De la Solemnidad.
EL SANTÍSIMO
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (SOLEMNIDAD).
OFICIO
DE LECTURA
Si el Oficio de
Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo
del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. A Cristo el
Señor, el pan de vida, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN
A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Si antes del Oficio
de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AQUELLA
NOCHE SANTA
Aquella noche
santa,
te nos quedaste
nuestro,
con angustia tu
vida,
sin heridas tu
cuerpo.
Te nos quedaste
vivo,
porque ibas a ser
muerto;
porque iban a
romperte,
te nos quedaste
entero.
Gota a gota tu
sangre,
grano a grano tu
cuerpo:
un lagar y un
molino
en dos trozos de
leño.
Aquella noche
santa,
te nos quedaste
nuestro.
Te nos quedaste
todo:
amor y sacramento,
ternura
prodigiosa,
todo en ti, tierra
y cielo.
Te quedaste
conciso,
te escondiste
concreto,
nada para el
sentido,
todo para el
misterio.
Aquella noche
santa,
te nos quedaste
nuestro.
Vino de sed
herida,
trigo de pan
hambriento,
toda tu hambre
cercana,
tú, blancura de
fuego.
En este frío del
hombre
y en su labio
reseco,
aquella noche
santa,
te nos quedaste
nuestro.
Te adoro, Cristo
oculto,
te adoro, trigo
tierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Decid a los
invitados: «Tengo ya preparado el banquete, venid a las bodas.» Aleluya.
Salmo 22 - EL BUEN
PASTOR
El Señor es mi
Pastor, nada me falta:
en verdes praderas
me hace recostar;
me conduce hacia
fuentes tranquilas
y repara mis
fuerzas;
me guía por el
sendero justo,
por el honor de su
nombre.
Aunque camine por
cañadas oscuras,
nada temo, porque
tú vas conmigo:
tu vara y tu
cayado me sosiegan.
Preparas una mesa
ante mí
enfrente de mis
enemigos;
me unges la cabeza
con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu
misericordia me acompañan
todos los días de
mi vida,
y habitaré en la
casa del Señor
por años sin
término.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Decid a los
invitados: «Tengo ya preparado el banquete, venid a las bodas.» Aleluya.
Ant 2. El que
tenga sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna.
Salmo 41 - DESEO
DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO.
Como busca la
cierva
corrientes de
agua,
así mi alma te
busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a
ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son
mi pan
noche y día,
mientras todo el
día me repiten:
«¿Dónde está tu
Dios?»
Recuerdo otros
tiempos,
y mi alma
desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la
cabeza del grupo,
hacia la casa de
Dios,
entre cantos de
júbilo y alabanza,
en el bullicio de
la fiesta.
¿Por qué te
acongojas, alma mía,
por qué te me
turbas?
Espera en Dios,
que volverás a alabarlo:
«Salud de mi
rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se
acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y
el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a
otra sima
con voz de
cascadas:
tus torrentes y
tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará
misericordia,
de noche cantaré
la alabanza
del Dios de mi
vida.
Diré a Dios: Roca
mía,
¿por qué me
olvidas?
¿Por qué voy
andando sombrío,
hostigado por mi
enemigo?
Se me rompen los
huesos
por las burlas del
adversario;
todo el día me
preguntan:
«¿Dónde está tu
Dios?»
¿Por qué te
acongojas, alma mía,
por qué te me
turbas?
Espera en Dios,
que volverás a alabarlo:
«Salud de mi
rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que tenga
sed que venga a mí y que beba en la fuente eterna.
Ant 3. El Señor
nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel silvestre.
Salmo 80 - SOLEMNE
RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios,
nuestra fuerza;
dad vítores al
Dios de Jacob:
acompañad, tocad
los panderos,
las cítaras
templadas y las arpas;
tocad la trompeta
por la luna nueva,
por la luna llena,
que es nuestra fiesta;
porque es una ley
de Israel,
un precepto del
Dios de Jacob,
una norma
establecida para José
al salir de
Egipto.
Oigo un lenguaje
desconocido:
«Retiré sus
hombros de la carga,
y sus manos
dejaron la espuerta.
