Del Propio -
Salterio II
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AYER, EN
LEVE CENTELLA
Ayer, en leve
centella,
te vio Moisés
sobre el monte;
hoy no basta el
horizonte
para contener tu
estrella.
Los magos
preguntan; y ella
de un Dios infante
responde
que en duras pajas
se acuesta
y más se nos
manifiesta
cuanto más hondo
se esconde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, no
me castigues con cólera.
Salmo 37 I -
ORACIÓN DE UN PECADOR EN PELIGRO DE MUERTE
Señor, no me
corrijas con ira,
no me castigues
con cólera;
tus flechas se me
han clavado,
tu mano pesa sobre
mí;
no hay parte ilesa
en mi carne
a causa de tu
furor,
no tienen descanso
mis huesos
a causa de mis
pecados;
mis culpas
sobrepasan mi cabeza,
son un peso
superior a mis fuerzas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, no me
castigues con cólera.
Ant 2. Señor,
todas mis ansias están en tu presencia.
Salmo 37 II
Mis llagas están
podridas y supuran
por causa de mi
insensatez;
voy encorvado y
encogido,
todo el día camino
sombrío;
tengo las espaldas
ardiendo,
no hay parte ilesa
en mi carne;
estoy agotado,
deshecho del todo;
rujo con más
fuerza que un león.
Señor mío, todas
mis ansias están en tu presencia,
no se te ocultan
mis gemidos;
siento palpitar mi
corazón,
me abandonan las
fuerzas,
y me falta hasta
la luz de los ojos.
Mis amigos y
compañeros se alejan de mí,
mis parientes se
quedan a distancia;
me tienden lazos
los que atentan contra mí,
los que desean mi
daño me amenazan de muerte,
todo el día
murmuran traiciones.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, todas
mis ansias están en tu presencia.
Ant 3. Yo te
confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
Salmo 37 III
Pero yo, como un
sordo, no oigo;
como un mudo, no
abro la boca;
soy como uno que
no oye
y no puede
replicar.
En ti, Señor,
espero,
y tú me
escucharás, Señor, Dios mío;
esto pido: que no
se alegren por mi causa,
que, cuando
resbale mi pie, no canten triunfo.
Porque yo estoy a
punto de caer,
y mi pena no se
aparta de mí:
yo confieso mi
culpa,
me aflige mi
pecado.
Mis enemigos
mortales son poderosos,
son muchos los que
me aborrecen sin razón,
los que me pagan
males por bienes,
los que me atacan
cuando procuro el bien.
No me abandones,
Señor,
Dios mío, no te
quedes lejos;
ven aprisa a
socorrerme,
Señor mío, mi
salvación.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo te
confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
V. Glorifica al
Señor, Jerusalén.
R. Él envía su
mensaje a la tierra.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Isaías 55, 1-13
LA ALIANZA
PERPETUA SE OFRECE A TODOS EN LA PALABRA DEL SEÑOR
Esto dice el
Señor:
«Oíd, sedientos
todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo,
comed sin pagar: vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no
alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos, y comeréis
bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme
y viviréis.
Sellaré con
vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi
testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; tú llamarás a un
pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti: por el Señor,
tu Dios, por el Santo de Israel que te honra.»
Buscad al Señor
mientras se le puede encontrar, invocadlo mientras está cerca; que el malvado
abandone su camino y el criminal sus planes; que regrese al Señor y él tendrá
piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
«Mis planes no son
vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como
el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros;
mis planes, que vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y
no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla
germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi
palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía; sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo.»
Saldréis con
alegría, os llevarán seguros: montes y colinas romperán a cantar ante vosotros,
y aplaudirán los árboles del campo. En vez de espinos, crecerá el ciprés; en
vez de ortigas, el arrayán: serán el renombre del Señor, y monumento perpetuo
imperecedero.
RESPONSORIO
Is 55, 4-5; Tb 13, 13
R. A él lo hice mi
testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; * tú llamarás a un
pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
V. Pueblos
numeroso vendrán de lejos al nombre del Señor, nuestro Dios, trayendo ofrendas
en sus manos, ofrendas para el rey del cielo.
R. Tú llamarás a
un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
SEGUNDA LECTURA
Del Sermón en la
santa Teofanía, atribuido a san Hipólito, presbítero
(Núms. 2. 6-8. 10:
PG 10, 854. 858-859. 862)
EL AGUA Y EL
ESPÍRITU
Jesús acude a Juan
y es bautizado por él. ¡Cosa admirable! El río infinito que alegra la ciudad de
Dios es lavado con un poco de agua. La fuente inconmensurable e inextinguible,
origen de vida para todos los hombres, es sumergida en unas aguas exiguas y
pasajeras.
