz; si te gusta escuchar,
aprenderás, si prestas oído, te instruirás. Procura escuchar las explicaciones,
no se te escape un proverbio sensato; observa quién es inteligente, y madruga
para visitarlo, que tus pies desgasten sus umbrales. Reflexiona sobre el temor
del Altísimo y medita sin cesar sus mandamientos: él te dará la inteligencia y,
según tus deseos, te hará sabio.
RESPONSORIO
Cf. Sir 6, 37. 23
R. Reflexiona
sobre el temor del Altísimo y medita sin cesar sus mandamientos: * él, según
tus deseos, te hará sabio.
V. La sabiduría,
con los que la conocen, persevera hasta la presencia de Dios.
R. Él, según tus
deseos, te hará sabio.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san Bernardo, abad
(Sermón sobre el
Acueducto: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 282-283)
CONVIENE MEDITAR
LOS MISTERIOS DE SALVACIÓN
El hijo, en ti
engendrado, será santo, será Hijo de Dios. ¡La fuente de la sabiduría, la
Palabra del Padre en las alturas! Esta Palabra, por tu mediación, Virgen santa,
se hará carne, de manera que el mismo que afirma: Yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí podrá afirmar igualmente: Procedo y vengo del Padre.
Ya al comienzo de
las cosas -dice el Evangelio- existía la Palabra. Manaba ya la fuente, pero
hasta entonces sólo dentro de sí misma. Y continúa el texto Sagrado: Y la
Palabra estaba con Dios, es decir, morando en la luz inaccesible; y el Señor
decía desde el principio: Mis designios son de paz y no de aflicción. Pero tus
designios están escondidos en ti, y nosotros no los conocemos; porque, ¿quién
había penetrado la mente del Señor?, o ¿quién había sido su consejero?
Pero llegó el
momento en que estos designios de paz se convirtieron en obra de paz: La
Palabra se hizo carne y ha puesto ya su morada entre nosotros; ha puesto
ciertamente su morada por la fe en nuestros corazones, ha puesto su morada en
nuestra memoria, ha puesto su morada en nuestro pensamiento y desciende hasta
la misma imaginación. En efecto, ¿qué idea de Dios hubiera podido antes
formarse el hombre, que no fuese un ídolo fabricado por su corazón? Era
incomprensible e inaccesible, invisible y superior a todo pensamiento humano;
pero ahora ha querido ser comprendido, visto, accesible a nuestra inteligencia.
¿De qué modo?, te
preguntarás. Pues yaciendo en un pesebre, reposando en el regazo virginal,
predicando en la montaña, pasando la noche en oración; o bien pendiente de la
cruz, en la lividez de la muerte, libre entre los muertos y dominando sobre el
poder de la muerte, como también resucitando al tercer día y mostrando a los
apóstoles la marca de los clavos, como signo de victoria, y subiendo finalmente
ante la mirada de ellos hasta lo más íntimo de los cielos.
¿Hay algo de esto
que no sea objeto de una verdadera, piadosa y santa meditación? Cuando medito
en cualquiera de estas cosas, mi pensamiento va hasta Dios y, a través de todas
ellas, llego hasta mi Dios. A esta meditación la llamo sabiduría, y para mí la
prudencia consiste en ir saboreando en la memoria la dulzura que la vara
sacerdotal infundió tan abundantemente en estos frutos, dulzura de la que María
disfruta con toda plenitud en el cielo y la derrama abundantemente sobre
nosotros.
RESPONSORIO
R. Virgen María,
no hay quien se asemeje a ti entre las hijas de Jerusalén: tú eres la madre del
Rey de los reyes, tú la señora de los ángeles, tú la reina de los cielos. *
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
V. Alégrate, llena
de gracia, el Señor está contigo.
R. Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, que por el
anuncio del ángel nos has hecho conocer la encarnación de tu Hijo, infunde tu
gracia en nosotros y concédenos, por la intercesión de la Santísima Virgen
María, que podamos alcanzar, por la virtud de la pasión y de la cruz de tu Hijo
Jesucristo, la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.
Himno:
RESPLANDECIENTE DE ALEGRÍA.
Resplandeciente de
alegría,
amargo mar de los
pesares,
vestida de gracia
y de gloria,
te cantamos, oh
Virgen María.
