De la Feria.
Salterio I
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Adoremos a
Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a
Dios, porque él nos ha creado.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CON ENTREGA,
SEÑOR, A TI VENIMOS
Con entrega,
Señor, a ti venimos,
escuchar tu
palabra deseamos;
que el Espíritu
ponga en nuestros labios
la alabanza al
Padre de los cielos.
Se convierta en
nosotros la palabra
en la luz que a
los hombres ilumina,
en la fuente que
salta hasta la vida,
en el pan que
repara nuestras fuerzas;
en el himno de
amor y de alabanza
que se canta en el
cielo eternamente,
y en la carne de
Cristo se hizo canto
de la tierra y del
cielo juntamente.
Gloria a ti, Padre
nuestro, y a tu Hijo,
el Señor
Jesucristo, nuestro hermano,
y al Espíritu
Santo, que, en nosotros,
glorifica tu
nombre por los siglos. Amén
SALMODIA
Ant 1. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Salmo 17, 2-30 I-
ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA
Yo te amo, Señor;
tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi
alcázar, mi libertador.
Dios mío, mi
escudo y peña en que me amparo,
mi fuerza
salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de
mi alabanza
y quedo libre de
mis enemigos.
Me cercaban olas
mortales,
torrentes
destructores me aterraban,
me envolvían las
redes del abismo,
me alcanzaban los
lazos de la muerte.
En el peligro
invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él
escuchó mi voz
y mi grito llegó a
sus oídos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza.
Ant 2. El Señor me
libró porque me amaba.
Salmo 17 II
Entonces tembló y
retembló la tierra,
vacilaron los
cimientos de los montes,
sacudidos por su
cólera;
de su rostro se
alzaba una humareda,
de su boca un
fuego voraz,
y lanzaba carbones
ardiendo.
Inclinó el cielo y
bajó
con nubarrones
debajo de sus pies;
volaba sobre un
querubín
cerniéndose sobre
las alas del viento,
envuelto en un
manto de oscuridad:
como un toldo, lo
rodeaban
oscuro aguacero y
nubes espesas;
al fulgor de su
presencia, las nubes
se deshicieron en
granizo y centellas;
y el Señor tronaba
desde el cielo,
el Altísimo hacía
oír su voz:
disparando sus
saetas, los dispersaba,
y sus continuos
relámpagos los enloquecían.
El fondo del mar
apareció,
y se vieron los
cimientos del orbe,
cuando tú, Señor,
lanzaste el fragor de tu voz,
al soplo de tu
ira.
Desde el cielo
alargó la mano y me sostuvo,
me sacó de las
aguas caudalosas,
me libró de un
enemigo poderoso,
de adversarios más
fuertes que yo.
Me acosaban el día
funesto,
pero el Señor fue
mi apoyo:
me sacó a un lugar
espacioso,
me libró porque me
amaba.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me
libró porque me amaba.
Ant 3. Señor, tú
eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
Salmo 17 III
El Señor retribuyó
mi justicia,
retribuyó la
pureza de mis manos,
porque seguí los
caminos del Señor
y no me rebelé
contra mi Dios;
porque tuve
presentes sus mandamientos
y no me aparté de
sus preceptos;
Le fui enteramente
fiel,
guardándome de
toda culpa;
el Señor retribuyó
mi justicia,
la pureza de mis
manos en su presencia.
Con el fiel, tú
eres fiel;
con el íntegro, tú
eres íntegro;
con el sincero, tú
eres sincero;
con el astuto, tú
eres sagaz.
Tú salvas al
pueblo afligido
y humillas los
ojos soberbios.
Señor, tú eres mi
lámpara;
Dios mío, tú
alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me
meto en la refriega;
fiado en mi Dios,
asalto la muralla.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú
eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.
V. Todos quedaban
maravillados.
R. De las palabras
que salían de la boca de Dios.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job
32, 1-6; 33, 1-22
HABLA ELIHÚ ACERCA
DEL MISTERIO DE DIOS
Los tres hombres
no respondieron más a Job, convencidos de que era inocente. Pero Elihú, hijo de
Baraquel, de la familia de Ram, natural de Buz, se indignó contra Job, porque
pretendía justificarse frente a Dios. También se indignó contra los tres compañeros,
porque, al no hallar respuesta, habían dejado a Dios como culpable. Elihú había
esperado, mientras ellos hablaban con Job, porque eran mayores que él; pero,
viendo que ninguno de los tres respondía, Elihú, hijo de Baraquel, de Buz,
indignado, intervino, diciendo:
«Escucha mis
palabras, Job, presta oído a mi discurso, mira que ya abro la boca y mi lengua
forma palabras con el paladar; hablo con un corazón sincero, mis labios
expresan un saber acendrado.
