De
la fiesta.
EL BAUTISMO DEL
SEÑOR. (FIESTA)
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, el Hijo amado, en quien el Padre tiene sus complacencias.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY DOS
EXTREMOS SE HAN VISTO
Hoy dos extremos
se han visto,
cuales nunca se
verán:
Cristo arrodillado
a Juan,
y Juan bautizando
a Cristo.
El mar y abismo
profundo
de la pureza
infinita,
que las
inmundicias quita
y los pecados del
mundo,
hoy del Bautista
se ha visto
ser lavado en el
Jordán;
Cristo arrodillado
a Juan,
y Juan bautizando
a Cristo.
Bautiza la voz al
Verbo,
el criado al
Criador;
ved qué humildad
de Señor
y qué autoridad de
siervo.
Favor otra vez no
visto
entre los hijos de
Adán,
Cristo arrodillado
a Juan,
y Juan bautizando
a Cristo.
Los cielos se
abren,
y allí la voz del
Padre ha entonado:
«Aqueste es mi
Hijo amado,
en el cual me complací.»
Y el Paracleto se
ha visto,
testificando que
están
Cristo arrodillado
a Juan,
y Juan bautizando
a Cristo.
Qué grande
misterio encierra
el Jordán; cantad,
criaturas:
«Gloria a Dios en
las alturas
y paz al hombre en
la tierra.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. La voz del
Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria hace oír su trueno.
Salmo 28 -
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios,
aclamad al Señor,
aclamad la gloria
y el poder del Señor,
aclamad la gloria
del nombre del Señor,
postraos ante el
Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor
sobre las aguas,
el Dios de la
gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las
aguas torrenciales.
La voz del Señor
es potente,
la voz del Señor
es magnífica,
la voz del Señor
descuaja los cedros,
el Señor descuaja
los cedros del Líbano.
Hace brincar al
Líbano como a un novillo,
al Sarión como a
una cría de búfalo.
La voz del Señor
lanza llamas de fuego,
la voz del Señor
sacude el desierto,
el Señor sacude el
desierto de Cadés.
La voz del Señor
retuerce los robles,
el Señor
descorteza las selvas.
En su templo un
grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor
está encima de la tempestad,
el Señor se sienta
como rey eterno.
El Señor da fuerza
a su pueblo,
el Señor bendice a
su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La voz del
Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria hace oír su trueno.
Ant 2. Que se
postre ante ti, Señor, la tierra entera, y se alegre porque has venido como luz
de todos los siglos.
Salmo 65 I - HIMNO
PARA UN SACRIFICO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Aclama al Señor,
tierra entera;
tocad en honor de
su nombre,
cantad himnos a su
gloria.
Decid a Dios:
«¡Qué terribles son tus obras,
por tu inmenso
poder tus enemigos se rinden!»
Que se postre ante
ti la tierra entera,
que toquen en tu
honor,
que toquen para tu
nombre.
Venid a ver las
obras de Dios,
sus temibles
proezas en favor de los hombres:
transformó el mar
en tierra firme,
a pie atravesaron
el río.
Alegrémonos con
Dios,
que con su poder
gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a
las naciones,
para que no se
subleven los rebeldes.
Bendecid, pueblos,
a nuestro Dios,
haced resonar sus
alabanzas,
porque él nos ha
devuelto la vida
y no dejó que
tropezaran nuestros pies.
¡Oh Dios!, nos
pusiste a prueba,
nos refinaste como
refinan la plata;
nos empujaste a la
trampa,
nos echaste a
cuestas un fardo:
sobre nuestro
cuello cabalgaban,
pasamos por fuego
y por agua,
pero nos has dado
respiro.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que se postre
ante ti, Señor, la tierra entera, y se alegre porque has venido como luz de
todos los siglos.
Ant 3. Bendito sea
Dios, que nos ha devuelto la vida y nos ha dado respiro.
Salmo 65 II
Entraré en tu casa
con víctimas,
para cumplirte mis
votos:
los que
pronunciaron mis labios
y prometió mi boca
en el peligro.
Te ofreceré
víctimas cebadas,
te quemaré
carneros,
inmolaré bueyes y
cabras.
Fieles de Dios,
venid a escuchar,
os contaré lo que
ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi
lengua.
Si hubiera tenido
yo mala intención,
el Señor no me
habría escuchado;
pero Dios me
escuchó,
y atendió a mi voz
suplicante.
