Del Común de
apóstoles. Salterio I
SAN MATEO,
apóstol y evangelista. (FIESTA).
Nació en
Cafarnaúm, y cuando Jesús lo llamó ejercía el oficio de recaudador de
impuestos. Escribió el Evangelio en lengua aramea y, según la tradición,
predicó en Oriente.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: MENSAJEROS
DE DIOS.
Mensajeros de Dios
dadnos la Nueva;
mensajeros de paz,
sea paz nuestra.
Mensajeros de luz,
sea luz nuestra;
mensajeros de fe,
sea fe nuestra.
Mensajeros del
Rey,
sea rey nuestro;
mensajeros de
amor,
sea amor nuestro.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. A toda la
tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
SALMO 18 A -
ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama
la gloria de Dios,
el firmamento
pregona la obra de sus manos:
el día al día le
pasa el mensaje,
la noche a la
noche se lo murmura.
Sin que hablen,
sin que pronuncien,
sin que resuene su
voz,
a toda la tierra
alcanza su pregón
y hasta los límites
del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto
su tienda al sol:
él sale como el
esposo de su alcoba,
contento como un
héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un
extremo del cielo,
y su órbita llega
al otro extremo:
nada se libra de
su calor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A toda la
tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Ant 2. Proclamaron
la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Salmo 63 - SÚPLICA
CONTRA LOS ENEMIGOS
Escucha, ¡oh
Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida
del terrible enemigo;
escóndeme de la
conjura de los perversos
y del motín de los
malhechores:
afilan sus lenguas
como espadas
y disparan como
flechas palabras venenosas,
para herir a
escondidas al inocente,
para herirlo por
sorpresa y sin riesgo.
Se animan al
delito,
calculan cómo
esconder trampas,
y dicen: «¿Quién
lo descubrirá?»
Inventan maldades
y ocultan sus invenciones,
porque su mente y
su corazón no tienen fondo.
Pero Dios los
acribilla a flechazos,
por sorpresa los
cubre de heridas;
su misma lengua
los lleva a la ruina,
y los que lo ven
menean la cabeza.
Todo el mundo se
atemoriza,
proclama la obra
de Dios
y medita sus
acciones.
El justo se alegra
con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los
rectos de corazón.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclamaron
la obra de Dios y meditaron sus acciones.
Ant 3. Pregonaron
su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
Salmo 96 - EL
SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la
tierra goza,
se alegran las
islas innumerables.
Tiniebla y nube lo
rodean,
justicia y derecho
sostienen su trono.
Delante de él
avanza fuego
abrasando en torno
a los enemigos;
sus relámpagos
deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la
tierra se estremece.
Los montes se
derriten como cera
ante el dueño de
toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran
estatuas se sonrojan,
los que ponen su
orgullo en los ídolos;
ante él se postran
todos los dioses.
Lo oye Sión, y se
alegra,
se regocijan las
ciudades de Judá
por tus
sentencias, Señor;
porque tú eres,
Señor,
altísimo sobre
toda la tierra,
encumbrado sobre
todos los dioses.
El Señor ama al
que aborrece el mal,
protege la vida de
sus fieles
y los libra de los
malvados.
Amanece la luz
para el justo,
y la alegría para
los rectos de corazón.
Alegraos, justos,
con el Señor,
celebrad su santo
nombre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pregonaron su
justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.
V. Contaron las
alabanzas del Señor y su poder.
R. Y las
maravillas que realizó.
PRIMERA LECTURA
De la carta del
apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-16
DIVERSIDAD DE
DONES EN UN MISMO CUERPO
Hermanos: Yo, el
prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos;
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del
Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una
sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido convocados.
Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo,
y lo penetra todo, y lo invade todo.
A cada uno de
nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida del don de Cristo. Por eso
dice: «Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres.» ¿Qué
quiere decir «subió» sino que antes bajó a las regiones inferiores de la
tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos,
para llenarlo todo.
Él mismo ha
constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños
sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en
la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que,
realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que
es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través
de todo el complejo de junturas que lo nutren y actuando a la medida de cada
parte, se procura su propio crecimiento para construcción de sí mismo en el
amor.
RESPONSORIO
2Pe 1, 21; Pr 2, 6
R. Nunca fue
proferida profecía alguna por voluntad humana, sino que, * llevados del
Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
V. El Señor es
quien da sabiduría, de su boca proceden la prudencia y la ciencia.
R. Llevados del
Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de
san Beda el Venerable, presbítero
(Homilía 21: CCL
122, 149-151)
JESÚS LO VIO Y,
PORQUE LO AMÓ, LO ELIGIÓ
Jesús vio a un
hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le
dijo: «Sígueme.» Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos
corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo:
Sígueme. «Sígueme», que quiere decir: «imítame.» Le dijo: «Sígueme», más Que
con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que está siempre en
Cristo debe andar de continuo como él anduvo.