El soplo de Dios
me hizo, el aliento del Todopoderoso me dio vida. Contéstame, si puedes,
prepárate, ponte frente a mí. Mira: igual que tú soy ante Dios, también yo fui
plasmado de la arcilla. No te espantará mi terror, ni pesará mi mano sobre ti.
Tú has dicho esto
en mi presencia, yo te he escuchado: "Yo soy puro, no tengo delito, soy
inocente, no hay culpa en mí, pero él encuentra pretextos contra mí, me
considera su enemigo, mete mis pies en el cepo y espía todos mis pasos."
Protesto: en eso
no tienes razón, porque Dios es más grande que el hombre. ¿Cómo te atreves a
acusarlo de que no responda a todas tus razones? Dios sabe hablar de un modo o
de otro, y uno no lo advierte.
En sueños o
visiones nocturnas, cuando el letargo cae sobre el hombre que está durmiendo en
su cama: entonces le abre el oído y lo estremece con avisos, para apartarlo de
sus malas obras y corregir su orgullo, para librar su vida de la fosa y de
cruzar el Canal.
Otras veces lo
corrige con una enfermedad, con la agonía incesante de sus miembros, cuando
hasta la comida le repugna y le asquean sus manjares favoritos, cuando su carne
se consume y desvanece y sus huesos a la vista se descubren, cuando su alma a
la fosa se aproxima y su vida a la morada de los muertos.»
RESPONSORIO
Rm 11, 33-34
R. ¡Qué abismo de
riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! * ¡Qué insondables son sus juicios y
qué irrastreables sus caminos!
V. ¿Quién ha
conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero?
R. ¡Qué
insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos!
SEGUNDA LECTURA
De los libros de
las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.
(Libro 23, 23-24:
PL 76, 265-266)
LA VERDADERA
ENSEÑANZA EVITA LA ARROGANCIA
Escucha mis
palabras, Job, presta oído a mi discurso. Ésta es la característica propia de
la manera de enseñar de los arrogantes, que no saben inculcar sus enseñanzas
con humildad ni comunicar rectamente las cosas rectas que saben. En su manera
de hablar se pone de manifiesto que ellos, al enseñar, se consideran como
situados en el lugar más elevado, y miran a los que reciben su enseñanza como
si estuvieran muy por debajo de ellos, y se dignan hablarles no en plan de
consejo, sino como quien pretende imponerles su dominio.
A estos tales les
dice, con razón, el Señor, por boca del profeta: Vosotros los habéis dominado
con crueldad y violencia. Con crueldad y con violencia dominan, en efecto,
aquellos que, en vez de corregir a sus súbditos razonando reposadamente con
ellos, se apresuran a doblegarlos rudamente con su autoridad.
Por el contrario,
la verdadera enseñanza evita con su reflexión este vicio de la arrogancia, con
tanto más interés cuanto que su intención consiste precisamente en herir con
los dardos de sus palabras a aquel que es el maestro de la arrogancia. Procura,
en efecto, no ir a obtener, con una manera arrogante de comportarse, el
resultado contrario, es decir: predicar a aquel a quien quiere atacar, con
santas enseñanzas, en el corazón de sus oyentes. Y, así, se esfuerza por
enseñar de palabra y` de obra la humildad, madre y maestra de todas las
virtudes, de manera que la explica a los discípulos de la verdad con las
acciones, más que con las palabras.
De ahí que Pablo,
hablando a los tesalonicenses, como olvidándose de la autoridad que tenía por
su condición de apóstol, les dice: Nos mostramos amables con vosotros. Y, en el
mismo sentido, el apóstol Pedro, cuando dice: Estad siempre prontos para dar
razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere, enseña que hay que
guardar en ello el modo debido, añadiendo: Pero con mansedumbre y respeto y en
buena conciencia.