Bendito sea Dios,
que no rechazó mi súplica
ni me retiró su
favor.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea
Dios, que nos ha devuelto la vida y nos ha dado respiro.
V. Éste es mi Hijo
amado.
R.
Escuchadlo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
profeta Isaías 42, 1-9; 49, 1-9
EL SIERVO HUMILDE
DEL SEÑOR ES LA LUZ DE LAS NACIONES
Mirad a mi siervo,
a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he
puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia en las naciones.
No gritará, no
clamará, no voceará por las calles. No romperá la caña resquebrajada, no
apagará la mecha aún humeante. Promoverá con firmeza la justicia, no titubeará
ni se doblegará hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que
esperan las islas.
Así dice el Señor
Dios, que creó y desplegó los cielos, que consolidó la tierra y todo lo que en
ella brota, que dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que
se mueven en ella:
«Yo, el Señor,
fiel a mi designio de salvación, te he llamado en la justicia, te he tomado de
la mano, te he formado y te he puesto como alianza del pueblo y luz de las
naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la
prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas. Yo soy el Señor,
éste es mi nombre, no cedo mi gloria a ningún otro ni mi honor a los ídolos. Lo
antiguo ya ha sucedido y algo nuevo yo anuncio, antes de que brote os lo hago
oír.»
Escuchadme, islas;
atended, pueblos lejanos: el Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando
aún estaba yo en el seno materno pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una
espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me
guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, en ti manifestaré mi
gloria.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he
gastado mis fuerzas», en realidad el Señor se ocupaba de mi causa, Dios tenía
en sus manos mi recompensa; yo era glorificado ante sus ojos, mi Dios era mi
fortaleza.
Y ahora habla el
Señor, que desde el seno materno me hizo su siervo para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel en torno suyo:
«Es poco que seas
mi siervo para restablecer a las tribus de Jacob y hacer volver a los
supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra.»
Así dice el Señor,
el redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido de las naciones, al
esclavo de los tiranos:
«Te verán los
reyes y se pondrán de pie, te verán los príncipes y se postrarán; porque el
Señor es fiel, porque el Santo de Israel te ha elegido.»
Así dice el Señor:
«En el tiempo de
gracia te he respondido, en el día de salvación te he auxiliado; te he defendido
y te he constituido como alianza del pueblo, para restaurar el país, para
repartir las heredades desoladas, para decir a los cautivos: "Salid",
y a los que están en tinieblas: "Venid a la luz"; aun por los caminos
pastarán, tendrán praderas en todas las dunas.»
RESPONSORIO
Cf. Mt 3, 16. 17; Lc 3, 22
R. Hoy se abrieron
los cielos cuando fue bautizado el Señor en el Jordán, y el Espíritu de Dios
bajó sobre él en forma de paloma, y se oyó la voz del Padre que decía: * «Éste
es mi Hijo amado, en quien tengo mis complacencias.»
V. El Espíritu
Santo descendió sobre él en forma visible, como una paloma, y se dejó oír una
voz del cielo:
R. Éste es mi Hijo
amado, en quien tengo mis complacencias.
SEGUNDA LECTURA
De las
Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación 39,
En las santas Luminarias, 14-16. 20: PG 36, 350-351. 354. 358-359)
EL BAUTISMO DE
CRISTO
Cristo es hoy
iluminado, dejemos que esta luz divina nos penetre también a nosotros; Cristo
es bautizado, bajemos con él al agua, para luego subir también con él.
Juan está
bautizando, y Jesús acude a él; posiblemente para santificar al mismo que lo
bautiza; con toda seguridad para sepultar en el agua a todo el viejo Adán;
antes de nosotros y por nosotros, el que era espíritu y carne santifica el
Jordán, para así iniciarnos por el Espíritu y el agua en los sagrados
misterios.
El Bautista se
resiste, Jesús insiste. Soy yo quien debo ser bautizado por ti, le dice la
lámpara al Sol, la voz a la Palabra, el amigo al Esposo, el más grande entre
los nacidos de mujer al Primogénito de toda creatura, el que había saltado de
gozo ya en el seno materno al que había sido adorado también en el seno de su
madre, el que lo había precedido y lo precederá al que se había manifestado y
se manifestará. Soy yo quien debo ser bautizado por ti; podía haber añadido: «Y
por causa de ti.» Él, en efecto, sabía con certeza que recibiría más tarde el
bautismo del martirio y que, como a Pedro, le serían lavados no sólo los pies,
sino todo su cuerpo.