Él -continúa el
texto sagrado- se levantó y lo siguió. No hay que extrañarse del hecho de que
aquel recaudador de impuestos, a la primera indicación imperativa del Señor,
abandonase su preocupación por las ganancias terrenas y, dejando de lado todas
sus riquezas, se adhiriese al grupo que acompañaba a aquel que él veía carecer
en absoluto de bienes. Es que el Señor, que lo llamaba por fuera con su voz, lo
iluminaba de un modo interior e invisible para que lo siguiera, infundiendo en
su mente la luz de la gracia espiritual, para que comprendiese que aquel que
aquí en la tierra lo invitaba a dejar sus negocios temporales era capaz de
darle en el cielo un tesoro incorruptible.
Y sucedió que,
estando Jesús a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores
vinieron a colocarse junto a él y a sus discípulos. La conversión de un solo publicano
fue una muestra de penitencia y de perdón para muchos otros publicanos y
pecadores. Ello fue un hermoso y verdadero presagio, ya que Mateo, que estaba
destinado a ser apóstol y maestro de los gentiles, en su primer trato con el
Señor arrastró en pos de sí por el camino de la salvación a un considerable
grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe, comienza su
ministerio de evangelizador que luego, llegado a la madurez en la virtud, había
de desempeñar. Pero, si deseamos penetrar más profundamente el significado de
estos hechos, debemos observar que Mateo no sólo ofreció al Señor un banquete
corporal en su casa terrena, sino que le preparó, por su fe y por su amor, otro
banquete mucho más grato en la casa de su interior, según aquellas palabras del
Apocalipsis: Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y me
abre la puerta entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo.
Nosotros
escuchamos su voz, le abrimos la puerta y lo recibimos en nuestra casa, cuando
de buen grado prestamos nuestra asentimiento a sus advertencias, ya vengan
desde fuera, ya desde dentro, y ponemos por obra lo que conocemos que es
voluntad suya. Él entra para cenar con nosotros y nosotros con él, porque por
el don de su amor habita en el corazón de los elegidos para saciarlos con la
luz de su continua presencia, haciendo que sus deseos tiendan cada vez más
hacia las cosas celestiales y deleitándose él mismo en estos deseos como en un
manjar sabrosísimo.
RESPONSORIO
R. fue Mateo un
hábil escriba, doctísimo en la ley del Dios del cielo, * adiestró su corazón
para investigar la ley del Señor, para practicar y enseñar sus mandatos, según
el don que él le otorgó misericordiosamente.
V. A él fue
confiado el Evangelio de la gloria de Dios.
R. adiestró su
corazón para investigar la ley del Señor, para practicar y enseñar sus
mandatos, según el don que él le otorgó misericordiosamente.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno: VOSOTROS
QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.
Vosotros, que
escuchasteis la llamada
de viva voz que
Cristo os dirigía,
abrid nuestro
vivir y nuestra alma
al mensaje de amor
que él nos envía.
Vosotros, que
invitados al banquete
gustasteis el
sabor del nuevo vino,
llenad el vaso,
del amor que ofrece,
al sediento de
Dios en su camino.
Vosotros, que
tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a
muertos nueva vida,
no dejéis que el
pecado y que la muerte
nos priven de la
vida recibida.
Vosotros, que lo
visteis ya glorioso,
hecho Señor de
gloria sempiterna,
haced que nuestro
amor conozca el gozo
de vivir junto a
él la vida eterna. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es mi
mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Ant 2. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Ant 3. Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros sois
mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
LECTURA BREVE
Ef 2, 19-22
Ya no sois
extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y
miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo
el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la
construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable
tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la
tierra.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás
príncipes sobre toda la tierra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús vio a
un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le
dijo: «sígueme»; él se levantó y lo siguió.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús vio a
un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le
dijo: «sígueme»; él se levantó y lo siguió.
PRECES
Demos gracias a
nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha
dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:
El coro de los
apóstoles te alaba, Señor.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de
tu sangre:
en ella
encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu
palabra:
por ella crecemos
en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos
edificas en la unidad de tu pueblo.
Te alabamos,
Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la
penitencia:
por ellos nos
purificas de todas nuestras culpas.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo 118, 9-16
¿Cómo podrá un
joven andar honestamente?
Cumpliendo tus
palabras.
Te busco de todo
corazón,
no consientas que
me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón
escondo tus consignas,
así no pecaré
contra ti.
Bendito eres,
Señor,
enséñame tus
leyes.
Mis labios van
enumerando
los mandamientos
de tu boca;
mi alegría es el
camino de tus preceptos,
más que todas las
riquezas.
Medito tus
decretos,
y me fijo en tus
sendas;
tu voluntad es mi
delicia,
no olvidaré tus
palabras.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres,
Señor, enséñame tus leyes.
Ant 2. Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo 16 I - DIOS,
ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor, escucha mi
apelación,
atiende a mis
clamores,
presta oído a mi
súplica,
que en mis labios
no hay engaño:
emane de ti la
sentencia,
miren tus ojos la
rectitud.