Gozosa cuando a
Dios concibes,
cuando anhelante
das el fruto,
cuando lo ofreces
y lo pierdes,
al Hijo, que es la
luz del mundo.
Salve, primera de
los mártires,
en el dolor de tu
martirio;
tu corazón supo de
espinas.
tu alma de cruces
y de lirios.
Reina de gloria
refulgente,
Madre fecunda de
la Iglesia,
cuando las llamas
del Paráclito
del mundo ardieron
las tristezas.
Recoged las Aves
Marías
para un rosario de
azucenas;
cantad a María
alabanzas,
que es Madre de
eterna belleza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. De María
nació Jesús, que es el Mesías.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De María
nació Jesús, que es el Mesías.
Ant 2. Unidos a
ti, Madre, bendecimos al Señor, que al morir nos puso como hijos bajo tu
cuidado.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con himnos
por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Unidos a ti,
Madre, bendecimos al Señor, que al morir nos puso como hijos bajo tu cuidado.
Ant 3. La Virgen
María ha sido glorificada por encima de los coros de los ángeles y lleva una
corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La Virgen
María ha sido glorificada por encima de los coros de los ángeles y lleva una
corona de doce estrellas sobre su cabeza.
LECTURA BREVE
Is 61, 10
Desbordo de gozo
en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y
me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus
joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la
eligió y la predestinó.
R. El Señor la
eligió y la predestinó.
V. La hizo morar
en su templo santo.
R. Y la
predestinó.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor la
eligió y la predestinó.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Madre
dichosa, Virgen intacta, Reina gloriosa del mundo: haz que sintamos tu
protección los que hoy celebramos esta fiesta en tu honor.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Madre
dichosa, Virgen intacta, Reina gloriosa del mundo: haz que sintamos tu
protección los que hoy celebramos esta fiesta en tu honor.
PRECES
Elevemos nuestras
súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu santa
Madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador del
mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda
mancha de pecado,
líbranos también a
nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro,
tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu
presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz también de
nosotros templos de tu Espíritu.
Palabra eterna del
Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
ayúdanos a
imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
Rey de reyes, que
elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
haz que aspiremos
siempre a los bienes celestiales.
Señor del cielo y
de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
danos el gozo de
tener parte en su gloria.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Según el mandato
del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, que por el
anuncio del ángel nos has hecho conocer la encarnación de tu Hijo, infunde tu
gracia en nosotros y concédenos, por la intercesión de la Santísima Virgen
María, que podamos alcanzar, por la virtud de la pasión y de la cruz de tu Hijo
Jesucristo, la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Rm 1, 16b-17
El Evangelio es
poder de Dios para salvación de todo el que crea. Pues la justicia de Dios se
revela en él de fe a fe, según está escrito: «El justo vivirá de la fe.»
V. Con Dios se
alegra nuestro corazón.
R. En su santo
nombre confiamos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la
salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas
en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Lo vimos
sin aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
Salmo 21 I - EL
SIERVO DE DIOS SUFRIENTE ORA Y DIOS LE RESPONDE
Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?;
a pesar de mis
gritos, mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día
te grito, y no respondes;
de noche, y no me
haces caso;
aunque tú habitas
en el santuario,
esperanza de
Israel.
En ti confiaban
nuestros padres;
confiaban, y los
ponías a salvo;
a ti gritaban, y
quedaban libres,
en ti confiaban, y
no los defraudaste.
Pero yo soy un
gusano, no un hombre,
vergüenza de la
gente, desprecio del pueblo;
al verme se burlan
de mí,
hacen visajes,
menean la cabeza:
«Acudió al Señor,
que lo ponga a salvo;
que lo libre si
tanto lo quiere.»
Tú eres quien me
sacó del vientre,
me tenías confiado
en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé
a tus manos,
desde el vientre
materno tú eres mi Dios.
No te quedes
lejos, que el peligro está cerca
y nadie me
socorre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo vimos sin
aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
Ant 2. Se
repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Salmo 21 II
Me acorrala un
tropel de novillos,
me cercan toros de
Basán;
abren contra mí
las fauces
leones que
descuartizan y rugen.
Estoy como agua
derramada,
tengo los huesos
descoyuntados;
mi corazón, como
cera,
se derrite en mis
entrañas;
mi garganta está
seca como una teja,
la lengua se me
pega al paladar;
me aprietas contra
el polvo de la muerte.
Me acorrala una
jauría de mastines,
me cerca una banda
de malhechores;
me taladran las
manos y los pies,
puedo contar mis
huesos.
Ellos me miran
triunfantes,
se reparten mi
ropa,
echan a suerte mi
túnica.
Pero tú, Señor, no
te quedes lejos;
fuerza mía, ven
corriendo a ayudarme.
Líbrame a mí de la
espada,
y a mi única vida,
de la garra del mastín;
sálvame de las
fauces del león;
a este pobre, de
los cuernos del búfalo.
Contaré tu fama a
mis hermanos,
en medio de la
asamblea te alabaré.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se
repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Ant 3. En su
presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Salmo 21 III
Fieles del Señor,
alabadlo;
linaje de Jacob,
glorificadlo;
temedlo, linaje de
Israel.
Porque no ha
sentido desprecio ni repugnancia
hacia el pobre
desgraciado;
no le ha escondido
su rostro:
cuando pidió
auxilio, lo escuchó.
Él es mi alabanza
en la gran asamblea,
cumpliré mis votos
delante de sus fieles.
Los desvalidos
comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor
los que lo buscan:
viva su corazón
por siempre.
Lo recordarán y
volverán al Señor
hasta de los
confines del orbe;
en su presencia se
postrarán
las familias de
los pueblos.
Porque del Señor
es el reino,
él gobierna a los
pueblos.
Ante él se
postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se
inclinarán los que bajan al polvo.
Me hará vivir para
él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor
a la generación futura,
contarán su justicia
al pueblo que ha de nacer;
todo lo que hizo
el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En su presencia
se postrarán las familias de los pueblos.
LECTURA BREVE
Rm 3, 21-22a
Ahora, sin la ley,
la justicia de Dios se ha manifestado, recibiendo testimonio de la ley y de los
profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen en
él.
V. Los mandatos
del Señor son rectos y alegran el corazón.
R. La norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el
mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine
siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Ef 2, 8-9
Estáis salvados
por la gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de
Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
V. Conozca la
tierra, Señor, tus caminos.
R. Todos los
pueblos tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino
eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y concédenos
poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
RESPLANDECIENTE DE ALEGRÍA.
Resplandeciente de
alegría,
amargo mar de los
pesares,
vestida de gracia
y de gloria,
te cantamos, oh
Virgen María.
Gozosa cuando a
Dios concibes,
cuando anhelante
das el fruto,
cuando lo ofreces
y lo pierdes,
al Hijo, que es la
luz del mundo.
Salve, primera de
los mártires,
en el dolor de tu
martirio;
tu corazón supo de
espinas.
tu alma de cruces
y de lirios.
Reina de gloria
refulgente,
Madre fecunda de
la Iglesia,
cuando las llamas
del Paráclito
del mundo ardieron
las tristezas.
Recoged las Aves Marías
para un rosario de
azucenas;
cantad a María
alabanzas,
que es Madre de
eterna belleza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El ángel
del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel del
Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo.
Ant 2. Estaba su
madre junto a la cruz de Jesús.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Estaba su
madre junto a la cruz de Jesús.
Ant 3. Alégrate,
Virgen Madre, Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate,
Virgen Madre, Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
LECTURA BREVE
Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió
el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por
adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
R. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
V. Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. El Señor está
contigo.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. María
conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María
conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
PRECES
Proclamemos las
grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Que la llena de
gracia interceda por nosotros.
Señor, Dios
nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada
Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus
hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a
María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los
tristes, perdón a los pecadores
y a todos
abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de
María la llena de gracia,
concede la
abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu
Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los
fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que coronaste a
María como reina del cielo,
haz que los
difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando en el
Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de
bienes al mundo hambriento:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, que por el
anuncio del ángel nos has hecho conocer la encarnación de tu Hijo, infunde tu
gracia en nosotros y concédenos, por la intercesión de la Santísima Virgen
María, que podamos alcanzar, por la virtud de la pasión y de la cruz de tu Hijo
Jesucristo, la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por
mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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