Del común de
pastores: para un santo obispo y Del Común de doctores de la Iglesia. Salterio
III
SAN
BUENAVENTURA, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).
Nació alrededor
del año 1218 en Bagnoregio, en la región toscana; estudió filosofía y teología
en París y, habiendo obtenido el grado de maestro, enseñó con gran provecho
estas mismas asignaturas a sus compañeros de la Orden franciscana. Fue elegido
ministro general de su Orden, cargo que ejerció con prudencia y sabiduría. Fue
nombrado cardenal obispo de la diócesis de Albano, y murió en Lyon el año 1274.
Escribió muchas obras filosóficas y teológicas.
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si antes se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HONDO SABER
DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA
Hondo saber de
Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de
verdad os dio a beberla
en la Revelación,
que es su presencia
en velos de
palabra siempre nueva.
Abristeis el
camino para hallarla
a todo el que de
Dios hambre tenía,
palabra del Señor
que, al contemplarla,
enciende nuestras
luces que iluminan.
Saber de Dios en
vida convertido
es la virtud del
justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la
luz, fue lo debido
que fuera su
verdad, su pensamiento.
Demos gracias a
Dios humildemente,
y al Hijo, su
verdad que a todos guía,
dejemos que su
Luz, faro esplendente,
nos guíe por el
mar de nuestra vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Estoy
agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.
Salmo 68, 2-22.
30-37 I - LAMENTACIÓN Y PLEGARIA DE UN FIEL DESOLADO
Dios mío, sálvame,
que me llega el
agua al cuello:
me estoy hundiendo
en un cieno profundo
y no puedo hacer
pie;
he entrado en la
hondura del agua,
me arrastra la
corriente.
Estoy agotado de
gritar,
tengo ronca la
garganta;
se me nublan los
ojos
de tanto aguardar
a mi Dios.
Más que los
cabellos de mi cabeza
son los que me
odian sin razón;
más duros que mis
huesos,
los que me atacan
injustamente.
¿Es que voy a
devolver
lo que no he
robado?
Dios mío, tú
conoces mi ignorancia,
no se te ocultan
mis delitos.
Que por mi causa
no queden defraudados
los que esperan en
ti, Señor de los ejércitos.
Que por mi causa
no se avergüencen
los que te buscan,
Dios de Israel.
Por ti he
aguantado afrentas,
la vergüenza
cubrió mi rostro.
Soy un extraño
para mis hermanos,
un extranjero para
los hijos de mi madre;
porque me devora
el celo de tu templo,
y las afrentas con
que te afrentan caen sobre mí.
Cuando me aflijo
con ayunos, se burlan de mí;
cuando me visto de
saco, se ríen de mí;
sentados a la
puerta murmuran,
mientras beben
vino me cantan burlas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Estoy agotado
de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.
Ant 2. En mi
comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
Salmo 68, 2-22.
30-37 II
Pero mi oración se
dirige a ti,
Dios mío, el día
de tu favor;
que me escuche tu
gran bondad,
que tu fidelidad
me ayude:
arráncame del
cieno, que no me hunda;
líbrame de los que
me aborrecen,
y de las aguas sin
fondo.
Que no me arrastre
la corriente,
que no me trague
el torbellino,
que no se cierre
la poza sobre mí.
Respóndeme, Señor,
con la bondad de tu gracia,
por tu gran
compasión vuélvete hacia mí;
no escondas tu
rostro a tu siervo:
estoy en peligro,
respóndeme en seguida.
Acércate a mí,
rescátame,
líbrame de mis
enemigos:
estás viendo mi
afrenta,
mi vergüenza y mi
deshonra;
a tu vista están
los que me acosan.
La afrenta me
destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión,
y no la hay;
consoladores, y no
los encuentro.
En mi comida me
echaron hiel,
para mi sed me
dieron vinagre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En mi comida
me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
Ant 3. Buscad al
Señor, y revivirá vuestro corazón.
Salmo 68, 2-22.
30-37 III
Yo soy un pobre
malherido;
Dios mío, tu
salvación me levante.
Alabaré el nombre
de Dios con cantos,
proclamaré su
grandeza con acción de gracias;
le agradará a Dios
más que un toro,
más que un novillo
con cuernos y pezuñas.
Miradlo los
humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y
revivirá vuestro corazón.
Que el Señor
escucha a sus pobres,
no desprecia a sus
cautivos.
Alábenlo el cielo
y la tierra,
las aguas y cuanto
bulle en ellas.
El Señor salvará a
Sión,
reconstruirá las
ciudades de Judá,
y las habitarán en
posesión.
La estirpe de sus
siervos la heredará,
los que aman su
nombre vivirán en ella.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Buscad al
Señor, y revivirá vuestro corazón.
V. El Señor nos
instruirá en sus caminos.
R. Y marcharemos
por sus sendas.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job
6, 1-30
RESPUESTA DE JOB,
AFLIGIDO Y ABANDONADO POR DIOS
Respondió Job a
Elifaz y le dijo:
«Si pudiera pesarse
mi aflicción, y juntarse en la balanza mis desgracias, serían más pesadas que
la arena; por eso desvarían mis palabras. Llevo clavadas las flechas del
Todopoderoso y siento cómo bebo su veneno, los terrores de Dios se han
desplegado contra mí.
¿Rebuzna el asno
salvaje ante la hierba?, ¿muge el buey ante el forraje?, ¿va uno a comer sin
sal lo desabrido, o a encontrarle gusto al suero de la leche? Lo que me daba
asco es ahora mi alimento repugnante.
Ojalá se cumpla lo
que pido, y Dios me conceda lo que espero: que Dios se digne triturarme y
cortar de un tirón la trama de mi vida. Sería un consuelo para mí: torturado
sin piedad saltaría de gozo, por no haber renegado de las palabras del Santo.
¿Qué fuerzas me
quedan para resistir?, ¿qué destino espero para tener paciencia?, ¿es mi fuerza
la fuerza de la roca o es de bronce mi carne? Ya no encuentro apoyo en mí, y la
suerte me abandona.
Para el enfermo es
la lealtad de los amigos, aunque olvide el temor del Todopoderoso: mis hermanos
me traicionan como un torrente, como una torrentera cuando ha pasado el caudal:
baja turbio por el deshielo, arrastrando revuelta la nieve; con el primer
calor, se seca y, en la canícula, desaparece de su cauce. Por él las caravanas
cambian de ruta, se adentran en la inmensidad y se extravían; las caravanas de
Temá lo buscan, y los beduinos de Saba cuentan con él; pero queda burlada su
esperanza y, al llegar, se ven decepcionados.
Igual vosotros, os
habéis vuelto nada, veis mi terror y tenéis miedo. ¿Os he pedido que soltéis
por mí algún soborno de vuestro bolsillo, que me libréis de mi adversario y me
rescatéis de un poder tiránico?
Instruidme, y
guardaré silencio, hacedme ver en qué me he equivocado. ¡Qué persuasivas son las
palabras justas!; pero ¿qué prueban vuestras pruebas? ¿Pretendéis cogerme en
mis palabras, cuando lo que dice un desesperado es viento?
Os sortearíais a
un huérfano y trataríais el precio de un amigo. Ahora, miradme atentamente:
juro no mentir en vuestra cara. Otra vez, por favor: que no se haga injusticia;
otra vez, que está en juego mi inocencia. ¿Hay injusticia en mis labios?, ¿no
distingue mi boca las palabras?»
RESPONSORIO
Jb 6, 2. 3
R. Si pudiera
pesarse mi aflicción, * y juntarse en la balanza mis desgracias.
V. Serían más
pesadas que la arena; por eso desvarían mis palabras.
R. Y juntarse en
la balanza mis desgracias.
SEGUNDA LECTURA
Del Opúsculo de
san Buenaventura, obispo, Sobre el itinerario de la mente hacia Dios
(Cap. 7, 1. 2. 4.
6: Opera omnia 5, 312-313)
LA SABIDURÍA
MISTERIOSA REVELADA POR EL ESPÍRITU SANTO
Cristo es el
camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo, él, que es el
propiciatorio colocado sobre el arca de Dios y el misterio oculto desde los
siglos. El que mira plenamente de cara este propiciatorio y lo contempla
suspendido en la cruz, con fe, con esperanza y caridad, con devoción,
admiración, alegría, reconocimiento, alabanza y júbilo, este tal realiza con él
la pascua, esto es, el paso, ya que, sirviéndose del bastón de la cruz,
atraviesa el mar Rojo, sale de Egipto y penetra en el desierto, donde saborea
el maná escondido, y descansa con Cristo en el sepulcro, como muerto en lo
exterior, pero sintiendo, en cuanto es posible en el presente estado de
viadores, lo que dijo Cristo al ladrón que estaba crucificado a su lado: Hoy
estarás conmigo en el paraíso.
Para que este paso
sea perfecto, hay que abandonar toda especulación de orden intelectual y
concentrar en Dios la totalidad de nuestras aspiraciones. Esto es algo
misterioso y secretísimo, que sólo puede conocer aquel que lo recibe, y nadie
lo recibe sino el que lo desea, y no lo desea sino aquel a quien inflama en lo
más íntimo el fuego del Espíritu Santo, que Cristo envió a la tierra. Por esto
dice el Apóstol que esta sabiduría misteriosa es revelada por el Espíritu
Santo.
Si quieres saber
cómo se realizan estas cosas, pregunta a la gracia, no al saber humano;
pregunta al deseo, no al entendimiento; pregunta al gemido expresado en la
oración, no al estudio y la lectura; pregunta al Esposo, no al Maestro;
pregunta a Dios, no al hombre; pregunta a la oscuridad, no a la claridad; no a
la luz, sino al fuego que abrasa totalmente y que transporta hacia Dios con
unción suavísima y ardentísimos afectos. Este fuego es Dios, cuyo horno, como
dice el profeta, está en Jerusalén, y Cristo es quien lo enciende con el fervor
de su ardentísima pasión, fervor que sólo puede comprender el que es capaz de
decir: Preferiría morir asfixiado, preferiría la muerte. El que de tal modo ama
la muerte puede ver a Dios, ya que está fuera de duda aquella afirmación de la
Escritura: Nadie puede ver mi rostro y seguir viviendo. Muramos, pues, y
entremos en la oscuridad, impongamos silencio a nuestras preocupaciones, deseos
e imaginaciones; pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, y así,
una vez que nos haya mostrado al Padre, podremos decir con Felipe: Eso nos
basta; oigamos aquellas palabras dirigidas a Pablo: Te basta mi gracia;
alegrémonos con David, diciendo: Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi
herencia eterna. Bendito el Señor por siempre, y todo el pueblo diga: «¡Amén!»
RESPONSORIO
1Jn 3, 24; Sir 1, 9. 10
R. Quien guarda
los mandamientos de Dios permanece en Dios y Dios en él; * y conocemos que él
permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Aleluya.
V. Dios mismo creó
la sabiduría y la derramó sobre todas sus obras.
R. Y conocemos que
él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Aleluya.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso,
al celebrar hoy la festividad del obispo san Buenaventura, te pedimos nos
concedas saber aprovechar sus preclaras enseñanzas e imitar su ardiente amor
hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos
al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA
VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el
misterio del Padre;
con vosotros, la
luz del Verbo;
en vosotros, la
llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de
Dios!,
¡hombres del
Evangelio!,
¡humildes
inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres
de barro tierno!
El mundo tiene
hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos
atan a lo efímero
y nos vamos
perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que
aprendisteis del Padre;
con nosotros, la
luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el
Amor ingénito.
¡Hombres de
Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y
un anhelo,
la angustia por la
verdad,
por el error el
miedo.
Dadnos una vida de
rodillas
ante el misterio,
una visión de este
mundo de muerte
y una esperanza de
cielo.
Padre, te pedimos
para la Iglesia
la ciencia de
estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Contra ti,
contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contra ti,
contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.
Ant 2.
Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.
Cántico:
LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr 14,17-21
Mis ojos se
deshacen en lágrimas,
día y noche no
cesan:
por la terrible
desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de
fuertes dolores.
Salgo al campo:
muertos a espada;
entro en la ciudad:
desfallecidos de hambre;
tanto el profeta
como el sacerdote
vagan sin sentido
por el país.
¿Por qué has
rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu
garganta de Sión?
¿Por que nos has
herido sin remedio?
Se espera la paz,
y no hay bienestar,
al tiempo de la
cura sucede la turbación.
Señor, reconocemos
nuestra impiedad,
la culpa de
nuestros padres,
porque pecamos
contra ti.
No nos rechaces,
por tu nombre,
no desprestigies
tu trono glorioso;
recuerda y no
rompas tu alianza con nosotros.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reconocemos,
Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.
Ant 3. El Señor es
Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Salmo 99 - ALEGRÍA
DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama al Señor,
tierra entera,
servid al Señor
con alegría,
entrad en su
presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor
es Dios:
que él nos hizo y
somos suyos,
su pueblo y ovejas
de su rebaño.
Entrad por sus
puertas con acción de gracias,
por sus atrios con
himnos,
dándole gracias y
bendiciendo su nombre:
«El Señor es
bueno,
su misericordia es
eterna,
su fidelidad por
todas las edades.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
LECTURA BREVE
Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría
sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus riquezas. Porque es un
tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad
de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo
cuenta su sabiduría.
R. El pueblo
cuenta su sabiduría.
V. La asamblea
pregona su alabanza.
R. Cuenta su
sabiduría.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo
cuenta su sabiduría.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los sabios
brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las
multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los sabios
brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las
multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES
Demos gracias a
Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle
diciendo:
Apacienta a tu
pueblo, Señor.
Señor Jesucristo,
tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que, por
ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo,
tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu
pueblo,
no dejes de
guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo,
tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las
almas,
haz que nunca
falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida
santa.
Señor Jesucristo,
tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los
santos,
haz que, guiados
por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Oremos
confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso,
al celebrar hoy la festividad del obispo san Buenaventura, te pedimos nos
concedas saber aprovechar sus preclaras enseñanzas e imitar su ardiente amor
hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Llamé, y él
me respondió.
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llamé, y él
me respondió.
Ant 2. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
guarda tus entradas y salidas.
Ant 3. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me he
alegrado por lo que me dijeron.
LECTURA BREVE
Rm 1, 16b-17
El Evangelio es
poder de Dios para salvación de todo el que crea. Pues la justicia de Dios se
revela en él de fe a fe, según está escrito: «El justo vivirá de la fe.»
V. Con Dios se
alegra nuestro corazón.
R. En su santo
nombre confiamos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la
salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas
en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TE ESTÁ
CANTANDO EL MARTILLO
Te está cantando
el martillo
y rueda en tu
honor la rueda.
Puede que la luz
no pueda
librar del humo su
brillo.
¡Qué sudoroso y
sencillo
te pones a
mediodía,
Dios de esta dura
porfía
de estar sin pausa
creando,
y verte
necesitando
del hombre más
cada día!
Quien diga que
Dios ha muerto
que salga a la luz
y vea
si el mundo es o
no tarea
de un Dios que
sigue despierto.
Ya no es su sitio
el desierto
ni en la montaña
se esconde;
decid, si
preguntan dónde,
que Dios está -sin
mortaja-
en donde un hombre
trabaja
y un corazón le
responde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Lo vimos
sin aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
Salmo 21 I - EL
SIERVO DE DIOS SUFRIENTE ORA Y DIOS LE RESPONDE
Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?;
a pesar de mis
gritos, mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día
te grito, y no respondes;
de noche, y no me
haces caso;
aunque tú habitas
en el santuario,
esperanza de
Israel.
En ti confiaban
nuestros padres;
confiaban, y los
ponías a salvo;
a ti gritaban, y
quedaban libres,
en ti confiaban, y
no los defraudaste.
Pero yo soy un
gusano, no un hombre,
vergüenza de la
gente, desprecio del pueblo;
al verme se burlan
de mí,
hacen visajes,
menean la cabeza:
«Acudió al Señor,
que lo ponga a salvo;
que lo libre si
tanto lo quiere.»
Tú eres quien me
sacó del vientre,
me tenías confiado
en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé
a tus manos,
desde el vientre
materno tú eres mi Dios.
No te quedes
lejos, que el peligro está cerca
y nadie me
socorre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo vimos sin
aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
Ant 2. Se
repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Salmo 21 II
Me acorrala un
tropel de novillos,
me cercan toros de
Basán;
abren contra mí
las fauces
leones que
descuartizan y rugen.
Estoy como agua
derramada,
tengo los huesos
descoyuntados;
mi corazón, como
cera,
se derrite en mis
entrañas;
mi garganta está
seca como una teja,
la lengua se me
pega al paladar;
me aprietas contra
el polvo de la muerte.
Me acorrala una
jauría de mastines,
me cerca una banda
de malhechores;
me taladran las
manos y los pies,
puedo contar mis
huesos.
Ellos me miran
triunfantes,
se reparten mi
ropa,
echan a suerte mi
túnica.
Pero tú, Señor, no
te quedes lejos;
fuerza mía, ven
corriendo a ayudarme.
Líbrame a mí de la
espada,
y a mi única vida,
de la garra del mastín;
sálvame de las
fauces del león;
a este pobre, de
los cuernos del búfalo.
Contaré tu fama a
mis hermanos,
en medio de la
asamblea te alabaré.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se
repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
Ant 3. En su
presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Salmo 21 III
Fieles del Señor,
alabadlo;
linaje de Jacob,
glorificadlo;
temedlo, linaje de
Israel.
Porque no ha
sentido desprecio ni repugnancia
hacia el pobre
desgraciado;
no le ha escondido
su rostro:
cuando pidió
auxilio, lo escuchó.
Él es mi alabanza
en la gran asamblea,
cumpliré mis votos
delante de sus fieles.
Los desvalidos
comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor
los que lo buscan:
viva su corazón
por siempre.
Lo recordarán y
volverán al Señor
hasta de los
confines del orbe;
en su presencia se
postrarán
las familias de
los pueblos.
Porque del Señor
es el reino,
él gobierna a los
pueblos.
Ante él se
postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se
inclinarán los que bajan al polvo.
Me hará vivir para
él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor
a la generación futura,
contarán su
justicia al pueblo que ha de nacer;
todo lo que hizo
el Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En su
presencia se postrarán las familias de los pueblos.
LECTURA BREVE
Rm 3, 21-22a
Ahora, sin la ley,
la justicia de Dios se ha manifestado, recibiendo testimonio de la ley y de los
profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen en
él.
V. Los mandatos
del Señor son rectos y alegran el corazón.
R. La norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el
mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine
siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO
DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo
lo que existe,
de tu pueblo
elegido eterna roca,
de los tiempos
Señor, que prometiste
dar tu vigor al
que con fe te invoca.
Mira al hombre que
es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu
paz háganlo fuerte
para amarte y
servirte en esta vida
y gozarte después
de santa muerte.
Jesús, Hijo del
Padre, ven aprisa
en este atardecer
que se avecina,
serena claridad y
dulce brisa
será tu amor que
todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el
que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el
que teme al Señor.
LECTURA BREVE
Ef 2, 8-9
Estáis salvados
por la gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de
Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
V. Conozca la
tierra, Señor, tus caminos.
R. Todos los
pueblos tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino
eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y
concédenos poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE
DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios,
eterna luz divina,
fuente eternal de
toda verdad pura,
gloria de Dios,
que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz
en noche oscura.
Palabra eternamente
pronunciada
en la mente del
Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a
los hombres nos fue dada
en el seno de
Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de
muerte y de pecado,
en que yacía el
hombre, así vencido,
su verdad y su luz
han disipado,
con su vida y su
muerte ha redimido.
Con destellos de
luz que Dios envía,
no dejéis de
brillar, faros divinos;
de los hombres y
pueblos sed su guía,
proclamad la
verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es
grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
Salmo 134 I -
HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre
del Señor,
alabadlo, siervos
del Señor,
que estáis en la
casa del Señor,
en los atrios de
la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor
porque es bueno,
tañed para su
nombre, que es amable.
Porque él se
escogió a Jacob,
a Israel en
posesión suya.
Yo sé que el Señor
es grande,
nuestro dueño más
que todos los dioses.
El Señor todo lo
que quiere lo hace:
en el cielo y en
la tierra,
en los mares y en
los océanos.
Hace subir las
nubes desde el horizonte,
con los relámpagos
desata la lluvia,
suelta a los
vientos de sus silos.
Él hirió a los
primogénitos de Egipto,
desde los hombres
hasta los animales.
Envió signos y
prodigios
-en medio de ti,
Egipto-
contra el Faraón y
sus ministros.
Hirió de muerte a
pueblos numerosos,
mató a reyes
poderosos:
a Sijón, rey de
los amorreos;
a Hog, rey de
Basán,
y a todos los
reyes de Canaán.
Y dio su tierra en
heredad,
en heredad a
Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
Ant 2. Casa de
Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre
es eterno;
Señor, tu recuerdo
de edad en edad.
Porque el Señor
gobierna a su pueblo
y se compadece de
sus siervos.
Los ídolos de los
gentiles son oro y plata,
hechura de manos
humanas:
tienen boca y no
hablan,
tienen ojos y no
ven,
tienen orejas y no
oyen,
no hay aliento en
sus bocas.
Sean lo mismo los
que los hacen,
cuantos confían en
ellos.
Casa de Israel,
bendice al Señor;
casa de Aarón,
bendice al Señor;
casa de Leví,
bendice al Señor;
fieles del Señor,
bendecid al Señor.
Bendito en Sión el
Señor,
que habita en
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Casa de
Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.
Ant 3. Vendrán
todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas
las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE
St 3, 17-18
La sabiduría que
viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva,
dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que
procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea
le da la palabra.
R. En la asamblea
le da la palabra.
V. Lo llena de
espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la
palabra.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea
le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh doctor
admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la
ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas con
su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh doctor
admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la
ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a
Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo,
Señor.
Tú que por medio
de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los
cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la
oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo,
perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y
santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.
Tú que de entre
los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste
como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de
tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la
heredad de los santos pastores,
no permitas que
ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que por medio
de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie
las arrebate de tu mano,
salva a los
difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la
oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso,
al celebrar hoy la festividad del obispo san Buenaventura, te pedimos nos
concedas saber aprovechar sus preclaras enseñanzas e imitar su ardiente amor
hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del
sol es ya poniente,
gracias, Señor, es
nuestra melodía;
recibe, como ofrenda,
amablemente,
nuestro dolor,
trabajo y alegría.
Si poco fue el
amor en nuestro empeño
de darle vida al
día que fenece,
convierta en
realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que
todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor,
redime nuestra suerte
de pecadora en
justa, e ilumina
la senda de la
vida y de la muerte
del hombre que en
la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del
Padre, cuando avanza
la noche oscura
sobre nuestro día,
concédenos la paz
y la esperanza
de esperar cada
noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa,
oh dulce Virgen
María!
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