Aquel que está
presente siempre y en todo lugar, incomprensible para los ángeles e inaccesible
a toda mirada humana, llega al bautismo por voluntad propia. Se le abrieron los
cielos y se oyó una voz que venía del cielo que decía: «Éste es mi Hijo amado,
en quien tengo mis complacencias.»
El amado engendra
amor, y la luz inmaterial una luz inaccesible. Éste es el que es tenido por
hijo de José, y es mi Unigénito según la esencia divina.
Éste es mi Hijo
amado: el que pasa hambre y alimenta a muchedumbres innumerables, el que se
fatiga y rehace las fuerzas de los fatigados, el que no tiene dónde reclinar su
cabeza y lo gobierna todo con su mano, el que sufre y remedia todos los
sufrimientos, el que es abofeteado y da la libertad al mundo, el que es
traspasado en su costado y arregla el costado de Adán.
Mas prestadme
mucha atención, porque quiero recurrir a la fuente de la vida y contemplar la
fuente de la que brota el remedio.
El Padre de la
inmortalidad envió al mundo a su Verbo e Hijo inmortal, el cual vino a los
hombres para purificarlos por el agua y el Espíritu: y, queriendo hacerlos
renacer a la incorrupción del alma y del cuerpo, inspiró en nosotros un hálito
de vida y nos revistió de una armadura incorruptible.
Por tanto, si el
hombre ha sido hecho inmortal será también divinizado, y, si es divinizado por
el baño de regeneración del agua y del Espíritu Santo, tenemos por seguro que,
después de la resurrección de entre los muertos, será coheredero de Cristo.
Por esto proclamo
a la manera de un heraldo: Acudid, pueblos todos, al bautismo que nos da la
inmortalidad. En él se halla el agua unida al Espíritu, el agua que riega el
paraíso, que da fertilidad a la tierra, crecimiento a las plantas, fecundidad a
los seres vivientes; en resumen, el agua por la cual el hombre es regenerado y
alcanza nueva vida, el agua con la cual Cristo fue bautizado, sobre la cual
descendió el Espíritu Santo en forma de paloma.
El que se sumerge
con fe en este baño de regeneración renuncia al diablo y se adhiere a Cristo,
niega al enemigo del género humano y profesa su fe en la divinidad de Cristo,
se despoja de su condición de siervo y se reviste de la de hijo adoptivo, sale
del bautismo resplandeciente como el sol, emitiendo rayos de justicia, y, lo
que es más importante, vuelve de allí convertido en hijo de Dios y coheredero
de Cristo.
A él sea la gloria
y el poder, junto con su Espíritu santísimo, bueno y dador de vida, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
Jn 1, 32. 34. 33
R. Vi al Espíritu
Santo bajar del cielo como una paloma y posarse sobre él; * y, después que lo
he visto, testifico que es el Hijo de Dios.
V. El que me envió
a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y
posarse sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.»
R. Y, después que
lo he visto, testifico que es el Hijo de Dios.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que
se nos ha manifestado, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTRELLA
NUNCA VISTA SE APARECE
Estrella nunca
vista se aparece
a los remotos
magos orientales,
y, al juzgar de
los fuegos celestiales,
otra lumbre mayor
los esclarece.
Nacido sacro Rey
se les ofrece,
con nuevas
maravillas y señales,
para que
reverentes y leales
la obediencia le
den como merece.
Parten llevados de
la luz y el fuego,
del fuego de su
amor; luz que los guía
con claridad
ardiente y soberana.
Subió al trono de
Dios el pío ruego,
y, llenos de
firmísima alegría,
vieron la luz de
Dios por nube humana.
Gloria y loores
por la eternidad
tribútense a la
Santa Trinidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 -
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad;
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco
mi culpa,
tengo siempre
presente mi pecado:
contra ti, contra
ti solo pequé,
cometí la maldad
que aborreces.
En la sentencia
tendrás razón,
en el juicio
brillará tu rectitud.
Mira, que en la
culpa nací,
pecador me
concibió mi madre.
Te gusta un
corazón sincero,
y en mi interior
me inculcas sabiduría.
Rocíame con el
hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré
más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo
y la alegría,
que se alegren los
huesos quebrantados.
Aparta de mi
pecado tu vista,
borra en mí toda
culpa.
¡Oh Dios!, crea en
mí un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti.
