domingo, 21 de diciembre de 2014

22 DE DICIEMBRE LUNES IV DE ADVIENTO

 

 

MARIA CORAZON INMACULADO

 

 

Del propio del día - Salterio IV

 

 

OFICIO DE LECTURA

 

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

 

Himno: ALEGRÍA DE NIEVE

 

Alegría de nieve

por los caminos.

Todo espera la gracia

del Bien Nacido.

 

Miserables los hombres,

dura la tierra.

Cuanta más nieve cae,

más cielo cerca.

 

La tierra tan dormida

ya se despierta.

Y hasta el hombre más muerto

se despereza.

 

Ya los montes se allanan

y las colinas,

y el corazón del hombre

vuelve a la vida.

 

Gloria al Padre y al Hijo,

gloria al Espíritu,

que han mirado a la tierra

compadecidos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Que bueno es el Dios de Israel para los justos.

 

Salmo 72 I - POR QUÉ SUFRE EL JUSTO

 

¡Qué bueno es Dios para el justo,

el Señor para los limpios de corazón!

 

Pero yo por poco doy un mal paso,

casi resbalaron mis pisadas:

porque envidiaba a los perversos,

viendo prosperar a los malvados.

 

Para ellos no hay sinsabores,

están sanos y engreídos;

no pasan las fatigas humanas

ni sufren como los demás.

 

Por eso su collar es el orgullo,

y los cubre un vestido de violencia;

de las carnes les rezuma la maldad,

el corazón les rebosa de malas ideas.

 

Insultan y hablan mal,

y desde lo alto amenazan con la opresión.

Su boca se atreve con el cielo,

y su lengua recorre la tierra.

 

Por eso mi pueblo se vuelve a ellos

y se bebe sus palabras.

Ellos dicen: «¿Es que Dios lo va a saber,

se va a enterar el Altísimo?»

Así son los malvados:

siempre seguros, acumulan riquezas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Que bueno es el Dios de Israel para los justos.

 

Ant 2. Su risa se convertirá en llanto, y su alegría en tristeza.

 

Salmo 72 II

 

Entonces, ¿para qué he limpiado yo mi corazón

y he lavado en la inocencia mis manos?

¿Para qué aguanto yo todo el día

y me corrijo cada mañana?

 

Si yo dijera: «Voy a hablar como ellos»,

renegaría de la estirpe de tus hijos.

 

Meditaba yo para entenderlo,

pero me resultaba muy difícil;

hasta que entré en el misterio de Dios,

y comprendí el destino de ellos.

 

Es verdad: los pones en el resbaladero,

los precipitas en la ruina;

en un momento causan horror,

y acaban consumidos de espanto.

 

Como un sueño al despertar, Señor,

al despertarte desprecias sus sombras.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Su risa se convertirá en llanto, y su alegría en tristeza.

 

Ant 3. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, pues los que se alejan de ti se pierden.

 

Salmo 72 III

 

Cuando mi corazón se agriaba

y me punzaba mi interior,

yo era un necio y un ignorante,

yo era un animal ante ti.

 

Pero yo siempre estaré contigo,

tú tomas mi mano derecha,

me guías según tus planes,

y me llevas a un destino glorioso.

 

¿No te tengo a ti en el cielo?;

y contigo, ¿qué me importa la tierra?

Se consumen mi corazón y mi carne

por Dios, mi herencia eterna.

 

Sí: los que se alejan de ti se pierden;

tú destruyes a los que te son infieles.

 

Para mí lo bueno es estar junto a Dios,

hacer del Señor mi refugio,

y proclamar todas tus acciones

en las puertas de Sión.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, pues los que se alejan de ti se pierden.

 

V. Escuchad, naciones, la palabra del Señor.

R. Y proclamadla en todos los confines de la tierra.

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Isaías 43, 1-13

 

LIBERACIÓN DE ISRAEL

 

Así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel:

 

«No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará; cuando pases por el fuego, no te quemarás, la llama no te abrasará.

 

Porque yo, el Señor, soy tu Dios; el Santo de Israel es tu salvador. Como rescate tuyo entregué a Egipto, a Etiopía y Saba a cambio de ti; porque eres de gran precio a mis ojos, eres valioso, y yo te amo; entregué hombres a cambio de ti, pueblos a cambio de tu vida: no temas, que contigo estoy yo.

