Del Común de santas
mujeres. Salterio IV
SANTA MARÍA
MAGDALENA. (MEMORIA).
Formó parte de
los discípulos de Cristo, estuvo presente en el momento de su muerte y, en la
madrugada del día de Pascua, tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Redentor
resucitado de entre los muertos (Mc 16, 9). Fue sobre todo durante el siglo XII
cuando su culto se difundió en la Iglesia occidental.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DICHOSA LA
MUJER QUE HA CONSERVADO
Dichosa la mujer
que ha conservado,
en su regazo, con
amor materno,
la palabra del
Hijo que ha engendrado
en la vida de fe y
de amor pleno.
Dichosas sois
vosotras, que en la vida
hicisteis de la fe
vuestra entereza,
vuestra gracia en
la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios
y de belleza.
Dichosas sois
vosotras, que supisteis
ser hijas del amor
que Dios os daba,
y así, en la fe,
madres de muchos fuisteis,
fecunda plenitud
que nunca acaba.
No dejéis de ser
madres, en la gloria,
de los hombres que
luchan con anhelo,
ante Dios vuestro
amor haga memoria
de los hijos que
esperan ir al cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios mío,
no te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Salmo 54, 2-15.
17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios mío, escucha
mi oración,
no te cierres a mi
súplica;
hazme caso y
respóndeme,
me agitan mis
ansiedades.
Me turba la voz
del enemigo,
los gritos del
malvado:
descargan sobre mí
calamidades
y me atacan con
furia.
Se estremece mi
corazón,
me sobrecoge un
pavor mortal,
me asalta el temor
y el terror,
me cubre el
espanto,
y pienso: «¡Quién
me diera alas de paloma
para volar y
posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el
desierto,
me pondría en
seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que
devora, Señor;
del torrente de
sus lenguas.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios mío, no
te cierres a mi súplica, pues me turba la voz del enemigo.
Ant 2. El Señor
nos librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Salmo 54, 2-15.
17-24 II
Violencia y discordia
veo en la ciudad:
día y noche hacen
la ronda
sobre las
murallas;
en su recinto,
crimen e injusticia;
dentro de ella,
calamidades;
no se apartan de
su plaza
la crueldad y el
engaño.
Si mi enemigo me
injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario
se alzase contra mí,
me escondería de
él;
pero eres tú, mi
compañero,
mi amigo y
confidente,
a quien me unía
una dulce intimidad:
juntos íbamos
entre el bullicio
por la casa de
Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
librará del poder de nuestro enemigo y adversario.
Ant 3. Encomienda
a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Salmo 54, 2-15.
17-24 III
Pero yo invoco a
Dios,
y el Señor me
salva:
Por la tarde, en
la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.
Dios escucha mi
voz:
su paz rescata mi
alma
de la guerra que
me hacen,
porque son muchos
contra mí.
Dios me escucha,
los humilla
el que reina desde
siempre,
porque no quieren
enmendarse
ni temen a Dios.
Levantan la mano
contra su aliado,
violando los
pactos;
su boca es más
blanda que la manteca,
pero desean la
guerra;
sus palabras son
más suaves que el aceite,
pero son puñales.
Encomienda a Dios
tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo
caiga.
Tú, Dios mío, los
harás bajar a ellos
a la fosa
profunda.
Los traidores y
sanguinarios
no cumplirán ni la
mitad de sus años.
Pero yo confío en
ti.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Encomienda a
Dios tus afanes, que él te sustentará.
V. Hijo mío, haz
caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a
mi inteligencia.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job
22, 1-30
ELIFAZ EXHORTA A
JOB A RECONCILIARSE CON DIOS
Elifaz de Temán
habló a su vez y dijo:
«¿Puede un hombre
ser útil a Dios?, ¿puede un sabio serle útil? ¿Qué le importa al Todopoderoso
que tú seas justo o qué gana si tu conducta es honrada? ¿Acaso te reprocha el
que le temas o te lleva a juicio por ello? ¿No es más bien por tu mucha maldad
y por tus innumerables culpas?
Exigías sin razón
prendas a tu hermano, arrancabas el vestido al desnudo, no dabas agua al
sediento y negabas el pan al hambriento. Como hombre poderoso, dueño del país,
privilegiado habitante de él, despedías a las viudas con las manos vacías,
inutilizabas los brazos de los huérfanos. Por eso te cercan lazos, te espantan
terrores repentinos y oscuridad que no te deja ver, y te sumergen aguas
desbordadas.
¿No es Dios la
cumbre del cielo? ¡Y mira qué alto está el cenit sobre los astros! Tú dices:
"¿Qué sabe Dios; puede distinguir a través de los nubarrones?, las nubes
lo tapan y no le dejan ver cuando se pasea por la órbita del cielo."
¿Quieres tú seguir
la vieja ruta que hollaron mortales perversos, arrastrados prematuramente
cuando la riada inundó sus cimientos? Decían a Dios: "Apártate de
nosotros; ¿qué puede hacernos el Todopoderoso?" Él les había llenado la
casa de bienes, y ellos lo excluían de sus planes perversos. Los justos, al
verlo, se alegraban, los inocentes, se burlaban de ellos: "¡Se han acabado
sus posesiones, el fuego ha devorado su opulencia!"
Reconcíliate y ten
paz con él, y recibirás bienes; aceptada instrucción de su boca, y guarda sus
palabras en tu corazón; si te vuelves al Todopoderoso, te restablecerá; aleja
de tu tienda la injusticia, arroja al polvo tu oro, y tu metal de Ofir a los
guijarros del torrente, y el Todopoderoso será tu oro y tu plata a montones; él
será tu delicia, y alzarás hacia él tu rostro; cuando le supliques, te
escuchará, y tú cumplirás tus votos; lo que tú decidas, se hará, y brillará la
luz en tus caminos; porque él humilla a los arrogantes y salva a los que se
humillan. Él librará al inocente, te librará por la limpieza: de tus manos.»
RESPONSORIO
Cf. Jb 22, 21-23
R. Reconcíliate y
ten paz con Dios, y recibirás bienes; * acepta la instrucción de su boca, y
guarda sus palabras en tu corazón.
V. Si te vuelves
al Todopoderoso, te restablecerá, y alejará de tu tienda la injusticia.
R. Acepta la
instrucción de su boca, y guarda sus palabras en tu corazón.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de
san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 25, 1-2.
4-5: PL 76, 1189-1193)
ARDÍA EN DESEOS DE
CRISTO, A QUIEN PENSABA QUE SE LO HABÍAN LLEVADO
María Magdalena,
cuando llegó a al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que
alguien se lo había llevado y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron
también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer
les había dicho. Y dice el Evangelio acerca de ellos: Los discípulos se
volvieron a su casa. Y añade, a continuación: María se había quedado fuera,
llorando junto al sepulcro.
Lo que hay que
considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de
aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían
marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y,
encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que
se lo habían llevado. Por esto ella fue la única en verlo entonces, porque se
había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la
perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en
persona: El que persevere hasta el fin se salvará.
Primero lo buscó,
sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró;
con la dilación iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar
lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la
dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel
que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este
amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo
entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia
cuando dice, en el Cantar de los cantares: Desfallezco de amor; y también: Mi
alma se derrite.
Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad
de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más
fuerza el fuego de su amor.
Jesús dijo:
«¡María!» Después de haberla llamado con el nombre genérico de «mujer», sin
haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le
dijera: «Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo
genérico, como a los demás, sino en especial.» María, al sentirse llamada por
su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama
«rabbuní»,es decir: «maestro», ya que el mismo a quien ella buscaba
exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase.
RESPONSORIO
R. Cuando volvió
del sepulcro del Señor, María Magdalena anunció a los discípulos: «He visto al
Señor.» * Dichosa ella que fue digna de llevar la noticia de la resurrección de
la Vida.
V. Llorando al que
amaba, encontró al que buscaba, y anunció luego al que había encontrado.
R. Dichosa ella
que fue digna de llevar la noticia de la resurrección de la Vida.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que santa María Magdalena fuese la primera en recibir de tu Hijo
unigénito la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a conocer a Cristo resucitado y
merezcamos contemplarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Salmo 94 INVITACIÓN
A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santa María Magdalena.
Himno: FINÍSIMO
FUE EL LINO CON QUE ELLA.
Finísimo fue el
lino con que ella
fue tejiendo, a lo
largo de su vida,
esa historia de
amor que la hace bella
a los ojos de Dios
y bendecida.
Supo trenzar con
tino los amores
del cielo y de la
tierra, y santamente
hizo altar del
telar de sus labores,
oración desgranada
lentamente.
Flor virgen,
florecida en amor santo,
llenó el hogar de
paz y joven vida,
su dulce fortaleza
fue su encanto,
la fuerza de su
amor la fe vivida.
Una escuela de fe
fue su regazo,
todos fueron
dichosos a su vera,
su muerte en el
Señor fue un tierno abrazo,
su vida será
eterna primavera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El primer
día de la semana, muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, vino María
Magdalena al sepulcro.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El primer día
de la semana, muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, vino María
Magdalena al sepulcro.
Ant 2. Busco al
amor de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo busco y no encuentro dónde lo han
dejado. Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Busco al amor
de mi alma, deseo ver a mi Señor; lo busco y no encuentro dónde lo han dejado.
Aleluya.
Ant 3. Mientras
estaba llorando, se asomó María al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de
blanco. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mientras
estaba llorando, se asomó María al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de
blanco. Aleluya.
LECTURA BREVE
Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la
misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa,
agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este
mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis
discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
V. Ve a mis
hermanos y diles:
R. El Señor ha
resucitado de entre los muertos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Después de su
resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la semana, Jesús se
apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Después de su
resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la semana, Jesús se
apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios.
PRECES
Unidos, hermanos,
a las mujeres santas, aclamemos a Jesús, nuestro Salvador, y supliquémosle
diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesús, que
perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados porque tenía mucho amor,
perdónanos también
a nosotros porque hemos pecado mucho.
Señor Jesús, que
fuiste asistido en tu misión evangélica por mujeres piadosas,
haz que también
nosotros seamos fieles en nuestra misión apostólica.
Señor Jesús, a
quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos
servirte siempre con fe y amor.
Señor Jesús, que
llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,
haz que todos
nosotros la cumplamos siempre de palabra y de obra.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación
del Salvador, digamos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que santa María Magdalena fuese la primera en recibir de tu Hijo
unigénito la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a conocer a Cristo resucitado y
merezcamos contemplarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mucha paz
tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo 118, 161-168
Los nobles me
perseguían sin motivo,
pero mi corazón
respetaba tus palabras;
yo me alegraba con
tu promesa,
como el que
encuentra un rico botín;
detesto y
aborrezco la mentira,
y amo tu voluntad.
Siete veces al día
te alabo
por tus justos
mandamientos;
mucha paz tienen
los que aman tus leyes,
y nada los hace
tropezar;
aguardo tu salvación,
Señor,
y cumplo tus
mandatos.
Mi alma guarda tus
preceptos
y los ama
intensamente;
guardo tus
decretos,
y tú tienes
presente mis caminos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mucha paz
tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant 2. El grupo de
los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Salmo 132 -
FELICIDAD DE LA CONCORDIA FRATERNA
Ved qué paz y qué
alegría,
convivir los
hermanos unidos.
Es ungüento
precioso en la cabeza,
que va bajando por
la barba,
que baja por la
barba de Aarón,
hasta la franja de
su ornamento.
Es rocío del
Hermón, que va bajando
sobre el monte
Sión.
Porque allí manda
el Señor la bendición:
la vida para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El grupo de
los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.
Ant 3. Defiéndeme
de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo 139, 1-9.
13-14 - TÚ ERES MI REFUGIO
Líbrame, Señor,
del malvado,
guárdame del
hombre violento,
que planean
maldades en su corazón
y todo el día
provocan contiendas;
afilan sus lenguas
como serpientes,
con veneno de
víboras en los labios.
Defiéndeme, Señor,
de la mano perversa,
guárdame de los
hombres violentos,
que preparan
zancadillas a mis pasos.
Los soberbios me
esconden trampas;
los perversos me
tienden una red
y por el camino me
colocan lazos.
Pero yo digo al
Señor: «Tú eres mi Dios»;
Señor, atiende a
mis gritos de socorro;
Señor Dios, mi
fuerte salvador,
que cubres mi
cabeza el día de la batalla.
Señor, no le
concedas sus deseos al malvado,
no des éxito a sus
proyectos.
Yo sé que el Señor
hace justicia al afligido
y defiende el
derecho del pobre.
Los justos
alabarán tu nombre,
los honrados
habitarán en tu presencia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiéndeme de
la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
LECTURA BREVE
Rm 12, 17a. 19b-20a. 21
No devolváis a
nadie mal por mal. Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la recompensa;
palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de
comer; si tiene sed, dale de beber.» No te dejes vencer del mal, sino vence el
mal con el bien.
V. La misericordia
del Señor dura siempre.
R. Su justicia
para los que guardan su alianza.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la
salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas
en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz resplandeciente
y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA BREVE
1Jn 3, 6
En esto hemos
conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos
dar nuestra vida por los hermanos.
V. Dad gracias al
Señor porque es bueno.
R. Porque es
eterna su misericordia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el
mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine
siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 128 -
ESPERANZA DE UN PUEBLO OPRIMIDO
¡Cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud
-que lo diga
Israel-,
cuánta guerra me
han hecho desde mi juventud,
pero no pudieron
conmigo!
Sobre mis espaldas
metieron el arado
y alargaron los
surcos.
Pero el Señor, que
es justo,
rompió las
coyundas de los malvados.
Retrocedan,
avergonzados,
los que odian a
Sión;
sean como la
hierba del tejado,
que se seca y
nadie la siega;
que no llena la
mano del segador
ni la brazada del
que agavilla;
ni le dicen los
que pasan:
«Que el Señor te
bendiga.»
Os bendecimos en
el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
1Jn 4, 9-11
En esto se
manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V. Fíjate, ¡oh
Dios!, en nuestro Escudo.
R. Mira el rostro
de tu Ungido.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino
eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: UN AMOR
CASTO Y PURO
Un amor casto y
puro
calladamente:
más grande que la
vida
y que la muerte.
Dulce su casa,
y su marido en
ella
se contemplaba.
Era su amor de
madre
como una rosa:
pétalos de
fragancia
y espinas rojas.
Y era su seno
un arrullo de
lirios
y de silencios.
Olor a roja viña
y a tierna hogaza:
y su mano prudente
acariciaba.
Sus dedos limpios
iban tejiendo lana
para sus hijos.
Y Dios desde su
cielo
se sonreía,
por la casta
frescura
de fuente limpia.
Amor callado
que vestía al
Cordero
de rojo y blanco.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dijo Jesús
a María: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?»
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús a
María: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?»
Ant 2. Se han
llevado a mi Señor y no sé dónde lo han dejado.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se han llevado
a mi Señor y no sé dónde lo han dejado.
Ant 3. Jesús dijo:
«¡Maria!» Ella, volviéndose, exclamó: «¡Rabbuní!», es decir: «¡Maestro!».
Cántico: EL PLAN
DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de
bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en
la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos
consagrados
e irreprochables
ante él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria
de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo, por
su sangre,
hemos recibido la
redención,
el perdón de los
pecados.
El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer
el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el
momento culminante:
hacer que todas
las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y
las de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús dijo:
«¡Maria!» Ella, volviéndose, exclamó: «¡Rabbuní!», es decir: «¡Maestro!».
LECTURA BREVE
Rm 8, 28-30
Sabemos que a los
que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su
designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo,
para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los
llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
V. Ve a mis
hermanos y diles:
R. El Señor ha
resucitado de entre los muertos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. María, no
llores más, el Señor ha resucitado de entre los muertos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. María vino a
anunciar a los discípulos que había visto al Señor. Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María vino a
anunciar a los discípulos que había visto al Señor. Aleluya.
PRECES
Unidos, hermanos,
a las mujeres santas, aclamemos a Jesús, nuestro Salvador, y supliquémosle diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesús, que
perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados porque tenía mucho amor,
perdónanos también
a nosotros porque hemos pecado mucho.
Señor Jesús, que
fuiste asistido en tu misión evangélica por mujeres piadosas,
haz que también
nosotros seamos fieles en nuestra misión apostólica.
Señor Jesús, a
quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos
servirte siempre con fe y amor.
Señor Jesús, que
llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,
haz que todos
nosotros la cumplamos siempre de palabra y de obra.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Fieles a la
recomendación del Salvador, digamos al Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que santa María Magdalena fuese la primera en recibir de tu Hijo
unigénito la misión de anunciar el gozo pascual, concédenos, por su
intercesión, que, siguiendo su ejemplo, demos a conocer a Cristo resucitado y
merezcamos contemplarlo luego reinando en tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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