Clamaste en la
aflicción, y te libré,
te respondí oculto
entre los truenos,
te puse a prueba
junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo
mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me
escuchases, Israel!
No tendrás un dios
extraño,
no adorarás un
dios extranjero;
yo soy el Señor
Dios tuyo,
que te saqué del
país de Egipto;
abre tu boca y yo
la saciaré.
Pero mi pueblo no
escuchó mi voz,
Israel no quiso
obedecer:
los entregué a su
corazón obstinado,
para que
anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me
escuchase mi pueblo
y caminase Israel
por mi camino!:
en un momento
humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano
contra sus adversarios;
los que aborrecen
al Señor te adularían,
y su suerte
quedaría fijada;
te alimentaría con
flor de harina,
te saciaría con
miel silvestre.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos
alimentó con flor de harina, nos sació con miel silvestre.
V. La Sabiduría se
ha construido su casa. Aleluya.
R. Ha mezclado el
vino y puesto la mesa. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del
Éxodo 24, 1-11
VIERON AL SEÑOR Y
COMIERON Y BEBIERON EN SU PRESENCIA
En aquellos días,
dijo Dios a Moisés:
«Sube hacia mí con
Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, y prosternaos a
distancia. Después se acercará Moisés solo, ellos no se acercarán; tampoco el
pueblo subirá con ellos.»
Moisés bajó y
contó al pueblo todo lo que le había dicho el Señor, todos sus mandatos, y el
pueblo contestó a una:
«Haremos todo lo
que dice el Señor.»
Entonces Moisés
puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un
altar en la falda del monte, y doce estelas por las doce tribus de Israel.
Mandó luego a algunos jóvenes israelitas que ofreciesen holocaustos e inmolasen
vacas como sacrificio de comunión para el Señor. Después tomó la mitad de la
sangre y la echó en recipientes, y con la otra roció el altar. Tomó en seguida
el documento del pacto y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo
que manda el Señor y obedeceremos.»
Moisés tomó el
resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo:
«Ésta es la sangre
de la alianza que el Señor hace con vosotros, de acuerdo con todas estas
palabras.»
Subieron Moisés,
Aarón, Nadab, Abihú y los setenta ancianos de Israel, y vieron al Dios de
Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro, tan puro como el mismo
cielo cuando está sereno. Dios no extendió la mano contra los notables de
Israel, los cuales pudieron contemplar a Dios y después comieron y bebieron.
RESPONSORIO
Jn 6, 48. 49. 50. 51. 52
R. Yo soy el pan
de vida; vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; * éste es
el pan que baja del cielo para que quien lo coma no muera.
V. Yo soy el pan
vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan vivirá eternamente.
R. Éste es el pan
que baja del cielo para que quien lo coma no muera.
SEGUNDA LECTURA
De las Obras de
santo Tomás de Aquino, presbítero
(Opúsculo 57, En
la fiesta del Cuerpo de Cristo, lect. 1-4)
¡OH BANQUETE
PRECIOSO Y ADMIRABLE!
El Hijo único de
Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, tomó nuestra naturaleza, a
fin de que, hecho hombre, divinizase a los hombres.
Además, entregó
por nuestra salvación todo cuanto tomó de nosotros. Porque, por nuestra
reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a
Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño
sagrado que nos lava, para que fuésemos liberados de una miserable esclavitud y
purificados de todos nuestros pecados.
Pero, a fin de que
guardásemos por siempre jamás en nosotros la memoria de tan gran beneficio,
dejó a los fieles, bajo la apariencia de pan y de vino, su cuerpo, para que
fuese nuestro alimento, y su sangre, para que fuese nuestra bebida.
¡Oh banquete
precioso y admirable, banquete saludable y lleno de toda suavidad! ¿Qué puede
haber, en efecto, de más precioso que este banquete en el cual no se nos
ofrece, para comer, la carne de becerros o de machos cabríos, como se hacía antiguamente,
bajo la ley, sino al mismo Cristo, verdadero Dios?
No hay ningún
sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se
aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones
espirituales.