 

Desde oriente traeré a tu estirpe, desde occidente te reuniré. Diré al Norte: "Entrégalo"; al Sur: "No lo retengas"; tráeme a mis hijos de lejos, y a mis hijas, del confín de la tierra; a todos los que llevan mi nombre, a los que creé para mi gloria, a los que hice y formé.»

 

Sacad al pueblo ciego, aunque tiene ojos; a los sordos, aunque tienen oídos; que se reúnan las naciones y se junten los pueblos: ¿Quién de ellos puede contárnoslo, o informarnos de predicciones pasadas? Que presenten testigos para justificarse, que los oigamos, y diremos: «Es verdad.»

 

Vosotros sois mis testigos -oráculo del Señor-, y mis siervos, a quienes escogí, para que supierais y me creyerais, para que comprendierais que soy yo. Antes de mí no existía ningún dios, y después de mí ninguno habrá: Yo, yo soy el Señor; fuera de mí no hay salvador. Yo predije y salvé; yo anuncié, y no teníais dios extranjero. Vosotros sois mis testigos -oráculo del Señor-; yo soy Dios, desde siempre lo soy. No hay quien libre de mi mano; lo que yo hago, ¿quién lo deshará?

 

RESPONSORIO    Is 43, 10; Jn 3, 31. 32

 

R. Vosotros sois mis testigos -oráculo del Señor-, y mis siervos, a quienes escogí, * para que supierais y me creyerais, para que comprendierais que soy yo.

V. El que ha venido del cielo está por encima de todos y habla como testigo de cosas que ha visto y oído.

R. Para que supierais y me creyerais, para que comprendierais que soy yo.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Del Comentario de san Beda el Venerable, presbítero, sobre el evangelio de san Lucas

(Libro 1, 46-55: CCL 120, 37-39)

 

MAGNIFICAT

 

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.»

 

«El Señor -dice- me ha engrandecido con un don tan magnífico e inaudito que no se puede explicar con palabras humanas, y el mismo corazón con todo su amor apenas puede llegar a comprenderlo. Por lo tanto, me entrego con todas mis fuerzas a la alabanza y a la acción de gracias, contemplando la grandeza de aquel que es eterno, y gustosamente le consagro mi vida, sentimientos y pensamientos, porque mi espíritu se alegra en la divinidad eterna de Jesús, es decir, del Salvador, que se ha revestido de mi carne y reposa en mi seno.»

 

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

Estas palabras se relacionan con el comienzo del cántico, donde se dice: Proclama mi alma la grandeza del Señor. Sin duda que sólo aquel en quien el Poderoso hace obras grandes sabrá proclamar dignamente la grandeza del Señor y podrá exhortar a los que, como él, se sienten enriquecidos por Dios, diciendo: Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.

 

Pues el que no proclama la grandeza del Señor, sabiendo que es infinita, y no bendice su nombre será el último en el reino de los cielos. Se dice que su nombre es santo porque, por su inmenso poder, trasciende toda creatura y está infinitamente por encima de todas las cosas creadas.

 

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia. Con toda propiedad el cántico llama siervo o niño del Señor a Israel, pues, para salvarlo, Dios lo acogió como se acoge a un niño obediente y humilde, según aquello que dice Oseas: Cuando Israel era un niño yo lo amé.

 

Porque quien no quiere humillarse no puede tampoco ser salvado ni decir con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, pues, el que se haga pequeño tal como este niño será el más grande en el reino de los cielos.

 

Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Al hablar aquí de la descendencia de Abraham no se refiere a la descendencia según la carne, sino según el espíritu, es decir, no sólo habla de aquellos que han sido engendrados según la carne, sino también de todos aquellos que han seguido los pasos de Abraham por medio de la circuncisión de la fe. Porque Abraham creyó cuando estaba en la circuncisión y, ya entonces, su fe le fue tenida en cuenta para la justificación.

 

Por lo tanto la venida del Salvador fue prometida a Abraham y a su descendencia por siempre, es decir, a los hijos de la promesa, de quienes se dice: Si sois de Cristo sois por lo mismo descendencia de Abraham, herederos según la promesa.

 

Con razón la madre del Señor y la madre de Juan se adelantaron con sus respectivas profecías al nacimiento de sus hijos; con ello, de la misma forma que el pecado comenzó por la mujer, también por la mujer se inicia la salvación, y la vida, que fue perdida por el engaño que sedujo a una sola mujer, es ahora devuelta al mundo por la profecía de dos mujeres que compiten en su empeño por anunciar la salvación.

