Del propio. Salterio
IV.
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LEVÁNTAME
SEÑOR, QUE ESTOY CAÍDO
Levántame Señor,
que estoy caído,
sin amor, sin
temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar,
y estoyme quedo;
yo propio lo
deseo, y yo lo impido.
Estoy, siendo uno
solo, dividido:
a un tiempo muerto
y vivo, triste y ledo;
lo que puedo
hacer, eso no puedo;
huyo del mal y
estoy en él metido.
Tan obstinado
estoy en mi porfía,
que el temor de
perderme y de perderte
jamás de mi mal
uso me desvía.
Tu poder y bondad
truequen mi suerte:
que en otros veo
enmienda cada día,
y en mí nuevos
deseos de ofenderte. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendice,
alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Salmo 102 I -
HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS
Bendice, alma mía,
al Señor,
y todo mi ser a su
santo nombre.
Bendice, alma mía,
al Señor,
y no olvides sus
beneficios.
Él perdona todas
tus culpas
y cura todas tus
enfermedades;
él rescata tu vida
de la fosa
y te colma de
gracia y de ternura;
él sacia de bienes
tus anhelos,
y como un águila
se renueva tu juventud.
El Señor hace
justicia
y defiende a todos
los oprimidos;
enseñó sus caminos
a Moisés
y sus hazañas a
los hijos de Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendice, alma
mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
Ant 2. Como un
padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.
Salmo 102 II
El Señor es
compasivo y misericordioso,
lento a la ira y
rico en clemencia;
no está siempre
acusando
ni guarda rencor
perpetuo;
no nos trata como
merecen nuestros pecados
ni nos paga según
nuestras culpas.
Como se levanta el
cielo sobre la tierra,
se levanta su
bondad sobre sus fieles;
como dista el
oriente del ocaso,
así aleja de
nosotros nuestros delitos.
Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el Señor
ternura por sus fieles;
porque él sabe de
qué estamos hechos,
se acuerda de que
somos barro.
Los días del
hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor
del campo,
que el viento la
roza, y ya no existe,
su terreno no
volverá a verla.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Como un padre
siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.
Ant 3. Bendecid al
Señor, todas sus obras.
Salmo 102 III
Pero la
misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa
de hijos a nietos:
para los que
guardan la alianza
y recitan y
cumplen sus mandatos.
El Señor puso en
el cielo su trono,
su soberanía
gobierna el universo.
Bendecid al Señor,
ángeles suyos,
poderosos
ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz
de su palabra.
Bendecid al Señor,
ejércitos suyos,
servidores que
cumplís sus deseos.
Bendecid al Señor,
todas sus obras,
en todo lugar de
su imperio.
Bendice, alma mía,
al Señor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendecid al
Señor, todas sus obras.
V. Convertíos y
haced penitencia.
R. Haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Isaías Is 58, 1-12
EL AYUNO QUE
AGRADA A DIOS
Esto dice el
Señor:
«Grita a voz en cuello,
sin cejar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a
la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi
oráculo a diario, muestran afán de saber mis caminos, como si fueran un pueblo
que practicara la justicia y no hubiesen abandonado los preceptos de Dios. Me
piden sentencias justas, quieren tener cerca a su Dios y exclaman: "¿Para
qué ayunar, si no haces caso? ¿Para qué mortificarnos si tú no te fijas?"
Mirad: es que el
día de ayuno buscáis vuestro interés y explotáis a vuestros servidores; es que
ayunáis entre riñas y pleitos, dando puñetazos sin piedad. No es ese ayuno que
ahora hacéis el que hará oír en el cielo vuestras voces.
¿Acaso es ése el
ayuno que yo quiero para el día en que el hombre hace penitencia? Doblar la cabeza
como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso llamáis ayuno, día
agradable al Señor?
El ayuno que yo
quiero es éste: abrir las prisiones injustas, desatar las coyundas de los
yugos, dejar libres a los oprimidos, romper todas las cadenas; partir tu pan
con el que tiene hambre, dar hospedaje a los pobres que no tienen techo; cuando
veas a alguien desnudo, cúbrelo, y no desprecies a tu semejante.
Entonces brillará
tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; tu justicia te
abrirá camino y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al
Señor y él te responderá, gritarás y él te dirá: «Aquí estoy».
Cuando destierres
de ti los yugos, el gesto amenazante y las malas intenciones; cuando partas tu
pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, entonces brillará tu
luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
El Señor te dará
reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, dará vigor a tus huesos,
serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena no se agota;
reconstruirás viejas ruinas, levantarás cimientos de antaño, te llamarán
"Reparador de brechas", "Restaurador de casas en ruinas"».