Se ofrece, en la
Iglesia, por los vivos y por los difuntos, para que a todos aproveche, ya que
ha sido establecido para la salvación de todos.
Finalmente, nadie
es capaz de expresar la suavidad de este sacramento, en el cual gustamos la
suavidad espiritual en su misma fuente y celebramos la memoria del inmenso y
sublime amor que Cristo mostró en su pasión.
Por eso, para que
la inmensidad de este amor se imprimiese más profundamente en el corazón de los
fieles, en la última cena, cuando después de celebrar la Pascua con sus
discípulos iba a pasar de este mundo al Padre, Cristo instituyó este sacramento
como el memorial perenne de su pasión, como el cumplimiento de las antiguas
figuras y la más maravillosa de sus obras; y lo dejó a los suyos como singular
consuelo en las tristezas de su ausencia.
RESPONSORIO
R. Reconoced en el
pan al mismo que pendió en la cruz; reconoced en el cáliz la sangre que brotó
de su costado. Tomad, pues, y comed el cuerpo de Cristo; tomad y bebed su
sangre. * Sois ya miembros de Cristo.
V. Comed el
vínculo que os mantiene unidos, no sea que os disgreguéis; bebed el precio de
vuestra redención, no sea que os depreciéis.
R. Sois ya
miembros de Cristo.
Himno: SEÑOR, DIOS
ETERNO
Señor, Dios
eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra
alabanza,
a ti, Padre del
cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti,
los ángeles te adoran
y cantan sin
cesar:
Santo, santo,
santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te
alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los
profetas te enaltece,
y el ejército
glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia
santa,
por todos los
confines extendida,
con júbilo te
adora y canta tu grandeza:
Padre,
infinitamente santo,
Hijo eterno,
unigénito de Dios,
santo Espíritu de
amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres
el Rey de la gloria,
tú el Hijo y
Palabra del Padre,
tú el Rey de toda
la creación.
Tú, para salvar al
hombre,
tomaste la
condición de esclavo
en el seno de una
virgen.
Tú destruiste la
muerte
y abriste a los
creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y
glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún
día,
como juez
universal.
Muéstrate, pues,
amigo y defensor
de los hombres que
salvaste.
Y recíbelos por
siempre allá en tu reino,
con tus santos y
elegidos.
La parte que sigue
puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo,
Señor,
y bendice a tu
heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por
siempre.
Día tras día te
bendeciremos
y alabaremos tu
nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de
pecado en este día.
Ten piedad de
nosotros, Señor,
ten piedad de
nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos
de ti.
A ti, Señor, me
acojo,
no quede yo nunca
defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo el
Señor, el pan de vida, venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos
al Señor,
demos vítores a la
Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo con
cantos.
Porque el Señor es
un Dios grande,
soberano de todos
los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos
por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que él
guía.
Ojalá escuchéis
hoy su voz:
«No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando vuestros
padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta
años
aquella generación
me repugnó, y dije:
Es un pueblo de
corazón extraviado,
que no reconoce mi
camino;
por eso he jurado
en mi cólera
que no entrarán en
mi descanso»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: SIN DEJAR
LA DERECHA DE SU PADRE
Sin dejar la
derecha de su Padre,
y para consumar su
obra divina,
el sumo Verbo, que
ha venido al mundo,
llega al fin a la
tarde de su vida.
Antes de ser, por
uno de los suyos,
dado a quienes la
muerte le darían,
en el vital
banquete del cenáculo
se dio a los suyos
como vianda viva.
Se dio a los
suyos, bajo dos especies,
en su carne y su
sangre sacratísimas,
a fin de alimentar
en cuerpo y alma
a cuantos hombres
en este mundo habitan.
Se dio, naciendo,
como compañero;
comiendo, se
entregó como comida;
muriendo, se
empeñó como rescate;
reinando, como
premio se nos brinda.
Hostia de salvación,
que abres las puertas
celestes de la
gloria prometida:
fortalece y
socorre nuestras almas,
asediadas por
fuerzas enemigas.