 

RESPONSORIO    Lc 1, 48-50

 

R. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, * porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

V. y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

R. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. El Señor está cerca, venid adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: QUE VIENE CRISTO REPITEN.

 

Que viene Cristo repiten

con su clamor los profetas,

previniendo que la gracia

de la redención se acerca.

 

Se anuncia nuestro mañana,

los corazones se alegran,

anunciadores de gloria

miles de voces resuenan.

 

Fue el primer advenimiento

no de castigo ni de pena,

sino por curar heridas

salvando a quién pereciera.

 

Mas que ha de venir de nuevo

su venida nos alerta,

a coronar a los justos

y a darles la recompensa.

 

Luz perenne se nos brinda,

la salvación centellea,

y un resplandor nos convoca

a las mansiones etéreas.

 

Oh Cristo, anhelamos verte

cual Dios en visión perpetua,

porque este gozo será

bienaventuranza eterna. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su encuentro!

 

Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR

 

Señor, tú has sido nuestro refugio

de generación en generación.

 

Antes que naciesen los montes

o fuera engendrado el orbe de la tierra,

desde siempre y por siempre tú eres Dios.

 

Tú reduces el hombre a polvo,

diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»

Mil años en tu presencia

son un ayer, que pasó;

una vigilia nocturna.

 

Los siembras año por año,

como hierba que se renueva:

que florece y se renueva por la mañana,

y por la tarde la siegan y se seca.

 

¡Cómo nos ha consumido tu cólera

y nos ha trastornado tu indignación!

Pusiste nuestras culpas ante ti,

nuestros secretos ante la luz de tu mirada:

y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,

y nuestros años se acabaron como un suspiro.

 

Aunque uno viva setenta años,

y el más robusto hasta ochenta,

la mayor parte son fatiga inútil,

porque pasan aprisa y vuelan.

 

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,

quién ha sentido el peso de tu cólera?

Enséñanos a calcular nuestros años,

para que adquiramos un corazón sensato.

 

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?

Ten compasión de tus siervos;

por la mañana sácianos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

 

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,

por los años en que sufrimos desdichas.

Que tus siervos vean tu acción,

y sus hijos tu gloria.

 

Baje a nosotros la bondad del Señor

y haga prósperas las obras de nuestras manos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su encuentro!

 

Ant 2. Cantad al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.

 

Cántico: CANTICO NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y SALVADOR Is 42, 10-16

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;

muja el mar y lo que contiene,

las islas y sus habitantes;

 

alégrese el desierto con sus tiendas,

los cercados que habita Cadar;

exulten los habitantes de Petra,

clamen desde la cumbre de las montañas;

den gloria al Señor,

anuncien su alabanza en las islas.

 

El Señor sale como un héroe,

excita su ardor como un guerrero,

lanza el alarido,

mostrándose valiente frente al enemigo.

 

«Desde antiguo guardé silencio,

me callaba y aguantaba;

mas ahora grito como la mujer cuando da a luz,

jadeo y resuello.

 

Agostaré montes y collados,

secaré toda su hierba,

convertiré los ríos en yermo,

desecaré los estanques;

conduciré a los ciegos

por el camino que no conocen,

los guiaré por senderos que ignoran.

Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,

lo escabroso en llano.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cantad al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.

 

Ant 3. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

 

Salmo 134 1-12 - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

 

Alabad el nombre del Señor,

alabadlo, siervos del Señor,

que estáis en la casa del Señor,

en los atrios de la casa de nuestro Dios.

 

Alabad al Señor porque es bueno,

tañed para su nombre, que es amable.

Porque él se escogió a Jacob,

a Israel en posesión suya.

 

Yo sé que el Señor es grande,

nuestro dueño más que todos los dioses.

El Señor todo lo que quiere lo hace:

en el cielo y en la tierra,

en los mares y en los océanos.

 

Hace subir las nubes desde el horizonte,

con los relámpagos desata la lluvia,

suelta a los vientos de sus silos.

 

Él hirió a los primogénitos de Egipto,

desde los hombres hasta los animales.

Envió signos y prodigios

-en medio de ti, Egipto-

contra el Faraón y sus ministros.