RESPONSORIO
Is 58, 6. 7. 9; Mt 25, 31. 34. 35
R. El ayuno que yo
quiero es éste -dice el Señor-: partir tu pan con el que tiene hambre, dar
hospedaje a los pobres que no tienen techo. * Entonces clamarás al Señor y él
te responderá, gritarás y él te dirá: «Aquí estoy».
V. Cuando venga el
Hijo del hombre dirá a los que están a su derecha: «Venid, pues tuve hambre y
me disteis de comer».
R. Entonces
clamarás al Señor y él te responderá, gritarás y él te dirá: «Aquí estoy».
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san
Clemente primero, papa, a los Corintios
(Cap. 7, 4--8, 3;
8, 5--9, 1; 13, 1-4; 19, 2: Funk, 1, 71-73. 77-79. 87)
CONVERTÍOS
Fijémonos
atentamente en la sangre de Cristo y démonos cuenta de cuán valiosa es a los
ojos del Dios y Padre suyo, ya que, derramada por nuestra salvación, ofreció a
todo el mundo la gracia de la conversión.
Recorramos todas
las etapas de la historia y veremos cómo en cualquier época el Señor ha
concedido oportunidad de arrepentirse a todos los que han querido convertirse a
él. Noé predicó la penitencia, y los que le hicieron caso se salvaron. Jonás
anunció la destrucción a los ninivitas, pero ellos, haciendo penitencia de sus
pecados, aplacaron la ira de Dios con sus plegarias y alcanzaron la salvación,
a pesar de que no pertenecían al pueblo de Dios.
Los ministros de
la gracia divina, inspirados por el Espíritu Santo, hablaron acerca de la
conversión. El mismo Señor de todas las cosas habló también de la conversión,
avalando sus palabras con juramento: Por mi vida -dice el Señor-, no me
complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta, añadiendo
además aquellas palabras tan conocidas: Cesad de obrar mal, casa de Israel. Di
a los hijos de mi pueblo: «Aunque vuestros pecados lleguen hasta el cielo,
aunque sean como la grana y rojos como escarlata, si os convertís a mí de todo
corazón y decís: "Padre", os escucharé como a mí pueblo santo que
sois.»
Queriendo, pues,
que todos los que él ama se beneficien de la conversión, confirmó aquella
sentencia con su voluntad omnipotente.
Sometámonos, pues,
a su espléndida y gloriosa voluntad, e, implorando humildemente su misericordia
y benignidad, refugiémonos en su clemencia, abandonando las obras vanas, las
riñas y la envidia, cosas que llevan a la muerte. Seamos, pues, hermanos,
humildes de espíritu; abandonemos toda soberbia y altanería, toda insensatez, y
pongamos por obra lo que está escrito, pues dice el Espíritu Santo: No se
gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se
gloríe el rico de su riqueza, quien se gloríe, que se gloríe en el Señor,
buscándolo a él y obrando el derecho y la justicia, recordando sobre todo las
palabras del Señor Jesús, con las que enseña la equidad y la bondad.
En efecto, él
dijo: Sed misericordiosos y alcanzaréis misericordia; perdonad y seréis perdonados;
como vosotros hagáis, así se os hará a vosotros; dad y se os dará; no juzguéis
y no seréis juzgados; en la medida en que seáis benignos, experimentaréis la
benignidad; con la medida con que midáis se os medirá a vosotros.
Ajustemos nuestra
conducta a estos mandatos y así, obedeciendo a sus palabras, comportémonos
siempre con toda humildad. Dice, en efecto, la palabra de Dios: En ése pondré
mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.
De este modo,
imitando las obras de tantos otros, grandes e ilustres, corramos de nuevo hacia
la meta que se nos ha propuesto desde el principio y que es la paz; no perdamos
de vista al que es Padre y Creador de todo el mundo, y tengamos puesta nuestra
esperanza en la munificencia y exuberancia del don de la paz que nos ofrece.
RESPONSORIO
Is 55, 7; Jl 2, 13; cf. Ez 33, 11
R. Que el malvado
abandone su camino y el criminal sus planes; que regrese al Señor y él tendrá
piedad; * porque el Señor, nuestro Dios, es compasivo y misericordioso y se
arrepiente de las amenazas.
V. No se complace
el Señor en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.
R. Porque el
Señor, nuestro Dios, es compasivo y misericordioso y se arrepiente de las
amenazas.
ORACIÓN.
OREMOS,
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en
nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CUANDO
VUELTO HACIA TI DE MI PECADO.
Cuando vuelto
hacia ti de mi pecado
iba pensando en
confesar sincero
el dolor
desgarrado y verdadero
del delito de
haberte abandonado;
cuando pobre
volvime a ti humillado,
me ofrecí como
inmundo pordiosero;
cuando, temiendo
tu mirar severo,
bajé los ojos, me
sentí abrazado.
Sentí mis labios
por tu amor sellados
y ahogarse entre
tus lágrimas divinas
la triste
confesión de mis pecados.
Llenóse el alma en
luces matutinas,
y, viendo ya mis
males perdonados,
quise para mi
frente tus espinas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Contra ti,
contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Contra ti,
contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.
Ant 2.
Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.
Cántico:
LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr 14,17-21
Mis ojos se
deshacen en lágrimas,
día y noche no
cesan:
por la terrible
desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de
fuertes dolores.
Salgo al campo:
muertos a espada;
entro en la
ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta
como el sacerdote
vagan sin sentido
por el país.
¿Por qué has
rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu
garganta de Sión?
¿Por que nos has
herido sin remedio?
Se espera la paz,
y no hay bienestar,
al tiempo de la
cura sucede la turbación.
Señor, reconocemos
nuestra impiedad,
la culpa de
nuestros padres,
porque pecamos
contra ti.
No nos rechaces,
por tu nombre,
no desprestigies
tu trono glorioso;
recuerda y no
rompas tu alianza con nosotros.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reconocemos,
Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.
Ant 3. El Señor es
Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Salmo 99 - ALEGRÍA
DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama al Señor,
tierra entera,
servid al Señor
con alegría,
entrad en su
presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor
es Dios:
que él nos hizo y
somos suyos,
su pueblo y ovejas
de su rebaño.
Entrad por sus
puertas con acción de gracias,
por sus atrios con
himnos,
dándole gracias y
bendiciendo su nombre:
«El Señor es
bueno,
su misericordia es
eterna,
su fidelidad por
todas las edades.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es
Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
LECTURA
BREVE Dt 7, 6. 8-9
El Señor, tu Dios,
te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de
su propiedad. Por el amor que os tiene y por mantener el juramento que había
hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la
esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así conocerás que el Señor,
tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor,
por mil generaciones, con los que lo aman y guardan sus preceptos.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con
tu palabra.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor,
mi corazón a tus preceptos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza,
Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
Cántico de Zacarías.
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus santos
profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza,
Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Demos gracias a
Dios Padre, que nos concede el don de iniciar hoy el tiempo cuaresmal;
roguémosle que, durante estos días de salvación, la acción de su Espíritu
purifique nuestros corazones y los llene de su amor, y digámosle:
Danos, Señor, tu
Espíritu Santo.
Danos vivir de
toda palabra
que sale de tu
boca.
Haz que
practiquemos la caridad no sólo en los acontecimientos importantes,
sino también en lo
pequeño de nuestra vida de cada día.
Ayúdanos a
privarnos de lo superfluo,
para compartir lo
nuestro con los hermanos necesitados.
Concédenos llevar
en nuestros cuerpos la pasión de tu Hijo,
tú que nos has
vivificado en su cuerpo.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Digamos al Padre,
unidos a Jesús, la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en nuestra
lucha contra el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: COMO EL
FUEGO CALCINA
Como el fuego
calcina
la madera reseca,
cuando el pecado
nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.
Como el río
derrama
por la tierra sus
aguas
y hay flor y fruto
en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.
Como tu fuerte
viento
hizo en el mar
camino,
cuando haya duda y
desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.
Luz, Amor, Viento,
Fuego,
los caminos de
éxodo
enseña al hombre
pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
Salmo 118, 145-152
TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo
corazón;
respóndeme, Señor,
y guardaré tus leyes;
a ti grito:
sálvame,
y cumpliré tus
decretos;
me adelanto a la
aurora pidiendo auxilio,
esperando tus
palabras.
Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu
promesa;
escucha mi voz por
tu misericordia,
con tus
mandamientos dame vida;
ya se acercan mis
inicuos perseguidores,
están lejos de tu
voluntad.
Tú, Señor, estás
cerca,
y todos tus
mandatos son estables;
hace tiempo
comprendí que tus preceptos
los fundaste para
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 93 I -
INVOCACIÓN A LA JUSTICIA DE DIOS CONTRA LOS OPRESORES
Dios de la
venganza, Señor,
Dios de la
venganza, resplandece.
Levántate, juzga
la tierra,
paga su merecido a
los soberbios.
¿Hasta cuándo,
Señor, los culpables,
hasta cuándo
triunfarán los culpables?
Sueltan la lengua
profiriendo insolencias,
se jactan los
malhechores;
trituran, Señor, a
tu pueblo,
oprimen a tu
heredad;
asesinan a viudas
y forasteros
degüellan a los
huérfanos,
y comentan: «Dios
no lo ve,
el Dios de Jacob
no se entera.»
Enteraos los más
necios del pueblo,
ignorantes,
¿cuándo discurriréis?
El que plantó el
oído, ¿no va a oír?;
el que formó el
ojo, ¿no va a ver?;
el que educa a los
pueblos, ¿no va a castigar?;
el que instruye al
hombre, ¿no va a saber?
Sabe el Señor que
los pensamientos del hombre
son
insustanciales.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 93 II
Dichoso el hombre
a quien tú educas,
al que enseñas tu
ley,
dándole descanso
tras los años duros,
mientras al
malvado le cavan la fosa.
Porque el Señor no
rechaza a su pueblo,
ni abandona su
heredad:
el justo obtendrá
su derecho,
y un porvenir los
rectos de corazón.
¿Quién se pone a
mi favor contra los perversos,
quién se coloca a
mi lado frente a los malhechores?
Si el Señor no me
hubiera auxiliado,
ya estaría yo
habitando en el silencio.
Cuando me parece
que voy a tropezar,
tu misericordia
Señor, me sostiene;
cuando se
multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son
mi delicia.
¿Podrá aliarse
contigo un tribunal inicuo
que dicta
injusticias en nombre de la ley?
Aunque atenten
contra la vida del justo
y condenen a
muerte al inocente,
el Señor será mi
alcázar,
Dios será mi roca
de refugio.
Él les pagará su
iniquidad,
los destruirá por
sus maldades,
los destruirá el
Señor nuestro Dios.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Han llegado
los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
LECTURA
BREVE Ez 18, 30b-32
«Arrepentíos y
convertíos de vuestros delitos y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los
delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo;
y así no moriréis, casa de Israel. Pues yo no me complazco en la muerte de
nadie -oráculo del Señor-. ¡Arrepentíos y viviréis!»
V. Señor, crea en
mí un corazón puro.
R. Renuévame por
dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en
nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: POR EL
PECADO PRIMERO
Por el pecado
primero
entró la muerte a
la vida,
y la muerte fue
vencida
por la vida del
Cordero.
El Padre lo hizo
pecado
para salvar al
caído;
el que nunca había
sufrido
se quiso
crucificado.
La humanidad
pecadora
está bien
representada,
mas la culpa fue
lavada
por la sangre
redentora. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi
vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que
cambie de conducta y viva.»
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO
AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida
-dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie
de conducta y viva.»
LECTURA
BREVE Za 1, 3b-4b
Así dice el Señor
de los ejércitos: «Convertíos a mí, y me convertiré a vosotros. No seáis como
vuestros padres, a quienes predicaban los antiguos profetas: "Así dice el Señor:
Convertíos de vuestra mala conducta y de vuestras malas obras", pero no me
obedecieron.»
V. Aparta de mi
pecado tu vista.
R. Borra en mí
toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en
nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CADA TARDE
SE NOS VAN LOS DÍAS
Cada tarde se nos
van los días,
y cada tarde el
tiempo pasa;
se acaba nuestra
vida cada tarde
y miramos la
muerte más cercana.
Déjame todavía
gozar el milagro
de tu luz, de tu
sol, de tus albas;
déjame gozar el
milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti
cada mañana.
Déjame, Señor,
gozar de tu milagro
al llegar una vez
más la tarde mansa,
porque tú eres el
Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de
nuestra esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. «Por mi
vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que
cambie de conducta y viva.»
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida
-dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie
de conducta y viva.»
LECTURA
BREVE Dn 4, 24b
Rompe tus pecados
con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres,
para que tu ventura sea larga.
V. Mi sacrificio
es un espíritu contrito.
R. Un corazón
quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en
nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: HEME,
SEÑOR, A TUS DIVINAS PLANTAS
Heme, Señor, a tus
divinas plantas,
baja la frente y
de rubor cubierta,
porque mis culpas
son tales y tantas,
que tengo miedo a
tus miradas santas
y el pecho mío a
respirar no acierta.
Mas ¡ay!, que
renunciar la lumbre hermosa
de esos divinos
regalados ojos
es condenarme a
noche tenebrosa;
y esa noche es
horrible, es espantosa
para el que gime
ante tus pies de hinojos.
Dame licencia ya,
Padre adorado,
para mirarte y
moderar mi miedo;
mas no te muestres
de esplendor cercado;
muéstrate, Padre
mío, en cruz clavado,
porque sólo en la
cruz mirarte puedo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, tu
saber me sobrepasa.
Salmo 138, 1-18.
23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
Señor, tú me
sondeas y me conoces;
me conoces cuando
me siento o me levanto,
de lejos penetras
mis pensamientos;
distingues mi
camino y mi descanso,
todas mis sendas
te son familiares.
No ha llegado la
palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la
sabes toda.
Me envuelves por
doquier,
me cubres con tu
mano.
Tanto saber me
sobrepasa,
es sublime, y no
lo abarco.
¿Adónde iré lejos
de tu aliento,
adónde escaparé de
tu mirada?
Si escalo el
cielo, allí estás tú;
si me acuesto en
el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el
margen de la aurora,
si emigro hasta el
confín del mar,
allí me alcanzará
tu izquierda,
tu diestra llegará
hasta mí.
Si digo: «Que al
menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga
noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es
oscura para ti,
la noche es clara
como el día.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tu
saber me sobrepasa.
Ant 2. Yo, el
Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su
conducta.
Salmo 138 II
Tú has creado mis
entrañas,
me has tejido en
el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has
formado portentosamente,
porque son
admirables tus obras;
conocías hasta el
fondo de mi alma,
no desconocías mis
huesos.
Cuando, en lo
oculto, me iba formando,
y entretejiendo en
lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis
acciones,
se escribían todas
en tu libro,
calculados estaban
mis días
antes que llegase
el primero.
¡Qué incomparables
encuentro tus designios,
Dios mío, qué
inmenso es su conjunto!
Si me pongo a
contarlos, son más que arena;
si los doy por
terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y
conoce mi corazón,
ponme a prueba y
conoce mis sentimientos,
mira si mi camino
se desvía,
guíame por el
camino eterno.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, el Señor,
penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Ant 3. Todo fue
creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A
CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS.
Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a
Dios Padre,
que nos ha hecho
capaces de compartir
la herencia del
pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado
del dominio de las tinieblas,
y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre
hemos recibido la redención,
el perdón de los
pecados.
Él es imagen de
Dios invisible,
primogénito de
toda creatura;
pues por medio de
él fueron creadas todas las cosas:
celestes y
terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado
por él y para él.
Él es anterior a
todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la
cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el
primero en todo.
Porque en él quiso
Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz
por la sangre de su cruz
con todos los
seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue
creado por él y para él.
LECTURA BREVE
Flp 2, 12b-15a
Trabajad por
vuestra salvación con respeto y seriedad. Porque es Dios el que obra en
vosotros haciendo que queráis y obréis movidos por lo que a él le agrada. Hacedlo
todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y
sencillos, hijos de Dios sin mancha.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque
he pecado contra ti.
R. Señor, ten
misericordia.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije:
«Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando des
limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando des
limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.
PRECES
Demos gracias a
Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna
con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle,
diciendo:
Bendice, Señor, a
tu pueblo.
Dirige, Señor, el
sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes por los caminos de tu
voluntad,
para que procuren con
empeño el bien común.
Aumenta el fervor
de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a Cristo,
para que su vida
sea luz para los hombres y claro testimonio de la santidad de tu Iglesia.
Tú que creaste a
todos los hombres a imagen tuya,
haz que sintamos
horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.
Llama a tu amistad
y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
y a nosotros
enséñanos cómo podemos ayudarlos.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Admite a los difuntos
en tu gloria,
para que te alaben
eternamente.
Ya que por
Jesucristo somos hijos de Dios, digamos confiados a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Al empezar esta
Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión:
así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en
nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: TÚ, A QUIEN
HE BUSCADO, SEÑOR
Tú, a quien he
buscado, Señor,
en este día,
a quien he
escuchado,
dame el reposo de
esta noche.
Tú, a quien he
cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de
esta noche.
Tú, a quien yo he
negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de
esta noche. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sé tú,
Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 -
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me
acojo:
no quede yo nunca
defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu oído
hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de mi
refugio,
un baluarte donde
me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la red
que me han tendido,
porque tú eres mi
amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal,
me librarás.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sé tú, Señor,
la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant 2. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
Salmo 129 - DESDE
LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor;
Señor, escucha mi
voz;
estén tus oídos
atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede
el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera en
el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma aguarda al
Señor,
más que el centinela
la aurora.
Aguarde Israel al
Señor,
como el centinela
la aurora;
porque del Señor
viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá a
Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde lo
hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE Ef 4, 26-27
No lleguéis a
pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar
al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo,
tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo
llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones
del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que
así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu
servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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