Glorificada
eternamente sea
la perpetua
Deidad, que es una y trina,
y que ella
finalmente nos conceda,
en la patria sin fin,
vida infinita. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alimentaste
a tu pueblo con manjar de ángeles y les enviaste pan desde el cielo. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL
ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres
mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene
ansia de ti,
como tierra
reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré de
manjares exquisitos,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito
en ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de
tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida
a ti,
y tu diestra me
sostiene.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alimentaste a
tu pueblo con manjar de ángeles y les enviaste pan desde el cielo. Aleluya.
Ant 2. Los
sacerdotes consagrados ofrecen a Dios incienso y panes. Aleluya.
Cántico: TODA LA
CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas
del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid
al Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del
Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna,
bendecid al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y
nieves, bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra
al Señor,
ensálcelo con
himnos por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en
la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor.
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes
de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor
en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria
al Padre.
Ant. Los
sacerdotes consagrados ofrecen a Dios incienso y panes. Aleluya.
Ant 3. Al vencedor
le daré del maná escondido y un nombre nuevo. Aleluya.
Salmo 149 -
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre
Israel por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre
con danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor
ama a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar
venganza de los pueblos
y aplicar el
castigo a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al vencedor
le daré del maná escondido y un nombre nuevo. Aleluya.
LECTURA
BREVE Ml 1, 11
Desde el oriente
hasta el poniente es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se
ofrecerá incienso a mi nombre y una oblación pura, porque mi nombre es grande
entre las naciones -dice el señor de los ejércitos-.
RESPONSORIO BREVE
V. Sacas pan de
los campos. Aleluya, aleluya.
R. Sacas pan de
los campos. Aleluya, aleluya.
V. Y el vino que
alegra el corazón del hombre.
R. Aleluya,
aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sacas pan de
los campos. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy el pan
vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan vivirá eternamente.
Aleluya.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo.
suscitándonos una
fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de sus
santos profetas:
Es la salvación
que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de
todos los que nos odian;
ha realizado así
la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento que
juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos
que, libres de temor,
arrancados de la
mano de los enemigos,
le sirvamos con
santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño, te
llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a su
pueblo la salvación,
el perdón de sus
pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el
sol que nace de lo alto,
para iluminar a
los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino de
la paz.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy el pan
vivo bajado del cielo; todo el que coma de este pan vivirá eternamente.
Aleluya.
PRECES
Oremos, hermanos,
al Señor Jesús, pan de vida, y digamos llenos de gozo:
Dichosos los
invitados a comer el pan en tu reino.
Cristo Jesús,
sacerdote de la alianza nueva y eterna, que sobre el altar de la cruz
presentaste al Padre el sacrificio perfecto,
enséñanos a
ofrecerlo contigo en el sacrificio eucarístico.
Cristo, Señor
nuestro, rey supremo de justicia y de paz, que consagraste el pan y el vino
como símbolo de tu propia oblación,
enséñanos a
ofrecernos contigo al Padre en el sacrificio eucarístico.
Cristo Jesús,
verdadero adorador del Padre, cuyo sacrificio ofrece tu Iglesia desde la salida
del sol hasta el ocaso,
reúne en tu cuerpo
a los que alimentas de un mismo pan.
Cristo, Señor
nuestro, maná bajado del cielo, que alimentas a tu Iglesia con tu cuerpo y con
tu sangre,
fortalécenos con
este alimento en nuestro camino hacia el Padre.
Cristo Jesús,
huésped invisible de nuestro banquete, que estás junto a la puerta y llamas,
entra en nuestra
casa y cena con nosotros.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Pidamos al Padre,
como Cristo nos enseñó, nuestro pan de cada día:
Padre nuestro...
ORACION
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VEN
ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven, Espíritu
Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus
incendios nos abrasas:
renueva el alma de
este pueblo tuyo
que por mis labios
canta tu alabanza.
En sus fatigas
diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz,
vigor y gracia:
haz germinar la
caridad del Padre,
que engendra
flores y que quema zarzas.
Ven, Amor, que
iluminas el camino,
compañero divino
de las almas:
ven con tu viento
a sacudir al mundo
y a abrir nuevos
senderos de esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. He deseado
con ansia comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. Aleluya.