Pero, además,
Jesús sube del agua; lo cual nos recuerda que hizo subir al mundo con él hacia
lo alto, porque en aquel momento ve también cómo el cielo se rasga y se abre,
aquel cielo que Adán había cerrado para sí y para su posteridad, como había
hecho que se le cerrase la entrada al paraíso con una espada de fuego.
El Espíritu
atestigua la divinidad de Cristo, acudiendo a él como a su igual; y una voz
bajó del cielo, ya que del cielo procedía aquel de quien testificaba esta voz;
y el Espíritu se apareció en forma corporal de una paloma, para honrar así el
cuerpo de Cristo, que es también divino por su excepcional unión con Dios.
Muchos siglos atrás fue asimismo una paloma la que anunció el fin del diluvio.
Honremos hoy,
pues, el bautismo de Cristo y celebremos como es debido esta festividad.
Procurad una
limpieza de espíritu siempre en aumento. Nada agrada tanto a Dios como la
conversión y salvación del hombre, ya que para él tienen lugar todas estas
palabras y misterios; sed como lumbreras en medio del mundo, como una fuerza
vital para los demás hombres; si así lo hacéis, llegaréis a ser luces perfectas
en la presencia de aquella gran luz, impregnados de sus resplandores
celestiales, iluminados de un modo más claro y puro por la Trinidad, de la cual
habéis recibido ahora, con menos plenitud, un único rayo proveniente de la
única Divinidad, en Cristo Jesús, nuestro Señor, a quien sea la gloria y el
poder por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
R. Hoy se han
abierto los cielos y el mar se dulcificó, la tierra canta de alegría y los
montes y colinas se llenan de júbilo: * porque Cristo fue bautizado por Juan en
el Jordán.
V. ¿Qué te pasa,
mar, por qué huyes? Y tú, Jordán, ¿por qué te echas atrás?
R. Porque Cristo
fue bautizado por Juan en el Jordán.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, el Hijo amado, en quien el Padre tiene sus
complacencias.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: A LA ORILLA
DEL JORDÁN.
A la orilla del
Jordán,
descalza el alma y
los pies,
bajan buscando
pureza
doce tribus de
Israel.
Piensan que a la
puerta está
el Mesías del
Señor
y que para
recibirle
gran limpieza es
menester.
Bajan hombres y
mujeres,
pobres y ricos
también,
y Juan, sobre
todos ellos,
derrama el agua y
la fe.
Mas ¿por qué se ha
de lavar
a la Pureza, por
qué?
Porque el bautismo
hoy empieza
y ha comenzado por
él. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El soldado
bautizaba a su Rey, el siervo a su Señor, Juan al Salvador: el agua del Jordán
se estremece, la Paloma da testimonio, la voz del Padre declara: «Éste es mi
Hijo.»
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El soldado
bautizaba a su Rey, el siervo a su Señor, Juan al Salvador: el agua del Jordán
se estremece, la Paloma da testimonio, la voz del Padre declara: «Éste es mi
Hijo.»
Ant 2. Al
manifestarse al mundo la gloria de Cristo, las aguas del Jordán fueron
santificadas: sacad aguas con gozo de las fuentes del Salvador; Cristo, el
Señor, ha santificado la creación entera.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Al
manifestarse al mundo la gloria de Cristo, las aguas del Jordán fueron
santificadas: sacad aguas con gozo de las fuentes del Salvador; Cristo, el
Señor, ha santificado la creación entera.
Ant 3. Te
glorificamos, Señor, Dios y redentor, a ti que con el Espíritu y el fuego
purificas a los hombres de su pecado.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su alabanza
en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te
glorificamos, Señor, Dios y redentor, a ti que con el Espíritu y el fuego
purificas a los hombres de su pecado.
LECTURA BREVE
Is 61, 1-2a
El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la
buena noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para
proclamar la amnistía a los cautivos, la libertad a los prisioneros, para
proclamar el año de gracia del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que hoy te
has manifestado.
R. Ten piedad de
nosotros.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cristo es
bautizado y el universo entero se purifica; el Señor nos obtiene el perdón de
los pecados: purifiquémonos todos por el agua y el Espíritu.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es
bautizado y el universo entero se purifica; el Señor nos obtiene el perdón de
los pecados: purifiquémonos todos por el agua y el Espíritu.
PRECES
Roguemos a nuestro
Redentor, bautizado por Juan en el Jordán, y digámosle:
Señor, ten
piedad.
Cristo Jesús, que
al manifestarte al mundo has iluminado a todos los hombres,
concede luz
abundante a cuantos hoy se relacionen con nosotros.
Cristo Jesús, que
para enseñarnos un camino de humildad te humillaste recibiendo el bautismo de
Juan,
danos un espíritu
de humilde servicio para con todos los hombres.
Cristo Jesús, que
por tu bautismo nos purificaste de todo pecado y nos hiciste hijos del Padre,
concede el
espíritu de adopción a todos los que buscan a Dios con sinceridad.
Cristo Jesús, que
en tu bautismo abriste una puerta de salvación para los cristianos y
santificaste la creación entera,
haz de todos
nosotros ministros de tu Evangelio en el mundo.
Cristo Jesús, que
en tu bautismo nos revelaste a la Trinidad,
renueva el
espíritu de adopción y el sacerdocio real de los bautizados.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Gracias a
Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH SANTO
ESPÍRITU, QUE CON EL PADRE
Oh Santo Espíritu,
que con el Padre
y el Hijo eres un
solo Dios eterno:
dígnate ya bajar
hasta nosotros
y entrar y
derramarte en nuestros pechos.
Que la mente, la
lengua y el sentido
den testimonio de
tu nombre excelso,
y que las llamas
del amor despunten,
y que al prójimo
abrasen con su fuego.
Escúchanos, oh
Padre piadosísimo,
y haz que se
cumpla nuestro buen deseo,
tú que reinas sin
tiempo con tu Hijo
Jesucristo y el
Santo Paracleto. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Juan se
resistía y decía a Jesús: «Soy yo quien debe ser bautizado por ti, y ¿eres tú
quien viene a mí?»
Salmo 119 - DESEO
DE LA PAZ
En mi aflicción
llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de
los labios mentirosos,
de la lengua
traidora.
¿Qué te va a dar o
a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de
arquero, afiladas
con ascuas de
retama.
¡Ay de mí,
desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo
viviendo
con los que odian
la paz;
cuando yo digo:
«Paz»,
ellos dicen:
«Guerra».
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL
GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a
los montes:
¿de dónde me
vendrá el auxilio?
El auxilio me
viene del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
No permitirá que
resbale tu pie,
tu guardián no
duerme;
no duerme ni
reposa
el guardián de
Israel.
El Señor te guarda
a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no
te hará daño,
ni la luna de
noche.
El Señor te guarda
de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda
tus entradas y salidas,
ahora y por
siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA
CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén está
fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las
tribus,
las tribus del
Señor,
según la costumbre
de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia
en el palacio de
David.
Desead la paz a
Jerusalén:
«Vivan seguros los
que te aman,
haya paz dentro de
tus muros,
seguridad en tus
palacios.»
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La
paz contigo.»
Por la casa del
Señor, nuestro Dios,
te deseo todo
bien.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Juan se
resistía y decía a Jesús: «Soy yo quien debe ser bautizado por ti, y ¿eres tú
quien viene a mí?»
LECTURA BREVE
Is 11, 1-3a
Saldrá un renuevo
del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el
espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
V. Es preciso que
él crezca.
R. Y que yo
disminuya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO LA
LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la luz del
día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús,
luz y alegría
de quienes en la
fe y en la esperanza
celebran ya la
fiesta de la Vida.
Eres resurrección,
palabra y prenda
de ser y de vivir
eternamente;
sembradas de
esperanzas nuestras vidas,
serán en ti
cosecha para siempre.
Ven ya, Señor
Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz
llena este día,
camino de alegría
y de esperanza,
cabal acontecer de
nueva vida.
Concédenos, oh
Padre omnipotente,
por tu Hijo
Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el
fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta
tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Respondió
Jesús, y le dijo: «Haz ahora lo que te digo, pues conviene que cumplamos de
esta manera la voluntad de Dios.»
Salmo 22 - EL BUEN
PASTOR
El Señor es mi
Pastor, nada me falta:
en verdes praderas
me hace recostar;
me conduce hacia
fuentes tranquilas
y repara mis
fuerzas;
me guía por el
sendero justo,
por el honor de su
nombre.
Aunque camine por
cañadas oscuras,
nada temo, porque
tú vas conmigo:
tu vara y tu
cayado me sosiegan.
Preparas una mesa
ante mí
enfrente de mis
enemigos;
me unges la cabeza
con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu
misericordia me acompañan
todos los días de
mi vida,
y habitaré en la
casa del Señor
por años sin
término.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
SALMO 75 I -
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Dios se manifiesta
en Judá,
su fama es grande
en Israel;
su tabernáculo
está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los
relámpagos del arco,
el escudo, la
espada y la guerra.
Tú eres
deslumbrante, magnífico,
con montones de
botín conquistados.
Los valientes
duermen su sueño,
y a los guerreros
no les responden sus brazos.
Con un bramido,
¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste
carros y caballos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
SALMO 75 II
Tú eres terrible:
¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu
ira?
Desde el cielo
proclamas la sentencia:
la tierra teme
sobrecogida,
cuando Dios se
pone en pie para juzgar,
para salvar a los
humildes de la tierra.
La cólera humana
tendrá que alabarte,
los que sobrevivan
al castigo te rodearán.
Haced votos al
Señor y cumplidlos,
y traigan los
vasallos tributo al Temible:
él deja sin
aliento a los príncipes,
y es temible para
los reyes del orbe.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Respondió
Jesús, y le dijo: «Haz ahora lo que te digo, pues conviene que cumplamos de
esta manera la voluntad de Dios.»
LECTURA BREVE
Is 42, 1
Mirad a mi siervo,
a quien sostengo; mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto
mi espíritu, para que haga brillar la justicia en las naciones.
V. Mirad a mi
siervo, a quien sostengo.
R. Mi elegido, en
quien tengo mis complacencias.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH DIOS,
TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz
vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti
mismo permaneces,
y que el orden del
tiempo determinas
por medio de la
luz que nace y muere.
Dígnate
concedernos, en la tarde,
Luz con que
nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien
infinito de la gloria
siga a la gracia
de una santa muerte.
Glorificado seas,
Jesucristo,
nacido del más
puro y santo vientre,
y que sean también
glorificados
el Padre y el
Espíritu por siempre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Juan habla
como testigo y dice: «Vi al Espíritu Santo descender y posarse sobre él como
una paloma.»
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Juan habla
como testigo y dice: «Vi al Espíritu Santo descender y posarse sobre él como
una paloma.»
LECTURA BREVE
Is 49, 6
El Señor me dijo:
«Es poco que seas mi siervo para restablecer a las tribus de Jacob y hacer
volver a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra.»
V. Haré posar mi
Espíritu sobre él.
R. Y dará a
conocer mi ley a todas las naciones.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
II
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PORQUE EL
BAUTISMO HOY EMPIEZA
Porque el bautismo
hoy empieza
y él lo quiere
inaugurar,
hoy se ha venido a
lavar
el Autor de la
limpieza.
Aunque es santo y
redentor,
nos da ejemplo
singular:
se quiere hoy purificar
como cualquier
pecador.
Aunque él mismo es
la Hermosura
y no hay hermosura
par,
hoy quiere al agua
bajar
y hermosear
nuestra basura.
Nadie lo hubiera
pensado:
vino el pecado a
quitar,
y se hace ahora
pasar
por pecador y
pecado.
Gracias, Bondad y
Belleza,
pues te quisiste
humillar
y no te pesó lavar
tu santidad y
pureza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se oyó una
voz que venía del cielo y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi hijo amado, en
quien tengo mis complacencias, escuchadlo.»
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se oyó una
voz que venía del cielo y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi hijo amado, en
quien tengo mis complacencias, escuchadlo.»
Ant 2. En el río
Jordán aplastó nuestro Salvador la cabeza del antiguo dragón y nos libró a
todos de su esclavitud.
Salmo 111-
FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme
al Señor
y ama de corazón
sus mandatos.
Su linaje será
poderoso en la tierra,
la descendencia
del justo será bendita.
En su casa habrá
riquezas y abundancia,
su caridad es
constante, sin falta.
En las tinieblas
brilla como una luz
el que es justo,
clemente y compasivo.
Dichoso el que se
apiada y presta,
y administra
rectamente sus asuntos.
El justo jamás
vacilará,
su recuerdo será
perpetuo.
No temerá las
malas noticias,
su corazón está
firme en el Señor.
Su corazón está
seguro, sin temor,
hasta que vea
derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a
los pobres;
su caridad es
constante, sin falta,
y alzará la frente
con dignidad.
El malvado, al
verlo, se irritará,
rechinará los
dientes hasta consumirse.
La ambición del
malvado fracasará.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el río
Jordán aplastó nuestro Salvador la cabeza del antiguo dragón y nos libró a
todos de su esclavitud.
Ant 3. Hoy se nos
revela un gran misterio, porque el Creador del universo nos purifica de
nuestros pecados en el Jordán.
Cántico: CANTO DE
LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y
maravillosas son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los
siglos!
¿Quién no temerá,
Señor,
y glorificará tu
nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán
todas las naciones
y se postrarán en
tu acatamiento,
porque tus juicios
se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy se nos
revela un gran misterio, porque el Creador del universo nos purifica de
nuestros pecados en el Jordán.
LECTURA BREVE
Hch 10, 37-38
Vosotros sabéis lo
acaecido en toda Judea: cómo Jesús de Nazaret empezó su actividad por Galilea
después del Bautismo predicado por Juan; cómo Dios lo ungió con poder del
Espíritu Santo; cómo pasó haciendo el bien y devolviendo la salud a todos los
que estaban esclavizados por el demonio, porque Dios estaba con él.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que
vino por el agua y por la sangre.
R. Éste es el que
vino por el agua y por la sangre.
V. Jesucristo,
nuestro Señor.
R. El que vino por
el agua y por la sangre.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que
vino por el agua y por la sangre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cristo Jesús
nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en
un reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre; a él la gloria y el poder
por los siglos de los siglos.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo Jesús
nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en
un reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre; a él la gloria y el poder
por los siglos de los siglos.
PRECES
Roguemos a nuestro
Redentor, bautizado por Juan en el Jordán, y supliquémosle, diciendo:
Envía, Señor, tu
Espíritu sobre nosotros.
Cristo, siervo de
Dios, en quien el Padre tiene todo su gozo,
envía tu Espíritu
sobre nosotros.
Cristo, elegido de
Dios, tú que no rompiste la caña resquebrajada ni apagaste la mecha humeante,
compadécete de
cuantos te buscan con sinceridad.
Cristo, Hijo de
Dios, a quien el Padre ha elegido como nueva alianza del pueblo y luz de las
naciones,
abre por el
bautismo los ojos de los que no ven.
Cristo, salvador
de los hombres, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y envió para
salvación del mundo,
haz que todos los
hombres te conozcan y crean en ti para que así obtengan la vida eterna.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Cristo, esperanza
nuestra, que llevas la luz de la salvación a los pueblos que yacen en las
tinieblas de la ignorancia,
recibe en tu reino
a nuestros difuntos.
Ya que somos la
familia de Dios, digamos con grande confianza a nuestro Padre del cielo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso
y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era
bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus
hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven
siempre dignos de tu complacencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO
ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el
día
te suplicamos,
Señor,
nos hagas de
centinela
y otorgues tu
protección.
Que te sintamos:
contigo
sueñe nuestro
corazón
para cantar tus
loores
de nuevo al salir
el sol.
Danos vida
saludable,
alienta nuestro
calor,
tu claridad
ilumine
la oscuridad que
llegó.
Dánoslo, Padre
piadoso,
por Jesucristo, el
Señor,
que reina con el
Espíritu
Santo vivificador.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al amparo
del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA
SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío
en ti.»
Él te librará de
la red del cazador,
de la peste
funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo
y armadura.
No temerás el
espanto nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Tan sólo abre tus
ojos
y verás la paga de
los malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al
Altísimo por defensa.
No se te acercará
la desgracia,
ni la plaga
llegará hasta tu tienda,
porque a sus
ángeles ha dado órdenes
para que te
guarden en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no
tropiece en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones
y dragones.
«Se puso junto a
mí: lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en
la tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré;
lo saciaré de
largos días,
y le haré ver mi
salvación.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del
Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán el rostro
del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no
necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te
pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la
resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos
levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE
LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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