Líbrame de la
sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador
mío!,
y cantará mi
lengua tu justicia.
Señor, me abrirás
los labios,
y mi boca
proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no
te satisfacen;
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es
un espíritu quebrantado:
un corazón
quebrantado y humillado
tú no lo
desprecias.
Señor, por tu
bondad, favorece a Sión,
reconstruye las
murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás
los sacrificios rituales,
ofrendas y
holocaustos,
sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu
juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE
DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu
fama,
me ha impresionado
tu obra!
En medio de los
años, realízala;
en medio de los
años, manifiéstala;
en el terremoto
acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de
Temán;
el Santo, del
monte Farán:
su resplandor
eclipsa el cielo,
la tierra se llena
de su alabanza;
su brillo es como
el día,
su mano destella
velando su poder.
Sales a salvar a
tu pueblo,
a salvar a tu
ungido;
pisas el mar con
tus caballos,
revolviendo las
aguas del océano.
Lo escuché y
temblaron mis entrañas,
al oírlo se
estremecieron mis labios;
me entró un
escalofrío por los huesos,
vacilaban mis
piernas al andar.
Tranquilo espero
el día de la angustia
que sobreviene al
pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera
no echa yemas
y las viñas no
tienen fruto,
aunque el olivo
olvida su aceituna
y los campos no
dan cosechas,
aunque se acaban
las ovejas del redil
y no quedan vacas
en el establo,
yo exultaré con el
Señor,
me gloriaré en
Dios mi salvador.
El Señor soberano
es mi fuerza,
él me da piernas
de gacela
y me hace caminar
por las alturas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio,
Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica
al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 -
RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al
Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios,
Sión:
que ha reforzado
los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a
tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en
tus fronteras,
te sacia con flor
de harina.
Él envía su
mensaje a la tierra,
y su palabra corre
veloz;
manda la nieve
como lana,
esparce la
escarcha como ceniza;
hace caer el hielo
como migajas
y con el frío
congela las aguas;
envía una orden, y
se derriten;
sopla su aliento,
y corren.
Anuncia su palabra
a Jacob,
sus decretos y
mandatos a Israel;
con ninguna nación
obró así,
ni les dio a
conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al
Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE
Is 4, 2-3
Aquel día, el
vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento para
los supervivientes de Israel. A los que queden en Sión, a los restantes en
Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para vivir en Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. Se postrarán
ante él todos los reyes.
R. Se postrarán
ante él todos los reyes.
V. Todos los
pueblos le servirán.
R. Y todos los
reyes.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán
ante él todos los reyes.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tres son los
regalos que ofrecieron los magos al Señor, al Hijo de Dios, al gran Rey: oro,
incienso y mirra. Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tres son los
regalos que ofrecieron los magos al Señor, al Hijo de Dios, al gran Rey: oro,
incienso y mirra. Aleluya.
PRECES
Celebremos la
misericordia de Cristo, que ha venido al mundo para que la creación se viera
liberada de la esclavitud de la corrupción y pudiera entrar en la libertad
gloriosa de los hijos de Dios; seguros, pues, de este amor que Dios nos tiene,
digamos:
Por tu nacimiento,
líbranos, Señor, de todo mal.
Tú, Señor, que
existiendo desde siempre has querido asumir una vida nueva al hacerte hombre,
renuévanos a
nosotros por el misterio de tu nacimiento.
Tú que, sin dejar
de ser Dios como el Padre, quisiste hacerte hombre como nosotros,
haz que nuestra
vida alcance su plenitud por la participación en tu vida divina.
Tú que al venir al
mundo has querido ser luz de los paganos y maestro de todos los hombres,
haz que tu palabra
sea antorcha para nuestros pasos.
Palabra de Dios,
que te hiciste carne en el seno de María Virgen y viniste al mundo,
dígnate habitar
siempre por la fe en nuestros corazones.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Con el deseo de
que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor se extienda por
toda la tierra, pidamos al Padre que su reino venga a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO,
SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor,
de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su dolor
en alegría
de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente y larga
es nuestra tarea
en la noche oscura
del amor que espera;
dulce huésped del
alma, al que flaquea
dale tu luz, tu
fuerza que aligera.
En el alto gozoso
del camino,
demos gracias a
Dios, que nos concede
la esperanza sin
fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El misterio,
escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha
manifestado.
Salmo 118, 73-80
Tus manos me
hicieron y me formaron:
instrúyeme para
que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán
con alegría
que he esperado en
tu palabra;
reconozco, Señor,
que tus mandamientos son justos,
que con razón me
hiciste sufrir.
Que tu bondad me
consuele,
según la promesa
hecha a tu siervo;
cuando me alcance
tu compasión, viviré,
y mis delicias
serán tu voluntad;
que se avergüencen
los insolentes del daño que me hacen;
yo meditaré tus
decretos.
Vuelvan a mí tus
fieles
que hacen caso de
tus preceptos;
sea mi corazón
perfecto en tus leyes,
así no quedaré
avergonzado.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 58, 2-6a.
10-11. 17-18: ORACIÓN PIDIENDO LA PROTECCIÓN DE DIOS ANTE LOS ENEMIGOS
Líbrame de mi
enemigo, Dios mío;
protégeme de mis
agresores,
líbrame de los
malhechores,
sálvame de los
hombres sanguinarios.
Mira que me están
acechando,
y me acosan los
poderosos:
sin que yo haya
pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía,
avanzan para acometerme.
Despierta, ven a
mi encuentro, mira:
tú, el Señor de
los ejércitos,
el Dios de Israel.
Estoy velando
contigo, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Que tu favor se
adelante, ¡oh Dios!,
y me haga ver la
derrota del enemigo.
Pero yo cantaré tu
fuerza,
por la mañana
aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi
alcázar
y mi refugio en el
peligro.
Y tocaré en tu
honor, fuerza mía,
porque tú, ¡oh
Dios!, eres mi alcázar.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 59 - ORACIÓN
DESPUÉS DE UNA CALAMIDAD
¡Oh Dios!, nos
rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado,
pero restáuranos.
Has sacudido y
agrietado el país:
repara sus
grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un
desastre a tu pueblo,
dándole a beber un
vino de vértigo;
diste a tus fieles
la señal de desbandada,
haciéndolos huir
de los arcos.
Para que se salven
tus predilectos,
que tu mano
salvadora nos responda.
Dios habló en su
santuario:
«Triunfante
ocuparé Siquén,
parcelaré el valle
de Sucot;
mío es Galaad, mío
Manasés,
Efraím es yelmo de
mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina
para lavarme;
sobre Edom echo mi
sandalia,
sobre Filistea
canto victoria.»
Pero ¿quién me
guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá
a Edom,
si tú, ¡oh Dios!,
nos has rechazado
y no sales ya con
nuestras tropas?
Auxílianos contra
el enemigo,
que la ayuda del
hombre es inútil.
Con Dios haremos
proezas,
él pisoteará a
nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El misterio,
escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha
manifestado.
LECTURA BREVE
Is 45, 13
Yo lo he suscitado
para la victoria y allanaré todos sus caminos: él reconstruirá mi ciudad,
libertará a mis deportados sin precio ni rescate -dice el Señor de los
ejércitos-.
V. Apareció en la
tierra.
R. Y convivió
entre los hombres.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH SEÑOR,
DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh Señor, Dios
eterno y bondadoso,
tú diriges los
tiempos y la vida;
son por ti
luminosas las mañanas,
con tu sol das el
fuego al mediodía.
Que tu paz se
derrame en nuestras almas
y que apague el
ardor de la discordia;
que descansen los
cuerpos fatigados,
anhelando el
reposo de tu gloria.
Tu amistad danos,
Padre omnipotente,
sea Cristo la
senda que sigamos,
ilumine el
Espíritu el desierto
en que todos a ti
peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo,
cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los
que estaban cerca.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo,
cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los
que estaban cerca.
LECTURA BREVE
Is 48, 20
Anunciad con voz
de júbilo, anunciadlo y proclamadlo: publicadlo hasta el confín de la tierra.
Decid: «El Señor ha rescatado a su siervo Jacob.»
V. Los pueblos
verán a tu Justo.
R. Y los reyes de
la tierra a tu Héroe.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH DIOS,
TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz
vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti
mismo permaneces,
y que el orden del
tiempo determinas
por medio de la
luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz con que
nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien
infinito de la gloria
siga a la gracia
de una santa muerte.
Glorificado seas,
Jesucristo,
nacido del más
puro y santo vientre,
y que sean también
glorificados
el Padre y el
Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz
de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
LECTURA BREVE
Is 65, 1
Ofrecí una
respuesta a los que no preguntaban, me dejé encontrar de quienes no me
buscaban; y dije: «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi
nombre.
V. Bendecid,
pueblos, a nuestro Dios.
R. Haced resonar
sus alabanzas.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REYES QUE
VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís
por ellas,
no busquéis
estrellas ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas.
Mirando sus luces
bellas,
no sigáis la
vuestra ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas.
Aquí parad, que
aquí está
quien luz a los
cielos da:
Dios es el puerto
más cierto,
y si habéis
hallado puerto
no busquéis
estrellas ya.
No busquéis la
estrella ahora:
que su luz ha
oscurecido
este Sol recién
nacido
en esta Virgen
Aurora.
Ya no hallaréis
luz en ellas,
el Niño os alumbra
ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas.
Aunque eclipsarse
pretende,
no reparéis en su
llanto,
porque nunca
llueve tanto
como cuando el sol
se enciende.
Aquellas lágrimas
bellas
la estrella
oscurecen ya,
porque donde el
sol está
no tienen luz las
estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca,
Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN
DE GRACIAS
Amo al Señor,
porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su
oído hacia mí
el día que lo
invoco.
Me envolvían redes
de muerte,
me alcanzaron los
lazos del abismo,
caí en tristeza y
angustia.
Invoqué el nombre
del Señor:
«Señor, salva mi
vida.»
El Señor es
benigno y justo,
nuestro Dios es
compasivo;
el Señor guarda a
los sencillos:
estando yo sin
fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra
tu calma,
que el Señor fue
bueno contigo:
arrancó mi vida de
la muerte,
mis ojos de las
lágrimas,
mis pies de la
caída.
Caminaré en
presencia del Señor
en el país de la
vida.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca,
Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio
me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y
verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE
Ef 2, 3b-5
Eramos por nuestro
natural hijos de cólera, como los demás. Pero Dios, que es rico en
misericordia, por el gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos
por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo -por pura gracia habéis sido
salvados-.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la
bendición de todos los pueblos.
R. Será la
bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán
dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los
pueblos.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la
bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh Cristo,
luz de luz, tú te manifestaste a los magos y ellos te presentaron sus dones.
Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Cristo,
luz de luz, tú te manifestaste a los magos y ellos te presentaron sus dones.
Aleluya.
PRECES
Unidos a los
cristianos del mundo entero, oremos y glorifiquemos al Señor, diciendo:
Escucha, Padre
santo, la oración de tus hijos.
Manifiéstate,
Señor, a los hombres que te buscan, como a Dios escondido, en las diversas
religiones, ideologías o en los vestigios que de ti encuentran en la creación;
haz que todos
ellos lleguen al conocimiento de Cristo y sean iluminados por su Evangelio.
Contempla con amor
a los que te adoran como a su único Dios verdadero y te esperan como al juez
universal del último día;
que siempre vean
en ti a su amigo y protector.
Acuérdate de todos
aquellos a quienes constantemente das la vida, la luz y todos los bienes;
que nunca, Señor,
se vean alejados de ti.
Manda a tus
ángeles para que velen sobre los que están de viaje
y líbralos de la
muerte imprevista y repentina.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que
manifestaste tu verdad en esta vida a nuestros hermanos difuntos,
concédeles llegar
a tu reino a contemplar tu inefable belleza.
Como Jesucristo,
también nosotros somos hijos de Dios; por eso con él nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que
quisiste que tu Hijo tomara nuestra misma carne mortal para manifestarse a los
hombres, haz que al contemplare exteriormente igual a nosotros, nos vayamos
transformando interiormente a imagen de él. Él, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el
día
te suplicamos,
Señor,
nos hagas de
centinela
y otorgues tu
protección.
Que te sintamos:
contigo
sueñe nuestro
corazón
para cantar tus
loores
de nuevo al salir
el sol.
Danos vida
saludable,
alienta nuestro
calor,
tu claridad
ilumine
la oscuridad que
llegó.
Dánoslo, Padre
piadoso,
por Jesucristo, el
Señor,
que reina con el
Espíritu
Santo vivificador.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
Salmo 87 - ORACIÓN
DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO
Señor, Dios mío,
de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
llegue hasta ti mi
súplica,
inclina tu oído a
mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está al
borde del abismo;
ya me cuentan con
los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos
que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya
no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en
lo hondo de la fosa,
en las tinieblas
del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas encima
todas tus olas.
Has alejado de mí
a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se me
nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las
sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el
sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en
el reino de la muerte?
¿Se conocen tus
maravillas en la tiniebla
o tu justicia en
el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá
a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor,
me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el
peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me
han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos
a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía son
las tinieblas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio
de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos
abandones, Señor Dios nuestro.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Señor, Dios
todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó
en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también
resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Bajo tu amparo nos
acogemos,
santa Madre de
Dios,
no desprecies las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa
y bendita.
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