Y, cuando Pablo
dice a su discípulo: Vete enseñando todo esto, reprendiendo con toda autoridad,
no es su intención inculcarle un dominio basado en el poder, sino una autoridad
basada en la conducta. En efecto, la manera de enseñar algo con autoridad es
practicarlo antes de enseñarlo, ya que la enseñanza pierde toda garantía cuando
la conciencia contradice las palabras. Por tanto, lo que le aconseja no es un
modo de hablar arrogante y altanero, sino la confianza que infunde una buena
conducta. Por esto hallamos escrito también acerca del Señor: Les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no a la manera de los doctores que tenían ellos. El,
en efecto, de un modo único y singular, hablaba con autoridad, en el sentido
verdadero de la palabra, ya que nunca cometió mal alguno por debilidad. Él tuvo
por el poder de su divinidad aquello que nos comunicó a nosotros por la
inocencia de su humanidad.
RESPONSORIO
1Pe 5, 5; Mt 11, 29
R. Sed humildes
unos con otros, * porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los
humildes.
V. Aprended de mí
que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas.
R. Porque Dios
resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, protector
de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los signos de
tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal modo nos
sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor plenitud las
eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a
Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a
Dios, porque él nos ha creado.
Himno: SENTENCIA
DE DIOS AL HOMBRE
Sentencia de Dios
al hombre
antes que el día
comience:
«Que el pan no
venga a tu mesa
sin el sudor de tu
frente.
Ni el sol se te da
de balde,
ni el aire por ser
quien eres:
las cosas son
herramientas
y buscan quien las
maneje.
El mar les pone
corazas
de sal amarga a
los peces;
el hondo sol
campesino
madura a fuego las
mieses.
La piedra, con ser
la piedra,
guarda una chispa
caliente;
y en el rumor de
la nube
combaten el rayo y
la nieve.
A ti te inventé
las manos
y un corazón que
no duerme;
puse en tu boca
palabras
y pensamiento en
tu frente.
No basta con dar
las gracias
sin dar lo que las
merece:
a fuerza de
gratitudes
se vuelve la
tierra estéril.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz,
Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 -
DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha
en su interior
un oráculo del
pecado:
«No tengo miedo a
Dios,
ni en su
presencia.»
Porque se hace la
ilusión de que su culpa
no será
descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su
boca son maldad y traición,
renuncia a ser
sensato y a obrar bien;
acostado medita el
crimen,
se obstina en el
mal camino,
no rechaza la
maldad.
Señor, tu
misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta
las nubes,
tu justicia hasta
las altas cordilleras;
tus sentencias son
como el océano inmenso.
Tú socorres a
hombres y animales;
¡qué inapreciable
es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se
acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo
sabroso de tu casa,
les das a beber
del torrente de tus delicias,
porque en ti está
la fuente viva
y tu luz nos hace
ver la luz.
Prolonga tu misericordia
con los que te reconocen,
tu justicia con
los rectos de corazón;
que no me pisotee
el pie del soberbio,
que no me eche
fuera la mano del malvado.
Han fracasado los
malhechores;
derribados, no se
pueden levantar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz,
Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú
eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios
con tambores,
elevad cantos al
Señor con cítaras,
ofrecedle los
acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad
su nombre!
porque el Señor es
un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el
Señor.
Cantaré a mi Dios
un cántico nuevo:
Señor, tú eres
grande y glorioso,
admirable en tu
fuerza, invencible.
Que te sirva toda
la creación,
porque tú lo
mandaste y existió;
enviaste tu
aliento y la construiste,
nada puede
resistir a tu voz.
Sacudirán las olas
los cimientos de los montes,
las peñas en tu
presencia se derretirán como cera,
pero tú serás
propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú
eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a
Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 -
ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos,
batid palmas,
aclamad a Dios con
gritos de júbilo;
porque el Señor es
sublime y terrible,
emperador de toda
la tierra.
El nos somete los
pueblos
y nos sojuzga las
naciones;
El nos escogió por
heredad suya:
gloria de Jacob,
su amado.
Dios asciende
entre aclamaciones;
el Señor, al son
de trompetas:
tocad para Dios,
tocad,
tocad para nuestro
Rey, tocad.
Porque Dios es el
rey del mundo:
tocad con
maestría.
Dios reina sobre
las naciones,
Dios se sienta en
su trono sagrado.