 

Hirió de muerte a pueblos numerosos,

mató a reyes poderosos:

a Sijón, rey de los amorreos;

a Hog, rey de Basán,

y a todos los reyes de Canaán.

Y dio su tierra en heredad,

en heredad a Israel, su pueblo.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

 

LECTURA BREVE   Is 45, 8

 

Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

V. Su gloria aparecerá sobre ti.

R. Amanecerá el Señor.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis oídos, la criatura ha dado saltos de contento en mi seno. Aleluya.

 

PRECES

 

Imploremos, hermanos, a Dios Padre, que ha enviado a su Hijo para salvar al mundo, y digámosle suplicantes:

 

Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

Padre lleno de amor, no permitas que nuestra vida y nuestras obras rechacen a Cristo, tu enviado,

pues nuestra lengua lo proclama con fe plena.

 

Tú que enviaste a tu Hijo para salvación de los hombres,

aleja de nuestra nación y del mundo entero toda desgracia y todo dolor.

 

Que la tierra entera se alegre por la venida de tu Hijo,

experimentando cada día más la felicidad que en ti se encierra.

 

Concédenos, por tu misericordia, llevar ya desde ahora una vida sobria y religiosa,

mientras aguardamos la dichosa esperanza, la aparición gloriosa de Jesucristo.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Con el gozo que nos da el saber que Cristo viene para hacernos hijos de Dios, digamos al Padre:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

 

El trabajo, Señor, de cada día

nos sea por tu amor santificado,

convierte su dolor en alegría

de amor, que para dar tú nos has dado.

 

Paciente y larga es nuestra tarea

en la noche oscura del amor que espera;

dulce huésped del alma, al que flaquea

dale tu luz, tu fuerza que aligera.

 

En el alto gozoso del camino,

demos gracias a Dios, que nos concede

la esperanza sin fin del don divino;

todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

Salmo 118, 129-136 - MEDITACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS EN SU LEY

 

Tus preceptos son admirables,

por eso los guarda mi alma;

la explicación de tus palabras ilumina,

da inteligencia a los ignorantes;

abro la boca y respiro,

ansiando tus mandamientos.

 

Vuélvete a mí y ten misericordia,

como es tu norma con los que aman tu nombre;

asegura mis pasos con tu promesa,

que ninguna maldad me domine;

líbrame de la opresión de los hombres,

y guardaré tus decretos.

 

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

enséñame tus leyes;

arroyos de lágrimas bajan de mis ojos

por los que no cumplen tu voluntad.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 81 - INVECTIVAS CONTRA LOS JUECES INICUOS

 

Dios se levanta en la asamblea divina,

rodeado de ángeles juzga:

«¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta,

poniéndoos de parte del culpable?

 

Proteged al desvalido y al huérfano,

haced justicia al humilde y al necesitado,

defended al pobre y al indigente,

sacándolos de las manos del culpable.»

 

Ellos, ignorantes e insensatos, caminan a oscuras,

mientras vacilan los cimientos del orbe.

 

Yo declaro: «Aunque seáis dioses,

e hijos del Altísimo todos,

moriréis como cualquier hombre,

caeréis, príncipes, como uno de tantos.»

 

Levántate, ¡oh Dios!, y juzga la tierra,

porque tú eres el dueño de todos los pueblos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Los profetas anunciaron que el Salvador nacería de María Virgen.

 

LECTURA BREVE   Mi 5, 4-5a

 

El jefe de Israel se alzará y pastoreará el rebaño con el poder del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará él grande hasta los confines de la tierra, y él será nuestra paz.

 

V. Los gentiles temerán tu nombre, Señor.

R. Los reyes del mundo tu gloria.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH SEÑOR, DIOS ETERNO Y BONDADOSO

 

Oh Señor, Dios eterno y bondadoso,

tú diriges los tiempos y la vida;

son por ti luminosas las mañanas,

con tu sol das el fuego al mediodía.

 

Que tu paz se derrame en nuestras almas

y que apague el ardor de la discordia;

que descansen los cuerpos fatigados,

anhelando el reposo de tu gloria.

 

Tu amistad danos, Padre omnipotente,

sea Cristo la senda que sigamos,

ilumine el Espíritu el desierto

en que todos a ti peregrinamos. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

 

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,

 

como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

 

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

-que lo diga Israel-,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.

 

Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.

