Del común de santos
varones - Salterio I
SANTOS JOAQUÍN Y
ANA, padres de la Santísima Virgen María. (MEMORIA)
Una antigua
tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima
Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el
siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más
reciente.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DICHOSOS
LOS QUE, OYENDO LA LLAMADA
Dichosos los que,
oyendo la llamada
de la fe y del
amor en vuestra vida,
creísteis que la
vida os era dada
para darla en amor
y con fe viva.
Dichosos, si
abrazasteis la pobreza
para llenar de
Dios vuestras alforjas,
para servirle a él
con fortaleza,
con gozo y con
amor a todas horas.
Dichosos
mensajeros de verdades,
que fuisteis por
caminos de la tierra,
predicando bondad
contra maldades,
pregonando la paz
contra las guerras.
Dichosos, del amor
dispensadores,
dichosos, de los
tristes el consuelo,
dichosos, de los
hombres servidores,
dichosos,
herederos de los cielos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor
hará justicia a los pobres.
SALMO 9B I - CANTO
DE ACCIÓN DE GRACIAS
¿Por qué te quedas
lejos, Señor,
y te escondes en
el momento del aprieto?
La soberbia del
impío oprime al infeliz
y lo enreda en las
intrigas que ha tramado.
El malvado se gloría
de su ambición,
el codicioso
blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice
con insolencia:
«No hay Dios que
me pida cuentas.»
La intriga vicia
siempre su conducta,
aleja de su mente
tus juicios y desafía a sus rivales.
Piensa: «No
vacilaré,
nunca jamás seré
desgraciado.»
Su boca está llena
de maldiciones,
de engaños y de
fraudes;
su lengua encubre
maldad y opresión;
en el zaguán se
sienta al acecho
para matar a
escondidas al inocente.
Sus ojos espían al
pobre;
acecha en su
escondrijo como león en su guarida,
acecha al
desgraciado para robarle,
arrastrándolo a
sus redes;
se agacha y se
encoge
y con violencia
cae sobre el indefenso.
Piensa: «Dios lo
olvida,
se tapa la cara
para no enterarse.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor hará
justicia a los pobres.
Ant 2. Tú, Señor,
ves las penas y los trabajos.
Salmo 9B - II
Levántate, Señor,
extiende tu mano,
no te olvides de
los humildes;
¿por qué ha de
despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le
pedirá cuentas?
Pero tú ves las
penas y los trabajos,
tú miras y los
tomas en tus manos.
A ti se encomienda
el pobre,
tú socorres al
huérfano.
Rómpele el brazo
al malvado,
pídele cuentas de
su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará
eternamente
y los gentiles
desaparecerán de su tierra.
Señor, tú escuchas
los deseos de los humildes,
les prestas oído y
los animas;
tú defiendes al
huérfano y al desvalido:
que el hombre
hecho de tierra
no vuelva a
sembrar su terror.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor,
ves las penas y los trabajos.
Ant 3. Las palabras
del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.
Salmo 11 -
INVOCACIÓN A LA FIDELIDAD DE DIOS CONTRA LOS ENEMIGOS MENTIROSOS.
Sálvanos, Señor,
que se acaban los buenos,
que desaparece la
lealtad entre los hombres:
no hacen más que
mentir a su prójimo,
hablan con labios
embusteros
y con doblez de
corazón.
Extirpe el Señor
los labios embusteros
y la lengua
orgullosa
de los que dicen:
«la lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios
nos defienden,
¿quién será
nuestro amo?»
El Señor responde:
«por la opresión del humilde,
por el gemido del
pobre, yo me levantaré,
y pondré a salvo
al que lo ansía».
Las palabras del
Señor son palabras sinceras,
como plata limpia
de escoria,
refinada siete
veces.
Tú nos guardarás,
Señor,
nos librarás para
siempre de esa gente:
de los malvados
que merodean
para chupar como
sanguijuelas sangre humana.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Las palabras
del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.
V. El Señor hace
caminar a los humildes con rectitud.
R. Enseña su
camino a los humildes.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job
31, 1-8. 13-23. 35-37
CONDUCTA LIMPIA Y
RECTA DE JOB
Pronunció Job
estas palabras:
«Yo hice un pacto
con mis ojos de no fijarme en doncellas. Mas Dios ¿qué suerte me reserva desde
el cielo?, ¿qué herencia el Poderoso desde lo alto? ¿No es acaso la desgracia
para el hombre que es injusto, y el fracaso para el que obra iniquidad?
¿No contempla él
mis caminos? ¿No me lleva la cuenta de mis pasos? ¿He caminado yo con
embusteros, o han corrido mis pies tras la mentira? Péseme Dios en balanza no
alterada y entonces mi honradez comprobará.
Si aparté mis pasos
del camino, siguiendo los caprichos de mis ojos, o si a mis manos mancha alguna
se adhirió, ¡que otro coma lo que yo sembrare y arranque los retoños de mis
campos!
Si negué su
derecho al esclavo o a la esclava en litigio surgido contra mí, ¿qué podría yo
hacer cuando Dios se levantase, o qué respondería, si me llegase a interrogar?
El que me hizo a mí en el vientre ¿no lo hizo también a él?, ¿no nos hizo él a
todos igualmente?
Si al pobre negué
lo que deseaba o dejé bañarse en llanto los ojos de la viuda, si comí yo solo
mi pan, sin compartirlo con el huérfano -yo que desde joven los he cuidado como
un padre, yo que los he guiado desde niño-, si vi al pobre o al vagabundo sin
ropa con qué cubrirse, y no me dieron las gracias sus cuerpos, calientes con el
vellón de mis ovejas, si contra el inocente alcé la mano, por saber que el
tribunal su apoyo me brindaba, ¡que mi espalda se arranque de mi nuca y mi
brazo del hombro se desgaje!
Pues el terror de
mi Dios me invadiría y no sería capaz de resistir el esplendor de tanta
majestad.
¡Ojalá que él me
escuchara! ¡Yo estampo aquí mi firma! Que me responda el Todopoderoso, que mi
rival escriba su alegato: Yo lo llevaría sobre mis hombros, lo ceñiría sobre mi
frente igual que una diadema, de cada uno de mis pasos cuenta le daría, y
avanzaría hacia él, igual que un príncipe.»
RESPONSORIO
Jb 31, 3; Pr 15, 3; Jb 31, 4
R. ¿No es acaso la
desgracia para el hombre que es injusto, y el fracaso para el que obra
iniquidad? * En todo lugar están los ojos del Señor observando a los malos y a
los buenos.
V. ¿No contempla
él mis caminos? ¿No me lleva la cuenta de mis pasos?
R. En todo lugar
están los ojos del Señor observando a los malos y a los buenos.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de
san Juan Damasceno, obispo
(Disertación 6,
Sobre la Natividad de la Virgen María, 2. 4. 5. 6: PG 96, 663. 667. 670)
POR SUS FRUTOS LOS
CONOCERÉIS
Ya que estaba
determinado que la Virgen Madre de Dios nacería de Ana, la naturaleza no se
atrevió a adelantarse al germen de la gracia, sino que esperó a dar su fruto
hasta que la gracia hubo dado el suyo. Convenía, en efecto, que naciese como
primogénita aquella de la que había de nacer el primogénito de toda la
creación, en el cual todo se mantiene.
¡Oh
bienaventurados esposos Joaquín y Ana! Toda la creación os está obligada, ya
que por vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a
saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.
Alégrate, Ana, la
estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que no tenías
dolores. Salta de gozo, Joaquín, porque de tu hija un niño nos ha nacido, un
hijo se nos ha dado, y será llamado: «Ángel del gran designio» de la salvación
universal, «Dios poderoso». Este niño es Dios.
¡Oh
bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente inmaculados! Sois conocidos
por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus frutos los
conoceréis. Vosotros os esforzasteis en vivir siempre de una manera agradable a
Dios y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra conducta
casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la virginidad, aquella que había
de permanecer virgen antes del parto, en el parto y después del parto; aquella
que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la virginidad en su
mente, en su alma y en su cuerpo.
¡Oh castísimos
esposos Joaquín y Ana! Vosotros, guardando la castidad prescrita por la ley
natural, conseguisteis, por la gracia de Dios, un fruto superior a la ley
natural, ya que engendrasteis para el mundo a la que fue madre de Dios sin
conocer varón. Vosotros, comportándoos en vuestras relaciones humanas de un
modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es
ahora la reina de los ángeles. ¡Oh bellísima niña, sumamente amable! ¡Oh hija de
Adán y madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que
saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron
el privilegio de besarte castamente, es decir, únicamente los de tus padres,
para que siempre y en todo guardaras intacta tu virginidad!
Aclama al Señor,
tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Alzad fuerte la voz, alzadla, no
temáis.
RESPONSORIO
Cf. Lc 2, 37. 38; cf. 7, 16
R. Servían día y
noche al Señor con ayunos y oraciones, * y esperaban la redención de Israel.
V. Pedían a Dios
que visitase a su pueblo.
R. Y esperaban la
redención de Israel.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, Dios de
nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de
tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de
estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el esquema
del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Himno: VOSOTROS
SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz
del mundo
y ardiente sal de
la tierra,
ciudad esbelta en
el monte,
fermento en la
masa nueva.
Vosotros sois los
sarmientos,
y yo la Vid
verdadera;
si el Padre poda
las ramas,
más fruto llevan
las cepas.
Vosotros sois la
abundancia
del reino que ya
está cerca,
los doce mil
señalados
que no caerán en
la siega.
Dichosos, porque
sois limpios
y ricos en la
pobreza,
y es vuestro el
reino que sólo
se gana con la
violencia. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El hombre
de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo 23 - ENTRADA
SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la
tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos
sus habitantes:
El la fundó sobre
los mares,
El la afianzó
sobre los ríos.
¿Quién puede subir
al monte del Señor?
¿Quién puede estar
en el recinto sacro?
El hombre de manos
inocentes
y puro corazón,
que no confía en
los ídolos
ni jura contra el
prójimo en falso.
Ese recibirá la
bendición del Señor,
le hará justicia
el Dios de salvación.
Este es el grupo
que busca al Señor,
que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad
los dinteles,
levantaos, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey
de la gloria.
¿Quién es ese Rey
de la gloria?
El Señor, héroe
valeroso;
el Señor, héroe de
la guerra.
¡Portones!, alzad
los dinteles,
levantaos, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey
de la gloria.
¿Quién es ese Rey
de la gloria?
El Señor, Dios de
los ejércitos.
Él es el Rey de la
gloria.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre de
manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Ant 2. Ensalzad
con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico: ESPERANZA
DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito sea Dios,
que vive eternamente,
y cuyo reino dura
por los siglos:
él azota y se
compadece,
hunde hasta el
abismo y saca de él,
y no hay quien
escape de su mano.
Dadle gracias,
israelitas, ante los gentiles,
porque él nos
dispersó entre ellos.
Proclamad allí su
grandeza,
ensalzadlo ante
todos los vivientes:
que él es nuestro
Dios y Señor,
nuestro Padre por
todos los siglos.
Él nos azota por
nuestros delitos,
pero se
compadecerá de nuevo,
y os congregará de
entre todas las naciones
por donde estáis
dispersados.
Si volvéis a él de
todo corazón
y con toda el
alma,
siendo sinceros
con él,
él volverá a
vosotros
y no os ocultará
su rostro.
Veréis lo que hará
con vosotros,
le daréis gracias
a boca llena,
bendeciréis al
Señor de la justicia
y ensalzaréis al
rey de los siglos.
Yo le doy gracias
en mi cautiverio,
anuncio su
grandeza y su poder
a un pueblo
pecador.
Convertíos,
pecadores,
obrad rectamente
en su presencia:
quizá os mostrará
benevolencia
y tendrá
compasión.
Ensalzaré a mi
Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de
su grandeza.
Anuncien todos los
pueblos sus maravillas
y alábenle sus
elegidos en Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad con
vuestras obras al rey de los siglos.
Ant 3. El Señor
merece la alabanza de los buenos.
Salmo 32 - HIMNO
AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad, justos,
al Señor,
que merece la
alabanza de los buenos.
Dad gracias al
Señor con la cítara,
tocad en su honor
el arpa de diez cuerdas;
cantadle un
cántico nuevo,
acompañando
vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del
Señor es sincera,
y todas sus
acciones son leales,
él ama la justicia
y el derecho,
y su misericordia
llena la tierra.
La palabra del
Señor hizo el cielo;
el aliento de su
boca, sus ejércitos;
encierra en un
odre las aguas marinas,
mete en un depósito
el océano.
Tema al Señor la
tierra entera,
tiemblen ante él
los habitantes del orbe:
porque él lo dijo,
y existió;
él lo mandó, y
surgió.
El Señor deshace
los planes de las naciones,
frustra los
proyectos de los pueblos;
pero el plan del
Señor subsiste por siempre,
los proyectos de
su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación
cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él
se escogió como heredad.
El Señor mira
desde el cielo,
se fija en todos
los hombres;
desde su morada
observa
a todos los habitantes
de la tierra:
él modeló cada
corazón,
y comprende todas
sus acciones.
No vence el rey
por su gran ejército,
no escapa el
soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus
caballos para la victoria,
ni por su gran
ejército se salva.
Los ojos del Señor
están puestos en sus fieles,
en los que esperan
en su misericordia,
para librar sus
vidas de la muerte
y reanimarlos en
tiempo de hambre.
Nosotros esperamos
en el Señor:
él es nuestro
auxilio y escudo,
con él se alegra
nuestro corazón,
en su santo nombre
confiamos.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
merece la alabanza de los buenos.
LECTURA BREVE
Is 55, 3
Inclinad el oído,
venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la
promesa que aseguré a David.
RESPONSORIO BREVE
V. Por su
entrañable misericordia nos visitó el Señor.
R. Por su
entrañable misericordia nos visitó el Señor.
V. Sacó de la
descendencia de David un Salvador, Jesús.
R. Nos visitó el
Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Por su
entrañable misericordia nos visitó el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea
el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la
casa de David, su siervo.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea
el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la
casa de David, su siervo.
PRECES
Adoremos, hermanos,
a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y
justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:
Tú solo eres
santo, Señor.
Señor Jesús,
probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de
nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a
todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar
por caminos de santidad.
Señor Jesús, que
nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras
vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que
viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos
servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús,
reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día
podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos ahora al
Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios de
nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de
tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de
estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he alegrado
por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Jr 17, 7-8
Bendito quien
confía en el Señor, y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado
junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no
lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de
dar fruto.
V. El Señor no
niega sus bienes a los de conducta intachable.
R. Señor de los
ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Paráclito a los
apóstoles, derrama también sobre nosotros ese Espíritu de amor para que demos
siempre fiel testimonio ante los hombres de aquel amor que es el distintivo de
los discípulos de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz resplandeciente
y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
Pr 3, 13-15
Dichoso el que
encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia: adquirirla vale más que la
plata y su renta más que el oro, es más valiosa que las perlas ni se le
comparan las joyas.
V. Te gusta un
corazón sincero.
R. En mi interior
me inculcas sabiduría.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu gracia para
que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a tu designio
de amor y salvación universal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichoso el
que anda por los senderos del Señor.
Salmo 118, 1-8
HIMNO A LA REVELACIÓN DE LA LEY
Dichoso el que,
con vida intachable,
camina en la
voluntad del Señor;
dichoso el que,
guardando sus preceptos,
lo busca de todo
corazón;
el que, sin
cometer iniquidad,
anda por sus
senderos.
Tú promulgas tus
decretos
para que se
observen exactamente.
Ojalá esté firme
mi camino,
para cumplir tus
consignas;
entonces no sentiré
vergüenza
al mirar tus
mandatos.
Te alabaré con
sincero corazón
cuando aprenda tus
justos mandamientos.
Quiero guardar tus
leyes exactamente,
tú no me
abandones.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que anda por los senderos del Señor.
Ant 2. Se alegra
mi corazón con tu auxilio.
Salmo 12 - SÚPLICA
DEL JUSTO EN SUS DIFICULTADES COTIDIANAS
¿Hasta cuándo,
Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me
esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he
de estar preocupado,
con el corazón
apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a
triunfar mi enemigo?
Atiende y
respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos
para que no me
duerma en la muerte,
para que no diga
mi enemigo: «lo he vencido»,
ni se alegre mi
adversario de mi fracaso.
Porque yo confío
en tu misericordia:
alegra mi corazón
con tu auxilio,
y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi
corazón con tu auxilio.
Ant 3. Dios lo
incluyó todo bajo el dominio del pecado para poder compadecerse de todos.
Salmo 13 -
CORRUPCIÓN Y NECEDAD DEL IMPÍO.
Dice el necio para
sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido
cometiendo abominaciones,
no hay quien obre
bien.
El Señor observa
desde el cielo
a los hijos de
Adán,
para ver si hay
alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente
obstinados,
no hay uno que
obre bien,
ni uno solo.
Pero ¿no
aprenderán los malhechores
que devoran a mi
pueblo como pan
y no invocan al
Señor?
Pues temblarán de
espanto,
porque Dios está
con los justos.
Podéis burlaros de
los planes del desvalido,
pero el Señor es
su refugio.
¡Ojalá venga desde
Sión
la salvación de
Israel!
Cuando el Señor
cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob
y gozará Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios lo
incluyó todo bajo el dominio del pecado para poder compadecerse de todos.
LECTURA BREVE
Jb 5, 17-18
Dichoso el hombre
a quien corrige Dios: no rechaces el escarmiento del Todopoderoso, porque él
hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano.
V. Trata con
misericordia a tu siervo.
R. Enséñame tus
leyes.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
enviaste un ángel al centurión Cornelio para que le revelara el camino de la
salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de
los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos, incorporados a la
Iglesia de tu Hijo, podamos llegar a ti. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO,
SEÑOR, EL DÍA YA DECLINA
Cuando, Señor, el
día ya declina,
quedaos con el
hombre, que, en la noche
del tiempo y de la
lucha en que camina,
turba su corazón
con su reproche.
Disipad nuestras
dudas, hombres santos,
que en el alto
glorioso del camino
ya dejasteis atrás
temores tantos
de perder vuestra
fe en el Don divino.
Perdonad nuestros
miedos, seguidores
del camino en la
fe que os fue ofrecido,
hacednos con
vosotros confesores
de la fe y del
amor que habéis vivido.
Que tu amor, Padre
santo, haga fuerte
nuestro amor,
nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora
suprema de la muerte
sea encuentro en
la luz, don consumado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor da
la victoria a su Ungido.
Salmo 19 - ORACIÓN
POR LA VICTORIA DEL REY.
Que te escuche el
Señor el día del peligro,
que te sostenga el
nombre del Dios de Jacob;
que te envíe
auxilio desde el santuario,
que te apoye desde
el monte Sión;
que se acuerde de
todas tus ofrendas,
que le agraden tus
sacrificios;
que cumpla el
deseo de tu corazón,
que dé éxito a
todos tus planes.
Que podamos
celebrar tu victoria
y en el nombre de
nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te
conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco
que el Señor
da la victoria a
su Ungido,
que lo ha
escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios
de su mano victoriosa.
Unos confían en
sus carros,
otros en su
caballería;
nosotros invocamos
el nombre
del Señor, Dios
nuestro.
Ellos cayeron
derribados,
nosotros nos
mantenemos en pie.
Señor, da la
victoria al rey
y escúchanos
cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor da
la victoria a su Ungido.
Ant 2. Al son de
instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo 20, 2-8. 14
- ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
Señor, el rey se
alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con
tu victoria!
Le has concedido
el deseo de su corazón,
no le has negado
lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a
bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su
cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y
se la has concedido,
años que se prolongan
sin término.
Tu victoria ha
engrandecido su fama,
lo has vestido de
honor y majestad.
Le concedes
bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo
en tu presencia;
porque el rey
confía en el Señor,
y con la gracia
del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor,
con tu fuerza,
y al son de
instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al son de
instrumentos cantaremos tu poder.
Ant 3. Has hecho
de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor
Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el
poder,
porque tú has
creado el universo;
porque por tu
voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de
tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste
degollado
y por tu sangre
compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de
ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la
tierra.
Digno es el
Cordero degollado
de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el
honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de
nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE
Rm 9, 4-5
Son ellos
israelitas, de quienes es la adopción divina, la manifestación sensible de la
presencia de Dios, las alianzas con él, la legislación de Moisés, el culto del
templo y las promesas de Dios. De ellos son los patriarcas, y de ellos procede
también Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios
bendito por los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
R. Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
V. Como lo había
prometido a nuestros padres.
R. Acordándose de
su misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La ilustre
estirpe de Jesé produjo un hermoso renuevo, del que brotó una flor que despide
olor suavísimo.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La ilustre
estirpe de Jesé produjo un hermoso renuevo, del que brotó una flor que despide
olor suavísimo.
PRECES
Pidamos a Dios
Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los
santos nos ayude, y digamos:
Haz que seamos
santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre santo, que
has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia
santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.
Padre santo, que
deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
ayúdanos a dar
fruto de buenas obras.
Padre santo, que
nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu
nombre para que todos seamos uno.
Padre santo, que
nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo
el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Padre santo,
perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los
difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos
llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios de
nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de
tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de
estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No me
escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 -
LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi
oración;
tú que eres fiel,
atiende a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio
a tu siervo,
pues ningún hombre
vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me
persigue a muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las
tinieblas
como a los muertos
ya olvidados.
mi aliento
desfallece,
mi corazón dentro
de mí está yerto.
Recuerdo los
tiempos antiguos,
medito todas tus
acciones,
considero las
obras de tus manos
y extiendo mis
brazos hacia ti:
tengo sed de ti
como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor,
que me falta el
aliento.
No me escondas tu
rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en
ti;
indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi
alma a ti.
Líbrame del
enemigo, Señor,
que me refugio en
ti.
Enséñame a cumplir
tu voluntad,
ya que tú eres mi
Dios.
Tu espíritu, que
es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre,
Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No me
escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 8-9
Sed sobrios, estad
despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a
quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor,
nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en
tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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