Salmo 117 I -
HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor
porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Diga la casa de
Israel:
eterna es su
misericordia.
Diga la casa de
Aarón:
eterna es su
misericordia.
Digan los fieles
del Señor:
eterna es su
misericordia.
En el peligro
grité al Señor,
y me escuchó,
poniéndome a salvo.
El Señor está
conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme
el hombre?
El Señor está
conmigo y me auxilia,
veré la derrota de
mis adversarios.
Mejor es
refugiarse en el Señor
que fiarse de los
hombres,
mejor es
refugiarse en el Señor
que confiar en los
magnates.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 II
Todos los pueblos
me rodeaban,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban
cerrando el cerco,
en el nombre del
Señor los rechacé;
me rodeaban como
avispas,
ardiendo como
fuego en las zarzas,
en el nombre del
Señor los rechacé.
Empujaban y
empujaban para derribarme,
pero el Señor me
ayudó;
el Señor es mi
fuerza y mi energía,
él es mi
salvación.
Escuchad: hay
cantos de victoria
en las tiendas de
los justos:
«La diestra del
Señor es poderosa,
la diestra del
Señor es excelsa,
la diestra del
Señor es poderosa.»
No he de morir,
viviré
para contar las
hazañas del Señor.
Me castigó, me
castigó el Señor,
pero no me entregó
a la muerte.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 III
Abridme las
puertas del triunfo,
y entraré para dar
gracias al Señor.
Esta es la puerta
del Señor:
los vencedores
entrarán por ella.
Te doy gracias
porque me escuchaste
y fuiste mi
salvación.
La piedra que
desecharon los arquitectos
es ahora la piedra
angular.
Es el Señor quien
lo ha hecho,
ha sido un milagro
patente.
Éste es el día en
que actuó el Señor:
sea nuestra
alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la
salvación;
Señor, danos
prosperidad.
Bendito el que
viene en nombre del Señor,
os bendecimos
desde la casa del Señor;
el Señor es Dios:
él nos ilumina.
Ordenad una
procesión con ramos
hasta los ángulos
del altar.
Tú eres mi Dios,
te doy gracias;
Dios mío, yo te
ensalzo.
Dad gracias al
Señor porque es bueno,
porque es eterna
su misericordia.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. He deseado
con ansia comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. Aleluya.
LECTURA
BREVE Sb 16, 20
Alimentaste a tu
pueblo con manjar de ángeles, les enviaste desde el cielo un pan ya preparado,
que podía brindar todas las delicias y satisfacer todos los gustos.
V. Me acercaré al
altar de Dios. Aleluya.
R. Recibiré a
Cristo, que es mi alegría. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE MUNDO
DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la felicidad
que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante sol
al mediodía.
Así el poder de tu
presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo y
una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de
nuestra historia,
no tardes en venir
gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra
vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mientras
estaban cenando, Jesús tomó pan y, habiendo pronunciado la bendición, lo partió
y lo dio a sus discípulos. Aleluya.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas
en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las manos
de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las manos
de su señora,
así están nuestros
ojos
en el Señor, Dios
nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma está
saciada
del sarcasmo de
los satisfechos,
del desprecio de
los orgullosos.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su ira
contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
como presa a sus
dientes;
hemos salvado la
vida como un pájaro
de la trampa del
cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es
el nombre del Señor,
que hizo el cielo
y la tierra.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en
el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está
asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor rodea a
su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el cetro
de los malvados
sobre el lote de
los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros de
corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el
Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mientras
estaban cenando, Jesús tomó pan y, habiendo pronunciado la bendición, lo partió
y lo dio a sus discípulos. Aleluya.
LECTURA
BREVE Pr 9, 1-2
La Sabiduría se ha
construido su casa, plantando siete columnas; ha preparado el banquete, ha
mezclado el vino y puesto la mesa.
V. Les enviaste
pan desde el cielo. Aleluya.