Los príncipes de
los gentiles se reúnen
con el pueblo del
Dios de Abraham;
porque de Dios son
los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a
Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE
Tb 4, 16-17. 19-20
No hagas a nadie
lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y da tus vestidos al
desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor en toda
circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a buen
fin todas tus sendas y proyectos.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con
tu palabra.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza,
Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza,
Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Demos gracias a
Cristo y alabémoslo porque ha querido santificarnos y llamarnos hermanos suyos;
digámosle, pues, confiados:
Santifica, Señor,
a tus hermanos.
Concédenos, Señor,
consagrar el principio de este día en honor de tu resurrección
y haz que todos
los trabajos que realicemos durante esta jornada te sean agradables.
Haz que sepamos
descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
sobre todo en los
tristes, en los más pobres y en los que son menos útiles a los ojos del mundo.
Tú que para
aumentar nuestra alegría y afianzar nuestra salvación nos das el nuevo día,
signo de tu amor,
renuévanos hoy y
siempre para gloria de tu nombre.
Haz que durante
este día estemos en paz con todo el mundo
y que a nadie
devolvamos mal por mal.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tal como Cristo
nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios,
salvador nuestro, danos tu ayuda para que siempre deseemos las obras de la luz
y realicemos la verdad: así, los que de ti hemos nacido en el bautismo, seremos
tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo 118, 9-16
¿Cómo podrá un
joven andar honestamente?
Cumpliendo tus
palabras.
Te busco de todo
corazón,
no consientas que
me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón
escondo tus consignas,
así no pecaré contra
ti.
Bendito eres,
Señor,
enséñame tus
leyes.
Mis labios van
enumerando
los mandamientos
de tu boca;
mi alegría es el
camino de tus preceptos,
más que todas las
riquezas.
Medito tus
decretos,
y me fijo en tus
sendas;
tu voluntad es mi
delicia,
no olvidaré tus
palabras.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres,
Señor, enséñame tus leyes.
Ant 2. Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo 16 I - DIOS,
ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
Señor, escucha mi
apelación,
atiende a mis
clamores,
presta oído a mi
súplica,
que en mis labios
no hay engaño:
emane de ti la
sentencia,
miren tus ojos la
rectitud.
Aunque sondees mi
corazón,
visitándolo de
noche,
aunque me pruebes
al fuego,
no encontrarás
malicia en mí.
Mi boca no ha
faltado
como suelen los
hombres;
según tus mandatos
yo me he mantenido
en la senda
establecida.
Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis
pasos.
Yo te invoco
porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y
escucha mis palabras.
Muestra las
maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de
los adversarios
a quien se refugia
a tu derecha.
Guárdame como a
las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus
alas escóndeme
de los malvados
que me asaltan,
del enemigo mortal
que me cerca.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant 3. Levántate,
Señor, y líbrame.
Salmo 16 II
Han cerrado sus
entrañas
y hablan con boca
arrogante;
ya me rodean sus
pasos,
se hacen guiños
para derribarme,
como un león ávido
de presa,
como un cachorro
agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor,
hazle frente, doblégalo,
que tu espada me
libre del malvado,
y tu mano, Señor,
de los mortales;
mortales de este
mundo: sea su lote esta vida;
de tu despensa les
llenarás el vientre,
se saciarán sus hijos
y dejarán a sus
pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi
apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me
saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Levántate,
Señor, y líbrame.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 13-14
Con ánimo
dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os llegará
cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no os amoldéis a las
pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia.
V. Enséñame,
Señor, tus caminos.
R. Instrúyeme en
tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Padre
santo, Dios fiel, tú que enviaste el Espíritu Santo prometido para que congregara
a los hombres que el pecado había disgregado: ayúdanos a ser, en medio de
nuestros hermanos, fermento de unidad y de paz. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TE ESTÁ
CANTANDO EL MARTILLO
Te está cantando
el martillo
y rueda en tu
honor la rueda.
Puede que la luz
no pueda
librar del humo su
brillo.
¡Qué sudoroso y
sencillo
te pones a
mediodía,
Dios de esta dura
porfía
de estar sin pausa
creando,
y verte
necesitando
del hombre más
cada día!
Quien diga que
Dios ha muerto
que salga a la luz
y vea
si el mundo es o
no tarea
de un Dios que
sigue despierto.
