Del Propio.
SAN ESTEBAN, protomártir (FIESTA).
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración
del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. A Cristo recién nacido, que ha otorgado
a Esteban la corona de la gloria, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya
alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA
Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.
Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo
halla.
Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.
Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Esteban, lleno del Espíritu Santo, con
la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús a la diestra del
Padre.
Salmo 2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo.»
El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.»
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Esteban, lleno del Espíritu Santo, con
la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús a la diestra del
Padre.
Ant 2. Esteban, puesto de rodillas, decía con
fuerte voz: «Señor Jesús, no les tomes en cuenta este pecado.»
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y
azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Esteban, puesto de rodillas, decía con
fuerte voz: «Señor Jesús, no les tomes en cuenta este pecado.»
Ant 3. Nadie podía resistir a la sabiduría y
al espíritu con que hablaba.
Salmo 16 - DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE
PERSEGUIDO
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño:
emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no ha faltado
como suelen los hombres;
según tus mandatos yo me he mantenido
en la senda establecida.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios
mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme
de los malvados que me asaltan,
del enemigo mortal que me cerca.
Han cerrado sus entrañas
y hablan con boca arrogante;
ya me rodean sus pasos,
se hacen guiños para derribarme,
como un león ávido de presa,
como un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo,
que tu espada me libre del malvado,
y tu mano, Señor, de los mortales;
mortales de este mundo: sea su lote esta
vida;
de tu despensa les llenarás el vientre,
se saciarán sus hijos
y dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi apelación vengo a tu
presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie podía resistir a la sabiduría y al
espíritu con que hablaba.
V. Me asaltaron angustias y opresiones.
R. Pero tus mandatos son mi delicia.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 6, 8--7, 2a.
44-59
MARTIRIO DE SAN ESTEBAN
Esteban, lleno de gracia y de poder
sobrenatural, obraba señales y prodigios entre el pueblo. Algunos de la facción
llamada de los libertos y algunos cirenenses y alejandrinos y otros de Cilicia
y del Asia proconsular se levantaron a disputar con Esteban; pero no podían
resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Por eso sobornaron a algunos para que
presentasen esta acusación:
«Nosotros le hemos oído proferir blasfemias
contra Moisés y contra Dios.»
Así excitaron los ánimos del pueblo, de los
ancianos y de los escribas. Luego, cayendo de improviso sobre él, lo
arrebataron y lo condujeron ante el Consejo. Allí hicieron comparecer testigos
falsos con esta acusación:
«Este hombre no cesa de hablar contra el
lugar santo y contra la ley. Nosotros le hemos oído decir que ese Jesús
Nazareno destruirá este templo y cambiará las costumbres que nos ha transmitido
Moisés.»
Todos los que estaban sentados en el Consejo
pusieron en él los ojos, y vieron su rostro como el de un ángel. El sumo
sacerdote le preguntó:
«¿Es verdad lo que éstos dicen?»
Él contestó:
«Hermanos y padres, escuchad: Nuestros padres
tuvieron consigo, en el desierto, el tabernáculo del testimonio. Así lo había
dispuesto el que mandó a Moisés fabricado según el modelo que le había
mostrado. Nuestros padres lo recibieron en herencia y lo introdujeron, bajo la
dirección de Josué, en la tierra que ocupaban los gentiles, a quienes arrojó
Dios para dar lugar a nuestros padres. Y así hasta los días de David. David
halló gracia a los ojos de Dios. Pidió el privilegio de construir morada para
el Dios de Jacob; pero fue Salomón quien se la edificó, aunque ciertamente el
Altísimo no habita en casas construidas por los hombres, como dice el profeta:
"El cielo es mi trono y la tierra es escabel de mis pies. ¿Qué casa me
vais a construir -dice el Señor-, o cuál va a ser el lugar de mi descanso? ¿No
soy yo quien ha hecho todas estas cosas?"
¡Hombres de dura cerviz, que cerráis
obstinadamente vuestro entendimiento y vuestro corazón a la verdad, vosotros
habéis ido siempre en contra del Espíritu Santo! Lo mismo que hicieron vuestros
padres hacéis también vosotros. ¿A qué profeta dejaron de perseguir vuestros
padres? Ellos quitaron la vida a los que anunciaban la venida del Justo, al
cual vosotros habéis ahora traicionado y asesinado; vosotros, que recibisteis
la ley por ministerio de los ángeles y no la guardasteis.»
Al escuchar esta diatriba, ardían de rabia
sus corazones y rechinaban sus dientes de coraje. Esteban, por su parte, lleno
del Espíritu Santo, con la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios y a
Jesús a su diestra; y exclamó:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre
a la diestra de Dios.»
Ante estas palabras, con gran gritería, se
taparon los oídos. Embistieron todos a una contra él y, sacándolo a empellones
fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos dejaron sus mantos a los pies
de un joven, llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba con estas
palabras:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Y, puesto de rodillas, dijo con fuerte voz:
«Señor, no les tomes en cuenta este pecado.»
Y, dicho esto, murió. Saulo, por su parte,
aprobaba su muerte.
RESPONSORIO
R. Esteban, siervo de Dios, a quien
apedreaban los judíos, vio los cielos abiertos, y al punto entró en ellos; *
dichoso mortal, para quien los cielos se abrieron.
V. Cuando era destrozado por la fragorosa
tempestad de piedras, vio en las profundidades del cielo una intensa claridad.
R. Dichoso mortal, para quien los cielos se
abrieron.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Fulgencio de Ruspe,
obispo
(Sermón 3, 1-3. 5-6: CCL 91 A, 905-909)
LAS ARMAS DE LA CARIDAD
Ayer celebrábamos el nacimiento temporal de
nuestro Rey eterno; hoy celebramos el martirio triunfal de su soldado.
Ayer nuestro Rey, con la vestidura de gala de
nuestra carne, salió del palacio del seno virginal y se dignó visitar el mundo;
hoy su soldado, abandonando la tienda de su cuerpo, ha entrado triunfante en el
cielo.
Nuestro Rey, a pesar de su condición
altísima, por nosotros viene humilde, mas no con las manos vacías: él trae para
sus soldados una dádiva espléndida, ya que no sólo les otorga copiosas
riquezas, sino que les da también una fortaleza invencible en el combate. En
efecto, trae consigo el don de la caridad, que eleva a los hombres hasta la
participación de la naturaleza divina.
Y, al repartir estos dones, en nada queda él
empobrecido, sino que de un modo admirable enriquece la pobreza de sus fieles
sin mengua de sus tesoros inagotables.
La misma caridad que hizo bajar a Cristo del
cielo a la tierra ha hecho subir a Esteban de la tierra al cielo. La misma
caridad que había precedido en la persona del Rey resplandeció después en su
soldado.
Esteban, para merecer la corona que
significaba su nombre, tuvo por arma la caridad, y ella le dio siempre la
victoria. Por amor a Dios no cedió ante la furia de los judíos, por amor al
prójimo intercedió por los que lo apedreaban. Por esta caridad refutaba a los
que estaban equivocados, para que se enmendasen de su error; por ella oraba por
los que lo apedreaban, para que no fuesen castigados.
Apoyado en la fuerza de esta caridad, venció
la furia y crueldad de Saulo y, habiéndolo tenido por perseguidor en la tierra,
logró tenerlo por compañero en el cielo. Movido por esta santa e inquebrantable
caridad, deseaba conquistar con su oración a los que no había podido convertir
con sus palabras.
Y ahora Pablo se alegra con Esteban, goza con
él de la gloria de Cristo, con él desborda de alegría, con él reina. Allí donde
entró primero Esteban, aplastado por las piedras de Pablo, entró luego Pablo,
ayudado por las oraciones de Esteban.
Ésta es, hermanos míos, la verdadera vida,
donde Pablo no es avergonzado por la muerte de Esteban, donde Esteban se
congratula de la compañía de Pablo, porque en ambos es la caridad la fuente de
su alegría. La caridad de Esteban, en efecto, superó la furia de los judíos, la
caridad de Pablo cubrió la multitud de los pecados, la caridad de ambos les
hizo merecer juntamente la posesión del reino de los cielos.
La caridad, por tanto, es la fuente y el
origen de todo bien, la mejor defensa, el camino que lleva al cielo. El que
camina en la caridad no puede errar ni temer, porque ella es guía, protección,
camino seguro.
Por esto, hermanos, ya que Cristo ha colocado
la escalera de la caridad, por la que todo cristiano puede subir al cielo,
aferraos a esta pura caridad, practicadla unos con otros y subid por ella cada
vez más arriba.
RESPONSORIO
R. El día de ayer nació el Señor en la
tierra, para que el día de hoy Esteban naciese en el cielo; entró Jesús en el
mundo, * para que Esteban entrara en la gloria.
V. Ayer nuestro Rey, con la vestidura de gala
de nuestra carne, salió del palacio del seno virginal y se dignó visitar el
mundo.
R. Para que Esteban entrara en la gloria.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de
los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te
aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la
gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree
oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos, Señor, imitar las virtudes de san
Esteban, cuya entrada en la gloria celebramos; y, así como él supo rogar por
sus mismos perseguidores, sepamos nosotros amar a nuestros enemigos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo recién nacido, que ha otorgado
a Esteban la corona de la gloria, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CRISTO ES LA VIDA
Cristo es la vida que, viniendo al mundo,
con sus heridas extirpó la muerte,
y, vuelto al Padre, a su derecha goza
reino perenne.
A él sigue Esteban, su primer discípulo,
galardonado de gloriosa suerte,
aquella que al morir le dio el Espíritu
benignamente.
Nube de piedras su existencia apaga,
sin que la rabia de los malos cese,
piadoso acaba perdonando a aquellos
sayones crueles.
Oh, te pedimos, santo protomártir,
hoy habitante de la paz celeste,
que, desde el alto empíreo, nos depares
gratas mercedes.
Gloria a la Trinidad hoy entonemos,
que a Esteban coronó en dichosa muerte:
luchó el mártir, triunfó, y reina en los
cielos
gloriosamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi alma está unida a ti, Dios mío,
pues mi carne fue lapidada por confesar tu nombre.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma está unida a ti, Dios mío, pues
mi carne fue lapidada por confesar tu nombre.
Ant 2. Esteban vio los cielos abiertos, y al
punto entró en ellos; dichoso mortal, para quien los cielos se abrieron.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn
3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al
Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al
Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los
siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Esteban vio los cielos abiertos, y al
punto entró en ellos; dichoso mortal, para quien los cielos se abrieron.
Ant 3. Veo los cielos abiertos y a Jesús a la
diestra del Padre.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los
fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Veo los cielos abiertos y a Jesús a la
diestra del Padre.
LECTURA BREVE Hch 6, 2b-5a
«No está bien que nosotros descuidemos la
palabra de Dios por atender al servicio de las mesas. Elegid, pues, hermanos,
de entre vosotros, a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a
quienes podamos encomendar este servicio. Nosotros, por nuestra parte, nos
dedicaremos a la oración en común y al ministerio de la palabra.» Y pareció
bien esta proposición a toda la comunidad.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Las puertas del cielo se abrieron para
Esteban, que fue el primero en ingresar al ejército de los mártires, y
victorioso entró coronado en los cielos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Las puertas del cielo se abrieron para
Esteban, que fue el primero en ingresar al ejército de los mártires, y
victorioso entró coronado en los cielos.
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el
testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de
la palabra de Dios, aclamémoslo diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que
entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de
espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que
proclamaron la fe hasta derramar su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia
de la fe.
Por la intercesión de los santos mártires que
soportando la cruz siguieron tus pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad
las contrariedades de la vida.
Por la intercesión de los santos mártires que
blanquearon su manto en la sangre del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo
y de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la confianza de que Cristo ha abierto
también los cielos para nosotros con su muerte, digamos la oración que él nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, imitar las virtudes de san
Esteban, cuya entrada en la gloria celebramos; y, así como él supo rogar por
sus mismos perseguidores, sepamos nosotros amar a nuestros enemigos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. José y María, la madre de Jesús,
estaban maravillados de lo que se decía de él.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. José y María, la madre de Jesús, estaban
maravillados de lo que se decía de él.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 10-11
Tras un breve padecer, el Dios de toda
gracia, que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo os
restablecerá, os afianzará, os robustecerá. A él la gloria y el poder, por los
siglos de los siglos. Amén.
V. El Señor lo revistió con un manto de
gloria.
R. Y puso sobre su cabeza la corona de
vencedor.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, imitar las virtudes de san
Esteban, cuya entrada en la gloria celebramos; y, así como él supo rogar por
sus mismos perseguidores, sepamos nosotros amar a nuestros enemigos. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO
Oh Señor, Dios eterno y bondadoso,
tú diriges los tiempos y la vida;
son por ti luminosas las mañanas,
con tu sol das el fuego al mediodía.
Que tu paz se derrame en nuestras almas
y que apague el ardor de la discordia;
que descansen los cuerpos fatigados,
anhelando el reposo de tu gloria.
Tu amistad danos, Padre omnipotente,
sea Cristo la senda que sigamos,
ilumine el Espíritu el desierto
en que todos a ti peregrinamos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón.
Salmo 118, 169-176
Que llegue mi clamor a tu Presencia,
Señor, con tus palabras dame inteligencia;
que mi súplica entre en tu presencia,
líbrame según tu promesa;
de mis labios brota la alabanza,
porque me enseñaste tus leyes.
Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus preceptos son justos;
que tu mano me auxilie,
ya que prefiero tus decretos;
ansío tu salvación, Señor;
tu voluntad es mi delicia.
Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien;
me extravié como oveja perdida:
busca a tu siervo, que no olvida tus
mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la
justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus
compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan
las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de
vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón.
LECTURA BREVE St 1, 12
Dichoso el hombre que soporta la prueba,
porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha
prometido a los que lo aman.
V. En Dios confío y no temo.
R. ¿Qué podrá hacerme un mortal?
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, imitar las virtudes de san
Esteban, cuya entrada en la gloria celebramos; y, así como él supo rogar por
sus mismos perseguidores, sepamos nosotros amar a nuestros enemigos. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA
Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,
que inmóvil en ti mismo permaneces,
y que el orden del tiempo determinas
por medio de la luz que nace y muere.
Dígnate concedernos, en la tarde,
Luz con que nuestra vida nunca cese,
y haz que el bien infinito de la gloria
siga a la gracia de una santa muerte.
Glorificado seas, Jesucristo,
nacido del más puro y santo vientre,
y que sean también glorificados
el Padre y el Espíritu por siempre.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a
quien has presentado ante todos los pueblos.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA
NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN
DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL
JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a
quien has presentado ante todos los pueblos.
LECTURA BREVE Sb 3, 1-2a. 3b
Las almas de los justos están en las manos de
Dios y no los alcanzará tormento alguno. Creyeron los insensatos que habían
muerto; pero ellos están en la paz.
V. Al volver, vuelven cantando.
R. Trayendo sus gavillas.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, imitar las virtudes de san
Esteban, cuya entrada en la gloria celebramos; y, así como él supo rogar por
sus mismos perseguidores, sepamos nosotros amar a nuestros enemigos. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL CAER DE LA TARDE
Al caer de la tarde,
toda la casa
era aromas de vino
y tierna hogaza.
Mientras, la Madre
era un ánfora llena
de sus pesares.
Al caer de la tarde,
la Madre hilaba
con aquellas sus manos
de virgen casta.
Mientras, el Niño
soñaba que soñaba
lirios y espinos.
Al caer de la tarde,
en el silencio,
aserraban las sierras
del carpintero.
José pensaba
que era el padre dichoso
de la Palabra.
Al caer de la tarde,
Señor, atiende
la amargura infinita
que el mundo tiene.
Colma el vacío
de esta familia humana
sin tu cariño. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, que es el Mesías.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, que es el Mesías.
Ant 2. José, hijo de David, no temas recibir
a María como esposa, porque lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. José, hijo de David, no temas recibir a
María como esposa, porque lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Ant 3. Los pastores vinieron presurosos y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1,
3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y
celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo
por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los pastores vinieron presurosos y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.
LECTURA BREVE 2Co 8, 9
Conocéis el ejemplo de liberalidad de nuestro
Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para que os
enriquecierais con su pobreza.
RESPONSORIO BREVE
V. La Palabra se hizo carne y puso su morada
entre nosotros.
R. La Palabra se hizo carne y puso su morada
entre nosotros.
V. Y de su plenitud hemos recibido todos.
R. Y puso su morada entre nosotros.
V. Gloria al Padre. y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. La Palabra se hizo carne y puso su morada
entre nosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres se diesen cuenta de ello; creían ellos que vendría en la
caravana y lo buscaron entre parientes y conocidos.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por
mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres se diesen cuenta de ello; creían ellos que vendría en la
caravana y lo buscaron entre parientes y conocidos.
PRECES
Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que
quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémoslo, diciendo:
Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de
los hombres.
Cristo Jesús. por el misterio de tu sumisión
a María y a José,
enséñanos a respetar y a obedecer a los que
nos gobiernan legítimamente.
Tú que amaste a tus padres y fuiste amado por
ellos,
afianza a todas las familias en el amor y la
concordia.
Tú que estuviste siempre atento a las cosas
de tu Padre,
haz que Dios sea honrado en todas las
familias.
Tú que quisiste que tus padres, angustiados,
te encontraran al cabo de tres días en la casa de tu Padre,
enséñanos a buscar siempre primero el reino
de Dios y su justicia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que has dado parte en tu gloria a María y
a José,
admite también a nuestros difuntos en la
familia de los santos.
Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos
de Dios, digamos:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que has querido darnos en la
Sagrada Familia ejemplos preclaros de virtudes domésticas, concédenos saber
imitar su vida y su amor recíproco, para que un día podamos ir a disfrutar con
ella de la alegría eterna de tu morada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta
jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros,
hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia
de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA
Cuando acabamos el día
te suplicamos, Señor,
nos hagas de centinela
y otorgues tu protección.
Que te sintamos: contigo
sueñe nuestro corazón
para cantar tus loores
de nuevo al salir el sol.
Danos vida saludable,
alienta nuestro calor,
tu claridad ilumine
la oscuridad que llegó.
Dánoslo, Padre piadoso,
por Jesucristo, el Señor,
que reina con el Espíritu
Santo vivificador. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi
oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor
mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi
honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la
dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más
alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir
tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi
oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de
camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2,
29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz
que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene
con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una
noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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