 

Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

 

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no tiembla, está asentado para siempre.

 

Jerusalén está rodeada de montañas,

y el Señor rodea a su pueblo

ahora y por siempre.

 

No pesará el cetro de los malvados

sobre el lote de los justos,

no sea que los justos extiendan

su mano a la maldad.

 

Señor, concede bienes a los buenos,

a los sinceros de corazón;

y a los que se desvían por sendas tortuosas,

que los rechace el Señor con los malhechores.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Ángel Gabriel saludó a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.»

 

LECTURA BREVE   Ag 2, 7.10

 

Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero y en este sitio daré la paz -oráculo del Señor de los ejércitos-.

 

V. Acuérdate de nosotros, Señor, por amor a tu pueblo.

R. Visítanos con tu salvación.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: OH DIOS, TENAZ VIGOR DE TODA COSA

 

Oh Dios, tenaz vigor de toda cosa,

que inmóvil en ti mismo permaneces,

y que el orden del tiempo determinas

por medio de la luz que nace y muere.

 

Dígnate concedernos, en la tarde,

Luz con que nuestra vida nunca cese,

y haz que el bien infinito de la gloria

siga a la gracia de una santa muerte.

 

Glorificado seas, Jesucristo,

nacido del más puro y santo vientre,

y que sean también glorificados

el Padre y el Espíritu por siempre. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María dijo: «¿Qué significa este saludo? Me quedo perpleja ante estas palabras de que daré a luz un Rey sin perder mi virginidad.»

 

LECTURA BREVE   Ml 4, 2

 

A los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en los rayos; vosotros saldréis brincando como terneros del establo -dice el Señor de los ejércitos-.

 

V. Ven Señor, y no tardes.

R. Perdona los pecados de tu pueblo.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: ESCUCHA, CASA DE DAVID

 

Escucha, casa de David:

La Virgen pura se halla encinta;

Dios la acaricia y la fecunda

y la hace Madre de la vida.

 

La Virgen grávida nos lleva

en el secreto de su dicha;

la Virgen fiel nos abre ruta

por su obediencia de discípula.

 

Espera en calma la agraciada,

con ella el mundo se arrodilla;

levanta el pobre la mirada,

con ella pide la venida.

 

Nacido en tiempos sin aurora,

el Hijo espera con María.

¡Oh Dios de amor, nuestra esperanza,

cambia tu espera en parusía!

 

¡A ti, Jesús, Hijo esperado,

aparecido en nuestros días,

con santo júbilo cantamos!

¡Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su encuentro!

 

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO.

 

Dad gracias al Señor porque es bueno:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Dios de los dioses:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Señor de los señores:

porque es eterna su misericordia.

 

Sólo él hizo grandes maravillas:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hizo sabiamente los cielos:

porque es eterna su misericordia.

 

El afianzó sobre las aguas la tierra:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hizo lumbreras gigantes:

porque es eterna su misericordia.

 

El sol que gobierna el día:

porque es eterna su misericordia.

 

La luna que gobierna la noche:

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Mirad, vendrá el Señor, príncipe de los reyes de la tierra; ¡dichosos los que están preparados para salir a su encuentro!

 

Ant 2. Cantad al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.

 

Salmo 135 II

 

El hirió a Egipto en sus primogénitos:

porque es eterna su misericordia.

 

Y sacó a Israel de aquel país:

porque es eterna su misericordia.

 

Con mano poderosa, con brazo extendido:

porque es eterna su misericordia.

 

Él dividió en dos partes el mar Rojo:

porque es eterna su misericordia.

 

Y condujo por en medio a Israel:

porque es eterna su misericordia.

 

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:

porque es eterna su misericordia.

 

Guió por el desierto a su pueblo:

porque es eterna su misericordia.

 

Él hirió a reyes famosos:

porque es eterna su misericordia.

 

Dio muerte a reyes poderosos:

porque es eterna su misericordia.

 

A Sijón, rey de los amorreos:

porque es eterna su misericordia.

 

Y a Hog, rey de Basán:

porque es eterna su misericordia.

 

Les dio su tierra en heredad:

porque es eterna su misericordia.

 

En heredad a Israel, su siervo:

porque es eterna su misericordia.

 

En nuestra humillación se acordó de nosotros:

porque es eterna su misericordia.

 

Y nos libró de nuestros opresores:

porque es eterna su misericordia.

 

Él da alimento a todo viviente:

porque es eterna su misericordia.

 

Dad gracias al Dios del cielo:

porque es eterna su misericordia.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cantad al Señor un cántico nuevo, llegue su alabanza hasta el confín de la tierra.

 

Ant 3. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

 

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

 

Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

 

El nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.

 

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.

 

Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

 

Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?

 

LECTURA BREVE   St 5, 7-8. 9b

 

Aguardad con paciencia, hermanos, hasta la manifestación del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra. Lo va aguardando pacientemente, hasta que la tierra reciba las lluvias tempranas y las tardías. Aguardad también vosotros con toda paciencia, fortaleced vuestros corazones, porque la manifestación del Señor está ya cerca. Mirad que el juez está a las puertas.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Que brille tu rostro y nos salve.

R. Señor Dios de los ejércitos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Oh Rey de las naciones y deseado de los pueblos, piedra angular de la Iglesia que haces de dos pueblos uno solo, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

 

PRECES

 

Oremos, hermanos, a Cristo el Señor, que por nosotros se anonadó a sí mismo, y digámosle confiados:

 

Ven, Señor Jesús.

 

Señor Jesús, que con tu encarnación has salvado al mundo,

purifica nuestras almas y nuestros cuerpos de todo pecado.

 

No permitas que aquellos a quienes llamas hermanos por tu encarnación

se alejen de ti por el pecado.

 

No permitas que aquellos a quienes has salvado con tu venida

merezcan ser castigados en el día de tu juicio.

 

Cristo Jesús, que nunca alejas de nosotros tu bondad y tu amor,

haz que alcancemos la corona inmarcesible de gloria.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Te encomendamos, Señor, a nuestros hermanos que han sido separados temporalmente de su cuerpo;

haz que, muertos para el mundo, vivan eternamente para ti.

 

Movidos por la fe, invoquemos a Dios Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que, compadecido del hombre caído y sentenciado a muerte, quisiste redimirlo con la venida de tu Hijo, concede a los que en esta Navidad han de postrarse ante él con humildad, para adorarlo hecho niño en Belén, que merezcan gozar eternamente de la compañía de su redentor. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

COMPLETAS

(Oración antes del descanso nocturno)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

EXAMEN DE CONCIENCIA

 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

 

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

Himno: CUANDO ACABAMOS EL DÍA

 

Cuando acabamos el día

te suplicamos, Señor,

nos hagas de centinela

y otorgues tu protección.

 

Que te sintamos: contigo

sueñe nuestro corazón

para cantar tus loores

de nuevo al salir el sol.

 

Danos vida saludable,

alienta nuestro calor,

tu claridad ilumine

la oscuridad que llegó.

 

Dánoslo, Padre piadoso,

por Jesucristo, el Señor,

que reina con el Espíritu

Santo vivificador. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

 

Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.

 

Inclina tu oído, Señor; escúchame,

que soy un pobre desamparado;

protege mi vida, que soy un fiel tuyo;

salva a tu siervo, que confía en ti.

 

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,

que a ti te estoy llamando todo el día;

alegra el alma de tu siervo,

pues levanto mi alma hacia ti;

 

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,

rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,

atiende a la voz de mi súplica.

 

En el día del peligro te llamo,

y tú me escuchas.

No tienes igual entre los dioses, Señor,

ni hay obras como las tuyas.

 

Todos los pueblos vendrán

a postrarse en tu presencia, Señor;

bendecirán tu nombre:

«Grande eres tú, y haces maravillas;

tú eres el único Dios.»

 

Enséñame, Señor, tu camino,

para que siga tu verdad;

mantén mi corazón entero

en el temor de tu nombre.

 

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;

daré gloria a tu nombre por siempre,

por tu grande piedad para conmigo,

porque me salvaste del abismo profundo.

 

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,

una banda de insolentes atenta contra mi vida,

sin tenerte en cuenta a ti.

 

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,

lento a la cólera, rico en piedad y leal,

mírame, ten compasión de mí.

 

Da fuerza a tu siervo,

salva al hijo de tu esclava;

dame una señal propicia,

que la vean mis adversarios y se avergüencen,

porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 9-10

 

Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.

 

RESPONSORIO BREVE

 

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

 

Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,

 

porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos

 

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 

ORACION

 

OREMOS,

Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

BENDICIÓN

 

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.

 

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.

 

Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.

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