Ya no es su sitio
el desierto
ni en la montaña
se esconde;
decid, si
preguntan dónde,
que Dios está -sin
mortaja-
en donde un hombre
trabaja
y un corazón le
responde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban
los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 15-16
Como es santo el
que os llamó, sed también santos en toda vuestra conducta, porque está escrito:
«Sed santos, porque yo soy santo.»
V. Que tus
sacerdotes se vistan de justicia.
R. Que tus fieles
te aclamen con júbilo.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y lleno de amor, que a la mitad de nuestra jornada concedes un descanso a
nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo empezado, remedia nuestras
deficiencias, y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
St 4, 7-8a. 10
Vivid sometidos a
Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará
a vosotros. Humillaos en la presencia del Señor y él os ensalzará.
V. Los ojos del
Señor están puestos en sus fieles.
R. En los que
esperan en su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz: haz que
todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu
redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HORA DE LA
TARDE.
Hora de la tarde,
fin de las
labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.
Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la
tarde.
Ahora que nos
pagas,
nos lo das de
balde,
que a jornal de
gloria
no hay trabajo
grande.
Das al de la tarde
lo que al
mañanero.
Son tuyas las
horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la
viña,
cuida los
sarmientos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es
mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I -
CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz
y mi salvación,
¿a quién
temeré?
El Señor es la
defensa de mi vida,
¿quién me hará
temblar?
Cuando me asaltan
los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y
adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército
acampa contra mí,
mi corazón no
tiembla;
si me declaran la
guerra,
me siento
tranquilo.
Una cosa pido al
Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa
del Señor
por los días de mi
vida;
gozar de la
dulzura del Señor
contemplando su
templo.
Él me protegerá en
su tienda
el día del
peligro;
me esconderá en lo
escondido de su morada,
me alzará sobre la
roca;
y así levantaré la
cabeza
sobre el enemigo
que me cerca;
en su tienda
sacrificaré
sacrificios de
aclamación:
cantaré y tocaré
para el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro
buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad,
respóndeme.
Oigo en mi
corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré,
Señor,
no me escondas tu
rostro.
No rechaces con
ira a tu siervo,
que tú eres mi
auxilio;
no me deseches, no
me abandones,
Dios de mi
salvación.
Si mi padre y mi
madre me abandonan,
el Señor me
recogerá.
Señor, enséñame tu
camino,
guíame por la
senda llana,
porque tengo
enemigos.
No me entregues a
la saña de mi adversario,
porque se levantan
contra mí testigos falsos,
que respiran
violencia.
Espero gozar de la
dicha del Señor
en el país de la
vida.
Espera en el
Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera
en el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro
buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el
primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A
CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS.
Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a
Dios Padre,
que nos ha hecho
capaces de compartir
la herencia del
pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado
del dominio de las tinieblas,
y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre
hemos recibido la redención,
el perdón de los
pecados.
Él es imagen de
Dios invisible,
primogénito de
toda creatura;
pues por medio de
él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado
por él y para él.
Él es anterior a
todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la
cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio,
el primogénito de entre los muertos,
y así es el
primero en todo.
Porque en él quiso
Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz
por la sangre de su cruz
con todos los
seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el
primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE
St 1, 22. 25
Llevad a la
práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros
mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace
libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra,
éste encontrará la felicidad en practicarla.
RESPONSORIO BREVE
V. Sálvame, Señor,
y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor,
y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi
alma con los pecadores.
R. Ten
misericordia de mí.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor,
y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Poderoso
ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Poderoso
ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
PRECES
Oremos, hermanos,
a Dios Padre, que en su amor nos mira como hijos, y digámosle:
Muéstranos, Señor,
la abundancia de tu amor.
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia: guárdala de todo mal
y haz que crezca
en tu amor.
Que todos los
pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
y a Jesucristo
como al Salvador que tú has enviado.
A nuestros
parientes y bienhechores concédeles tus bienes
y que tu bondad
les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor,
por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
y haz que todos
los hombres reconozcan su dignidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
En tu misericordia
acoge a los que hoy han muerto
y dales posesión
de tu reino.
Unidos
fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro Padre
común:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor,
nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la noche: tú que eres
siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos sujetos a la sucesión de los
tiempos y de las horas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como
ofrenda, amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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