Del Propio del día - Salterio IV
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera
oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. El Señor está cerca, venid
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado
ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ALEGRÍA DE NIEVE
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
Miserables los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae,
más cielo cerca.
La tierra tan dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre más muerto
se despereza.
Ya los montes se allanan
y las colinas,
y el corazón del hombre
vuelve a la vida.
Gloria al Padre y al Hijo,
gloria al Espíritu,
que han mirado a la tierra
compadecidos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Que bueno es el Dios de Israel para
los justos.
Salmo 72 I - POR QUÉ SUFRE EL JUSTO
¡Qué bueno es Dios para el justo,
el Señor para los limpios de corazón!
Pero yo por poco doy un mal paso,
casi resbalaron mis pisadas:
porque envidiaba a los perversos,
viendo prosperar a los malvados.
Para ellos no hay sinsabores,
están sanos y engreídos;
no pasan las fatigas humanas
ni sufren como los demás.
Por eso su collar es el orgullo,
y los cubre un vestido de violencia;
de las carnes les rezuma la maldad,
el corazón les rebosa de malas ideas.
Insultan y hablan mal,
y desde lo alto amenazan con la opresión.
Su boca se atreve con el cielo,
y su lengua recorre la tierra.
Por eso mi pueblo se vuelve a ellos
y se bebe sus palabras.
Ellos dicen: «¿Es que Dios lo va a saber,
se va a enterar el Altísimo?»
Así son los malvados:
siempre seguros, acumulan riquezas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que bueno es el Dios de Israel para
los justos.
Ant 2. Su risa se convertirá en llanto, y
su alegría en tristeza.
Salmo 72 II
Entonces, ¿para qué he limpiado yo mi
corazón
y he lavado en la inocencia mis manos?
¿Para qué aguanto yo todo el día
y me corrijo cada mañana?
Si yo dijera: «Voy a hablar como ellos»,
renegaría de la estirpe de tus hijos.
Meditaba yo para entenderlo,
pero me resultaba muy difícil;
hasta que entré en el misterio de Dios,
y comprendí el destino de ellos.
Es verdad: los pones en el resbaladero,
los precipitas en la ruina;
en un momento causan horror,
y acaban consumidos de espanto.
Como un sueño al despertar, Señor,
al despertarte desprecias sus sombras.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Su risa se convertirá en llanto, y su
alegría en tristeza.
Ant 3. Para mí lo bueno es estar junto a
Dios, pues los que se alejan de ti se pierden.
Salmo 72 III
Cuando mi corazón se agriaba
y me punzaba mi interior,
yo era un necio y un ignorante,
yo era un animal ante ti.
Pero yo siempre estaré contigo,
tú tomas mi mano derecha,
me guías según tus planes,
y me llevas a un destino glorioso.
¿No te tengo a ti en el cielo?;
y contigo, ¿qué me importa la tierra?
Se consumen mi corazón y mi carne
por Dios, mi herencia eterna.
Sí: los que se alejan de ti se pierden;
tú destruyes a los que te son infieles.
Para mí lo bueno es estar junto a Dios,
hacer del Señor mi refugio,
y proclamar todas tus acciones
en las puertas de Sión.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Para mí lo bueno es estar junto a
Dios, pues los que se alejan de ti se pierden.
V. Señor, Dios nuestro, restáuranos.
R. Haz brillar tu rostro sobre nosotros y
sálvanos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 48, 12-21;
49, 9b-13
EL NUEVO ÉXODO
Esto dice el Señor:
«Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé:
Yo soy, yo soy el primero y yo soy el último. Mi mano cimentó la tierra, mi
diestra extendió el cielo; cuando yo los llamo, se presentan juntos.
Reuníos todos y escuchad: ¿Quién de ellos
lo ha predicho? Mi amigo cumplirá mi voluntad sobre Babilonia y la raza de los
caldeos.
Yo mismo, yo he hablado y yo lo he
llamado, lo he traído y he dado éxito a su empresa. Acercaos y escuchad esto:
No hago predicciones en secreto, y, desde que sucede, allí estoy yo.»
Y ahora el Señor Dios me ha enviado con su
Espíritu. Así dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios, te enseño lo que
es para tu provecho, te guío por el camino por donde debes ir. Si hubieras
atendido a mis mandatos sería tu paz como un río, tu justicia como las olas del
mar; tu raza sería numerosa como la arena, como sus granos los vástagos de tus
entrañas; tu nombre no sería aniquilado ni destruido ante mí.»
¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos!
Anunciad con voz de júbilo, anunciadlo y proclamadlo: publicadlo hasta el
confín de la tierra. Decid: «El Señor ha rescatado a su siervo Jacob.» No
pasaron sed cuando los guió por la estepa, hizo brotar agua de la roca, hendió
la roca y manó agua.
Por los caminos pastarán, tendrán praderas
en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni
el sol; porque los conduce el Compasivo y los guía a manantiales de agua.
Convertiré mis montes en caminos y mis senderos se nivelarán.
Miradlos venir de lejos; miradlos, del
norte y del poniente, y los otros del país de Siene. Exulta, cielo, goce la
tierra, romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se
compadecerá de los desamparados.
RESPONSORIO Sal 95, 11;
Is 49, 13; Sal 71, 7
R. Alégrese el cielo, goce la tierra,
romped a cantar, montañas, porque el Señor, nuestro Dios, va a venir * y se
compadecerá de los desamparados.
V. En sus días florecerá la justicia y
abundará la paz.
R. Y se compadecerá de los desamparados.
SEGUNDA LECTURA
Del Comentario de san Ambrosio, obispo,
sobre el evangelio de san Lucas
(Libro 2, 19. 22-23. 26-27: CCL 14, 39-42)
VISITACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
Cuando el ángel reveló a María los
misterios recónditos de Dios, para fortificar la fe con un ejemplo, habló a la
Virgen de la maternidad de una mujer ya anciana y estéril; con ello le quiso
demostrar que para Dios no hay nada imposible.
Al oír María este anuncio, llena de gozo y
sin demora, partió hacia las montañas, no porque dudara de las palabras del
ángel ni porque estuviera incierta de la veracidad del hecho ni porque vacilara
ante la realidad del ejemplo, sino porque se sentía impulsada por el deseo de
cumplir un deber de piedad, anhelante de prestar sus servicios y presurosa por
la intensidad de su alegría.
Llena ya totalmente de Dios, ¿a dónde
podía dirigirse María con prisa sino hacia las alturas? En efecto, la gracia
del Espíritu Santo ignora la lentitud. Los beneficios de María y los dones de
la presencia del Señor se manifestaron en seguida, pues, así que Isabel oyó el
saludo de María, su criatura saltó de gozo en su seno y ella quedó llena del
Espíritu Santo.
Considera la precisión y exactitud de cada
una de las palabras: Isabel fue la primera en oír la voz, pero Juan fue el
primero en experimentar la gracia, porque Isabel escuchó según las facultades
de la naturaleza, pero Juan, en cambio, se alegró a causa del misterio. Isabel
sintió la proximidad de María, Juan la del Señor; la mujer oyó la salutación de
la mujer, el hijo sintió la presencia del Hijo; ellas proclaman la gracia,
ellos, viviéndola interiormente, logran que sus madres se aprovechen de este
don hasta tal punto que, con un doble milagro, ambas empiezan a profetizar por
inspiración de sus propios hijos.
El niño saltó de gozo y la madre fue llena
del Espíritu Santo, pero no fue enriquecida la madre antes que el hijo, sino
que, después que fue repleto el hijo, quedó también colmada la madre. Juan
salta de gozo y María se alegra en su espíritu. En el momento que Juan salta de
gozo, Isabel se llena del Espíritu, pero, sí observas bien, de María no se dice
que fuera llena del Espíritu, sino que se afirma únicamente que se alegró en su
espíritu (pues en ella actuaba ya el Espíritu de una manera incomprensible); en
efecto: Isabel fue llena del Espíritu después de concebir; María, en cambio, lo
fue ya antes de concebir, porque de ella se dice: Dichosa tú que has creído.
Pero también vosotros sois dichosos porque
habéis oído y creído, pues todo el que cree, como María, concibe y da a luz al
Verbo de Dios y proclama sus obras.
Que resida, pues, en todos el alma de María,
y que esta alma proclame la grandeza del Señor; que resida en todos el espíritu
de María, y que este espíritu se alegre en Dios; porque, si bien según la carne
hay sólo una madre de Cristo, según la fe Cristo es fruto de todos nosotros,
pues todo aquel que se conserva puro y vive alejado de los vicios, guardando
íntegra la castidad, puede concebir en sí la Palabra de Dios.
El que alcanza, pues, esta perfección
proclama, como María, la grandeza del Señor y siente que su espíritu, también
como el de María, se alegra en Dios, su salvador; así se afirma también en otro
lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor.
El Señor es engrandecido ciertamente, pero
no en el sentido de que reciba por medio de nuestras palabras algo que a él le
faltaba, sino porque con estas palabras él queda engrandecido en nosotros. En
efecto, porque Cristo es la imagen de Dios, cuando alguien actúa con piedad y
con justicia engrandece la imagen de Dios -pues todo hombre ha sido creado a su
imagen y semejanza- y, al engrandecer esta imagen, también él queda
engrandecido por una mayor participación de la grandeza divina.
RESPONSORIO Lc 1, 45.
46; Sal 65, 16
R. Dichosa tú que has creído, porque lo
que te ha dicho el Señor se cumplirá. Y dijo María: * «Proclama mi alma la
grandeza del Señor.»
V. Venid a escuchar, os contaré lo que
Dios ha hecho conmigo.
R. Proclama mi alma la grandeza del Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. El Señor está cerca, venid
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LA PENA QUE LA TIERRA SOPORTABA
La pena que la tierra soportaba,
a causa del pecado, se ha trocado
en canto que brota jubiloso
en labios de María pronunciado.
El sí de las promesas ha llegado,
la alianza se cumple, poderosa,
el Verbo eterno de los cielos
con nuestra débil carne se desposa.
Misterio que sólo la fe alcanza,
María es nuevo templo de la gloria,
rocío matinal, nube que pasa,
luz nueva en presencia misteriosa.
A Dios sea la gloria eternamente,
al Hijo suyo amado Jesucristo,
que quiso nacer para nosotros
y darnos su Espíritu divino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de
los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su
encuentro!
Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL
SEÑOR
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vigilia nocturna.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.
¡Cómo nos ha consumido tu cólera
y nos ha trastornado tu indignación!
Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos ante la luz de tu
mirada:
y todos nuestros días pasaron bajo tu
cólera,
y nuestros años se acabaron como un
suspiro.
Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.
¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido el peso de tu cólera?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos alegría, por los días en que nos
afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras
manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de
los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su
encuentro!
Ant 2. Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Cántico: CANTICO NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y
SALVADOR Is 42, 10-16
Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la
tierra;
muja el mar y lo que contiene,
las islas y sus habitantes;
alégrese el desierto con sus tiendas,
los cercados que habita Cadar;
exulten los habitantes de Petra,
clamen desde la cumbre de las montañas;
den gloria al Señor,
anuncien su alabanza en las islas.
El Señor sale como un héroe,
excita su ardor como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose valiente frente al enemigo.
«Desde antiguo guardé silencio,
me callaba y aguantaba;
mas ahora grito como la mujer cuando da a
luz,
jadeo y resuello.
Agostaré montes y collados,
secaré toda su hierba,
convertiré los ríos en yermo,
desecaré los estanques;
conduciré a los ciegos
por el camino que no conocen,
los guiaré por senderos que ignoran.
Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en llano.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Ant 3. Cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará fe en la tierra?
Salmo 134, 1-12 - HIMNO A DIOS POR SUS
MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará fe en la tierra?
LECTURA BREVE Is 7, 14b-15
Mirad: la Virgen ha concebido y dará a luz
un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel: «Dios-con-nosotros». Éste comerá
requesón y miel, hasta que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el
Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el
Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el
Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No temáis, dentro de cinco días
vendrá a vosotros el Señor, nuestro Dios.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No temáis, dentro de cinco días
vendrá a vosotros el Señor, nuestro Dios.
PRECES
Oremos, hermanos, a nuestro Señor
Jesucristo, que en su misericordia nos visita,
y digámosle con insistencia:
Ven, Señor Jesús.
Tú que viniste del seno del Padre para
revestirte de nuestra carne mortal,
libra de toda corrupción a nuestra
naturaleza caída.
Tú que cuando vengas al final de los
tiempos aparecerás glorioso ante tus elegidos,
al venir ahora muéstrate clemente y
compasivo con los pecadores.
Nuestra gloria, oh Cristo, es alabarte;
visítanos, pues, con tu salvación.
Tú Que por la fe nos has llevado a la luz,
haz que te agrademos también con nuestras
obras.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Pidamos que el reino de Dios llegue a
todos los hombres:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Los profetas anunciaron que el
Salvador nacería de María Virgen.
Salmo 118, 129-136 - MEDITACIÓN DE LA
PALABRA DE DIOS EN SU LEY
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes;
abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu
nombre;
asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine;
líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes;
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos
por los que no cumplen tu voluntad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 81 - INVECTIVAS CONTRA LOS JUECES
INICUOS
Dios se levanta en la asamblea divina,
rodeado de ángeles juzga:
«¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta,
poniéndoos de parte del culpable?
Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable.»
Ellos, ignorantes e insensatos, caminan a
oscuras,
mientras vacilan los cimientos del orbe.
Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos.»
Levántate, ¡oh Dios!, y juzga la tierra,
porque tú eres el dueño de todos los
pueblos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los profetas anunciaron que el
Salvador nacería de María Virgen.
LECTURA BREVE Is 2, 11
Los ojos orgullosos serán humillados, será
doblegada la arrogancia humana; sólo el Señor será ensalzado aquel día.
V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.
R. Los reyes del mundo tu gloria.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE
AFANA.
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María,
diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre
las mujeres.»
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL
SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra
parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra
parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el
monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas
tortuosas,
que los rechace el Señor con los
malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Ángel Gabriel saludó a María,
diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre
las mujeres.»
LECTURA BREVE Is 12, 2
Él es mi Dios y salvador: confiaré y no
temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor
a tu pueblo.
R. Visítanos con tu salvación.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este
saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin
perder mi virginidad.»
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA
NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL
SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las
entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL
JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. María dijo: «¿Qué significa este
saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin
perder mi virginidad.»
LECTURA BREVE Dn 9, 19
¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor,
atiende y obra! ¡No tardes más, por ti mismo, oh Dios mío, pues tu nombre se
invoca sobre tu pueblo!
V. Ven, Señor, y no tardes.
R. Perdona los pecados de tu pueblo.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESCUCHA, CASA DE DAVID
Escucha, casa de David:
La Virgen pura se halla encinta;
Dios la acaricia y la fecunda
y la hace Madre de la vida.
La Virgen grávida nos lleva
en el secreto de su dicha;
la Virgen fiel nos abre ruta
por su obediencia de discípula.
Espera en calma la agraciada,
con ella el mundo se arrodilla;
levanta el pobre la mirada,
con ella pide la venida.
Nacido en tiempos sin aurora,
el Hijo espera con María.
¡Oh Dios de amor, nuestra esperanza,
cambia tu espera en parusía!
¡A ti, Jesús, Hijo esperado,
aparecido en nuestros días,
con santo júbilo cantamos!
¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de
los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su
encuentro!
Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS
MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO.
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de
los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su
encuentro!
Ant 2. Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de
nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.
Ant 3. Cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará fe en la tierra?
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef
1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de
Cristo
con toda clase de bienes espirituales y
celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su
voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a
Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará fe en la tierra?
LECTURA BREVE 1 Co 4, 5
No juzguéis antes de tiempo; dejad que
venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y pondrá
al descubierto las intenciones del corazón. Entonces vendrá a cada uno su
alabanza de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los
ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los
ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los
ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh sol que naces de lo alto,
resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven a iluminar a los que viven en
tinieblas y en sombras de muerte.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh sol que naces de lo alto,
resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven a iluminar a los que viven en
tinieblas y en sombras de muerte.
PRECES
Roguemos, amados hermanos, a Jesucristo,
que nos salvó de las tinieblas de nuestros pecados, y con humildad
invoquémoslo, diciendo:
Ven, Señor Jesús.
Congrega, Señor, a todos los pueblos de la
tierra
y establece con todos tu alianza eterna.
Cordero de Dios, que viniste para quitar
el pecado del mundo,
purifícanos de nuestras faltas y pecados.
Tú que viniste a salvar lo que se había
perdido,
ven de nuevo para que no perezcan los que
salvaste.
Cuando vengas, danos parte en tu gozo
eterno,
pues ya desde ahora hemos puesto nuestra
fe en ti.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Tú que has de venir a juzgar a los vivos y
a los muertos,
recibe, entre tus elegidos, a nuestros
hermanos difuntos.
Digamos juntos con fe las palabras que
Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, acoge benignamente las plegarias de
tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal;
concédele que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, pueda también
alegrarse al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de
esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros
pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros,
hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA
PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en
misericordia.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS
DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te
invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan
contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi
vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y
misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se
avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en
misericordia.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la
salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que,
velando o durmiendo, vivamos junto con él.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Concede, Señor, a nuestros cuerpos
fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con
nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida
eterna. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una
noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y
ten piedad de nosotros, pecadores.
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