Aunque sondees mi
corazón,
visitándolo de
noche,
aunque me pruebes
al fuego,
no encontrarás
malicia en mí.
Mi boca no ha
faltado
como suelen los
hombres;
según tus mandatos
yo me he mantenido
en la senda
establecida.
Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis
pasos.
Yo te invoco
porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y
escucha mis palabras.
Muestra las
maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de
los adversarios
a quien se refugia
a tu derecha.
Guárdame como a
las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus
alas escóndeme
de los malvados
que me asaltan,
del enemigo mortal
que me cerca.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant 3. Levántate,
Señor, y líbrame.
Salmo 16 II
Han cerrado sus
entrañas
y hablan con boca
arrogante;
ya me rodean sus
pasos,
se hacen guiños
para derribarme,
como un león ávido
de presa,
como un cachorro
agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor,
hazle frente, doblégalo,
que tu espada me
libre del malvado,
y tu mano, Señor,
de los mortales;
mortales de este
mundo: sea su lote esta vida;
de tu despensa les
llenarás el vientre,
se saciarán sus
hijos
y dejarán a sus
pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi apelación
vengo a tu presencia,
y al despertar me
saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate,
Señor, y líbrame.
LECTURA BREVE
2Co 5, 19b-20
Dios nos ha
confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como
enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
V. A toda la
tierra alcanza su pregón.
R. Y hasta los
límites del orbe su lenguaje.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL PAN DE
CADA DÍA
El pan de cada día
dánoslo hoy,
Señor, a manos llenas;
convierte en
alegría
nuestras labores
buenas
y acaricia el
dolor de nuestras penas.
¡Horas de tedio
largas
sin la presencia
buena de tus manos!
¡Ay, las horas
amargas
nos vuelven
inhumanos,
si no abrimos el
alma a los hermanos!
Santifica el
momento
de este ruido
tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el
aliento
de tu presencia
amiga
que acreciente el
esfuerzo y nos bendiga. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Hch 5, 12a. 14
Los apóstoles
hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo, y crecía el número de los
creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.
V. Guardaron los
preceptos del Señor.
R. Las normas y
mandatos que les ordenó.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 128 -
ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud
-que lo diga
Israel-,
cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud,
pero no pudieron
conmigo!
Sobre mis espaldas
metieron el arado
y alargaron los
surcos.
Pero el Señor, que
es justo,
rompió las coyundas
de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los que odian a
Sión;
sean como la
hierba del tejado,
que se seca y
nadie la siega;
que no llena la
mano del segador
ni la brazada del
que agavilla;
ni le dicen los
que pasan:
«Que el Señor te
bendiga.»
Os bendecimos en
el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Hch 5, 41-42
Los apóstoles
salieron del Consejo contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de
Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando
el Evangelio de Jesucristo.
V. Estad alegres,
dice el Señor.
R. Porque vuestros
nombres están inscritos en el cielo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: COLUMNAS DE
LA IGLESIA, PIEDRAS VIVAS.
¡Columnas de la
Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de
Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros
pies, porque han llegado
para anunciar la
paz al mundo entero.
De pie en la
encrucijada de la vida,
del hombre
peregrino y de los pueblos,
lleváis agua de
Dios a los cansados,
hambre de Dios
lleváis a los hambrientos.
De puerta en
puerta va vuestro mensaje,
que es verdad y es
amor y es Evangelio.
no temáis,
pecadores, que sus manos
son caricias de
paz y de consuelo.
Gracias, Señor,
que el pan de tu palabra
nos llega por tu
amor, pan verdadero;
gracias, Señor,
que el pan de vida nueva
nos llega por tu
amor, partido y tierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vosotros
sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros sois
los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Ant 2. Yo estoy en
medio de vosotros como el que sirve.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo estoy en
medio de vosotros como el que sirve.
Ant 3. Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche
para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer.
LECTURA BREVE
Ef 4, 11-13
Cristo ha
constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
RESPONSORIO BREVE
V. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas
a todas las naciones.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los
pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Yo quiero
misericordia y no sacrificios -dice el Señor-; porque no he venido a llamar a
los justos, sino a los pecadores».
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Yo quiero
misericordia y no sacrificios -dice el Señor-; porque no he venido a llamar a
los justos, sino a los pecadores».
PRECES
Hermanos:
Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia.
Padre santo, que
quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer
lugar a los apóstoles,
haz que también
nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.
Padre santo, tú
que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que el
Evangelio sea proclamado a toda la creación.
Tú que enviaste a
tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando
también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.
Tú que enviaste a
tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también
nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que quisiste
que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede a todos
los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al
Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que,
en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de
recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su
ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera
que sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso
tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del
Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y se quiere
levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu
santo Creador,
y permaneces
siempre virgen.
Recibe el saludo
del ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario