De la fiesta.
EXALTACIÓN DE LA
SANTA CRUZ (FIESTA).
OFICIO
DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la
primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, Rey
y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, Rey
y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Si antes se ha
rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CRUZ DE
CRISTO
Cruz de Cristo,
cuyos brazos
todo el mundo han
acogido.
Cruz de Cristo,
cuya sangre
todo el mundo ha
redimido.
Cruz de Cristo,
luz que brilla
en la noche del
camino.
Cruz de Cristo,
cruz del hombre,
su bastón de
peregrino.
Cruz de Cristo,
árbol de vida,
vida nuestra, don
eximio.
Cruz de Cristo,
altar divino
de Dios-Hombre en
sacrificio. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mirad la
cruz del Señor, que huyan los enemigos; ha vencido el león de la tribu de Judá,
el vástago de David. Aleluya.
Salmo 2 - EL
MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por qué se
amotinan las naciones,
y los pueblos
planean un fracaso?
Se alían los reyes
de la tierra,
los príncipes
conspiran
contra el Señor y
contra su Mesías:
«rompamos sus
coyundas,
sacudamos su
yugo.»
El que habita en
el cielo sonríe,
el Señor se burla
de ellos.
Luego les habla
con ira,
los espanta con su
cólera:
«yo mismo he
establecido a mi Rey
en Sión, mi monte
santo».
Voy a proclamar el
decreto del Señor;
él me ha dicho:
«Tú eres mi hijo:
yo te he
engendrado hoy.
Pídemelo: te daré
en herencia las naciones,
en posesión los
confines de la tierra:
los gobernarás con
cetro de hierro,
los quebrarás como
jarro de loza.»
Y ahora, reyes,
sed sensatos;
escarmentad los
que regís la tierra:
servid al Señor
con temor,
rendidle homenaje
temblando;
no sea que se
irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama
de pronto su ira.
¡Dichosos los que
se refugian en él!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad la cruz
del Señor, que huyan los enemigos; ha vencido el león de la tribu de Judá, el
vástago de David. Aleluya.
Ant 2. En la cruz
ha sido ensalzada la majestad del Señor; su nombre ha sido enaltecido sobre los
cielos y la tierra. Aleluya.
Salmo 8 - MAJESTAD
DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño
nuestro,
¡que admirable es
tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu
majestad sobre los cielos.
De la boca de los
niños de pecho
has sacado una
alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al
adversario y al rebelde.
Cuando contemplo
el cielo, obra de tus manos;
la luna y las
estrellas que has creado,
¿qué es el hombre,
para que te acuerdes de él;
el ser humano,
para darle poder?
Lo hiciste poco
inferior a los ángeles,
lo coronaste de
gloria y dignidad,
le diste el mando
sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste
bajo sus pies:
rebaños de ovejas
y toros,
y hasta las
bestias del campo,
las aves del
cielo, los peces del mar,
que trazan sendas
por las aguas.
Señor, dueño
nuestro,
¡que admirable es
tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En la cruz ha
sido ensalzada la majestad del Señor; su nombre ha sido enaltecido sobre los
cielos y la tierra. Aleluya.
Ant 3. Oh cruz
santa, tú has sido la única digna de llevar al Rey y Señor de los cielos y de
la tierra. Aleluya.
Salmo 95 - EL
SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
cantad al Señor,
toda la tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre,
proclamad día tras
día su victoria.
Contad a los
pueblos su gloria,
sus maravillas a
todas las naciones;
porque es grande
el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que
todos los dioses.
Pues los dioses de
los gentiles son apariencia,
mientras que el
Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad
lo preceden,
fuerza y esplendor
están en su templo.
Familias de los
pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria
y el poder del Señor,
aclamad la gloria
del nombre del Señor,
entrad en sus
atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el
Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su
presencia la tierra toda;
decid a los
pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el
orbe, y no se moverá;
él gobierna a los
pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo,
goce la tierra,
retumbe el mar y
cuanto lo llena;
vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los
árboles del bosque,
delante del Señor,
que ya llega,
ya llega a regir
la tierra:
regirá el orbe con
justicia
y los pueblos con
fidelidad.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh cruz
santa, tú has sido la única digna de llevar al Rey y Señor de los cielos y de
la tierra. Aleluya.
V. Así como Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto.
R. Asi deberá ser
levantado en alto el Hijo del hombre.
PRIMERA LECTURA
De la carta del
apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19 -- 3, 7. 13-14; 6, 14-16
LA GLORIA DE LA
CRUZ
Hermanos: Yo,
Pablo, en virtud de la misma ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios.
Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en
mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me
amó hasta entregarse por mí. No tengo por inútil esta gracia de Dios: Si la
justificación nos viniera por la ley, entonces deberíamos concluir que Cristo
murió inútilmente.
¡Oh, insensatos
gálatas! ¿Quién os fascinó, después que ante vuestros ojos presentamos a
Jesucristo muerto en la cruz? Sólo quiero que me digáis una cosa: ¿Cómo habéis
recibido el Espíritu, en virtud de las obras de la ley o por vuestra sumisión a
la fe? ¿Tan insensatos sois, que, habiendo comenzado por espíritu, termináis
ahora en carne? ¿Habrá sido en vano para vosotros el haber experimentado tan
grandes dones? Pues ¡de veras que habría sido en vano! El que os da el Espíritu
y obra prodigios entre vosotros ¿lo hace porque observáis la ley o por vuestra
aceptación de la fe?
Así se dice:
«Abraham creyó a Dios y Dios estimó su fe como justificación.» Entended, pues,
que los hijos de Abraham son sólo aquellos que viven según la fe.
Cristo nos redimió
de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros. Así lo dice la
Escritura: «Maldito sea aquel que cuelga del madero.» De ese modo la bendición
de Abraham alcanza a todas las naciones por Cristo Jesús, para que recibamos
por la fe el Espíritu prometido por Dios.
En cuanto a mí,
líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por
él el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Lo que vale no es
estar o no estar circuncidado, sino la nueva creatura que surge.
Paz y misericordia
para todos los que se ajusten a esta norma, y también para el Israel de Dios.
RESPONSORIO
Cf. Ga 6, 14; Hb 2, 9
R. Líbrenos Dios
de gloriarnos si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en quien está
nuestra salvación, vida y resurrección; * por él hemos sido salvados y
liberados.
V. El fue coronado
de gloria y de honor por haber padecido la muerte.
R. Por él hemos
sido salvados y liberados.
SEGUNDA LECTURA
De las
Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 10,
Sobre la Exaltación de la santa cruz: PG 97, 1018-1019. 1022•1023)
LA CRUZ ES LA
GLORIA Y EXALTACIÓN DE CRISTO
Por la cruz, cuya
fiesta celebramos, fueron expulsadas las tinieblas y devuelta la luz.
Celebramos hoy la fiesta de la cruz, y junto con el Crucificado nos elevamos hacia
lo alto, para, dejando abajo la tierra y el pecado, gozar de los bienes
celestiales; tal y tan grande es la posesión de la cruz. Quien posee la cruz
posee un tesoro. y, al decir un tesoro, quiero significar con esta expresión a
aquel que es, de nombre y de hecho, el más excelente de todos los bienes, en el
cual, por el cual y para el cual culmina nuestra salvación y se nos restituye a
nuestro estado de justicia original.
Porque, sin la
cruz, Cristo no hubiera sido crucificado. Sin la cruz, aquel que es la vida no
hubiera sido clavado en el leño. Si no hubiese sido clavado, las fuentes de la
inmortalidad no hubiesen manado de su costado la sangre y el agua que purifican
el mundo, no hubiese sido rasgado el documento en que constaba la deuda contraída
por nuestros pecados, no hubiéramos sido declarados libres, no disfrutaríamos
del árbol de la vida, el paraíso continuaría cerrado. Sin la cruz, no hubiera
sido derrotada la muerte, ni despojado el lugar de los muertos.
Por esto la cruz
es cosa grande y preciosa. Grande, porque ella es el origen de innumerables
bienes, tanto más numerosos, cuanto que los milagros y sufrimientos de Cristo
juegan un papel decisivo en su obra de salvación. Preciosa, porque la cruz
significa a la vez el sufrimiento y el trofeo del mismo Dios: el sufrimiento,
porque en ella sufrió una muerte voluntaria; el trofeo, porque en ella quedó
herido de muerte el demonio y, con él, fue vencida la muerte. En la cruz fueron
demolidas las puertas de la región de los muertos, y la cruz se convirtió en
salvación universal para todo el mundo.
La cruz es llamada
también gloria y exaltación de Cristo. Ella es el cáliz rebosante de que nos
habla el salmo, y la culminación de todos los tormentos que padeció Cristo por
nosotros. El mismo Cristo nos enseña que la cruz es su gloria, cuando dice: Ya
ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación
por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria. Y también: Glorifícame
tú, Padre, con la gloria que tenia junto a ti antes que el mundo existiese. Y
asimismo dice: «Padre, glorifica tu nombre.» Y, de improviso, se dejaron oír
del cielo estas palabras: «Lo he glorificado y lo glorificaré de nuevo»,
palabras que se referían a la gloria que había de conseguir en la cruz.
También nos enseña
Cristo que la cruz es su exaltación, cuando dice: Yo, cuando sea levantado en
alto, atraeré a mí a todos los hombres. Está claro, pues, que la cruz es la
gloria y exaltación de Cristo.
RESPONSORIO
R. ¡Oh cruz admirable,
en cuyas ramas estuvo suspendido el tesoro y la redención de los cautivos! *
Por ti el mundo fue redimido con la sangre de su Señor.
V. ¡Salve, oh
cruz, que fuiste consagrada por el cuerpo de Cristo, y estuviste adornada con
sus sagrados miembros como con piedras preciosas!
R. Por ti el mundo
fue redimido con la sangre de su Señor.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la
cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza
misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de
la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es
la primera oración del día
se sigue el
esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, Rey
y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, Rey
y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Himno: BRILLE LA
CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del
Verbo, luminosa,
brille como la
carne sacratísima
de aquel Jesús
nacido de la Virgen
que en la gloria
del Padre vive y brilla.
Gemía Adán,
doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto
a Adán vertía;
brillen sus
rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende
cuando el Verbo expira.
¡Salve, cruz de
los montes y caminos,
junto al enfermo
suave medicina,
regio trono de
Cristo en las familias,
cruz de nuestra
fe, salve, cruz bendita!
Reine el Señor
crucificado,
levantando la cruz
donde moría;
nuestros enfermos
ojos buscan luz,
nuestros labios,
el río de la vida.
Te adoramos, oh
cruz que fabricamos,
pecadores, con
manos deicidas;
te adoramos,
ornato del Señor,
sacramento de
nuestra eterna dicha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Subió al
árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder,
resucitó al tercer día.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Subió al
árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder,
resucitó al tercer día.
Ant 2. ¡Cómo brilla
la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo
aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid
al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. ¡Cómo brilla
la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo
aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.
Ant 3. Resplandece
la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la
cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar venganza
de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Resplandece
la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la
cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.
LECTURA BREVE
Hb 2, 9b-10
Vemos a Jesús
coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa
dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como quisiese
Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de
hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del
sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
V. Porque con tu
santa cruz redimiste al mundo.
R. Y te
bendecimos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tu cruz
adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero
ha venido la alegría al mundo entero.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de David,
su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu cruz adoramos,
Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido
la alegría al mundo entero.
PRECES
Oremos a nuestro
Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y digámosle confiados:
Por tu cruz,
sálvanos, Señor.
Hijo de Dios, que
por el símbolo de la serpiente de bronce sanaste al pueblo de Israel,
protégenos hoy de
las heridas del pecado.
Hijo del hombre,
que fuiste elevado en la cruz, como la serpiente fue elevada por Moisés en el
desierto,
elévanos hasta la
gloria de tu reino.
Hijo unigénito del
Padre, que has sido enviado al mundo para que todo el que crea en ti no
perezca,
concede la vida
eterna a los que buscan tu rostro.
Hijo amado del
Padre, que has sido enviado al mundo no para condenar al mundo, sino para que
el mundo sea salvado por ti,
concede el don de
la fe a todos nuestros familiares y amigos, para que obtengan la salvación.
Hijo eterno del
Padre, que viniste a prender fuego a la tierra para que el mundo entero
ardiera,
haz que vivamos de
acuerdo con la verdad y lleguemos a la luz.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Pidamos ahora al
Padre que venga al mundo su reino:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios
nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la
cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza
misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de
la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR
CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor
confesamos, ¡aleluya!
En la hora de
tercia a la mañana
se llenaron los
suyos de esperanza,
y lejos de la
noche y de la duda
salieron con la
llama y la palabra.
Al Señor adoramos,
¡aleluya!
Han marcado sus
pies nuestros caminos,
marcó su nombre el
nombre de los siglos,
y en la tierra su
voz cual voz ninguna
convoca seguidores
y testigos.
Al Señor
esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos
al Viviente,
a Jesús victorioso
de la muerte;
acéptanos, oh
Cristo, cual liturgia
de gloria que
ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Cristo,
Salvador nuestro, sálvanos por la fuerza de la cruz; tú que salvaste a Pedro en
el mar, ten piedad de nosotros.
Salmo 118, 49-56
Recuerda la
palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste
mi esperanza;
éste es mi
consuelo en la aflicción:
que tu promesa me
da vida;
los insolentes me
insultan sin parar,
pero yo no me
aparto de tus mandatos.
Recordando tus
antiguos mandamientos,
Señor, quedé
consolado;
sentí indignación
ante los malvados,
que abandonan tu
voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra
extranjera.
De noche pronuncio
tu nombre,
Señor, y velando,
tus preceptos;
esto es lo que a
mí me toca:
guardar tus
decretos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 52 - NECEDAD
DE LOS PECADORES
Dice el necio para
sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido
cometiendo abominaciones,
no hay quien obre
bien.
Dios observa desde
el cielo
a los hijos de
Adán,
para ver si hay
alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente
obstinados,
no hay uno que
obre bien,
ni uno solo.
Pero ¿no
aprenderán los malhechores
que devoran a mi
pueblo como pan
y no invocan al
Señor?
Pues temblarán de espanto,
porque Dios
esparce los huesos del agresor,
y serán
derrotados,
porque Dios los
rechaza.
¡Ojalá venga desde
Sión
la salvación de
Israel!
Cuando el Señor
cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob
y gozará Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 53, 3-6. 8-9
- PETICIÓN DE AUXILIO
¡Oh Dios!, sálvame
por tu nombre,
sal por mí con tu
poder.
¡Oh Dios!, escucha
mi súplica,
atiende a mis
palabras:
porque unos
insolentes se alzan contra mí,
y hombres
violentos me persiguen a muerte
sin tener presente
a Dios.
Pero Dios es mi
auxilio,
el Señor sostiene
mi vida.
Te ofreceré un
sacrificio voluntario
dando gracias a tu
nombre, que es bueno;
porque me libraste
del peligro
y he visto la
derrota de mis enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Cristo,
Salvador nuestro, sálvanos por la fuerza de la cruz; tú que salvaste a Pedro en
el mar, ten piedad de nosotros.
LECTURA BREVE
Hb 5, 7-9
Cristo, en los
días de su vida mortal, habiendo elevado oraciones y súplicas con poderoso
clamor y lágrimas hacia aquel que tenía poder para salvarlo de la muerte, fue
escuchado en atención a su actitud reverente y filial; con todo, aunque era
Hijo, aprendió por experiencia, en sus padecimientos, la obediencia, y,
habiendo así llegado hasta la plena consumación, se convirtió en causa de
salvación para todos los que lo obedecen.
V. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu
santa cruz redimiste al mundo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la
cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza
misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de
la redención. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE
DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA
Verbo de Dios, el
sol de mediodía,
amable mensajero
de tu rostro,
fecunda nuestra
tierra y la hermosea
como fuente de
luz, de vida y gozo.
Más hermoso tu
cuerpo, que es pleroma
del infinito amor
jamás gastado;
y de ese mar sin
fondo ni ribera
la Iglesia es tu
pleroma continuado.
Verbo de Dios, que
reinas sin fatiga,
que emerges
victorioso del trabajo,
reina dichoso tú
que nos esperas
mientras nosotros
vamos caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Salvador
del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y tu sangre nos redimiste, socórrenos,
Dios nuestro.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían arrollado
las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Salvador del
mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios
nuestro.
LECTURA BREVE
Ef 1,7-8
Por Cristo, por su
sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su
gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros.
V. Que se postre
ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor.
R. Que toquen para
tu nombre, Señor.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la
cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza
misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de
la redención. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL
SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO
Reina el Señor
allí donde ninguno
ciñe corona que
haya dado el mundo;
reina el Señor
allí donde la vida
sin lágrimas es
río de delicias.
Reina el Señor, el
compasivo siervo,
que en sus hombros
cargó nuestro madero;
vive el muerto en
la cruz, el sepultado
y con hierro
sellado y custodiado.
Cruzó el oscuro
valle de la muerte
hasta bajar a
tumba de rebeldes;
fingía que era
suya nuestra pena,
y en silencio
escuchó nuestra sentencia.
Pero reina el
Señor, la tierra goza,
y ya se escuchan
los cánticos de boda.
¡Gloria al Señor
Jesús resucitado,
nuestra esperanza
y triunfo deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por tu
cruz, sálvanos, oh Cristo redentor, tú que muriendo destruiste nuestra muerte y
resucitando restauraste la vida.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por tu cruz,
sálvanos, oh Cristo redentor, tú que muriendo destruiste nuestra muerte y
resucitando restauraste la vida.
LECTURA BREVE
1Pe 1, 18-19
Os rescataron de
la vana conducta que habíais heredado de vuestros mayores: no con bienes
efímeros, con oro o plata, sino al precio de la sangre de Cristo, el cordero
sin defecto ni mancha.
V. Cuando venga el
Señor para juzgar al mundo.
R. Aparecerá el
signo de la cruz en el cielo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, Dios
nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la
cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza
misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de
la redención. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LAS
BANDERAS REALES SE ADELANTAN.
Las banderas
reales se adelantan
y la cruz
misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la
vida sufrió muerte
y en que,
sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el
sacrosanto cuerpo
que, al ser herido
por la lanza dura,
derramó sangre y
agua en abundancia
para lavar con
ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió
perfectamente
lo que David
profetizó en su verso,
cuando dijo a los
pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios
reinará desde un madero.»
¡Árbol lleno de
luz, árbol hermoso,
árbol ornado con
la regia púrpura
y destinado a que
su tronco digno
sintiera el roce
de la carne pura!
¡Dichosa cruz que
con tus brazos firmes,
en que estuvo
colgado nuestro precio,
fuiste balanza
para el cuerpo santo
que arrebató su
presa a los infiernos.!
A ti, que eres la
única esperanza,
te ensalzamos, oh
cruz, y te rogamos
que acrecientes la
gracia de los justos
y borres los
delitos de los malos.
Recibe, oh
Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de
todos los espíritus,
y tú que con tu
cruz nos das el triunfo,
añádenos el
premio, oh Jesucristo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Oh gran
obra de amor! Cuando en el árbol murió la Vida, con su muerte destruyó la misma
muerte.
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh gran obra
de amor! Cuando en el árbol murió la Vida, con su muerte destruyó la misma
muerte.
Ant 2. Adoramos,
Señor, tu cruz y recordamos tu gloriosa muerte; compadécete de nosotros, tú que
por nosotros padeciste.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoramos,
Señor, tu cruz y recordamos tu gloriosa muerte; compadécete de nosotros, tú que
por nosotros padeciste.
Ant 3. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al
mundo.
Cántico: HIMNO A
DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor
Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el
poder,
porque tú has
creado el universo;
porque por tu
voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de
tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste
degollado
y por tu sangre
compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de
ellos para nuestro Dios
un reino de
sacerdotes
y reinan sobre la
tierra.
Digno es el
Cordero degollado
de recibir el
poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el
honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te adoramos,
oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
LECTURA BREVE
1Co 1, 23-24
Nosotros
predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los
gentiles; pero para los llamados a Cristo -judíos o griegos-: fuerza de Dios y
sabiduría de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Oh cruz
gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.
R. Oh cruz
gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.
V. Con su sangre
lavó nuestras heridas.
R. En ti triunfó
el Rey de los ángeles.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oh cruz
gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh cruz
victoriosa, signo admirable, ayúdanos a alcanzar el triunfo eterno.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh cruz
victoriosa, signo admirable, ayúdanos a alcanzar el triunfo eterno.
PRECES
Oremos a nuestro
Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y digámosle confiados:
Por tu cruz,
Señor, llévanos a tu reino.
Oh Cristo, que te
anonadaste a ti mismo, tomando la condición de esclavo y pasando por uno de
tantos,
haz que la Iglesia
imite siempre tu humildad.
Cristo Señor, que
te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y una muerte de cruz,
haz que te sigamos
por el camino de la obediencia y de la paciencia.
Cristo Señor, que
fuiste levantado por Dios y recibiste el «Nombre-sobre-todo-nombre»,
concede a todos
tus fieles perseverar hasta el fin.
Cristo Jesús, ante
cuyo nombre se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo,
haz que todos los
hombres te adoren y vivan en tu paz.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Cristo Jesús, a
quien toda lengua proclamará: Señor, para gloria de Dios Padre,
recibe a nuestros
hermanos difuntos en el reino de la eterna felicidad.
Terminemos nuestra
oración con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro,
que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te
pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la
cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN
SE DILATA
El corazón se
dilata
sin noche en tu
santo cuerpo,
oh morada
iluminada,
mansión de todo
consuelo.
Por tu muerte sin
pecado,
por tu descanso y
tu premio,
en ti, Jesús,
confiamos,
y te miramos sin
miedo.
Como vigilia de
amor
te ofrecemos
nuestro sueño;
tú que eres el
paraíso,
danos un puesto en
tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya,
aleluya, aleluya.
Salmo 142, 1-11 -
LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi
oración;
tú que eres fiel,
atiende a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio
a tu siervo,
pues ningún hombre
vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue
a muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las
tinieblas
como a los muertos
ya olvidados.
mi aliento
desfallece,
mi corazón dentro
de mí está yerto.
Recuerdo los
tiempos antiguos,
medito todas tus
acciones,
considero las
obras de tus manos
y extiendo mis
brazos hacia ti:
tengo sed de ti
como tierra reseca.
Escúchame en
seguida, Señor,
que me falta el
aliento.
No me escondas tu
rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en
ti;
indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi
alma a ti.
Líbrame del
enemigo, Señor,
que me refugio en
ti.
Enséñame a cumplir
tu voluntad,
ya que tú eres mi
Dios.
Tu espíritu, que
es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre,
Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya,
aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE
1Pe 5, 8-9
Sed sobrios, estad
despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a
quien devorar; resistidle, firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Aleluya,
aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Ilumina, Señor,
nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en
tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por
Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo,
alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste
en tu seno, aleluya,
ha resucitado,
según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por
nosotros, aleluya.
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