R. Que puede
brindar todas las delicias. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH JESÚS,
QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que en
tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu
gran misericordia,
y tu fuerza nos
das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en
tu obra salvadora,
y, al llegar a la
tarde de la vida,
en gozo eterno el
Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a
ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su
sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo que
al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Reconocieron a Jesús, el Señor, al partir el pan. Aleluya.
Salmo 125 - DIOS,
ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor
cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los gentiles
decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha estado
grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los torrentes
del Negueb.
Los que sembraban
con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver, vuelven
cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se cansan
los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano vigilan
los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis hasta
muy tarde,
los que coméis el
pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus
amigos mientras duermen!
La herencia que da
el Señor son los hijos;
una recompensa es
el fruto de las entrañas:
son saetas en mano
de un guerrero
los hijos de la
juventud.
Dichoso el hombre
que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su adversario
en la plaza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ
DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que
teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del fruto
de tu trabajo,
serás dichoso, te
irá bien;
tu mujer, como una
vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos, como
renuevos de olivo,
alrededor de tu
mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te
bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días de
tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reconocieron
a Jesús, el Señor, al partir el pan. Aleluya.
LECTURA
BREVE Hch 2, 42. 47
Los hermanos eran
constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la
fracción del pan y en las oraciones. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía
general del pueblo.
V. Quédate con
nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque atardece
y el día va ya declinando. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al
Señor.
R. Demos gracias a
Dios.
II
VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PUBLICA,
LENGUA Y CANTA
Publica, lengua, y
canta
el misterio del
cuerpo glorioso
y de la sangre
santa
que dio por mi
reposo
el fruto de aquel
vientre generoso.
A todos nos fue
dado,
de la Virgen
purísima María
por todos
engendrado;
y mientras acá
vivía
su celestial
doctrina esparcía.
De allí en nueva
manera
dio fin maravilloso
a su jornada
la noche ya
postrera,
la noche deseada,
estando ya la cena
aparejada.
Convida a sus
hermanos,
y, cumplida la
sombra y ley primero,
con sus sagradas
manos
por el legal
cordero
les da a comer su
cuerpo verdadero.
Aquella criadora
Palabra, con
palabra, sin mudarse,
lo que era pan
agora
en carne hace
tornarse
y el vino en
propia sangre trastornarse.
Y puesto que el
grosero
sentido se
acobarda y desfallece,
el corazón insano
por eso no
enflaquece,
porque la fe le
anima y favorece.
Honremos pues,
echados
por tierra, tan
divino sacramento,
y queden
desechados,
pues vino el
cumplimiento,
los ritos del
antiguo Testamento.
Y si el sentido
queda
pasmado de tan
alta y nueva cosa,
lo que él no puede
pueda,
ose lo que él no
osa,
la fe determinada
y animosa.
¡Gloria al
Omnipotente,
y al gran
Engendrador y al Engendrado,
y al inefablemente
de entrambos
inspirado
igual loor, igual
honor sea dado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo, el
Señor, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, ofreció pan y vino.
Salmo 109, 1-5. 7
- EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor
a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.»
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores
sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.»
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote
eterno
según el rito de
Melquisedec.»
El Señor a tu
derecha, el día de su ira,
quebrantará a los
reyes.
En su camino
beberá del torrente,
por eso levantará
la cabeza.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo, el
Señor, sacerdote eterno según el rito de Melquisedec, ofreció pan y vino.
Ant 2. Alzaré la
copa de la salvación y te ofreceré un sacrificio de alabanza.
Salmo 115 - ACCIÓN
DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun
cuando dije:
«¡Qué desgraciado
soy!»
Yo decía en mi
apuro:
«Los hombres son
unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al
Señor
todo el bien que
me ha hecho?
Alzaré la copa de
la salvación,
invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo.
Vale mucho a los
ojos del Señor
la vida de sus
fieles.
Señor, yo soy tu
siervo,
siervo tuyo, hijo
de tu esclava:
rompiste mis
cadenas.
Te ofreceré un
sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor.
Cumpliré al Señor
mis votos
en presencia de
todo el pueblo,
en el atrio de la
casa del Señor,
en medio de ti,
Jerusalén.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alzaré la
copa de la salvación y te ofreceré un sacrificio de alabanza.
Ant 3. Señor, tú
eres el camino, tú eres la verdad, tú eres la vida del mundo.
Cántico: LAS BODAS
DEL CORDERO - Cf. Ap 19, 1-2, 5-7
El cántico
siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es
cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo
al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios
son verdaderos y justos.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor
sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que les
teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Porque reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y
gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya,
(aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del
cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha
embellecido.
R. Aleluya,
(aleluya).
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú
eres el camino, tú eres la verdad, tú eres la vida del mundo.
LECTURA
BREVE 1Co 11, 23-25
Yo recibí del
Señor lo que, a mi vez, os he trasmitido: que Jesús, el Señor, en la noche en
que iba a ser entregado, tomó pan y, después de pronunciar la Acción de
Gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo, que se da por vosotros. Haced
esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Cada vez que la
bebáis hacedlo en memoria mía.»
RESPONSORIO BREVE
V. Les ha dado pan
del cielo. Aleluya, aleluya.
R. Les ha dado pan
del cielo. Aleluya, aleluya.
V. El hombre ha
comido pan de ángeles.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Les ha dado pan
del cielo. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh sagrado
banquete en que Cristo se da como alimento! En él se renueva la memoria de su
pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la futura gloria.
Aleluya.
Cántico de María.
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su misericordia
llega a sus fieles
de generación en
generación.
El hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del trono
a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo,
acordándose de su
misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh sagrado
banquete en que Cristo se da como alimento! En él se renueva la memoria de su
pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la futura gloria.
Aleluya.
PRECES
Acudamos a Cristo,
que invita a todos a su cena y en ella entrega su cuerpo y su sangre para la
vida del mundo; digámosle:
Cristo, pan bajado
del cielo, danos la vida eterna.
Cristo, Hijo de
Dios vivo, que nos mandaste celebrar la eucaristía como memorial tuyo,
enriquece a tu
Iglesia con la celebración de tus misterios.
Cristo, Señor
nuestro, sacerdote único del Dios altísimo, que has querido que tus ministros
te representaran en la cena eucarística,
haz que los que
presiden nuestras asambleas imiten en su manera de vivir lo que celebran en el
sacramento.
Cristo, maná bajado
del cielo, que haces un solo cuerpo de cuantos participan de un mismo pan,
aumenta la unidad
y la concordia entre los que creen en ti.
Cristo Jesús,
médico enviado por el Padre, que por el pan de la eucaristía nos das el remedio
de la inmortalidad y el germen de la resurrección,
da salud a los
enfermos y esperanza a los pecadores.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Cristo Señor, rey
al que esperamos, tu que nos mandaste celebrar la eucaristía para anunciar tu
muerte y pedir tu retorno,
haz participar en
tu resurrección a los que han muerto estando en tu amor.
Pidamos al Padre,
como Cristo nos enseñó, nuestro pan de cada día:
Padre nuestro...
ORACION
Señor nuestro
Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu
pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de
tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del
descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven
en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos, habiendo
llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos
sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante
Dios todopoderoso
y ante vosotros,
hermanos,
que he pecado
mucho
de pensamiento,
palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis
por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE INCLINA
YA MI FRENTE
Se inclina ya mi
frente,
sellado está el
trabajo;
Señor, tu pecho
sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al amparo
del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA
SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío
en ti.»
Él te librará de
la red del cazador,
de la peste
funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo
y armadura.
No temerás el
espanto nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Tan sólo abre tus
ojos
y verás la paga de
los malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al
Altísimo por defensa.
No se te acercará
la desgracia,
ni la plaga
llegará hasta tu tienda,
porque a sus
ángeles ha dado órdenes
para que te
guarden en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no
tropiece en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones
y dragones.
«Se puso junto a
mí: lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en
la tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré;
lo saciaré de
largos días,
y le haré ver mi
salvación.»
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al amparo del
Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA
BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro
del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán
luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y
reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu
siervo irse en paz,
porque mis ojos
han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar
a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te
pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la
resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos
levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA
SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de
los cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario